sábado, 1 de noviembre de 2025

Leila Guerriero: El poder y la obediencia

Ganó Milei, pero en mi calle siguen los sintecho de siempre y los profesores, jubilados y médicos continúan con ingresos de miseria
Javier Milei celebraba la victoria de su partido, La Libertad Avanza, en las legislativas celebradas el 26 de octubre

Por: Leila Guerriero

El 26 de octubre hubo elecciones legislativas en la Argentina. Seguí las noticias desde el aeropuerto JFK de la Corporación del Norte, gobernada por un hombre de pelo confuso que dijo que en la Argentina estamos casi muertos y que, para revivirnos, aportará 20.000 millones de su moneda local, aporte condicionado a que en estas elecciones triunfara el oficialismo que gobierna la Franquicia del Sur (los antiguos llamaban a eso “extorsión”; ahora se hace sin problemas). Al llegar a Buenos Aires supe que el oficialismo había ganado con más del 40% de los votos y derrotado al partido opositor que gobernó durante décadas (que nos dejó, hay que suponer, en la situación zombi consignada por el líder de la Corporación del Norte).

Yo, en mi condición de moribunda sudaca, había estado en la Feria del Libro Nueva York, ciudad cuya belleza me pone triste —¿qué grado de belleza se puede soportar sin compartirla con un ser querido?—, así que cuando llegué a la Franquicia del Sur me dije que, en mi ausencia, algo debía haber cambiado para que el oficialismo ganara de manera tan contundente. Pero en mi calle estaban los homeless de siempre, los profesores, jubilados, médicos y científicos continuaban con ingresos de miseria, etcétera. ¿Entonces?

Hay un poema de Adam Zagajewski: “No he escrito un solo poema / en meses. He vivido humildemente, leyendo el periódico, / reflexionando sobre el enigma del poder / y las razones de la obediencia”. Al final, el poema se arrebuja, precioso, en la más humana intimidad: “He dado largos paseos, / anhelando una sola cosa: / relámpagos, / transformación, / a ti”. Más allá de la tozudez prepotente de gobiernos anteriores, de la ferocidad matona de los actuales, queda eso: la ilusión de un acontecimiento, la esperanza de la transformación. Y vos, y tú, y usted: seres humanos que, parafraseando a Mary Oliver, hagan que todo lo que estaba roto se olvide de estar roto. Parece imposible. Quizás lo sea.
Foto: Cristina Sille - Agencia Reuters
Fuente: Diario El País

De la balacera al Senado: la apuesta electoral detrás de la masacre en Río de Janeiro

Este martes 28, Río de Janeiro vivió el operativo de seguridad más letal de su historia: la Operación Contención. El hecho expone el fracaso y la violencia estructural de la política de seguridad del Estado carioca y sume a la ciudad en un clima de terror, según denunciaron organizaciones de la sociedad civil de BrasilVecinos protestan mientras los cuerpos son alineados en la plaza São Lucas, en la favela Vila Cruzeiro, en el complejo Penha, Río de Janeiro, el 29 de octubre de 2025, tras la Operación Contención

La masacre en los complejos de favelas de Alemão y Penha, en la Zona Norte de Río, forma parte de una larga y trágica historia de asesinatos cometidos por fuerzas policiales estatales, muchas veces disfrazados de política pública. Hasta el momento, son cerca de 130 las personas asesinadas en un solo operativo, el más mortífero en la historia de Río de Janeiro.

La masiva pérdida de vidas reproduce el patrón de letalidad que caracteriza la gestión del gobernador Cláudio Castro, responsable de cuatro de las cinco operaciones más sangrientas de la historia reciente. Supera incluso sus propios récords, establecidos en Jacarezinho (2021) y Vila Cruzeiro (2022). Lo que Castro presentó como "el mayor operativo en la historia de Río" es, en realidad, una masacre perpetrada por el Estado brasileño.

El impacto político fue inmediato. En medio de un operativo policial cuestionado por su brutalidad, Cláudio Castro, cercano al bolsonarismo, se perfila como posible candidato al Senado y busca ganar visibilidad nacional de cara a las elecciones del próximo año.

En un escenario donde la derecha brasileña aún busca un liderazgo tras la inhabilitación de Jair Bolsonaro, y mientras el gobierno de Lula da Silva intenta reformar el sistema de seguridad pública sin recurrir a medidas militarizadas, la tensión entre seguridad, política y derechos humanos vuelve al centro del debate nacional.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó enérgicamente el altísimo número de muertes registradas durante la Operação de Contenção, y urgió al Estado brasileño a investigar de manera pronta, diligente e independiente los hechos, considerando toda la cadena de mando, sancionar a los responsables y garantizar reparación integral a las víctimas y sus familias.

Para comprender cómo este episodio puede incidir en la campaña electoral y qué impacto tiene en la relación entre los gobiernos estaduales y el federal, en las Señales conversamos con Caio Manhanelli, consultor político internacional y miembro de la Asociación Brasileña de Consultores Políticos.

¿Cómo se explica este operativo policial en Río en este momento político? ¿Fue una respuesta de seguridad o una jugada electoral?
Si vamos a lo simple, es una jugada electoral. Pero hay que contextualizarlo para no parecer que estamos dando una respuesta partidista. Río de Janeiro vive una situación de guerra desde hace décadas. El Comando Vermelho (CV) tiene unos cincuenta años: surge a mediados de los años setenta, en plena dictadura militar.

El CV se caracteriza por una estructura muy jerarquizada. Cuando un jefe muere, otro ocupa su lugar, pero a veces sin mantener el nombre original del grupo. Así, a lo largo de los años, fueron surgiendo otras facciones criminales que terminaron controlando distintas zonas de Río. Esa fue la realidad de las décadas del setenta, ochenta y noventa.

Entre los años ochenta y noventa aparece el Primeiro Comando da Capital (PCC), en São Paulo, con otra lógica: más de negocios, más de negociación que de guerra. El PCC fue ampliando su control sobre el narcotráfico en Brasil, especialmente en las fronteras con Paraguay, Bolivia y el norte de Argentina. Desde hace unos veinte años, el PCC ha extendido su influencia más allá de las fronteras brasileñas.

Pero en ese proceso también creó enemigos. Las facciones del norte y nordeste de Brasil rompieron con el PCC y adoptaron una lógica más violenta. Esas bandas se acercaron al Comando Vermelho, que comenzó a fortalecerse nuevamente, retomando influencia en el tráfico de drogas dentro de Brasil y participando también en el tráfico internacional, sobre todo en la región amazónica de la Triple Frontera de Leticia (donde confluyen Colombia, Brasil y Perú).

Mientras el PCC domina el corredor fronterizo Bolivia–Paraguay–Brasil y también parte de la conexión con Argentina, el Comando Vermelho tiene ascendencia sobre la zona de Leticia, un paso clave para el tráfico entre Perú, Colombia y Brasil por la Amazonía.

Esa nueva configuración fortaleció al Comando Vermelho, que empezó a regresar a su territorio de origen: Río de Janeiro. Allí buscó recuperar áreas que antes estaban bajo el control de las milicias.

¿Y quiénes son las milicias? También son organizaciones criminales, formadas en parte por agentes o exagentes de la policía, que combinan actividades legales e ilegales. Se sabe que las milicias han tenido vínculos con el entorno de Jair Bolsonaro y del gobernador Claudio Castro. Estas redes se financian a través de actividades criminales —incluido el tráfico de drogas— y han aportado recursos a campañas de políticos asociados con ellos.

El Comando Vermelho estaba retomando justamente esos territorios que antes controlaban las milicias. El operativo policial se desarrolló en esa zona: la región de Jacarepaguá. En la práctica, la policía utilizó la fuerza del Estado para eliminar a personas vinculadas al Comando Vermelho y limpiar el territorio, de modo que las milicias pudieran recuperar el control.

Por tanto, hay dos niveles en esta operación: uno vinculado al tráfico de drogas y otro claramente político. Claudio Castro aspira a ser candidato al Senado, y busca presentarse como "el gran cazador de bandidos", usando este discurso como bandera electoral.

Esta mañana, un periodista en Río contaba que mucha gente apoya este operativo. ¿Qué impacto tuvo la masacre, creés vos, en la opinión pública brasileña?
Es verdad. Cada nueva encuesta muestra que, por lo menos entre los cariocas, la mayoría evalúa positivamente la operación. En cierto modo, la consideran "exitosa" porque ya terminó y porque ahora hay una presencia del gobierno federal en el estado.

No se trata de una intervención federal directa, pero sí de una acción coordinada: el ministro de Justicia viajó a Río y participa en una oficina especial creada para combatir el crimen, con la expectativa de capturar a "Doca", el número dos del Comando Vermelho, que era el objetivo principal del megaoperativo del martes. Ese objetivo no se logró: se mataron a unas 130 personas, pero no se detuvo a Doca.

Eso genera sospechas. Hay una percepción fuerte de que parte de esta operación sirvió para "borrar archivos", es decir, eliminar a personas que sabían demasiado sobre los vínculos entre el narcotráfico y el poder político. Así, el operativo también habría tenido la función de silenciar testigos o intermediarios incómodos.
Familiares de fallecidos junto a los cuerpos hallados tras el megaoperativo policial en la favela de Penha, en Río de Janeiro

La presencia del gobierno federal y la integración de sus equipos con la inteligencia de la policía de Río apuntan a otro frente: investigar hasta qué punto la policía local está implicada en corrupción y si el operativo excedió los límites legales. De hecho, ya hay investigaciones abiertas en Brasil sobre estos abusos.

