lunes, 8 de diciembre de 2025

Una foto, una vida y una lucha que sigue: entre el estigma mediático y la resistencia

Desde la Plaza de los Dos Congresos hasta hoy, el recorrido de Sebastián Romero muestra cómo una imagen puede transformarse en símbolo, en excusa represiva o en bandera de resistencia frente a políticas que empobrecen al pueblo. Su historia vuelve al centro de la escena entre fallos judiciales, estigmatización mediática y un ajuste que retoma el camino iniciado en 2017. Un testimonio que interpela: ¿quién criminaliza a quién cuando el pueblo protesta?
En su casa del FoNaVi de Roullión y Seguí, Sebastián posa junto a los carteles con que su barrio reclama algo tan básico como el agua potable

La Corte Suprema, que mantiene una afinidad notoria con las reformas impuestas en tiempos de Mauricio Macri, volvió a inclinar la balanza hacia ese lado. El jueves pasado, sus tres integrantes —Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti— ratificaron la constitucionalidad de la cuestionada Ley 27.426. Aquella Reforma Previsional que, en diciembre de 2017, se sancionó al calor de muchas protestas y bajo una represión feroz al mando de Patricia Bullrich.

Con el fallo, quedaron firmes los artículos que modificaron el cálculo inicial y la movilidad de las jubilaciones: nunca buenas noticias para quienes ya cargaban con el peso del ajuste.

En ese marco, el caso de Sebastián Romero emergió como un verdadero paradigma. Así lo planteó en su momento en Señales Sergio Smietniansky, abogado de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo, quien afirmó dos puntos esenciales en toda causa judicial: esclarecer cómo sucedieron los hechos y determinar si pueden tipificarse como delito. Bajo esas claves, decía, lo de Romero revelaba la profunda asimetría entre la protesta social y la maquinaria penal del Estado.

Smietniansky explicaba que Romero era delegado gremial de la automotriz General Motors en Rosario y militante del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU). Había concurrido, junto a miles, a la Plaza de los Dos Congresos el 18 de diciembre de 2017 para repudiar un proyecto que dañaba directamente a jubilados y jubiladas: la Reforma Previsional del gobierno de Mauricio Macri. Y en ese día, en ese instante donde se cruzaron el ajuste y la represión, la imagen de Romero se viralizó: pasaba a ser, sin buscarlo, "El Gordo Mortero".

Sebastián retomó el hilo años después desde el micrófono de Aire Libre Radio Comunitaria, agradeciendo el espacio y la difusión de las luchas del movimiento obrero. Él mismo se presenta para quienes no lo conocen: Sebastián Romero, el gordo del mortero, figura estigmatizada por los grandes medios tras aquella jornada del 18 de diciembre.

Relata que ese día enfrentó la represión estatal con lo que tenía a mano: un palo con un mortero de pirotecnia, herramienta habitual de las movilizaciones para hacer ruido. Pero la escena fue convertida por los medios en símbolo de violencia, ocultando —según él— la violencia principal: la del Estado que buscaba imponer un ajuste sobre quienes menos tienen.

Cuenta que llegó a la plaza con un mandato de base. Era obrero de General Motors, parte de los trescientos trabajadores suspendidos y luego despedidos, en un momento en que —denuncia— los sindicatos no estaban defendiendo la lucha. Se reorganizaron: hicieron asambleas masivas, paralizaron la planta, sostuvieron un plan de lucha por los puestos de trabajo. Y así, desde ese proceso de organización, llegaron a la movilización del 18.

Pero la imagen viral terminó siendo arma política. Romero pregunta, casi con indignación cansada: ¿por qué aún hoy, años después, los medios y ciertos partidos siguen usando su imagen para campañas? La respuesta que propone es clara: porque buscan estigmatizar la protesta y al mismo tiempo infundir miedo. Criminalizan su figura para criminalizar la resistencia social.

Y trae el presente: el gobierno de Javier Milei profundizando el ajuste —en discapacidad, en jubilaciones, en derechos laborales— mientras se reciclan viejas narrativas que apuntan contra quien protesta. Romero interpela directamente a la audiencia: ¿Tiene derecho el pueblo a protestar? ¿Tiene derecho a defenderse cuando la represión aparece para imponer políticas rechazadas por la mayoría?

Hacia el final, conecta la memoria con la lucha: recuerda que están por cumplirse casi veinticinco años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, donde hubo represión brutal y muertos, pero donde también el pueblo expulsó cinco presidentes y conquistó derechos que hoy vuelven a ser amenazados. Ese recuerdo, dice, es más que historia: es advertencia y brújula.

Romero cierra agradeciendo a la audiencia y a la radio, con la esperanza de que su mensaje llegue y de que la organización popular vuelva a ser fuerza capaz de frenar el ajuste y defender la dignidad de la vida y del trabajo.

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"Te hice pica": el periodismo que escucha el submundo narco de Rosario

Nahuel Gallotta, periodista e investigador de crimen y narcotráfico, presenta su nuevo libro sobre la Rosario narco. Durante ocho años recorrió barrios, escuchó voces que nunca llegan a los medios y reconstruyó la economía, la violencia y los códigos internos de las bandas locales, acompañado por la mirada del cronista rosarino Sergio Naymark

En Señales recibimos a Nahuel Gallotta, periodista y escritor especializado en crimen y narcotráfico. Tiene 39 años, nació en el barrio porteño de Devoto y es egresado de la Universidad del Salvador. Su trayectoria empezó de manera precaria: repartía pizzas mientras colaboraba en la sección Policiales de Clarín. Desde entonces construyó un recorrido marcado por la investigación en territorio: favelas de Brasil, barrios bajos de Europa, fronteras sudamericanas e incluso la Franja de Gaza. Publica en El País de España y también escribe para medios de Francia, México, Colombia, Chile y Perú. Es autor de Conexión Bogotá, Bandidas y coautor de podcasts "relojeros". Además creó Hampa Tours, una serie de recorridos criminales por Buenos Aires.

Te hice pica: el nuevo libro de Gallotta
Ahora llega a Señales para presentar Te hice pica, su nuevo libro: una inmersión directa en el submundo del narcotráfico rosarino, construida con voces que casi nunca se escuchan —narcos, familias, vecinos—, y que ofrece una mirada sin filtros, un mapa narco contado desde adentro.

Sergio Naymark, voz experta en policiales
Lo acompaña Sergio Naymark, periodista santafesino e hincha de Colón. Llegó a Rosario siendo adolescente, un año antes de terminar el secundario, y aunque rindió mal el ingreso a Comunicación Social, no abandonó el rumbo: estudió un año en Río Cuarto y finalmente se graduó en la UNR, donde hoy también es docente. Comenzó su recorrido profesional en la producción de Evaristo Monti y Nacho Suriani, hasta que en 1993 ingresó al diario La Capital. Allí desarrolló una extensa trayectoria como cronista y llegó a ser jefe de la sección Policiales, levantando una escuela basada en lo que más le apasiona: salir a la calle a ver qué pasa. Integró la comisión directiva del Sindicato de Prensa Rosario, siempre necesita un proyecto en marcha y aún conserva un sueño no cumplido: ser colectivero de línea.

