La tendencia de los diarios argentinos a hacer títulos principales de tapa sobre la base de fuentes anónimas volvió a entregar muestras en los últimos días.
El domingo, La Nación editó en lo alto de su tapa “En el vuelo de Antonini Wilson llegaron otros US$ 4.200.000”, información apoyada en “dos fuentes que protagonizan el caso”, que el diario no identificó.
La Nación ni siquiera matizó los datos poniendo el verbo en potencial. Clarín tituló ayer “Antonini podría venir a declarar al país por la valija”. El sustento informativo estuvo en “una fuente de inteligencia de EE.UU.”, que el diario tampoco identificó. Al menos el matutino sí usó el potencial.
El domingo, en tanto, Perfil editó como título principal “Ahora Suiza investiga a la empresa del tren bala por sobornos en la Argentina”. En la bajada, usó el potencial para afirmar que “el juez Ernest Roduner tendría indicios de pagos de coimas”.
El periódico mencionó como fuente a “denuncias e investigaciones judiciales en curso”. Como se dijo hace diez días en DsD, el hecho de hacer un título principal con fuente anónima genera sospechas sobre el porqué de ese anonimato. Cualquier lector, al no advertir claramente el origen de la información, puede pensar –y tener razón- que en realidad el diario está siendo utilizado por algún sector que quiere enviar un mensaje sin “poner la cara”. Queda claro que es importante que esa información se publique, pero la pregunta es si el diario debería darle el título principal de su tapa.
No es un problema de los periodistas que firman la nota, sino de los editores que la jerarquizan.
Fuente: DsD