Ahora bien, la mayor parte de la población que no vivió directamente los tiroteos ni las muertes tiende a apoyar a Claudio Castro. Lo ven como el gobernador que "mata bandidos" y restablece el orden. Existe un sentimiento social muy extendido —y muy peligroso— según el cual las víctimas "eran delincuentes", y si no lo eran, "no importa, porque eran negros y pobres". Ese es el gran reflejo racista, egoísta y clasista de buena parte de la sociedad carioca en este momento.

¿Y el papel de Lula? Porque en su momento rechazó firmar el decreto que permite la intervención del Ejército. ¿Qué lectura política tiene esa decisión?
Es una cuestión compleja. Ese decreto se llama GLO, acrónimo de Garantía de Ley y Orden. Para entender la posición de Lula, hay que mirar cómo ha gestionado el tema de la seguridad pública desde que volvió al gobierno.

Primero, conviene decir algo: a Lula no le gusta hablar de seguridad pública. No es su tema. Cuando lo hace, suele relativizar, se le escapan frases fuera de contexto, y eso termina jugándole en contra. Por eso, él prefiere trabajar desde la institucionalidad, dejando que las instituciones funcionen, sin exponerse directamente.

En 2023, con mucha resistencia, Lula terminó firmando una GLO. En ese momento había una situación caótica en Río, cerca de fechas festivas y con un ambiente de tensión creciente. Finalmente se autorizó esa intervención federal temporal. La GLO establece que las Fuerzas Armadas pueden sustituir a las fuerzas estatales en determinadas zonas y durante un tiempo limitado, para garantizar la seguridad.

Pero esto tiene un costo político e institucional importante: cuando la Federación interviene la seguridad de un Estado, el mensaje implícito es que el gobernador no está cumpliendo con su función, que es incompetente para garantizar el orden público. Ese es el "recado institucional" que deja una GLO.

En 2023, esa intervención se realizó con el aval de Claudio Castro, aunque lo aceptó a regañadientes. Se delimitó claramente el territorio y el tiempo: los dos principales aeropuertos del país —Guarulhos (São Paulo) y Galeão (Río)— y los dos puertos más importantes —Santos y el de Río de Janeiro—.

El resultado fue sorprendente: un mes después, en diciembre, un jefe de milicia vinculado al Comando Vermelho se entregó sin que se disparara una sola bala. No hubo enfrentamientos ni muertes. Eso demostró que el narcotráfico puede combatirse con inteligencia, no necesariamente con violencia.

Porque, en el fondo, el narcotráfico es un negocio. Y como cualquier negocio, tiene puntos frágiles. En este caso, los puntos débiles son los canales de tránsito y exportación. Atacando esos eslabones —a través de operaciones financieras, de inteligencia y control logístico— se puede desarticular el sistema.

En 2025 se hizo algo similar en São Paulo: un megaoperativo que incautó más de un billón de reales al PCC (Primeiro Comando da Capital), sin disparar un solo tiro. Nadie murió, pero sí se desmanteló una estructura económica del crimen.

En cambio, Claudio Castro no quiere una intervención federal en Río, porque implicaría admitir su fracaso. Y Lula tampoco quiere imponerla, porque no es políticamente conveniente. Para ambos, mantener la situación actual es útil: Lula puede seguir diciendo "esta es la forma equivocada de hacer seguridad pública", y Castro puede sostener que "todo está bajo control".

En ese equilibrio, institucionalmente sale mejor parado el gobierno federal, porque no está obligado a intervenir mientras el gobernador —que es el responsable legal de la seguridad— no lo solicite. Ese es el escenario actual: una tensión política donde cada actor preserva su discurso, aunque la violencia siga cobrando vidas.

¿Cómo creés que sigue todo esto?
Hay dos líneas principales de desarrollo a partir de ahora. La primera tiene que ver con el ámbito judicial. La Corte Suprema brasileña quiere realizar una evaluación minuciosa del megaoperativo, sobre todo en lo relativo a los excesos cometidos. Hay denuncias de desfiguración de cuerpos para demorar su identificación, lo que ya constituye una violación grave de derechos humanos. Y cuando algunos dicen "¿derechos humanos para bandidos?", la respuesta es que no se trata solo de eso: también hablamos de los derechos de las personas que viven en esas comunidades, de quienes iban a trabajar o volvían a sus casas y quedaron atrapados en medio de un operativo pirotécnico, más pensado como espectáculo que como acción de seguridad.

El juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, ordenó que el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, preste declaraciones sobre la operación policial que dejó más de un centenar de muertos y que tenía como objetivo al Comando Vermelho. Además, exigió que la policía estatal adopte mecanismos que reduzcan la letalidad de sus intervenciones.

¿Por qué? Porque desde que Claudio Castro asumió el gobierno, en 2021, las operaciones policiales en Río se caracterizan por un nivel altísimo de muertes. Cada vez que la policía sube al morro, hay muertos: diez, veinte, y esta vez fueron más de ciento treinta. Es un patrón de violencia que ya había motivado acciones judiciales previas.

Por eso, el Supremo quiere saber si el pedido de ajuste de conducta impuesto a la policía carioca —que buscaba reducir la letalidad en sus operaciones— fue violado. Si se confirma, Claudio Castro podría enfrentar sanciones políticas, incluso la pérdida de derechos políticos por incumplimiento de una orden judicial. Esa es una línea: la del control institucional y la responsabilidad del gobernador.

La segunda línea es la del Ejecutivo federal. El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, está montando una oficina especial en conjunto con la inteligencia de la Policía Federal para dar seguimiento a la situación en Río. La idea es coordinar acciones y diseñar estrategias que reduzcan la violencia policial, apostando a métodos de investigación e inteligencia más sofisticados, menos letales y más eficientes.

El caso abre dos frentes: uno judicial, que puede tener consecuencias políticas para el gobierno de Río, y otro federal, que busca sentar las bases de un nuevo modelo de seguridad pública en Brasil, más racional y menos basado en la lógica de la guerra.

Escuchá la entrevista completa:
Fotos: Pablo Porciúncula - Agencia AFP, Ricardo Moraes - Agencia Reuters

jueves, 30 de octubre de 2025

Los despidos de Paramount TV golpean a CBS Entertainment, Paramount +, MTV y más


Por: Joe Otterson, Michael Schneider

Paramount ha iniciado su primera gran ronda de despidos después de la fusión de la compañía con Skydance, y el régimen de David Ellison ha reducido a varios ejecutivos en sus divisiones de televisión. Las redes lineales de transmisión y cable de Paramount se vieron duramente afectadas, con los departamentos de marketing, comunicaciones / relaciones públicas, asuntos comerciales y programación, todos viendo importantes recortes en el personal.

Variety ha confirmado que los recortes han impactado a Teri Fleming, vicepresidente ejecutivo y jefe de marketing de Paramount Global Content Distribution. Múltiples ejecutivos en el departamento actual de CBS Entertainment también han sido despedidos. Entre ellos se encuentran Pamela Soper y Amanda Palley, ambas vicepresidentes senior de programación actual.

En comunicaciones / PR, el equipo de Nueva York de CBS fue duramente golpeado; entre los que salen están el vicepresidente de comunicaciones de entretenimiento. En otro lugar, la vicepresidenta senior de comunicaciones de CBS Media Ventures, Leslie Ryan, ha sido despedida, al igual que Jennifer Weingroff, vicepresidenta senior de comunicaciones de Paramount Global Content Distribution.

En streaming, el vicepresidente ejecutivo de programación de Paramount+, Jeff Grossman, fue despedido, al igual que Patricia Kollappallil, vicepresidenta senior de comunicaciones corporativas del streamer.

Las redes de cable dentro de Paramount también han sido duramente golpeadas. MTV, que ya era una cáscara de la potencia que una vez fue, ha visto una variedad de despidos dentro de sus equipos de comunicaciones y talento. Wendy Plaut, vicepresidenta senior y jefa de música y talento de celebridades en MTV, ahora se ha ido. Del mismo modo, Amanda Culkowski, vicepresidenta de desarrollo de programas musicales y documentales para MTV/Paramount+, está fuera.

Amanda Culkowski, vicepresidenta de desarrollo de programas de música y documentales en MTV/Paramount +, también se ve afectada, al igual que Margaret Comeaux en CMT. Comeaux se desempeñó recientemente como vicepresidente senior de eventos musicales y producción en la red de música country.

Los recortes en redes como MTV y CMT se producen a medida que Paramount continúa poniendo fin a una división de talento una vez vibrante, cuando esas redes estaban mucho más centradas en la producción de series musicales originales.

Como Variety informó anteriormente, CBS News vio alrededor de 100 despidos, que incluyeron el cierre de la oficina de CBS News en Johannesburgo, Sudáfrica. La división también está reduciendo algunas de sus unidades al tiempo que cancela algunos de sus programas, incluidos los programas complementarios de transmisión a "CBS Evening News" y "CBS Mornings". El programa de CBS News para el sábado por la mañana también ha sido destripado en gran medida.