Su labor en La Capital fue reconocida en 2019, cuando integró el equipo premiado por la Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina (AdEPA), por la cobertura "Mapa de la violencia en Rosario", distinción que respalda su trayectoria en el periodismo de investigación. Hoy participa del programa como voz experta en policiales y contexto local, ideal para dialogar con Gallotta sobre narcotráfico, violencia urbana y los desafíos del periodismo de calle.

La historia detrás de Te hice pica
El eje de la conversación gira rápidamente hacia Te hice pica. La historia no oficial de la Rosario narco, publicado por Orsai hace apenas un mes. Cuando le preguntan por qué decidió escribirlo, Gallotta responde sin rodeos: dos motores, curiosidad y pasión. "Porque si no hay eso, es muy difícil que un periodista hoy —y te diría que desde los últimos diez años— esté dispuesto a hacer semejante esfuerzo", explica. Le molesta, dice, ese imaginario repetido de que un escritor vive de los libros. "La verdad es que eso, en Argentina, es imposible. Yo siempre viví de mi trabajo en Clarín, y cada pesito que me sobraba lo destinaba a hacer estos viajes".

Con el tiempo, reconoce, se obsesionó con la información, con los testimonios y con el seguimiento cotidiano de sus fuentes. "Los venís escuchando mes a mes, y de un momento para el otro te caen detenidos y los perdiste por completo. O te avisan: 'Che, durante un par de meses voy a estar desaparecido, yo te voy a ubicar'. Y nada, te vas enganchando, enganchando, enganchando". Llegó un momento en que sintió que no podía no hacer ese libro. "A pesar de haber dicho 'no publico más libros'. Así que nada, acá estamos".
Origen del título
Sobre el título —Te hice pica— explica que nació de una práctica delictiva creada a mediados de la década del 2000 por cuatro amigos, entre ellos el Pájaro Cantero. Eran jóvenes que buscaban dejar atrás "La Granada", cruzar la circunvalación, encontrar negocios más grandes y abandonar el cuatrerismo y los delitos menores. "Para comer muchas veces tenían que cazar, que pescar, y después hacer cosas muy absurdas: accidentes tipo carancho, iban a pedir préstamos no bancarios con recibos de sueldo truchos que después nadie devolvía", recuerda.

Un día, uno de ellos planteó una idea novedosa: "Che, ¿y si le empezamos a cobrar a los que venden drogas?" La propuesta incluía "cobrar por seguridad", para que los vendedores "estén todo bien con nosotros, que nos empiecen a pagar". A esa modalidad la llamaron te hice pica. Desde entonces iban transa por transa, diciéndoles: "Che, estás picado, a partir de ahora me vas a tener que empezar a pagar". "Eso es lo que les cambia la economía y el gran paso hacia esta historia triste del narcotráfico en la ciudad", reflexiona Gallotta.

Investigación en Rosario
Su investigación en Rosario comenzó formalmente en 2017, cuando se encontró con Lorena Verdún. Ese encuentro le reveló que había una historia que no estaba contada. Él suele insistir en que el periodismo policial se narra casi siempre desde la versión oficial: expedientes, ministerios, comunicados. "A veces, inconscientemente o no, el Ministerio de Seguridad marca la agenda de las secciones de policiales. Entonces siempre es el poder hablando sobre los protagonistas del crimen, contando lo que quieren contar. No digo que mientan, pero son ellos hablando sobre estas personas".

Lo que a él le interesa es otra cosa: escuchar a quienes nunca son escuchados. "Se supone que nos enseñan en toda escuela de periodismo que hay que escuchar a las dos campanas. Es lo que me gusta hacer y lo que siento que es lo correcto". Además, dice, allí encuentra información que jamás aparecerá en un expediente ni la conocerán jefes policiales o ministros. "Es entendible: desde las fiscalías y las policías que investigan lo único que buscan es la prueba para condenarlos el día de mañana. Y eso no es lo que me interesa contar".

Por eso decidió conocer a esas personas cara a cara y sentarse a escucharlas. Lorena fue su primer contacto. En aquel primer encuentro ella llegó acompañada por otra persona, y a partir de esas dos primeras entrevistas comenzó a abrirse el camino. Allí también apareció Celestina Contreras, la madre de Claudio "Pájaro" Cantero, una figura a la que muchos consideraban inaccesible.

Gallotta cuenta que logró hablar con ella porque lo llevaron hasta su casa; por sí sola, dice, no habría aceptado. "Cele habló conmigo porque me llevaron a hablar con ella. Si es por ella, no habla con nadie". Pero su forma de trabajar genera confianza. "Yo no voy con esto de: '¿Y usted qué tiene para decir de que sus tres hijos son criminales?' Para mí eso no tiene sentido. Eso que se lo pregunten el día del juicio, o que se lo pregunte la justicia".

Él prefirió indagar sobre las infancias, un tono distinto que abrió puertas. Y fue entonces cuando aparecieron historias que lo conmovieron. "Me acuerdo cuando ella me contó que a las doce de la noche, cada día de su cumpleaños, Monchi, Guille y Pájaro se peleaban por ver quién la saludaba primero. Yo eso lo hacía con mis hermanas: cumpleaños de mi mamá y nos poníamos como locos por ver quién iba y la abrazaba primero".

A partir de allí la mujer comenzó a relatar su vida. "Nadie estuvo conmigo —decía—. Yo los crié sola porque el papá estaba en la cárcel y nosotros salíamos a cirujiar. La ropa del más grande le quedaba al más chico e íbamos a los comedores del barrio". Gallotta aclara que, aun así, siempre mantiene la responsabilidad de informar y de explicar la carrera criminal que siguieron los hijos; pero considera imprescindible comprender el origen. Cree, como dice Javier Gómez Santander en la contratapa del libro, que "tenés que conocer el alma de los protagonistas. Si no la conocés, no vas a conocer la historia, porque no la vas a entender".

La otra historia del narcotráfico rosarino
Gallotta recuerda con precisión el momento en que entendió que había otra historia del narcotráfico rosarino que no estaba siendo escuchada ni ocupaba las portadas ni las pantallas de los medios. Fue cuando Lorena Verdún irrumpió en la presentación de un libro y dijo: "Escriben un libro sobre nosotros y no nos preguntan nada, no nos citan, no nos dan la posibilidad de hablar". Para él, lo que planteaba tenía toda la lógica del mundo. Era, en términos estrictos, lo que corresponde al ADN del periodismo: si se habla de alguien, esa persona debería tener la posibilidad de ser escuchada.

El periodista aplica ese criterio no solo con quienes están en el centro del delito, sino también con los funcionarios. "En el libro intenté entrevistar al gobernador Maximiliano Pullaro, por ejemplo. No tuve respuesta. Pero al menos lo intenté, gestioné con su jefe de prensa y mandé mensajes, es lo que corresponde", dice. Por eso, cuando oyó a Verdún denunciar que nadie se había tomado el trabajo de escucharla, decidió que era hora de hacerlo. "Voy a ir a escucharla", pensó. Y al llegar a ese submundo, explica, las historias comenzaron a multiplicarse. "Empezás a escuchar historias y te volvés loco, digamos, ¿no? Porque decís: 'uy, mirá, ya estoy acá, estoy instalado'".
Presentación de "Te hice pica". Gallotta junto a Sergio Naymark y Carlos del Frade

Valor del tiempo y la confianza en la investigación
En ese ambiente —no solo en Rosario, aclara, sino en cualquier parte del mundo— la gente valora que alguien se tome el tiempo de sentarse a tomar un café y escuchar su día a día. Están acostumbrados a ser personajes sobre los cuales otros hablan, no protagonistas con derecho a contar lo propio. También están acostumbrados al prejuicio. "Siempre está el concepto, el que te tira la chicana: 'ah, te cuentan todo porque quieren ser famosos'", relata. Él responde con un dato simple: "La mayoría está con otro nombre o cosas así". No parecen buscar fama, sino ser escuchados.

