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El último gran malo de la televisión fue el inolvidable Luciano Salerno en Ricos y famosos, en 1996, la tira de Canal 9 que le dio fama y lo villanizó para el público; y Alberto Lombardo, en Montecristo, en 2006 por Telefe, como un apropiador de bebés durante la dictadura militar que tenía a su servicio a Lisandro, el matón que componía Roberto Carnaghi. Pero también compuso al comisario “bueno”, Mario Falcone, de 22, el loco, la telenovela de Pol-ka, por El Trece, en 2001, que protagonizó Adrián Suar.
En cine, su última aparición fue en Tiempo de valientes (Damián Szifrón, 2005) en la que interpretó a otro de sus malvados, Lebonian. Su primera aparición en la pantalla grande había sido en Operación Masacre (Jorge Cedrón, 1972) y en El pibe cabeza (Leopoldo Torre Nilsson, 1975).
Fuente: Crítica de la Argentina