Alrededor de 1.000 empleados se vieron afectados por esta ronda de despidos, con otra ronda de aproximadamente 1.000 esperadas en las próximas semanas. Se cree que ese segundo lote está más centrado en las operaciones internacionales, ya que los despidos del miércoles cortan muchas de las operaciones domésticas de Paramount Skydance hasta los huesos.

"Es un baño de sangre", dijo un ejecutivo de Paramount Skydance a Variety el miércoles. "No sé quién se va a dejar para hacer el trabajo".

A medida que avanzaba el miércoles, todavía había mucho que no estaba claro en términos de cómo el personal restante podría ser reasignado alrededor de la compañía. Se espera que se elaboren nuevas estructuras organizativas en las próximas semanas dentro de las operaciones de televisión lineal y de transmisión de Paramount Skydance.

El presidente y CEO de Paramount Skydance, Ellison, envió un memorando al personal el miércoles con respecto a los despidos, que decían en parte: "En algunas áreas, estamos abordando los despidos que han surgido en toda la organización. En otros, estamos eliminando gradualmente los roles que ya no están alineados con nuestras prioridades en evolución y la nueva estructura diseñada para fortalecer nuestro enfoque en el crecimiento. En última instancia, estos pasos son necesarios para posicionar a Paramount para el éxito a largo plazo".
David Ellison

Memorándum de Ellison a los empleados de Paramount sobre los recortes de personal:
Estimados/as:
Cuando lanzamos la nueva Paramount en agosto, dejamos claro que construir una compañía sólida y con visión de futuro requeriría cambios significativos, incluyendo la reestructuración de la organización. Como parte de ese proceso, también debemos reducir nuestra plantilla, y reconocemos que estas medidas afectan a nuestro activo más importante: nuestra gente.

Queremos ser lo más transparentes y directos posible sobre los motivos de estos cambios. En algunas áreas, estamos abordando las redundancias que han surgido en toda la organización. En otras, estamos eliminando gradualmente puestos que ya no se alinean con nuestras prioridades en constante evolución ni con la nueva estructura diseñada para fortalecer nuestro enfoque en el crecimiento. En definitiva, estas medidas son necesarias para posicionar a Paramount para el éxito a largo plazo.

Dicho esto, hoy comenzamos el difícil proceso de informar a los miembros del equipo afectados en toda la compañía. Estas decisiones nunca se toman a la ligera, especialmente dado su impacto en nuestros compañeros que han realizado contribuciones significativas a la empresa. Por ello, nos comprometemos a apoyar a todos los empleados durante esta transición. Los miembros de nuestro equipo de Recursos Humanos trabajarán en estrecha colaboración con los líderes de las unidades de negocio para compartir información detallada sobre los beneficios y los servicios de transición. Si tienen alguna pregunta adicional, pueden dirigirse a [Recursos Humanos].

Les agradecemos profundamente su dedicación, profesionalismo y resiliencia durante este período de transición. Seguimos confiando en que lo mejor está por venir para Paramount y nos comprometemos a construir una base sólida para el futuro.
Gracias, David
Foto intervenida: Getty
Fuente: Variety

sábado, 25 de octubre de 2025

Hay muchas razones para votar a La Libertad Avanza...

El escritor Carlos Gamerro analiza los valores, contradicciones y consecuencias de votar a los candidatos de La Libertad Avanza, e invita a reflexionar sobre convicciones, promesas económicas y el futuro del país
Por: Carlos Gamerro
Si estás de acuerdo en que mujeres y hombres que trabajaron toda su vida haciendo sus aportes en regla cobren jubilaciones miserables que no les alcanzan para vivir dignamente, y que semanalmente, por rutina, los apaleen y gaseen por ejercer su legítimo derecho a protestar y manifestarse.

Si creés que no existe la violencia de género, que la idea del femicidio como delito diferenciado es una superchería de la ideología "woke", ya que las estadísticas deben estar manipuladas y seguramente mueren tantos hombres asesinados por mujeres como mujeres por hombres.

O si creés que los femicidios sí existen como delitos diferenciados, pero que son culpa de las feministas que los provocan con su continuo hostigamiento a los varones.

Si tenés la convicción de que una educación de calidad debiera ser sólo para hijos de padres que puedan pagársela, y que la esperanza de realización personal y movilidad social que la educación pública permite es una rémora del pasado.

Se derrumba la imagen de Milei en las redes y el nivel de rechazo contra Espert, Reichardt y Santilli supera el 88%

Si considerás que una adecuada cobertura sanitaria es un privilegio y no un derecho.

Si te parece que el dinero que debería destinarse a la asistencia a la discapacidad dará mejores frutos en los bolsillos y carteras de funcionarios del gobierno y allegados al presidente.

Si te parece bien que el narcotráfico financie las campañas políticas.

Si estás de acuerdo en que los pobladores originarios de nuestro territorio, después de ser masacrados y despojados de sus tierras por la conquista primero y por el Ejército Nacional después, deben ahora entregar lo poco que les han dejado, y que sus lenguas y saberes ancestrales son un estorbo al progreso y no sirven para nada.

Si te parece que es productivo importar conflictos relativos a la inmigración a un país donde hasta ahora estaban mayormente ausentes, y fomentar artificialmente la xenofobia.

Si sos de la opinión de que los crímenes de la última dictadura pueden minimizarse regateando el número de desaparecidos.

Si no te quita el sueño la idea de una sociedad basada en la desigualdad, con muy pocos muy ricos y una enorme mayoría de pobres.

Si opinás que los insultos, las obscenidades y las amenazas —entre las que predominan las metáforas de la violación anal del adversario— quedan bien en boca de un presidente de la Nación.

Si estás de acuerdo en que un presidente en funciones promueva una estafa en criptomonedas y luego se rehúse a hacerse cargo con el argumento de que no lo hizo desde una cuenta del gobierno sino desde la suya personal.

Si aplaudiste al mismo presidente de la Nación por maltratar canciones ajenas en un show que pudo haber costado cerca de medio millón de dólares, sin que hasta el día de la fecha se sepa si ese dinero salió o no de nuestros bolsillos.

Si te parece bien que ese mismo dinero que se le niega a la educación, a la salud y a la cultura se use para financiar los incesantes viajes del mismo presidente a eventos de ultraderecha que nada tienen que ver con sus deberes de funcionario público.

Si te parece bien que otro país maneje nuestra política económica.

Si opinás que no necesitamos ciencia ni tecnología, que nos alcanza con vender carnes y granos, como en el siglo XIX.

Si estás de acuerdo en dar vía libre a la megaminería, que contamina el suelo y el agua, y no genera ni empleo ni riqueza —salvo para las empresas transnacionales—, y con darles además prioridad en el acceso al agua por encima de los cultivos, el consumo humano y el ecosistema.

Si te parece que fomentar y apoyar la agricultura familiar, campesina e indígena es tirar la plata, y que es mucho mejor dar rienda suelta a la agroindustria, liberando el uso de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos, causando graves problemas de salud a los trabajadores y pobladores de áreas cercanas, creando "desiertos verdes" donde los únicos seres vivientes son los cultivos transgénicos.

Si estás de acuerdo en liberar el tráfico de fauna silvestre y abrir los bosques nativos a la tala indiscriminada.

Si creés que el cambio climático y el calentamiento global son ficciones, o que son reales pero la actividad humana nada tiene que ver con ellos, y que no vale la pena fomentar la transición energética, reforestar y combatir los incendios forestales.

Si pensás que fomentar la cultura es tirar la plata, y considerás que nos la estamos arreglando lo más bien sin cine nacional, ya que con las series de Netflix nos alcanza.

Si estás convencido de que todos los periodistas que critican al gobierno o dan información fidedigna sobre sus actos son ensobrados.

Entonces harás bien en votar en esta elección a los candidatos de La Libertad Avanza. Siempre es bueno ser coherente con los propios valores y convicciones y actuar en consonancia. En este caso, no tengo nada más que decirte.

Pero también puede suceder que estés pensando en votarlos no a causa de este cúmulo de motivos, razones y valores, sino a pesar de ellos; convencido de que abjurar —temporaria o definitivamente— de ellos es el precio que debemos pagar por algunos logros (o más bien promesas) mucho más importantes, como el control de la inflación y la estabilidad económica. En ese caso, se abren dos posibilidades:

1) Efectivamente, la situación económica mejorará para algunos. Tu apuesta es que vos y tu familia estarán entre esos algunos. Tampoco parece que vaya a mejorar tanto, ni siquiera para esos algunos de los cuales tenés la esperanza de formar parte. En tal caso, vale la pena considerar, si no estás totalmente de acuerdo con las propuestas y los valores que el Gobierno de Javier Milei encarna —y de los que he intentado dar, en la primera parte de esta columna, más que una lista exhaustiva, una muestra apenas ilustrativa—, si vale la pena vender los tuyos por tan poco. Las boletas permiten discriminar candidatos, no razones: quien vota a los de La Libertad Avanza con la esperanza de que se cumplan al menos algunos de los prometidos logros económicos, los vota también por todas las antedichas razones. Lo que está en juego al emitir el voto no es sólo qué clase de país queremos, sino en qué clase de personas vamos a convertirnos.