Gallotta no idealiza su rol: "A mí me gusta hacerlo, tampoco voy a decir que es necesario y todas esas cosas. Me gusta, lo disfruto, y ojalá que a muchos lectores también les guste". Le mencionan que hoy hacer periodismo desde el territorio es algo infrecuente. Es más fácil el escritorio, levantar un teléfono, pedir un contacto y cerrar la nota.

Cuando recuerda cómo llegó a cada fuente, lo resume con una fórmula esencial: siempre por un recomendado. Parece sencillo, dice, pero no lo es. Hubo entrevistados con quienes se reunió una vez para un café y luego desaparecieron por años, fruto de peleas internas entre los propios contactos. Retomó vínculo con alguno recién cuando el libro ya estaba entregado. Con otros, simplemente no logró que quisieran hablar. La clave es la paciencia, estar bien recomendado y plantear desde el primer café quién es uno, qué hizo y qué quiere hacer. En esos primeros minutos, explica, "ellos también te miran, te miden. Por cómo mirás, por cómo caminás, ya saben. Ya saben todo de vos".

Reconocimiento del trabajo previo
Que él trabajara en Clarín ayudó en algunos casos, porque sus textos estaban a mano y podían comprobar cómo escribía. De hecho, el proyecto nació como una serie de notas para el diario. "Entonces, cuando ven el material que vas haciendo, cada vez van confiando más". Con el tiempo, además, acumuló conocimiento de territorios y personas, tras haber investigado a colombianos, pandilleros y distintas organizaciones. Eso también pesa al momento de preguntarse "¿a quién le estoy contando?".

Pero lo fundamental, insiste, es conocer ese mundo. A menudo le sucede que lo citan para entrevistas y descubre que su interlocutor ni siquiera leyó la contratapa del libro. Entonces siente que está perdiendo el tiempo. Con sus fuentes, dice, pasa lo mismo. Cuando perciben que quien está delante no entiende la jerga, no conoce la lógica interna o no se interesa de verdad, se cierran. En cambio, cuando sostienen una charla donde pueden intercambiar experiencias —"más que entrevistas son charlas"—, todo fluye distinto. Si alguien le cuenta una situación y él responde: "Ah, sí, una vez estando en Bogotá, uno me contó esto", el otro nota que está hablando con alguien que lleva años escuchando historias similares.

Trabajo cara a cara y pasión
Hacer ese trabajo cara a cara es su día a día. Por eso, aunque en el mundo de los medios pesa tener un cargo o una firma conocida, en ese submundo eso se desarma enseguida. "Con ellos no. Con este tipo de fuentes no. Lo que pesa es esto de: 'che, otra vez estás acá, qué bueno'. Y eso, la pasión. Ellos valoran eso". La chapa de Clarín se cae, dice, cuando ven la primera nota.

Economía interna de las bandas y límites de publicación
A lo largo del libro, Gallotta reconstruyó también la economía interna de las bandas. Y admite que hubo cosas que no pudo publicar. "Tal vez el presente de alguna banda, o algunos acuerdos que tienen, no se pueden publicar", reconoce. También hay relatos donde los entrevistados ponen límites explícitos: "Yo te cuento las cosas que hago solo, pero no te puedo contar lo que hice con tal persona, porque lo incluye a él". Esas restricciones son habituales.
¿Dónde otros solo ven un sumario, toneladas de coca o un crimen, Nahuel encuentra, además, personajes, y demuestra que no has comprendido nada de la historia si no has entrado hasta el alma de sus protagonistas. Nahuel pone su mirada a la altura de los ojos de su fuente, no más arriba, no más abajo; no sale de la cama para ir a repetir a un sentenciado. Consigue lo que nadie más, que los criminales se cuenten por completo: cómo roban, cómo trafican, cómo celebran o huyen, cómo se corrompen, qué errores no saben dejar de cometer, a quién amaron, qué ambicionan o cómo se llevan con su mamá. Escribe sin azúcar, sin disculpa, sin reproches. Nahuel es un periodista que no da un paso sin sentir pasión. Todo empieza en su mirada. Es una lección sobre cómo alguien tiene que arrojarse al mundo para poder regresar y contarlo después.
Javier Gómez Santander, guionista de La casa de papel
Fútbol y narración de escenas
En el libro, el fútbol ocupa un espacio destacado. El periodista que lo entrevista señala que Gallotta habla mucho de Central y no tanto de Newell's. Para explicarle mejor la lógica del relato, prometió pasarle el libro apenas lo terminara. Entre las historias vinculadas al fútbol, hay una que llama la atención: la de alguien que va a la platea con un Rolex.

Gallotta admite que la escena lo fascinó. "En principio, yo soy futbolero", dice. Además de reconstruir hechos, le gusta contar lo que le va pasando durante el proceso, describir escenas. Lo hizo en sus libros anteriores y quiso mantenerlo aquí. El fútbol era inevitable: "El fútbol es todo acá". Cualquier futbolero, asegura, sueña con estar en un Central–Newell's. Él venía escuchando a una fuente que estaba vinculada al conflicto de la facción sur de la hinchada de Central, y sintió que el comienzo del libro debía ser esa escena. Le propuso a ese muchacho ir juntos a la cancha. Él aceptó.

Y entonces ocurrió lo inesperado: apareció con un Rolex. Gallotta, que es fanático de los relojes, lo había visto otras veces con distintos modelos y solía pedírselos prestados para probárselos. No es un objeto al que uno acceda cualquier día. Ese detalle le pareció cinematográfico y perfecto para abrir la historia. Un guiño a los amantes de la relojería —tema sobre el que ya había trabajado, investigando el robo de relojes de alta gama— y, sobre todo, el tipo de inicio que él busca: "Los comienzos para mí tienen que ser escenas". Esa, en particular, era una escena vivida en carne propia, no solo reconstruida a partir de un relato. Por eso la eligió.

Investigación en otros territorios
En sus recorridos por el país y la región, Gallotta fue descubriendo que tanto paraguayos como bolivianos suelen evitar Rosario. La explicación, cuenta, es simple y contundente. "La antagónica a la que son ellos", dice. Ellos se conciben como comerciantes. En Villa Celina, en La Matanza —"la mini Bolivia", como la llama—, donde hoy está uno de los centros neurálgicos del narcotráfico, muchos traficantes venden ropa, tienen talleres textiles o puestos en ferias.

Uno de los rosarinos que aparece en su libro le contó que no podía creer la escena: un hombre que vende remeras en un puesto, de repente saca de la mochila un par de kilos de cocaína. Esa naturalidad de comerciante de feria lo desconcertaba. Estaba acostumbrado a proveedores "llenos de oro", completamente opuestos al perfil silencioso de Celina. Esa modalidad, aclara Gallotta, se repite también en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Pero la diferencia esencial —y la razón por la que evitan Rosario— es la violencia. "Eso es lo que hace que ellos eviten desde hace años Rosario", afirma.

