El especialista sostiene que la decisión de coordinar una política con Brasil para implementar la televisión digital será positiva si se define un modelo de servicios que favorezca la inclusión social y se aprovechan las posibilidades de desarrollo industrial.
Por Fernando Krakowiak
Luis Valle es director del Posgrado en Televisión Digital de la Universidad de Palermo y docente de la Facultad de Ingeniería de la UBA. En diálogo con Páginai12, aseguró que la decisión de coordinar una política conjunta con Brasil para la implementación de la televisión digital terrestre será positiva si se define un modelo de servicios que favorezca la inclusión social y se aprovechan las posibilidades de desarrollo industrial que ofrece el nuevo dispositivo tecnológico. “En los ’90, cuando se digitalizó la telefonía, las empresas no sólo trajeron ingenieros y tecnología desde Europa sino hasta las cuadrillas de operarios, porque decían que nuestros obreros no sabían empalmar fibra óptica. Ahora tendríamos que tratar de hacer algo un poco más inteligente y capacitar a los trabajadores para apuntalar el desarrollo digital”, sostuvo. Además, aclaró que “esa tarea la tiene que hacer el Estado porque si fuera por el mercado, no habría televisión digital gratuita”.
–Antes de elegir la norma japonesa, Brasil hizo pruebas técnicas de laboratorio y de campo. ¿El Gobierno argentino hizo lo mismo?
–Hasta ahora no hizo nada.
–Sin embargo, parece decidido a optar por el estándar japonés.
–Creo que no tiene mucho sentido para un país latinoamericano ponerse a evaluar qué norma es mejor porque se necesitaría mucho dinero para hacerlo y las diferencias van a terminar siendo mínimas. Además, aunque descubriéramos cuál es mejor desde el punto de vista electrónico, tal vez no es la que más conviene porque hay otros factores a tomar en cuenta. Que no se hayan hecho pruebas no implica que la decisión del Gobierno vaya a ser mala.
–Tal vez lo tecnológico no sea definitorio, pero tampoco se conoce cuál es el modelo de servicios que se quiere impulsar.
–Falta una discusión amplia sobre el tema. Hay un montón de cuestiones para debatir y acordar y si la norma se elige ahora, todo eso se va a tener que hacer después. Por ejemplo, hay que empezar a capacitar gente porque no va a ser fácil desplegar la televisión digital en Argentina. Esa tarea la tiene que hacer el Estado porque si fuera por el mercado, no habría televisión digital gratuita. No la impulsan ni el Grupo Clarín ni Telefónica, que son los dos principales operadores.
–¿Por qué?
–Porque Clarín privilegia la televisión por cable y a Telefónica lo que le interesa es dar servicios de televisión a través del ADSL.
–Para eso necesitan tecnología digital.
–Sí, pero es independiente de la discusión actual porque lo que se está eligiendo ahora es el estándar para la televisión gratuita. Lo que pasa es que si la televisión digital gratuita mejora mucho, le va a quitar clientes a todo lo que sea pago. Lo positivo es que va a aumentar la inclusión social, pero eso nunca lo va a hacer el mercado. La televisión digital debe ser una política de Estado. Con el país extenso que tenemos, habría que hacer un buen plan para Canal 7, más ahora que Brasil está avanzando exitosamente, pues algunas zonas de frontera van a captar su televisión. Estos temas nunca se discutieron seriamente. Es más, la palabra digital en el sitio del Comfer apareció recién hace un año. Antes no se podía encontrar nada sobre televisión digital.
–En marzo de 2006 el Gobierno creó una comisión de estudio de los sistemas de televisión digital encargada de recomendar el estándar técnico.
–Se reunió sólo dos veces, la última en abril.
–¿Elevó algún tipo de recomendación?
–Ninguna.
–En la resolución de creación de esa comisión se afirma que para la elección de la norma se tomarían en cuenta pautas económicas como inversión, generación de empleo, transferencia de tecnología y pago de royalties.
–Las pautas están bien y espero que se estén considerando en esta negociación con Brasil.
–Los promotores de la norma europea advierten que no conviene elegir el estándar japonés porque los decodificadores que va a tener que comprar la población cuestan más de 100 dólares, mientras que los europeos se consiguen a 30 dólares porque ya se están fabricando para 119 países y eso permite reducir costos.
–Eso no es un problema porque si un país está desarrollando una tecnología nueva, es lógico que al principio salga más caro, pero es un costo que se paga para tener una tecnología propia.
–¿Por qué propia? Brasil adoptó el estándar japonés.
–Adoptó la norma japonesa, pero los receptores que se venden en Japón no sirven en Brasil. Modificó el sistema operativo y la tecnología de compresión. Lo inteligente sería que Argentina pueda incorporarse a los grupos de trabajo que tiene Brasil con nuestros profesionales y participar en ese desarrollo.