2) La economía, como todo parece indicar, marcha hacia otra crisis mayúscula. El autoproclamado gurú que le daba clases al mundo entero viene demostrando que solo sabe pedir dinero prestado, endeudando nuestro futuro y el de nuestros hijos, para fugarlo al exterior o dilapidarlo, sin dedicar un centavo al crecimiento económico, al desarrollo, a mejorar la vida de su gente. En este caso, si votás a los candidatos de La Libertad Avanza a pesar de tus valores y convicciones —como quien dice "a regañadientes" o "tapándote la nariz"—, podés llegar a encontrarte en la poco envidiable situación de descubrir que los vendiste por nada.

La elección es tuya.
Fuente: Diario Perfil

Elecciones 2025: Impedimentos a la prensa extranjera en las elecciones: ACERA y FoPeA repudiaron las trabas a la cobertura

La Asociación de Corresponsales Extranjeros de la República Argentina (ACERA) denunció obstáculos impuestos por el oficialismo a periodistas internacionales para cubrir los comicios legislativos del 26 de octubre. El Foro de Periodismo Argentino (FoPeA) también rechazó las restricciones aplicadas por La Libertad Avanza en su búnker
La Asociación de Corresponsales Extranjeros de la República Argentina (ACERA), entidad con más de 40 años de trayectoria en el país y que representa a más de 90 periodistas de medios internacionales, expresó su enérgica preocupación y protesta ante los obstáculos impuestos por el oficialismo para la cobertura de las elecciones legislativas del domingo 26 de octubre.

En las últimas horas, sus asociados —así como otros corresponsales no afiliados— enfrentaron graves impedimentos para realizar su labor, entre los que se cuentan:
  • Acreditaciones denegadas, revocadas o canceladas sin justificación válida.
  • Imposibilidad de ingresar a lugares clave para la cobertura, como el búnker del partido de gobierno.
Un número significativo de periodistas extranjeros vio bloqueado injustificadamente el acceso al búnker de La Libertad Avanza, lo que, según ACERA, les impide cumplir con su deber profesional de informar con transparencia y oportunidad. La entidad advirtió que esto constituye una clara vulneración del derecho a informar y de la libertad de expresión, además de limitar la capacidad de la prensa internacional de reflejar de manera adecuada el proceso electoral argentino, especialmente en el caso de medios televisivos y reporteros gráficos.

"Resulta inaceptable que se recurra una vez más al argumento de 'falta de espacio', cuando en experiencias anteriores ha quedado demostrado que sí existe capacidad para albergar a seguidores, simpatizantes y familiares de los candidatos", señaló la asociación.

Ante esta situación, ACERA solicitó la inmediata reconsideración de las restricciones y la habilitación de todas las acreditaciones necesarias para el libre desempeño de la prensa extranjera. También apeló a las autoridades electorales, garantes de la transparencia del proceso, para que intervengan y aseguren el acceso irrestricto a la información y la plena libertad para ejercer el trabajo periodístico.

"Es imperativo que se respete el rol esencial de la prensa internacional en un proceso democrático", concluyó la entidad.

FoPeA también repudió las trabas a la cobertura
El Foro de Periodismo Argentino (FoPeA) se sumó al repudio y rechazó las trabas impuestas por La Libertad Avanza para la realización de la cobertura periodística en el local que funcionará como búnker del partido durante los comicios legislativos de este domingo 26 de octubre.

Según FoPeA, corresponsales de diferentes medios extranjeros denunciaron la quita de acreditaciones y, en algunos casos, la falta total de respuesta a sus solicitudes.

La organización recordó que el acceso directo a las fuentes de información, en especial en asuntos de interés público como una elección legislativa nacional, es indispensable para el cumplimiento de la tarea periodística. Por eso, reclamó a la dirigencia de La Libertad Avanza "el cese de la discriminación de medios, cualquiera sea su origen".

viernes, 24 de octubre de 2025

Elecciones 2025: Prensa Tucumán repudia el apagón informativo en Radio Nacional

A 22 meses de la asunción del gobierno de Javier Milei, y con un clima de incertidumbre institucional como telón de fondo, los medios públicos atraviesan un vacío de definiciones y de rumbo. En este contexto, la Asociación de Prensa de Tucumán (APT)  manifestó su enérgico repudio a la decisión de Radio Nacional de suspender la cobertura electoral, prevista para este domingo 26 de octubre, desde sus 49 emisoras locales. Desde la organización advirtieron que la medida vulnera derechos laborales y atenta contra el derecho de la ciudadanía a estar informada.

Desde la organización señalaron que la negativa a pagar horas extras en una fecha de relevancia democrática vulnera los derechos laborales de las y los trabajadores y, al mismo tiempo, afecta el derecho de la ciudadanía a acceder a información plural y federal.

La APT advirtió que esta disposición forma parte de una política sistemática de desmantelamiento de los medios públicos, que debilita el federalismo informativo y rompe con una tradición de servicio público que durante décadas garantizó la cobertura de cada proceso electoral en todo el país.

Asimismo, la entidad denunció el intento de Radio y Televisión Argentina (RTA) de simular una cobertura federal mediante la designación de un único trabajador por provincia, en horario acotado y sin acceso a las herramientas necesarias para ejercer la labor periodística. "Esa maniobra no garantiza información, sino que la restringe", remarcaron desde la APT.

En ese sentido, el sindicato exigió que cada emisora de Radio Nacional funcione con su personal completo y en condiciones adecuadas, a fin de cumplir con su función informativa durante la jornada electoral. "La cobertura no puede depender de parches improvisados ni de voluntades aisladas —sostuvieron—; requiere compromiso, recursos y respeto por el rol profesional en los medios públicos".

Finalmente, la Asociación de Prensa de Tucumán reafirmó que "el silencio no es una opción", y subrayó que "la democracia necesita voces, y Radio Nacional debe estar presente". Por ello, la APT repudió enérgicamente el silenciamiento de Radio Nacional y se manifestó en contra de este apagón informativo.

jueves, 23 de octubre de 2025

Tras meses de idas y vueltas, Telefe pasa a manos de los accionistas de Grupo América

Gustavo Scaglione y Darío Turovelzky

Desde el canal comunicaron oficialmente que Gustavo Scaglione, Daniel Vila, José Luis Manzano y Claudio Belocopitt adquirieron la totalidad de la emisora. La operación abarca la sede principal de Telefe en Buenos Aires, así como sus tres filiales regionales en Rosario, Santa Fe y Córdoba.

Los accionistas de Grupo América concretaron la compra de Telefe, el canal de televisión abierta con mayor audiencia en Argentina. La operación, valuada en 95 millones de dólares, consolida la expansión del grupo en el sector audiovisual. El grupo está encabezado por Gustavo Scaglione, secundado por los mendocinos Daniel Vila y José Luis Manzano, y por Claudio Belocopitt.

La venta cierra un proceso de negociaciones que Paramount Global, anterior propietaria, mantuvo con diversos actores del mercado. Según fuentes cercanas, "fue un largo proceso en el que tres grupos pugnaron por quedarse con la compañía".

Desde Telefe confirmaron que un grupo de medios adquirió la emisora en su totalidad a Paramount, y trascendió el monto final de la operación. El holding argentino liderado por Gustavo Scaglione anunció la adquisición del total del paquete accionario de Telefe (Televisión Federal S.A.).

"La adquisición de Telefe, una marca profundamente arraigada en la identidad cultural argentina, sella el inicio de una nueva etapa orientada al crecimiento y a la integración de ambas organizaciones, con el objetivo de fortalecer la producción y maximizar la competitividad del nuevo ecosistema multiplataforma que conformamos", afirmó Scaglione, quien lideró las negociaciones de la operación con Paramount.

Por su parte, Kevin MacLellan, presidente de Distribución Global de Contenidos y Medios Internacionales de Paramount, expresó: "Telefe ha sido durante mucho tiempo un referente de la televisión argentina, y confiamos en que continuará creciendo y prosperando bajo su nueva gestión local. Expresamos nuestro sincero agradecimiento a los talentosos equipos en Argentina que, con su dedicación y creatividad, contribuyeron al éxito de Telefe a lo largo de los años".

Gustavo Scaglione agregó: "Es un verdadero honor y privilegio que una compañía tan prestigiosa como Paramount haya confiado en el grupo que lidero el futuro de Telefe. Este canal representa la excelencia y cuenta con una audiencia masiva en toda la Argentina".
"La adquisición refuerza el compromiso del grupo con la inversión y el apoyo al crecimiento de los medios nacionales, garantizando que Telefe continúe ofreciendo contenido de alta calidad a millones de espectadores", señalaron desde la empresa.

Integra Capital S.A., el holding de José Luis Manzano, actuó como estructurador y asesor financiero de la operación, mientras que The Raine Group, Quantum Finanzas y G5 Partners asesoraron a Paramount. Los detalles financieros completos no serán divulgados.

Darío Turovelzky, quien continuará como CEO de Telefe, declaró: "La llegada de Gustavo Scaglione nos brinda una plataforma sólida para escalar nuestro negocio. En Telefe estamos comprometidos a seguir liderando y a crear contenidos que inspiren y conecten con las audiencias. Siendo fieles a nuestro ADN, en esta nueva etapa seguiremos desafiando los límites de la industria para potenciar nuestro ecosistema y consolidar un modelo de gestión innovador que impulse el desarrollo y el crecimiento de todas las marcas del grupo".