Para escribir el libro viajó por múltiples territorios y cruzó fronteras junto a sus fuentes. Lo recuerda como una experiencia "espectacular". Defiende su gusto por incluir relatos que pongan al lector a su lado, viendo lo mismo que él ve y siguiendo el día a día de sus protagonistas. Ciudad del Este, dice, es una ciudad que lo "vuelve loco". Cree que cualquier periodista de policiales debería conocer esos lugares donde "se respira todo", donde nacen los negocios, donde están los puntos neurálgicos del tráfico.

Por eso sintió que debía ir también a Bolivia y cruzar por las chalanas que dejan entrar al país sin ningún registro. Quería describirlo, sentir la adrenalina que mencionan sus fuentes y observar los controles de cerca. En esos cruces, recuerda, Gendarmería lo interrogaba: "Caballero, ¿de dónde viene? ¿Hacia dónde va? ¿A qué se dedica?" Esa tensión le permitió ver en vivo lo que viven los transportistas: si no dudás y no llamás la atención, seguís. Si bajás la mirada o titubeás, te dicen "tirate al costado" y aparece el escáner. "Ahí perdiste".

Para él era necesario vivirlo en carne propia. Son las cosas que, sostiene, uno recuerda para siempre: dónde estuvo y qué vivió.

Gallotta también aborda los límites del trabajo periodístico en territorio.

Experiencias que no están en los expedientes
Ese tipo de experiencias, insiste, no están en los expedientes. "El expediente es muy limitado", explica. Las fiscalías buscan solo lo que sirve para condenar a un imputado. "Yo les preguntaba por la pureza de la cocaína secuestrada y me decían: 'A mí mientras me dé azul, si es 3% o 90% me da igual, yo los imputo de drogas y listo'". Esa perspectiva judicial deja afuera un universo de detalles que a él sí le interesan. "Leo los expedientes, pero eso no es lo central de mi trabajo", aclara. Para él, cada periodista debe elegir su camino: "Para mí hay que ir por otros lados".

Entre esos "otros lados" aparece el fenómeno de los chicos de 13 a 16 años armados, sin estructuras, al frente de búnkers. Sobre eso también encontró respuestas. "En Buenos Aires y en Córdoba los chicos de esa edad quieren ser ladrones", explica. Rosario es la excepción. "Acá es la única plaza donde los pibes quieren ser —no digo narcos— pero sí tirar para los narcos, porque el estatus, el respeto, te lo da eso". En el país, afirma, Buenos Aires sigue siendo "tierra de ladrones", y esa cultura se replica en las cárceles. En federales, sostiene, los ladrones "dinosaurios" condenados a perpetua les hacen la vida imposible a integrantes de los Monos detenidos allí, por la disputa histórica del ladrón contra el narco. Por eso, dice, Rosario es atípico. Lo buscó y lo publicó intentando entender esa singularidad.

La ciudad, además, tiene otro rasgo particular: la irrupción permanente de la policía como actor económico del narcotráfico. "La policía es corrupta en todas las provincias —admite—, pero acá lo que me sorprende es que muchas veces son tus proveedores, ellos son los que te venden la droga". No se trata de un robo ocasional de kilos para revender; es un suministro sostenido. "Eso no lo vi en ningún lado". En Buenos Aires, señala, la corrupción suele implicar cobrar para hacer la vista gorda. "Jamás te va a vender kilos. O alguna vez, ponele, pero no es tu proveedor". En Rosario, sí. Ese circuito alimenta la traición como componente permanente del paisaje. Lo escucha una y otra vez en sus fuentes: "me soltó la mano".

La dinámica es la misma: un policía promete que toda una comisaría está arreglada, o que pertenece a una fuerza federal y garantiza cobertura en Gendarmería o Prefectura. El narco paga. Pero a veces el policía solo pide "una moneda" para sí mismo. "Hay gente que se creía intocable porque estaba pagando y de un día para el otro le patearon la puerta", cuenta. Muchos hoy están presos y dicen: "Che, ¿pero qué pasó? Si yo pagaba y me aseguraban que era invisible". Traiciones. Y también necesidades del sistema: cuando la ciudad está caliente, hay que demostrar resultados. "Constantemente tienen que haber detenidos, allanamientos, mostrarlo". En ese contexto, quien ayer era aliado puede ser enemigo mañana.

Gallotta también habla de sus propios límites como cronista en territorio. Cada periodista, dice, sabe hasta dónde puede llegar. Cuando percibe que le están contando algo que no quiere —o no debe— saber, se frena. "A veces te cuentan cosas al pasar y digo: 'No me lo digas, no lo quiero saber'. Porque si lo saben vos y tu compañero, el día de mañana eso se filtra y voy a estar entre los observados de que 'vos lo sabías'". No quiere conocer domicilios ni lugares íntimos aunque lo inviten. Evita cruzar barreras que lo comprometan.

También existe un límite ético que repite como mantra: no comerse el personaje. No creerse parte del mundo que describe. "Por entrevistar a ellos no soy un criminal más ni un amigo del crimen", afirma. No sale de noche con sus fuentes, no comparte escenas que puedan confundir los roles. Con algunos desarrolló confianza después de años de charlas, conoció detalles de sus vidas, sus mujeres, sus hijos. "Les tomás un aprecio", admite. Pero eso no convierte la relación en amistad. Conoce ejemplos cercanos de colegas que sí se metieron demasiado. Habla del caso de uno que, por entrevistar a estos grupos, terminó entrando en el consumo y desarrolló múltiples problemas. "Eso es comerse el personaje", dice. Él nunca consumió y no piensa empezar: "Sería un nenazo, como se dice ahora". Quizás lo define de la forma más clara posible: "No comerte el personaje. Yo soy un periodista ahí".

Hace ocho años que Nahuel Gallotta viene a Rosario, y en ese tiempo ha recorrido sus calles, sus barrios y sus historias, enfocándose en la violencia, el crimen y el narcotráfico que atraviesan la ciudad. Al hacer un balance de lo que ha descubierto, Gallotta confiesa que lo que más lo sorprendió es que Rosario es la única ciudad donde todo el que vende droga tiene que pagar para poder hacerlo, y no a la policía. "Eso es lo que me sorprende por sobre todas las cosas", dice. Además, sostiene que aquí el estatus lo tiene el narco y no el ladrón. Esa constatación fue la que lo llevó a escribir sobre Rosario. Para él, se trata de algo que los expedientes judiciales apenas registran y, por eso, es difícil que se conozca: "La industria de la protección, eso es propio solo de Rosario, de estos barrios, y está instalado acá y en ningún otro lado más".

Gallotta también aborda la implicancia de la policía y del poder político en esta trama. Señala que siempre hay nexos, reuniones y contactos con el poder político, aunque no siempre se puedan comprobar judicialmente. "El poder político siempre es nombrado en las entrevistas. Siempre hay reuniones, siempre hay nexos con el poder político. Bueno, hay cosas que no están comprobadas judicialmente, pero sí que se habla en los cafés y tiene lógica cuando ves que los homicidios bajaron notoriamente y el mensaje oficial es que la causa de esa baja es mayor presencia policial: que en lugar de 30 patrulleros hay 60 y mayor control en las unidades penitenciarias. No sé, a mí como periodista me da por preguntar ¿de verdad es solo eso?. En los cafés se dice otra cosa: que hay acuerdos, que hay pactos. Me consta de una investigación, de una declaración; de hecho, en el libro está, pero no hay mucho más que eso".

