Con la designación de Tristán Bauer como nuevo titular del Sistema Nacional de Medios Públicos se ha abierto una perspectiva altamente favorable para la recuperación de Canal 7 de televisión como un efectivo instrumento de difusión cultural. En los últimos tiempos, a pesar del uso reiterado que se hizo del eslogan que define a esa emblemática y tradicional emisora como el exponente natural de una supuesta "televisión pública", Canal 7 estuvo lejos de cumplir satisfactoriamente esa elevada misión.
A menudo se incurre en una peligrosa equivocación cuando se invoca la finalidad que deben cumplir los medios de comunicación del Estado. Se confunde el interés cultural o educativo del conjunto de la sociedad con el efímero y transitorio interés político de los gobernantes de turno.
El concepto de "televisión pública" cobra sentido cuando se transmite a los usuarios, por ese medio, un conjunto de mensajes e informaciones de naturaleza cultural que contribuyen de manera notoria a su mejor formación educativa e intelectual o a su elevación y dignificación espiritual. El concepto, en cambio, se desnaturaliza y hasta se envilece cuando detrás del material que se pone en pantalla asoma una clara intención de divulgar concepciones ideológicas o políticas que se corresponden neta y claramente con el interés específico del gobierno de turno.
Tiene sentido hablar de "televisión pública" cuando se privilegia la divulgación de imágenes o conceptos que apuntan a brindar un servicio de información cultural aséptico y despojado de toda intención demagógica, como es -por ejemplo- el que se proporciona habitualmente en los múltiples establecimientos públicos del sistema educativo.
La idea de la "televisión pública", en cambio, se desvirtúa por completo cuando se descubre, en los distintos programas difundidos por el canal estatal, una clara intención panfletaria, destinada a fortalecer o proteger un determinado interés político.
Tristán Bauer ha cumplido una eficiente tarea como director del canal de televisión Encuentro, producido en el ámbito del Ministerio de Educación de la Nación. El material difundido por esa señal se ha caracterizado permanentemente por su seriedad y por su rigor educativo. Canal 7, en cambio, ha servido muchas veces como pretexto para el desarrollo de campañas propagandísticas de inocultable intención ideológica.
Por eso los cambios operados recientemente en las esferas directivas del canal oficial -y, especialmente, la nueva función directiva que se le ha encomendado a Tristán Bauer- invitan a esperar una evolución positiva, que favorezca la existencia de una auténtica "televisión pública", identificada con la difusión de elementos culturales y alejados de toda manipulación político-partidaria o ideológica.
Cabe esperar que la seriedad y el profesionalismo del nuevo director se impongan frente a las presiones políticas que apuntarán a que Canal 7 sea una emisora representativa de los intereses efímeros y cambiantes de los gobiernos de turno y no de los intereses permanentes del Estado.
La "televisión pública", por definición y por naturaleza, debe ser de todos. Es inadmisible que se dedique insidiosamente a reflejar los puntos de vista de una fracción determinada del espectro social o político.
Es deseable que, en su nueva etapa, Canal 7 responda a esa concepción y que su mensaje cultural esté destinado de manera inequívoca, y sin exclusiones, al conjunto de la sociedad.
Fuente: Diario La Nación