Con esta operación, Gustavo Scaglione concreta una de las transacciones más relevantes de la industria de medios en Argentina. Su holding, que incluye Televisión Litoral S.A. y La Capital Multimedios, amplía su presencia en televisión, radio y prensa. Con Telefe, se consolida como el grupo mediático más importante del país.

Aunque no se informó oficialmente, fuentes del mercado estimaron el monto en 94 millones de dólares, significativamente menor a los 345 millones que Viacom había pagado por Telefe en 2016. La adquisición incluye señales adicionales en el interior del país y se cerró tras varios meses de negociaciones, como parte de la estrategia de desinversión de Paramount en la región.

La operación marca el regreso del canal líder de la televisión argentina a capitales nacionales, ocho años después de que Viacom lo adquiriera a Telefónica. Uno de los factores clave para la venta fue el cumplimiento de normas de "compliance" que garantizan controles estrictos sobre el origen de los activos.

Gustavo Scaglione, empresario rosarino y titular de Televisión Litoral, fue la figura central de las negociaciones y lideró la adquisición que fortalece el ecosistema mediático del país. 

Gustavo Scaglione se dirige al equipo de Telefe tras la adquisición del grupo
Gustavo Scaglione, presidente del holding que adquirió el Grupo Telefe, se comunicó con los equipos de trabajo del canal para expresar su satisfacción y compromiso con la continuidad del proyecto. En un mensaje dirigido a los empleados, Scaglione destacó la importancia del legado construido a lo largo de los años y la intención de preservar y fortalecer a Telefe como el canal líder de la televisión argentina.

El directivo aseguró que la transición hacia la nueva administración, en conjunto con Paramount, será fluida, transparente y respetuosa para todos los colaboradores. Asimismo, invitó al equipo a mantener la creatividad, el profesionalismo y la pasión que caracterizan al canal, con el objetivo de seguir consolidando a Telefe como una referencia mediática fundamental en el país.

Rosario y la Ley Audiovisual
La adquisición de Telefe por parte del grupo encabezado por Gustavo Scaglione y sus socios coloca al empresario como titular de los dos canales de televisión abierta de Rosario, Canal 3 y Canal 5. Esta situación contraviene las disposiciones establecidas por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual actualmente vigente, incluso tras las modificaciones introducidas por decreto durante el gobierno de Mauricio Macri.

De acuerdo con la normativa, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom) —organismo encargado de aplicar la Ley y actualmente intervenido por el gobierno de Javier Milei— debería supeditar la aprobación de la operación a la observancia de los límites de concentración de licencias previstos por la legislación. Sin embargo, resulta poco probable que ello ocurra, dado que existen precedentes de otros licenciatarios que ya exceden dichos topes a nivel local sin que el organismo haya tomado medidas al respecto.
Foto: Adrián Diaz

Ver también: Se concretó la venta del 55% de Televisión Litoral, Televisión Litoral, a punto de cambiar de manos, LT 15 Radio del Litoral: sin luz, sin rumbo y cada vez con menos onda, Entre Ríos: Gustavo Scaglione suma otra radio I, Santa Fe: Gustavo Scaglione suma otra radio, Entre Ríos: Gustavo Scaglione suma otra radio II, Gustavo Scaglione suma más radios en Santa Fe y Entre Ríos, Carta abierta de las y los trabajadores de LT15 a la población, Los salvadores que quieren quedarse con El Diario, Denuncia contra una mutual salpica a Tinelli, Scaglione y Trini, "El Diario", en la mira de Gustavo Scaglione, Gustavo Scaglione es el nuevo dueño de El Diario de Paraná, La justicia autorizó a Gustavo Scaglione a comprar las acciones de El Diario Gustavo Scaglione pagaría más de $420 millones por El Diario, según valuación judicial, Gustavo Scaglione pone fecha al desembarco en Córdoba y amplía su imperio con la histórica LV2, Televisión Litoral busca expandirse desde el interior hacia la capital, Paramount se desprendió de Canal 9 Bahía Blanca, Alberto Fernández adjudicó LV2 a Gustavo Santiago Scaglione, El Ocho de Tucumán se suma al Grupo Televisión Litoral, Televisión Litoral le compró a Clarín el principal multimedios de Río Negro, Gustavo Scaglione adquiere la productora de contenidos Ideas HD, Gustavo Scaglione confirma que es accionista del Grupo América, Telefe en venta: Paramount acelera su salida del país, Daniel Marx, el economista argentino a cargo de la venta de Telefe y Chilevisión Gustavo Scaglione consolida su multimedios en Córdoba bajo la marca Núcleo Media, Paramount activa despidos y pone en venta Telefe en medio de una fuerte reestructuración, Televisión Litoral va por Telefe: busca quedarse con los canales de Paramount en Argentina, Gustavo Scaglione avanza en la compra de Telefe y se perfila como nuevo actor clave en el mapa de mediosLa novela de Telefe: sin comprador confirmado, la negociación sigue abierta y con muchas dudas

lunes, 20 de octubre de 2025

Rosario, perfil de una ciudad al límite: la crónica de quienes resisten desde los márgenes

El jueves 16 de octubre, en el Cultural Fontanarrosa, Arlen Buchara presentó su libro Rosario, perfil de una ciudad al límite, acompañada por los periodistas Sonia Tessa y Daniel “Batata” Schreiner. Ante una sala llena, la autora ofreció una lectura profunda y desafiante sobre la realidad local, que invita a pensar la ciudad más allá de sus estigmas. La charla también fue compartida en Señales, el programa de Aire Libre Radio Comunitaria.

El libro recorre la última década de Rosario, marcada por "el fuego cruzado de bandas criminales, políticas de seguridad fallidas y estigmatización mediática". Desde el triple crimen de Villa Moreno en 2012 hasta los asesinatos mafiosos de marzo de 2024, Rosario se convirtió para el resto del país en sinónimo de inseguridad y desigualdad. Pero, como señala Buchara, esta no es solo una crónica sobre la violencia. Se trata de "una exploración de lo que significa pensar un país desde una ciudad, escribir desde adentro sobre los contrastes de un territorio fragmentado".

El relato transita por el río —con su costanera y sus islas—, los barrios —con sus veredas, centros comunitarios y sus muertos—, y el centro, entendido como organizador político y económico de toda la ciudad. Arlen Buchara evita respuestas fáciles y se detiene en los matices, las contradicciones y las preguntas sin respuesta que definen a Rosario.

Se destacan capítulos como "El carpetazo de Winnie Pooh", donde Marina Marsili, contadora y funcionaria del poder judicial, relata su papel clave en la detención de Esteban Alvarado, el narcotraficante más brutal de la ciudad. También "El hermano de Jimmy", que recoge la entrevista a Carlos Varela, abogado de alto perfil mediático vinculado a los jefes narcos.

Con voces de militantes, trabajadoras, docentes, artistas, fiscales y referentes barriales, el libro reconstruye un perfil colectivo de una ciudad que va a contracorriente, culturalmente vibrante y políticamente activa, pero también marcada por sus heridas y desafíos.
La ley, el poder y los márgenes: una lectura desde la voz que presenta
La intervención de Daniel Schreiner abre con una declaración de incertidumbre que funciona, paradójicamente, como puerta de entrada a una lectura aguda del libro de Buchara. Dice no saber cómo se presenta un libro, pero en esa honestidad instala un tono de cercanía, de habla directa, que rápidamente se convierte en interpretación.

Enseguida lanza una provocación: en tiempos de redes sociales —dice— no conviene crear demasiado suspenso, sino provocar desde el comienzo. Y eso hace: lanza una frase —dicha por un funcionario—  que lo impactó del libro y la usa como puerta de entrada a una lectura personal, crítica y comprometida. La frase es: "Cumplimos la ley porque la escribimos". Y desde a partir de allí despliega un conjunto de reflexiones que exceden la literalidad del texto, pero que dialogan profundamente con su espíritu.

La pregunta por la ley y quién la dice se convierte en una excusa para pensar el poder, sus formas visibles e invisibles, su encarnación en el cuerpo, en las instituciones, pero también en los márgenes. Schreiner apunta hacia el poder real, ese que se ejerce más allá de los papeles.

En esa línea, lo que hace es colocar el libro como una herramienta de lectura de la ciudad, de Rosario como construcción simbólica y material. Una ciudad que se cuenta a sí misma como "santa", como mito fundante, pero que en realidad es el producto —como él dice— de las "cabezas duras" de sus habitantes, de sus insistencias, de sus resistencias.

También denuncia —sin necesidad de elevar el tono— la exclusión. Señala cómo muchos —la mayoría, incluso— quedamos fuera de ese círculo que escribe y hace cumplir las leyes. Y pone en crisis la idea de república como garantía de igualdad ante la ley, cuando en la práctica esa igualdad es constantemente vulnerada.

Finalmente, cierra esta parte con una digresión que no es tal: irse "por las ramas" se revela como un método, una forma de pensar en rizoma, que se habilita precisamente por el libro que tiene entre manos, que invita a pensar sin corsé, a dejarse afectar por las preguntas incómodas, a reconocer que muchas veces lo más valioso está en las orillas del discurso.

Y es entonces, con esa misma apertura, que cierra su intervención con una invitación que no es retórica, sino genuina, necesaria, y que funciona como bisagra en el acto: "Es el momento de preguntarle a Arlen qué significa este primer libro para ella".