Explica que esos acuerdos suelen tener objetivos concretos, como bajar la violencia en las calles: "Existe un grupo que viene y te plantea esto: de hecho, necesitan que bajen las armas, que no haya tiros. Entonces sí, el poder político siempre está. Y yo creo que no solo en Rosario, a nivel nacional siempre hay. Siempre se habla de que, para hacer el negocio más grande de este mundo del narcotráfico, que es la exportación vía buques hacia Europa, siempre se dice que tenés que tener los contactos en el puerto, y que son contactos políticos. Ahí no llega el comisario gordo que te pide una moneda por el búnker. Es como que el negocio de abajo es de los policías y el negocio de arriba es del poder político. O sea, vos tenés que tener contacto con ellos si querés que te salga bien. No porque vos quieras perder cargamentos y regalar, acá llega un punto en el que hay demasiado dinero en juego y nadie lo quiere arriesgar. Nadie va a hacer una inversión de un millón de dólares si no es seguro que va a salir bien, entonces vos tenés que buscar esos contactos que te aseguren que la mercadería va a llegar o que va a bajar en destino y que vos la vas a poder vender".

Mapa de la violencia, un trabajo que pudo molestar al poder
En la charla se le recordó a Sergio Naymark el trabajo que hicieron con el mapa de la violencia, un proyecto que ya no está disponible de manera completa. "La investigación se desarrolló entre 2017 y 2018, durante años de picos de homicidios en la ciudad, y buscaba reflejar la realidad no solo a partir de los números oficiales, sino también de los no oficiales", señaló el colega y sumó: "Eso es otro tema: no son los mismos números los que te ofrecían en aquel momento de parte del Ministerio de Seguridad en cuanto a la cantidad de muertos. Vos te enterabas saliendo a la calle que había más muertos que los que esos números decían. Metiendo esos dos, ese combo de números en un bolillero y los nombres de las personas y los barrios, y tratando de hurgar en los motivos que llevaron a esos homicidios, se trató de armar este mapa lo más fielmente posible. Fue un trabajo en el que participaron todos los compañeros de la sección: nadie quedó excluido. Algunos trabajaban con los números, otros con infografías, otros con trabajo territorial, entrevistas, redacción de texto. Bueno, fue un trabajo grupal y, qué bueno que afortunadamente tuvo su rédito, al menos tener un diplomita, una mención en tu casa diciendo: 'Che, para esto que hicimos, para algo valió'. Y si no está más, bueno".

Naymark también reflexiona sobre la relación entre el periodismo, el poder político y el narcotráfico, señalando que la censura o el control editorial a veces hacen desaparecer trabajos que podrían resultar incómodos. "Recién terminabas de hablar vos conmigo de cómo incide o qué relación puede haber entre el campo narco y el campo político, y en el periodismo pasa lo mismo. Vio, usted sabe de eso: a veces hay cuestiones…", dice Naymark.

El periodista aclara que actualmente se denomina control editorial. "Control editorial es la palabra que se usa ahora. Bueno, hay algunas cuestiones de control editorial que hacen que esos trabajos desaparezcan, cuando las personas que hacen ese control editorial, en el momento en el cual aquel trabajo se hizo, ocupaban otro rol. Entonces son trabajos que pueden molestar", señala el cronista que pasó por la redacción de La Capital, decano de la prensa argentina.

Al escuchar a Gallotta hablar de su producción en Rosario durante estos años, uno siente una mezcla de admiración y cierta envidia. "A veces decís: che, tuvo que venir un tipo de Buenos Aires para explicarnos cómo se hace esto. Después, cuando pensás en frío, decís: no, en realidad no te está enseñando. Nosotros lo hacíamos, no con la profundidad, eso seguro, con la profundidad que le hizo Nahuel, pero uno tenía acceso quizás a las mismas fuentes o a las mismas relaciones y no lo hiciste. Y no lo hacíamos, creo, en gran parte por culpa de uno".

Recuerda Naymark la presentación de un libro y la reacción de Lorena Verdún, que le hizo percibir que había algo que podía investigar: "Vino a la presentación de un libro, ve a Lorena Verdún reaccionar de determinada manera y, a partir de esa reacción, dice: 'Che, tiene razón esta mína, ¿no? A ver, le voy a ir a preguntar por qué'. Y a partir de esa relación, empezar a construir una historia. Yo tuve oportunidades varias veces de hablar con Lorena y, sin embargo, y estuve en la presentación del libro y, sin embargo, a mí como periodista no, no tuve esa cuestión de olfato, decirle: 'Che, claro, tendría que haber ido a preguntarle'. Bueno, esas son las cosas que diferencian, por ahí, el quehacer cotidiano, la sapiencia o el conocimiento de cada uno de nosotros".

Naymark también describe las dificultades que enfrentó al intentar publicar entrevistas con personas ligadas al narcotráfico: "Si yo voy al diario La Capital y le ofrezco una entrevista con Lorena Verdún o con Monchi Cantero o con XX, ¿me la van a publicar? Y lo más probable que no. Yo tuve serios inconvenientes las veces que he podido entrevistar a gente ligada al mundo del hampa, no solo del narcotráfico: llegar a la redacción y chocarte con secretarios o con jefes de redacción que te decían: 'No, no, esto no va. ¿A quién le interesa lo que dice Julio Rodríguez Grantón, el peruano? No, ya está, aparte ya lo publicamos, ya dijimos quién es, qué hace, qué condena tiene. Bueno, pero acá habla él, no habla el expediente'. Que es un poco lo que cuenta Nahuel a partir de su experiencia. Te rebotaban las notas, entonces te la rebotan una, te la rebotan dos, te la rebotan tres a la cuerda. Vos decís: 'No la hago, ¿para qué?'".

Finalmente, Nahuel Gallotta invita a seguir descubriendo la historia no oficial del narcotráfico en Rosario. Su libro se consigue a través de la tienda de Orsai y en Homo Sapiens, Sarmiento 839. A través de ocho años de investigación, Gallotta construyó un relato que revela los hilos invisibles del poder, la violencia y el crimen en Rosario, un mapa que no aparece en las estadísticas oficiales pero que palpita con intensidad en los barrios, las calles y las historias de la ciudad.

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domingo, 7 de diciembre de 2025

Terminal Marítima Escobar: un megaproyecto que amenaza el delta del Paraná

En el corazón del Delta del Paraná, un proyecto de puertos y viaductos amenaza humedales, comunidades ribereñas y el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos. Viviana Rebasa, referente ambiental de la Red del Río Luján, explicó en las Señales el detalle los riesgos y las irregularidades detrás de la Terminal Marítima Escobar
Viviana Rebasa camina con firmeza por el territorio que ha defendido durante años. Activista socioambiental e integrante histórica de la Red del Río Luján y de la Asociación Ambientalista del Partido de Escobar, conoce cada isla, cada brazo del río, cada recodo del Delta del Paraná. Hoy, su voz se alza contra uno de los megaproyectos más controvertidos de la región: la Terminal Marítima Escobar. Se trata de la construcción de dos puertos y un viaducto de 18 kilómetros sobre humedales clave, en un corredor ya saturado de actividades de alto riesgo ambiental, incluido un puerto regasificador de GNL.

