Por: Arturo Guardiola - Director Periodístico de Los Andes
La revista Rumbos del domingo 7 de junio pasado abordaba como nota de tapa el desarrollo de la minería en la Argentina y reflejaba la opinión de algunos profesionales que cuestionan ciertos aspectos ambientales de la explotación minera. Sin embargo, la publicación no pudo llegar a los lectores de la provincia de San Juan.
El Diario de Cuyo tomó la decisión empresarial de no entregarla con la edición de ese día porque consideró que el texto incurría en graves errores y no reunía el nivel profesional adecuado. Por su parte, los ejemplares que circulan habitualmente con diario Los Andes fueron sustraídos por manos anónimas.
A partir de ese momento, la cuestión de fondo dejó de ser si la minería se desarrolla como corresponde o si resulta verdaderamente rentable en términos sociales y económicos, o si aquella nota respondía a los parámetros adecuados de calidad periodística.
El tema que hoy realmente preocupa a Los Andes es que la libertad de prensa ha sufrido un grave menoscabo y ha sido conculcada en forma arbitraria y forzada. Preocupa que exista en el país un clima social e institucional propicio para que sucedan hechos como el que sufrió en su propia edición en la provincia de San Juan, cualquiera sea la opinión que nos merezca la nota que contenía su revista o cualquiera fuese el entramado de intereses en juego y la legitimidad de los mismos. El precio de la libertad puede resultarnos mucho más alto que todas las riquezas que genere la minería o la más próspera actividad económica.
Ha dicho Adepa (Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina) en la editorial de su revista de este mes: “Nuestro mejor aliado es el público que nos alienta con su fidelidad. Si la Constitución consagra el derecho de prensa como una libertad estratégica, que el Estado no puede reglamentar, ¿con qué fundamento podría cercenarse al público el derecho de recibir toda la información? El público debe decidir lo que quiere y lo que no acepta. El público y solamente el público puede hacerlo, pues constituye el motor fundamental de la dinámica de la comunicación”.
Los Andes tiene plena confianza en la capacidad que el pueblo de San Juan tiene para discernir lo que conviene a sus intereses y lo que quiere leer o no. Fue justamente de las entrañas de la tierra sanjuanina que nació aquella sentencia, que el genio de Sarmiento puso en la piedra: “Bárbaros, las ideas no se matan”.
Nos hemos demorado nuevamente en este triste episodio -y abusado de la paciencia de nuestros lectores- con motivo del cuestionamiento que a través de una solicitada publicada en Diario de Cuyo formuló a Los Andes una empresa comercial denominada Unión de Vendedores de Diarios SRL, que distribuye diarios y revistas en la provincia de San Juan.
En esa solicitada se sostiene que Los Andes no dijo la verdad cuando informó que la revista Rumbos no circuló normalmente en San Juan. Manifiestan, además, que este diario le atribuyó a esa empresa comercial la responsabilidad de no haber entregado la revista y finalmente que se usó a esa firma para denunciar a nivel nacional una editora local. Entendemos que se refieren a Diario de Cuyo.
Al respecto, sólo nos queda ratificar lo que este diario ya publicó en sus páginas. Que la revista Rumbos no circuló normalmente en San Juan ese domingo 7 de junio ni con Diario de Cuyo ni con los ejemplares de Los Andes. Lo saben los lectores de esta provincia.
También saben que nunca atribuimos responsabilidad a la Unión de Vendedores de Diarios SRL, sino que recibimos versiones cruzadas de esta empresa y de los canillitas en cuanto a la responsabilidad por lo sucedido. Y por último, que Los Andes jamás denunció a editora alguna ni a Diario de Cuyo, a nivel nacional ni a ningún otro nivel y por ninguna vía ni a través de sus páginas.