Una frase que no solo da paso a la autora, sino que reconoce que toda lectura, incluso la más comprometida, necesita volver al origen: a quien la escribió.

Un libro nacido de las voces y las calles de Rosario
Arlen Buchara toma la palabra con una emoción contenida pero palpable. Agradece a quienes la acompañan en la mesa —Daniel "Batata" Schreiner y Sonia Tessa—, no solo por estar allí, sino por haber sido parte del proceso mismo de escritura del libro. No es un agradecimiento de cortesía: Arlen los nombra como formadores, como interlocutores fundamentales en la gestación del texto. En ellos —y también en un grupo de amigas editoras presentes en el público— reconoce una red afectiva, profesional y política que sostuvo el proyecto desde el inicio.

El libro no nace de una certeza, sino de una pregunta abierta y un estado de desborde. Arlen recuerda sus primeras conversaciones con Schreiner en un momento de desesperación: ¿cómo abordar todo lo que deseaba decir? ¿Cómo abarcar una ciudad atravesada por múltiples capas de sentido, conflicto y afecto?

Esa pregunta inicial se convierte en motor. A lo largo de un año y medio de trabajo, Buchara desarrolla un proceso de investigación que no es solo periodístico, sino profundamente situado: entrevistas, caminatas, charlas, recitales, esquinas, encuentros fortuitos, lecturas compartidas. El libro —insiste— es el resultado de múltiples voces. Entre ellas, la de María Chiponi, del Programa de Educación en Cárceles de la Universidad Nacional de Rosario, una entrevistada que aparece en el capítulo mencionado por Batata y que lo cierra con una reflexión que condensa el espíritu del texto: pensar hacia dónde vamos como ciudad.

En su intervención, Buchara ubica su llegada a Rosario en 2006 como estudiante, y describe cómo fue eligiendo esta ciudad a lo largo del tiempo, en la medida en que tejía vínculos, construía un oficio y habitaba con más conciencia su territorio. Lo que aparece allí no es la épica del arraigo, sino una elección sostenida, hecha de fragmentos cotidianos, de encuentros, de trabajo.

El libro surge también por una inquietud editorial concreta: Futurock Libros le propone pensar qué pasó en Rosario en los últimos años. Pero Buchara va más allá del recorte periodístico o del informe. Lo que produce es una invitación a pensar la ciudad desde adentro, con otras y otros, a través de preguntas urgentes: ¿Qué significa vivir en una ciudad con altos niveles de violencia? ¿Cómo se transforma la vida cotidiana en los barrios, en la cultura, en los modos de caminar la ciudad, de habitarla?

La autora elige pensar el libro como una conversación abierta, no como un producto cerrado. Una conversación que tuvo lugar en entrevistas extensas en la experiencia misma de moverse por Rosario. Su trabajo se vuelve así una herramienta de pensamiento colectivo, una forma de estar en la ciudad, de leerla y preguntársela junto a otros.

Por eso, Arlen no se reserva el lugar de expositora única. Insiste en que la presentación sea también una oportunidad de intercambio. Le interesa escuchar a Schreiner y a Sonia no solo como presentadores, sino como miradas activas sobre la ciudad. Y extiende esa invitación al público presente, reconociendo el contexto particular en el que se da la presentación: una Feria Internacional del Libro, enmarcada en un aniversario polémico para la ciudad, el Tricentenario que genera adhesiones y rechazos.

Arlen cierra esta parte de su intervención agradeciendo, con emoción y humildad, a quienes la acompañan y sostienen, no solo en este evento, sino en el largo y colectivo proceso de construir una mirada sobre una ciudad que no se deja atrapar fácilmente. En esa emoción —compartida, no exhibida— se condensa también el gesto político del libro: hacer de la experiencia una pregunta común.

Una Rosario archipiélago: fragmentos que hablan desde el margen
Sonia Tessa elige la sobriedad para comenzar su intervención, pero no por falta de palabras: prefiere habilitar la conversación, dejar espacio para Arlen y para quienes quieran pensar en voz alta. Sin embargo, en su breve intervención despliega una lectura aguda, sensible y potente del libro.

Desde el inicio marca una diferencia clave con otros textos sobre Rosario: este no es un libro escrito desde los tribunales ni desde los discursos oficiales del poder. No surge del expediente ni del archivo institucional. Es, como ella dice, un libro hecho en la calle, escrito desde las voces de quienes viven y transitan la ciudad todos los días, especialmente desde los márgenes, desde zonas donde la mirada mediática o política rara vez se posa.

Para Tessa, esa forma refleja con precisión la ruptura real que atraviesa Rosario, una ciudad que, lejos de cualquier proyecto de integración, se parece cada vez más a un archipiélago: zonas desconectadas, experiencias disímiles, vidas que no se encuentran. En ese contexto, el trabajo de Arlen consiste en bordar, coser, articular esas voces, con el enorme desafío de no dejar a nadie afuera.

Ese afán totalizador —ese deseo de que no falte ninguna voz importante— no es solo un rasgo de estilo: es, para Sonia, una forma de ética periodística. Arlen "sufrió" el proceso, dice con cariño, porque se lo tomó con la seriedad de quien entiende que narrar la ciudad implica una responsabilidad.

Tessa señala que el libro recorre barrios como Santa Lucía y Las Flores, que busca experiencias vivas, concretas, múltiples, no figuras estereotipadas. Son vidas reales, atravesadas por las transformaciones sociales desde 2001 hasta hoy. Y ahí está el verdadero valor del libro: no se limita a describir una Rosario estigmatizada desde afuera, sino que escucha desde adentro, desde los cuerpos, desde la música, desde las identidades en formación.

En una metáfora poderosa, Sonia dice que es fácil decir que Rosario es "la ciudad de los músicos" si se mira a Nicki Nicole cantando en el Monumento. Pero Arlen —y su libro— no va al Monumento, sino a los márgenes, a donde se está haciendo la otra música, la que todavía no llegó, la que quizás nunca llegue, pero que igual forma parte esencial de lo que esta ciudad es. En esa elección, Sonia encuentra un equilibrio valioso: no negar la violencia, pero tampoco reducir Rosario a la narrativa del narcotráfico.

Tessa subraya que Arlen podría haber hecho un gran libro simplemente sumando voces a un relato informativo. Pero lo que hizo fue mucho más ambicioso: salió a buscar lo que nadie había querido ver, escuchó a quienes no estaban en el radar periodístico y logró, con trabajo de orfebrería, una joya tejida con materiales difíciles de encontrar.

El libro, dice, será fundamental no solo ahora, sino cuando alguien quiera preguntarse, dentro de algunos años: "¿Qué pasaba en Rosario en este tiempo?". Su valor está en las singularidades que lo distinguen: no es un libro más sobre Rosario; es uno que se mete donde otros no entraron, que no cristaliza el sufrimiento sino que lo hace hablar, que no romantiza el margen pero tampoco lo invisibiliza.

La intervención de Sonia cierra con emoción y honestidad: dice que para ella fue un privilegio haber estado cerca del proceso —aunque sea desde la amistad, las cervezas y las charlas—, y que el libro no debe pasarse por alto. Porque, más allá del afecto, es una obra imprescindible que retrata una ciudad real, donde las personas viven de maneras diversas, muchas veces sin siquiera tener un espacio común para encontrarse.

Una Rosario archipiélago, sí. Pero también una Rosario que habla, que resiste y que, gracias a trabajos como el de Buchara, puede ser escuchada.

Entre bulevares y márgenes: el periodismo que se desprende del lazarillo
Daniel Schreiner retoma la palabra con una observación que condensa uno de los núcleos críticos de su intervención: la diferencia entre lo que se cree saber sobre Rosario —adentro y afuera— y lo que realmente sucede. Esa distancia entre la versión "oficial" de los hechos y las experiencias reales de quienes viven la ciudad atraviesa no solo los medios, sino también la política, la opinión pública y hasta el sentido común.

Para ilustrarlo, rememora un momento bisagra: el asesinato de Claudio "Pájaro" Cantero, líder de la banda narco Los Monos, el 26 de mayo de 2013. Entonces, apenas cinco periodistas sabían de qué se trataba; un mes después, el tema ya había explotado en Buenos Aires y en todo el país. En pocos días, Rosario pasó de ser "la ciudad de los músicos" a ser el caso testigo del narcotráfico en Argentina. En esa anécdota, Schreiner marca el crecimiento exponencial —y muchas veces superficial— del interés mediático por Rosario, un interés que, como él sugiere, suele llegar tarde, mal o desinformado.

Pero su intervención no se limita a la crítica de los medios. También es una elegía. Recuerda a Leo Graciarena, periodista de La Capital, fallecido en 2021, quien —como dice— "pateó la calle", trabajó en los barrios, fue querido por sus colegas, y sin embargo nunca recibió en vida el reconocimiento que merecía. En un gesto íntimo, Batata menciona que lleva puesta, por primera vez, una remera de rock, como las que Leo solía usar. Ese detalle se transforma en una forma de homenaje, no solo a Leo, sino a todo un periodismo que trabajó (y aún trabaja) en los márgenes, muchas veces sin visibilidad ni aplauso.