A pesar de las denuncias de organizaciones, especialistas y vecinos sobre "irregularidades en la evaluación ambiental, ausencia de participación pública, subestimación de impactos y profundización del extractivismo", el proyecto avanza con el respaldo político del municipio y de la provincia, además de contar con la aprobación de Nación. Desde fines de 2024, ambas jurisdicciones anunciaron públicamente el proyecto, un raro consenso político que, como señala Rebasa, refleja "la incidencia profunda de estas cuestiones estructurales del país, donde los intereses se alinean más allá de los partidos".

El megaproyecto en detalle
Viviana explica que el proyecto no se limita a la construcción de puertos. Está diseñado como un mega-nodo logístico, con un puerto cerealero, un puerto multipropósito y la proyección de un viaducto terrestre de 18 kilómetros, pensado para el tránsito constante de camiones sobre islas del delta. "Las islas son extremadamente frágiles, con una importancia ambiental vital. La planificación de estas vías de acceso no considera los impactos sobre el agua, la biodiversidad ni los ecosistemas circundantes", advierte.

Además, el proyecto contempla extender la traza del ferrocarril Mitre hasta los muelles de ambos puertos, y consolidar la presencia del puerto regasificador ya instalado entre los dos. Este puerto, altamente peligroso por la operación ship-to-ship de GNL, almacenaría grandes cantidades de gas natural licuado. Según Rebasa, la intención es que el puerto sirva para "abastecer a la megaminería y actuar como centro de acopio de materias primas", especialmente litio, destinado a la exportación. También está previsto "extraer arena de fractura hidráulica desde Entre Ríos para Vaca Muerta", integrando esta terminal a un esquema nacional de transporte de recursos estratégicos.

Alcance ambiental y social
La magnitud del proyecto, insiste Rebasa, es inédita en la región. No solo se trata de Escobar: los impactos potenciales se extienden a toda la hidrovía del Paraná, el río de la Plata y áreas protegidas cercanas, incluido el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, un Sitio Ramsar de relevancia internacional. La profundización del dragado, necesaria para que los buques Panamax y otros de mayor calado puedan operar, requiere remover contaminantes acumulados en el fondo del río, incluidos agroquímicos y metales pesados, que podrían afectar la potabilidad del agua y los ecosistemas fluviales. Los estudios ambientales que acompañan al proyecto no detallan cómo se manejarán estos riesgos, ni consideran que los efectos no se limitarán a Escobar, sino que afectarán aguas arriba y aguas abajo, impactando Santa Fe, Entre Ríos y el tramo final del Paraná.

Impactos sobre la biodiversidad
La afectación a la biodiversidad también es crítica. Aunque los puertos no se construirán dentro del Parque Nacional, la proximidad al área de amortiguación compromete la conservación de especies emblemáticas como el Ciervo de los Pantanos, que depende de ríos con características naturales intactas. La construcción de terraplenes para el ferrocarril alterará el escurrimiento natural de los humedales y reducirá hábitats fundamentales. Rebasa subraya que los estudios oficiales omiten estas proyecciones, un déficit grave frente a las normas de protección ambiental y los compromisos internacionales asumidos por Argentina.

Operaciones estratégicas y extractivas
El proyecto además plantea la instalación de tanques de GNL y acopio de materiales de la megaminería, elementos que no fueron transparentados en la documentación oficial ni en las consultas públicas previas. Según la activista, esto contraviene el "Acuerdo de Escazú", que garantiza la participación ciudadana desde los inicios de los proyectos de alto impacto ambiental. Las audiencias actuales, afirma, "son irregulares, nulas de contenido, y buscan legitimar decisiones que ya están tomadas detrás de la ciudadanía".

En paralelo, la consulta pública lanzada por el Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires para el Puerto Multipropósito ofrece a la ciudadanía la oportunidad de manifestarse, aunque la información oficial es limitada. Rebasa y su equipo han elaborado un documento con argumentos técnicos y legales, en colaboración con la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, que sirve como guía para presentar observaciones. Este material detalla 22 aspectos críticos del proyecto, desde la infraestructura proyectada hasta los impactos sobre especies y ecosistemas, y está disponible en las redes sociales de "Escobar Defiende su Río".

La participación ciudadana como herramienta
Cualquier ciudadano con DNI argentino puede participar. En la página del gobierno de la provincia de Buenos Aires se encuentra el formulario de consulta, dónde se debe subir una foto de su documento y enviar observaciones por escrito hasta la fecha límite, en este caso el 9 de diciembre a las 23:59. Viviana enfatiza que la participación no es un formalismo: es una herramienta legal y social para proteger el ambiente, obligando al Estado y a los inversionistas a considerar los riesgos reales. "Cada observación, cada fundamento técnico que la ciudadanía aporte, fortalece la defensa del río, de los humedales y de la vida de las comunidades ribereñas. No es un impacto local: es un impacto interjurisdiccional, que afecta la hidrovía, las cuencas y áreas protegidas", señala.

Impactos sobre la biodiversidad y áreas protegidas
La Terminal Marítima Escobar tendrá efectos directos sobre el agua y la hidrovía. Para que los puertos sean viables, será necesario un dragado extensivo, que no se limita a las hectáreas inmediatas de los puertos, sino que afectará toda la hidrovía hasta la desembocadura del río de la Plata, removiendo sedimentos contaminados y alterando las características hidrológicas del río. Este dragado tendrá consecuencias sobre la potabilidad del agua, la fauna acuática y la navegación, y plantea serios riesgos legales ante la falta de evaluación completa de impactos.

Proximidad al Parque Nacional Ciervo de los Pantanos
A esto se suma la cercanía del proyecto al Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, donde la construcción de terraplenes y muelles afectará la movilidad del ciervo emblemático, reducirá la superficie disponible para su hábitat y modificará la dinámica natural del río, comprometiendo la conservación de especies y la integridad del ecosistema. Los humedales, además, cumplen un rol esencial en la regulación hídrica y la preservación de la biodiversidad, por lo que cualquier alteración tiene efectos multiplicadores sobre la región.

Falta de transparencia y coordinación
Viviana subraya que la información parcial y la omisión de impactos interjurisdiccionales desvirtúan cualquier consulta pública. La falta de coordinación con otras provincias y organismos nacionales, la no consideración del Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS) para un desarrollo sostenible del delta, y la escasa difusión en medios de alcance nacional, son señales de que el proyecto se desarrolla al margen de la transparencia necesaria. La participación ciudadana, insiste, es la herramienta que permite exigir audiencias públicas completas, información técnica precisa y evaluaciones ambientales integrales, de manera que los impactos puedan ser comprendidos y gestionados correctamente.

Una lucha por el futuro del Delta
La Terminal Marítima Escobar, concluye Rebasa, no es un proyecto menor ni aislado: se trata de un megaproyecto que combina logística portuaria, transporte terrestre y ferroviario, almacenamiento de GNL y acopio de recursos estratégicos, con impactos potenciales sobre humedales, ríos, áreas protegidas y comunidades ribereñas. La densidad de los estudios, la magnitud de la infraestructura y la ausencia de participación efectiva hacen que la región esté en riesgo, mientras la ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad de intervenir, exigir legalidad y proteger el Delta del Paraná.