–¿Conviene desarrollar esa tecnología teniendo en cuenta nuestra economía de escala?
–Podemos comprar lo que hacen los yanquis y los europeos, pero nunca vamos a desarrollar nuestra industria. Entonces cerremos la Facultad de Ingeniería. La apuesta de Brasil es no perder el tren. Ya que no somos países chicos tendríamos que aprovechar la llegada de la televisión digital para hacer algo propio. En los ’90, cuando se digitalizó la telefonía, las empresas no sólo trajeron ingenieros y tecnología desde Europa sino hasta las cuadrillas de operarios porque decían que nuestros obreros no sabían empalmar fibra óptica. Ahora tendríamos que tratar de hacer algo un poco más inteligente y capacitar a los trabajadores para apuntalar el desarrollo digital. Hace diez días estuve en un congreso de la Sociedad de Ingenieros en Televisión de Brasil y parece el primer mundo. Hay un montón de ingenieros jóvenes trabajando y da gusto ver cómo el ministro de Comunicaciones brasileño promociona la tecnología de Brasil.
–¿Qué puede aportar la Argentina?
–Tendríamos que tratar de ayudar a Brasil. Hacer aplicaciones en castellano. Tratar de vender el estándar al resto de los países latinoamericanos. Nosotros nos consideramos muy poca cosa, pero el PIB artístico per cápita de Argentina es mucho mayor que el de Brasil. Ahí tenemos un punto fuerte donde podemos complementar a lo brasileño. Hay que formar equipos, pero no veo que se esté haciendo.
–Otro cuestionamiento que se le formula a la norma japonesa es que no es compatible con los celulares que se comercializan en el mercado local.
–Si se elige la norma japonesa, las empresas de celulares van a terminar sacando una versión adaptada. Ese no es un problema. Además, el sistema japonés permite recibir en los celulares televisión en forma gratuita porque al poner transmisores de la norma japonesa ya está incluida la transmisión a los móviles, no es como el europeo que hay que poner un equipo adicional. En Europa, los transmisores que ponen en las estaciones son DBV-T y cuando se quiere transmitir a los handies hay que poner un transmisor adicional, un DBV-H. Lo que dicen es que si se adopta la norma europea las televisoras van a poner el DBV-T y las empresas de telecomunicaciones serían las encargadas de poner el DBV-H. Por eso quedaría manejado por los celulares.
–Si se elige una norma, ¿las otras quedan erradicadas?
–Para la televisión gratuita sí porque es el Estado el que tiene que determinar un estándar, pero para televisión móvil no. Podría ser que los canales de aire usen el estándar japonés y uno pueda recibir en forma gratuita en los celulares la televisión de aire, pero también podría haber otros canales que tengan DBV-H pago por suscripción. Podrían convivir.
–La televisión digital va a permitir ofrecer varios canales en el ancho de banda que hoy ocupa un canal analógico. ¿Quién va a garantizar la programación de esos canales?
–El Canal Encuentro es una buena opción. Demuestra que el Estado no siempre hace las cosas mal. Tendría que elaborarse un proyecto para tener varios canales públicos y hacer un diseño para todo el país que considere la inclusión social. Se puede elaborar un plan de teleeducación.
–¿Qué va a pasar en el ancho de banda que tienen los canales privados?
–Por empezar, nosotros tenemos como canales de aire gratuitos los que se transmiten en la frecuencia VHF, pero en todo el mundo la televisión digital se está desarrollando en los canales de UHF. El problema es que en nuestro país esos canales fueron concesionados para televisión paga.
–¿Por qué?
–Es un invento argentino. Otros países, previendo la televisión digital, hicieron una reserva de esos canales, pero acá se los asignaron a empresas privadas en 1998 y la mayoría ni siquiera está transmitiendo. Lo que hay que hacer es recuperar algunos de esos canales anulando las licencias. Son 48 canales de UHF.
–Si no se quitan esas licencias, ¿dónde se puede operar?
–Sólo en VHF y ahí tiene una ventaja la norma estadounidense ATSC, que tiene equipo para el VHF mientras que las otras normas no lo tienen.
–¿Por qué no sirve el japonés?
–No hay disponibilidad en el mercado de equipamiento para ofrecer televisión de aire en esa frecuencia. Habría que fabricarlos especialmente para la Argentina.
–¿Pero están por elegir ese estándar?
–Es una buena pregunta. Por eso los japoneses están pidiendo un canal de UHF para hacer pruebas. En la frecuencia que hoy utilizan los canales de aire, la norma japonesa no sirve.
–Entonces, se supone que si van a elegir la norma japonesa alguna licencia de las 48 que otorgaron van a revocar.
–Exactamente.
Fuente: PáginaI12