Ahí marca una diferencia fundamental: "La mayoría de los periodistas vivimos entre bulevares", dice con brutal honestidad. Ir a los barrios, entonces, se vuelve un acto de turismo, una visita ocasional. Pero Arlen no es turista, afirma con énfasis. No solo va al barrio, sino que camina sin lazarillos, sin guías, sin intermediarios. Se desprende incluso de tradiciones periodísticas —incluso de la suya— para encontrar una voz propia.

Schreiner plantea que Rosario es una ciudad que no se está contando, o que se cuenta desde una historia oficial impuesta por el poder y reproducida acríticamente por los grandes medios. Esa narrativa dominante ha reducido la complejidad de la ciudad a estereotipos, dejando fuera realidades incómodas como la violencia institucional, los abusos policiales o las resistencias culturales que habitan los márgenes.

En ese contexto, el libro de Buchara representa otra mirada, una que escucha. Porque, como subraya Batata, los periodistas muchas veces no escuchamos: opinamos, juzgamos, hablamos desde afuera. Pero el libro de Arlen hace lo contrario: escucha para construir un punto de vista. Esa escucha, dice, es una forma de creación. Es lo que da origen a un enfoque distinto, a una escritura que no repite lo que se dice de Rosario, sino que se atreve a preguntar en otros lugares, a buscar otras voces, a encontrar sentido donde no había relato.

Batata confiesa que leyó el libro de un tirón, que lo terminó cinco minutos antes de bajarse del taxi, y que ya quiere volver a leerlo. Esa inmediatez con la que transmite su entusiasmo no es superficial: es la confirmación de que el texto interpela, que mueve algo más allá de lo informativo.

Cierra su intervención volviendo a Arlen, con una pregunta que no es solo técnica sino política: ¿cómo hizo para salirse de la lógica dominante de la seguridad y el narcotráfico, que marcaban incluso su propio libro anterior, para llegar a este producto tan hermoso?

La pregunta resume, quizás, el corazón de toda la presentación: cómo cambiar la mirada, cómo escribir sin repetir, cómo narrar lo que aún no tiene palabras.

Cuando la crónica encuentra otra forma de hablar de la violencia
Arlen retoma la palabra para contestar la pregunta que Batata le acaba de hacer: cómo hizo para escribir un libro sobre Rosario sin quedar atrapada en la lógica policial, sin que lo que pasó —y lo que sigue pasando— con la violencia lo absorba todo. Reconoce que esa fue justamente una de las dificultades principales. Porque, aunque el libro parte de ese contexto —y se pregunta por lo que pasó en la ciudad en los últimos años—, desde el comienzo la apuesta fue otra: no hacer un libro policial, no hacer un libro sobre narcotráfico, aunque ese fuera un aspecto inevitable.

En ese gesto de "entrarle" a la violencia desde otro lugar, Arlen elige contar historias. No historias en abstracto, sino concretas: las de personas que vivieron esa violencia o que la pensaron desde sus márgenes. Aparecen entonces figuras como una trabajadora judicial, Marina Marsilli, que sufrió en su vida personal lo mismo que luego investigó en causas resonantes, o el abogado de Claudio "Pájaro" Cantero, cuya experiencia abre una perspectiva distinta dentro del mismo entramado. La intención no es bajar línea ni dividir la ciudad en bandos, sino ampliar la mirada.

Hay también una reflexión sobre la propia práctica. Arlen aclara que no viene del mundo del policial, que en su paso por El Ciudadano aprendió muchísimo, pero nunca se especializó en narcotráfico. Lo que sí sabe —y lo que pone en juego en este libro— es cómo construir una mirada, cómo narrar con otros, cómo hacer una crónica. Porque si algo se propuso desde el inicio, cuando conversó con la editorial sobre el perfil que querían hacer de la ciudad, fue que el texto mantuviera ese tono: el de una cronista que recorta, que escucha, que elige qué contar. En esa tensión entre lo individual y lo colectivo se fue armando este perfil de Rosario, que no es ni quiere ser total, pero que se compromete con mostrar algo que suele quedar fuera.

Las decisiones son muchas. Están las historias que entran, claro, pero también las que no. Están los barrios que aparecen por nombre propio —Santa Lucía, Las Flores— y otros que entran lateralmente. Están las voces de militantes, de vecinas, de travestis, de feministas, que le dan al libro un espesor que no se agota en la denuncia. Está esa pregunta insistente por cómo se sostiene la vida cuando lo que rodea parece puro derrumbe.

A esta altura interviene Sonia Tessa. Queda flotando una escena en particular. Sonia la nombra: la escuela. Le pregunta por ese capítulo donde Arlen se mete en la Escuela Carlos Fuentealba, y desde el público alguien lanza una invitación en voz alta: que lo lea. Arlen acepta, pero antes contextualiza. Dice que en Santa Lucía se encontró con todo: con la violencia que le describían los expertos, pero también con las formas de vida que todavía intentan resistirla. Dice que allí conoció a una madre y a una hija que, en sus propias trayectorias, le contaron toda la historia del barrio desde los noventa hasta hoy. Dice que en esa escuela pública vio vínculos, cuidado, comunidad. Y que ese capítulo, el de la escuela, se llama así: "La escuela es una casa":
El curso de cuarto año se sienta en ronda. Tres mates dulces circulan entre los bancos. Afuera llueve sin parar. Adentro la humedad y el frío se sienten hasta en los huesos. Algunas chicas usan mantas en el regazo. Casi nadie se saca la campera. En otras aulas hay calefacción y aire acondicionado, pero desde la dirección no llegaron a comprar para todas. Los adolescentes tienen entre dieciséis y diecisiete años y prepararon una entrevista. ¿Por qué estudiaste periodismo? ¿Cómo empezaste a trabajar? ¿Cuál fue la persona más famosa que entrevistaste? ¿Te pusiste nerviosa? ¿Alguna vez tuviste miedo? ¿Pensaste en dejar la profesión? ¿Se gana plata?

Por la ventana se ve la zona rural del oeste de Rosario y muy al fondo, tapada por la cortina de agua, una cárcel. La escuela de dos pisos con patio central tiene todas las ventanas y puertas enrejadas. Se llama Carlos Fuertealba. El nombre fue elegido por los estudiantes cuando conocieron la historia del docente asesinado en Neuquén y decidieron que así querían nombrar a la segunda casa, a veces primera, a la que van todos los días.

La profe de comunicación interviene entre pregunta y pregunta y aporta anécdotas sobre lo que ya vieron en clases. Escribieron noticias, aprendieron lo que es una fuente e hicieron sus primeras notas de opinión. Del cuestionario saltan a comentar las noticias de las últimas semanas. Les pregunto dónde las consumen. No leen diarios ni escuchan radio. Cada tanto ven el noticiero en casa. Se enteran por las redes, sobre todo Instagram o por lo que le cuentan sus madres. El chisme aparece como una forma de transmisión de información, de buscar fuentes, de construir una historia. Y Santa Lucía está llena de chismes.

-¿Qué viene a hacer cuando termine en la escuela?
-Trabajar. Estudié cocina, así que seguro sigo en gastronomía, aunque sé que es muy duro.
-¿Carrera policial o gendarme?
-Policía de investigaciones.
-Conseguir una esposa que me mantenga.
-Cosmetología.
-Criminalística.
-Higiene y seguridad.

Algunos ya trabajan. Un adolescente que vive en la zona rural camina varios kilómetros todos los días para ir a la escuela y por la tarde cocina en un comedor. Gana 30.000 pesos por mes. Otro vende comida. El que está al lado, celulares.

¿Alguien quiere comprar un teléfono? Tengo un Motorola que la rompe.

Lo que más les gusta de Rosario es el monumento, el laguito del Parque Independencia, e ir a pescar al río. Ir a la isla no. Casi ninguno sabe nadar. También les gusta cuando salen del barrio con la escuela. Fueron al Teatro del Círculo, al Acuario del Río Paraná, a museos públicos, al Centro de la Juventud, a un campamento del Sindicato de Comercio. Cuando eran más chicos, conocieron el Tríptico de la Infancia. Vieron los animales en la granja, metieron sus miedos en un sobre en la Isla de los Inventos y subieron a la máquina de volar y trepar del Jardín de los Niños. La mayoría de los lugares son espacios públicos, gestionados por la municipalidad o la provincia.

Más allá de esos paseos con la escuela, no saben mucho de Santa Lucía. Se quedan y lo que más disfrutan es ir al playón, sobre todo cuando hay sol. Desean tener un club para hacer deportes y pasar el rato. Y lo que más les gusta de su barrio es la gente. Si tuvieran que escribir una nota sobre Santa Lucía, diría esto:

-Para los que vivimos acá, no es peligroso. Si no te metés con nadie, no es peligroso.
-Pero antes sí, antes se quedaban a tiros todo el día.
-Ahora no, desde la pandemia está más tranquilo.
-Tengo amigos de la infancia con los que jugábamos a la pelota que no los veo más, están perdidos.
-Es un barrio como todos los demás, solamente no te metás en quilombo.
-A comparación de otros barrios, es mucho más solidario.
-Y la escuela también, acá se preocupa mucho por nosotros. 
Me levanto para devolver el mate, se me dobla el tobillo y caigo de rodillas al piso. Todo el curso queda mudo. Uno de los alumnos tiene la boca tan apretada para aguantar la risa que se le llenan los ojos de agua. La tensión dura unos segundos hasta que les pido que por favor nos riamos de lo que pasó. Ellos dicen que van a escribir sobre el día que vino una periodista y se cayó en el medio del salón. La clase termina y el chisme baja rápido por las escaleras y llega a la dirección. Valeria Ríos me recibe en la puerta.