A lo largo de los años, Viviana Rebasa ha trabajado para controlar proyectos de alto impacto, garantizando que la voz de las comunidades y la protección del ambiente no sean ignoradas. En este caso, su labor se centra en visibilizar todos los riesgos, desde la profundización del río y los contaminantes hasta los efectos sobre especies emblemáticas y el funcionamiento de los humedales. La Terminal Marítima Escobar representa un desafío concreto: equilibrar los intereses económicos con la preservación de ecosistemas frágiles y esenciales para la vida, tarea que requiere transparencia, información y participación ciudadana efectiva desde el inicio.

Un megaproyecto que trasciende Escobar
El proyecto ha reunido atención mediática, pero todavía queda por esclarecer la totalidad de sus impactos y la legalidad de los procesos de aprobación. Viviana y su equipo invitan a la ciudadanía a informarse, participar y presentar sus observaciones, recordando que la defensa del río y del Delta no es solo un tema local: es un asunto de interés nacional e interjurisdiccional, que involucra la vida de millones de personas y la preservación de ecosistemas fundamentales.

En Escobar, el futuro del Delta está en debate. La Terminal Marítima Escobar es más que un puerto: es un símbolo de cómo se enfrenta la tensión entre desarrollo económico, conservación ambiental y derechos ciudadanos. La voz de quienes conocen el territorio, como Viviana Rebasa, se convierte en una guía esencial para entender lo que está en juego y para que la sociedad participe activamente en la decisión sobre el uso de un recurso vital como es el Delta del Paraná.

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sábado, 6 de diciembre de 2025

San Jorge, el proyecto que amenaza el agua de Mendoza: ciencia censurada, represión, negocios opacos y un pueblo que vuelve a levantarse

En plena discusión legislativa y con un gobierno decidido a aprobarlo a contrarreloj, el proyecto megaminero San Jorge reabrió viejas heridas en Mendoza. Marcelo Giraud, geógrafo, docente e integrante histórico de la Asamblea Popular por el Agua, advierte en Señales sobre el impacto ambiental, la manipulación institucional, la presión sobre la ciencia, el rol de los medios hegemónicos y el regreso de la violencia policial. Una crónica para entender qué está realmente en juego.

En Mendoza, la discusión por el agua —ese recurso que sostiene la vida en una provincia desértica— se convirtió en un pulso social que vuelve cada cierto tiempo como un terremoto político. Esta semana, el Senado provincial tratará nuevamente el proyecto megaminero San Jorge, que pretende extraer cobre, oro y plata en Uspallata, dentro de la cuenca del río Mendoza. Allí se juega la salud del principal río de la provincia y, con él, el abastecimiento de tres de cada cuatro mendocinos. La votación no es una más: llegó envuelta en presiones políticas, informes científicos objetados, documentos oficiales alterados y un trámite legislativo acelerado.

En este clima crítico emerge la voz de Marcelo Giraud, geógrafo de la Universidad Nacional de Cuyo, docente, investigador y miembro desde hace quince años de la Asamblea Popular por el Agua. Su participación constante en audiencias, debates y procesos legislativos lo convirtió en una referencia indispensable para comprender el conflicto minero en Mendoza.
Un proyecto que vuelve por la ventana
Giraud recuerda que San Jorge es un emprendimiento de minería a cielo abierto ubicado en el norte del Valle de Uspallata, emplazado casi por completo dentro de la cuenca del río Mendoza. "Aguas abajo vivimos más de un millón y medio de personas", subraya, recordando que esa cuenca abastece no sólo al oasis norte, sino también al área conectada superficial y subterráneamente con el río Tunuyán inferior.

No es la primera vez que la historia se repite. El procedimiento original comenzó en 2008 y, luego de tres años de debates y una resistencia social creciente, la Legislatura lo rechazó en 2011. "Lo paradójico —subraya— es que quienes hoy impulsan el proyecto lo rechazaron en aquel momento: Alfredo Cornejo y Luis Petri entre ellos." Para Giraud, lo que vuelve ahora es apenas "un refrito" del proyecto anterior: cambios menores, sin mayores garantías y, en puntos clave, con "información incluso peor que la de hace quince años".

La actual Declaración de Impacto Ambiental aprobada por el Ejecutivo es, afirma, "más laxa" que la emitida en 2011. Por eso, el paso por la Legislatura —exigido por la Ley 7722— es determinante. Diputados ya dio media sanción; el Senado define el destino.
Informe científico, presión política y censura
En el centro del conflicto institucional aparece el episodio Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El Centro Científico Tecnológico (CCT) CONICET Mendoza tenía una representante en la Comisión Evaluadora que, según Giraud, "firmó un acta final sin consenso de la comunidad científica" y en contradicción con informes sectoriales de especialistas de la propia institución.

Con preocupación, un grupo de científicos elaboró un informe extenso que detallaba "incertidumbres enormes" y "deficiencias graves" del proyecto. El documento, respaldado institucionalmente, fue publicado en la web del CONICET.

La reacción política no tardó: según Giraud, fue la vicegobernadora —que también preside el Senado— quien llamó a autoridades nacionales y promovió una reunión "sumamente ríspida", en la que habrían mediado insultos y amenazas. Horas después, el informe fue dado de baja y reemplazado por otro mucho más liviano. Las organizaciones socioambientales y la Asamblea de Trabajadores del CONICET lo denunciaron como un acto de censura científica.
Cómo opera el gobierno: audiencias, datos falsos y estigmatización
Desde enero, afirma Giraud, el gobierno "cumplió con las formas, pero no con el fondo" del proceso de evaluación ambiental. Recuerda que la audiencia pública fue convocada "dentro de una estancia privada de la empresa, en pleno invierno, a 2.600 metros de altura y lejos de Uspallata". Aunque hubo conexión virtual, la logística fue un obstáculo evidente para la participación.

Denuncia que altos funcionarios repitieron datos de empleo difundidos por la empresa que "no coinciden en absoluto" con el expediente oficial. Ejemplifica con una frase de la ministra que aseguró que el lugar de la audiencia estaba a 15 minutos de Uspallata, cuando en realidad son 42 kilómetros de camino de montaña.

Y está la estigmatización. La vicegobernadora llegó a afirmar que quienes se oponen al proyecto son "cuatro trastornados que no han leído nada". Para Giraud, el gobierno actuó "más como agente publicitario de la empresa que como organismo de control".
 
La batalla por la licencia social
La licencia social es hoy una de las disputas centrales. El gobierno interpreta que el 53% obtenido por su alianza en la elección nacional equivale a un apoyo al proyecto. Giraud lo considera "un absurdo". En Uspallata —zona más afectada— esa fuerza obtuvo apenas el 40% de los votos emitidos, que representan el 27% del padrón. "El 70% de la comunidad sigue oponiéndose, como en 2010 y 2011", asegura.

Mientras tanto, la oposición crece: peregrinaciones desde el Valle de Uco, el sur, Lavalle; caminatas con la imagen de la Virgen en el Día de la Inmaculada; y una masiva concentración esperada para el día de la votación. En redes sociales, el rechazo "atraviesa edades, clases y simpatías políticas". Para Giraud, se acerca un clima similar al de diciembre de 2019, cuando el gobierno tuvo que dar marcha atrás ante un estallido social.