-Me dijeron los chicos que te caíste, ¿estás bien?
Escuchar al barrio contar su propia historia
Batata vuelve sobre el barrio de Santa Lucía. Recupera una de las historias más potentes del libro, la de una madre y una hija envueltas en una espiral de violencia pero también comprometidas con sostener lo colectivo. Dice que esa historia, anclada en el pasado reciente —los años de recesión que van desde el menemismo hasta la caída de De la Rúa—, tiene mucho que decir sobre el presente. Y le pregunta a Arlen qué fue lo que percibió en esa familia, en ese barrio que nació a fines de los 90 más por la iniciativa de sus vecinos que por la intervención real del Estado. ¿Cómo esa historia se conecta con lo que pasa hoy?

Arlen empieza por lo que encontró en el territorio: en Santa Lucía, dice, fue donde más fuerte vio lo comunitario funcionando. Matiza, también, esa idea repetida de que el Estado se ha retirado de los barrios. No es tan simple: el Estado está —a veces demasiado—, pero no siempre en los términos que se espera. Está la policía, está el centro de salud, están los dispositivos como los Centros Crecer, que cambian de nombre cada vez que cambia una gestión, pero que siguen ahí. Y, junto a eso, están también las organizaciones barriales, muchas veces desarticuladas entre sí, que intentan sostener lo que pueden.

Lo que distingue a Santa Lucía, para Arlen, es que su origen es comunitario. Nació desde abajo, a partir de un centro comunitario impulsado por los propios vecinos. Y ese origen común, a pesar de haber estado atravesado desde el principio por la desigualdad y la violencia, parece haber dejado una marca: una forma distinta de relacionarse entre las instituciones, una red más visible, una trama que se sigue sosteniendo.

En ese entramado es donde aparece la historia de "La Colo" y "La Yany", madre e hija, que se vuelven el corazón narrativo del capítulo. Arlen dice que fue una historia que la encontró a ella, que fue a Santa Lucía con muchas entrevistas en agenda —centros de salud, referentes, instituciones— pero que, cuando conoció a estas dos mujeres, todo lo demás quedó en segundo plano. Las eligió porque en su modo de hablar, en cómo contaban su vida, estaba también la historia de todo el barrio. Porque eran, además, ese tipo de madres e hijas que se crían juntas, que atraviesan todo al mismo tiempo: la pobreza, los planes sociales, las redes de contención, las pérdidas. Y en esa cercanía, dice Arlen, estaba "todo lo que había que contar".

Lo que queda afuera también cuenta
El diálogo en la mesa se vuelve cada vez más íntimo y entra en el terreno de las decisiones detrás de la escritura. Sonia Tessa le pregunta a Arlen por los cortes difíciles: qué quedó afuera del libro y por qué. ¿Cómo se decide qué entra y qué no cuando se trabaja con tantas voces, con tanto material?

Arlen no duda: lo más difícil fue, justamente, dejar cosas afuera. Reconoce que hizo muchas entrevistas, que escribió mucho más de lo que terminó en el libro, pero que ese desborde también era necesario. A veces, dice, una va sabiendo qué historia necesita contar, aunque no siempre se materialice como se había imaginado. Algunas entrevistas que al principio pensaba como capítulos enteros terminaron aportando una idea, una escena, una frase que se coló en otra parte. Y, aunque trató de que todas las personas entrevistadas aparecieran de algún modo, hubo historias que se quedaron afuera. "Pero están ahí", dice Arlen, "siguen dando vueltas en la cabeza". Y quizás, sugiere, sean parte de un próximo libro.

Sonia vuelve sobre esa idea: hacer "de más" no es un desperdicio. Ese trabajo de fondo le da cuerpo a lo que sí entra. Sostiene los capítulos desde abajo, les da espesor. Arlen asiente, aunque con humor aclara que no recomienda hacer un libro "padeciéndolo tanto". Porque sí, también se disfruta, pero se sufre. Un libro, explica, es distinto a una crónica: exige una mirada más total, una responsabilidad más grande con lo que se elige mostrar.

Entonces Batata retoma un punto clave: el punto de vista. En el periodismo, y en Rosario en particular, dice, muchas historias vienen ya enmarcadas en una moralina: buenos y malos, con discursos que muchas veces cargan con un racismo disimulado, incluso en periodistas bien intencionados. Le pregunta a Arlen si su mirada le fue "dada", o cómo fue que llegó a esa perspectiva tan clara y tan cuidada.

Arlen responde sin rodeos. Confiesa que tuvo miedo de ser juzgada por cómo abordaba ciertos temas, por cómo escribía ciertas escenas. Y que, además, fue un libro hecho durante el primer año de gobierno de Javier Milei, un momento especialmente cargado de tensiones, de disputas internas, de palabras cuestionadas. En ese clima, dice, la mirada se vuelve todavía más difícil de sostener.

Pero ahí aparece otra clave: la edición. Arlen habla del proceso de escribir y reescribir, de ir puliendo el texto para sacarse de encima esas primeras versiones llenas de juicios o miradas inconscientes. Dice que al editarse a sí misma con ferocidad, logra limpiar ese "punto de vista automático" y centrarse en las historias que recogió. Que el libro tiene perspectiva, claro, pero que no buscaba imponer una bajada de línea. Que no se sentía con autoridad para eso, habiendo escuchado tantas voces más potentes e interesantes que la suya.

Feminismo, literatura y la capital de nada
El diálogo sigue deslizándose entre el proceso de escritura y la mirada que lo sostiene. Batata vuelve a tomar la palabra, ahora para profundizar en el enfoque feminista del libro. Reconoce que todos escribimos desde nuestros prejuicios, pero también que cuando uno va a ser leído, evaluado o discutido públicamente, ese punto de vista tiende a tamizarse. En su caso, dice, su trabajo está atravesado por la experiencia en El Ciudadano, un medio donde muchas de las mujeres que hoy son referentes del periodismo feminista en Rosario —como Silvina Tamous, Negui Delbianco, Carina Ortiz— forjaron un espacio que es faro para todo el continente.

Le pregunta entonces a Arlen cómo tomó esa decisión de incluir una parte del feminismo —presente, pero no central— en el libro, y qué dejó afuera.

Arlen responde sin dudar: es un libro feminista en su totalidad. No por su tema exclusivo, sino por cómo está escrito, por las decisiones de fondo. Explica que hay una edición de las fuentes que fue muy pensada desde esa perspectiva. Que la mayoría de las voces que aparecen son de mujeres. Y que eso no fue casual: fue una práctica aprendida —justamente en El Ciudadano— a partir de un ejercicio que le enseñó otra periodista feminista. Cuando una va a consultar a "la fuente experta", dice, suele ser un chabón. El ejercicio es preguntar: ¿y además de vos, quién más puede hablar de esto? ¿Quién está más abajo, o al costado? Así se fue armando una red de voces distintas, muchas veces invisibilizadas, pero sobre todo mujeres.

Pero también hubo algo más práctico: cuando una llega a los barrios, las que sostienen los espacios comunitarios, los comedores, los centros de cuidado, siguen siendo mayoritariamente mujeres. Y muchas veces, son las más dispuestas a hablar.

Desde el público, la poeta y escritora Beatriz Vignoli —quien también es protagonista de uno de los capítulos— toma la palabra y pregunta: ¿Cómo aparece la literatura en el libro?

Arlen le responde con afecto: hay un capítulo que comparten, fruto de una conversación de horas, y que le resultó fundamental. En ese intercambio hablaron de muchas cosas —la historia de Rosario, el lugar de las mujeres artistas— pero también surgió una frase que se volvió clave: "Rosario es la capital de nada". La frase, que Vignoli le atribuye a otro escritor rosarino, le dio el título a ese capítulo y condensó algo esencial sobre la identidad de la ciudad, siempre a medio camino entre querer ser capital de algo y no terminar de encontrar su lugar.

Arlen recuerda también una lectura que la marcó durante el proceso: la crónica de Martín Caparrós sobre Rosario en su libro 'El interior'. Allí, el escritor era Fontanarrosa. Pero para Arlen, que escribe desde otra época y otra sensibilidad, la escritora que tenía que estar en este libro era Beatriz Vignoli.

Sobre la autora
Arlen Buchara Marinello nació en Nicaragua en 1987 y vivió su infancia entre Italia, Cuba y Argentina. Desde 2006 reside en Rosario. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Rosario y cursó la Maestría en Periodismo Narrativo en la Universidad de San Martín. Trabajó ocho años en el diario El Ciudadano, fue columnista de radio, productora de televisión y editora general de Cosecha Roja. Publicó en medios como Revista Anfibia, PáginaI12, Revista Crisis y otros. Coeditó 19. Una cartografía narrativa de Santa Fe y es coautora de la obra de teatro Morir es otra cosa. En 2024 fue nominada al Premio Gabo. Rosario, perfil de una ciudad al límite es su primer libro. Actualmente, escribe un libro de cocina junto a su hermana.

Fotos: Gentileza Librería Mal de Archivo

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