Las comunidades originarias también entran en escena: los pueblos huarpes niegan haber otorgado el consentimiento libre, previo e informado que exige el Convenio 169 de la OIT. Denuncian afectación de su territorio, cultura y espiritualidad, y aseguran que el proceso de consulta gubernamental "no fue ni libre, ni previo, ni adecuadamente informado".
Economía, regalías y el mito del millón de empleos
En el terreno económico, Giraud desarma el discurso oficial. Dice que es falso que la minería pueda generar "un millón de puestos de trabajo", cuando actualmente la minería metalífera emplea sólo a 11.000 trabajadores en todo el país, más de la mitad en Santa Cruz.

También señala que, junto con San Jorge, la Legislatura tratará una nueva ley de regalías mineras directamente alineada con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) impulsado por el gobierno de Javier Milei: fija un techo del 5% y abre la puerta a fuertes reducciones y exenciones. "Una ley hecha a medida de las mineras", dice, que garantiza seguridad jurídica a las empresas pero deja a Mendoza en la incertidumbre de si terminará percibiendo apenas "0%, 2% o 3%".

Sobre el empleo indirecto, afirma que se trata de "una de las grandes mentiras" del sector, ya que gran parte se genera en los países donde se fabrican los bienes de capital.
 
El riesgo real: la contaminación del acuífero de Uspallata
Aunque el proyecto no secaría el oasis productivo, el riesgo mayor es "la contaminación del acuífero de Uspallata". La empresa sostiene que el área pertenece a la cuenca endorreica de Yalguaraz, sin conexión con el río Mendoza. Pero, según Giraud, toda la evidencia científica indica lo contrario: hay comunicación subterránea. Y tres escombreras y la planta de tratamiento están directamente en la cuenca del Mendoza.

La consecuencia sería grave: agua contaminada con metales pesados o sustancias químicas llegar al río y al oasis productivo. "Está en riesgo el agua de nuestras canillas, y también la calidad de la producción agrícola y agroindustrial", advierte. Y alerta que la aprobación de San Jorge abriría la puerta a "una ola de nuevos proyectos" que modificarían profundamente el modelo de provincia.
La calle como escenario y la sombra de la represión
Las movilizaciones recientes conviven con un recuerdo que aún duele: la represión del 23 de octubre. Para Giraud, lo sucedido ese día fue "gravísimo, nunca visto en democracia". Identifica al comisario Mario Riili —entonces a cargo del operativo, vestido de civil— como quien inició la violencia contra la movilización. Hubo detenciones violentas, torturas, malos tratos físicos y personas ingresadas por la fuerza dentro de la Legislatura, transformada en un "centro de detención temporario".

Para el próximo martes, el gobierno anunció un fuerte vallado en la zona legislativa. Giraud pide que no se repita la violencia y destaca que la protesta reciente fue masiva, intergeneracional y totalmente pacífica. Confía en que la magnitud de la movilización será un factor disuasivo.

Quiénes están detrás de San Jorge y qué papel juegan los medios
La empresa que impulsa el proyecto también mutó con los años. Aquel San Jorge original, de capitales canadienses, pertenecía a una empresa junior que buscaba aprobar ambientalmente el proyecto para venderlo. En 2014 pasó a manos rusas bajo un propietario estonio, la familia Bronstein. Tras la guerra en Ucrania, la operación se desplazó a Suiza bajo el paraguas de Solway Investment Group, firma con "un pésimo historial internacional", según Giraud. Hoy, la cara visible es Zonda Metals GmBH de Suiza, que actúa como pantalla local, y que se asoció con Alberdi Energy: 70% Solway (vía Zonda), 30% Alberdi.

El poder mediático también es parte del mapa. Giraud denuncia un "cuasi bloqueo informativo" por parte de los medios hegemónicos de la provincia, especialmente los del grupo Vila-Manzano, aunque no únicamente ellos. Según explica, esos conglomerados reproducen "un discurso único que repite las mentiras del gobierno y de la empresa", invisibilizando la resistencia y silenciando datos críticos. Recuerda que estos grupos tienen intereses propios en áreas mineras y petroleras de la provincia, lo que explica su alineación con el discurso pro-extractivista. Las voces críticas, en cambio, encuentran su espacio en medios comunitarios, universitarios y plataformas alternativas.
Las comunidades huarpes niegan el consentimiento a la minera San Jorge
Las comunidades huarpes de Uspallata y de la Cuenca del Río Mendoza presentaron el resultado del procedimiento de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) respecto del proyecto "PSJ Cobre Mendocino", en cumplimiento del Convenio 169 de la OIT y el art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional. El pronunciamiento fue negativo.

En un comunicado, destacaron que el CLPI "no es una concesión del Estado sino un derecho preexistente", pero señalaron que el proceso llevado adelante por la empresa y el Gobierno provincial no cumplió con los requisitos básicos: no fue libre, no fue previo y no fue adecuadamente informado.

Un procedimiento sin garantías
Las comunidades afirmaron que el proceso no fue libre, porque la empresa intentó persuadirlas con supuestos beneficios económicos y la autoridad apuró plazos, ignorando fechas acordadas. Tampoco fue previo, ya que se inició 17 años después de que la minera ingresara al territorio, cuando el Estudio de Impacto Ambiental ya estaba avanzado y la Declaración de Impacto Ambiental había sido enviada para ratificación legislativa.

Además, aseguran que no fue informado, porque sólo recibieron un resumen escueto del informe ambiental, sin datos esenciales y con grandes dificultades para acceder por sus propios medios a información pública. A pesar de múltiples consultas escritas, las dudas tampoco fueron resueltas en la asamblea realizada en Guaytamari ni durante la visita al sitio.

En esa recorrida constataron que el área posee cualidades ambientales y patrimoniales excepcionales, con valores universales que —sostienen— ameritan conservación y no una explotación a gran escala.

Patrimonio cultural y riesgo para el Qhapaq Ñan
Las comunidades denunciaron que el proyecto es incompatible con el Itinerario Cultural del Qhapaq Ñan, patrimonio de la humanidad. Aseguran que la explotación afectaría de manera significativa la cuenca visual del Camino Ancestral Andino, alterando un paisaje sagrado para los pueblos originarios y poniendo en riesgo su categorización UNESCO.
El paisaje prístino, señalan, constituye un patrimonio intangible vinculado a su cosmovisión y espiritualidad.

Agua, cuenca y sustancias tóxicas
Rechazaron el relato gubernamental-empresarial que afirma que el proyecto se ubica en una cuenca aislada sin conexión con el Río Mendoza. Citan el informe del hidrogeólogo José María Cortés (UBA-CONICET), que demuestra que no existen barreras para el escurrimiento superficial o subterráneo hacia Uspallata y el río. Desde el cerro San Jorge, describen, es visible el valle y sus líneas de escurrimiento descendentes.

También cuestionaron la presunta inocuidad de las sustancias químicas a emplear y la minimización del drenaje ácido, la generación de material particulado y la liberación de tóxicos al aire, agua y suelo, advertidos por múltiples informes científicos. La línea de base ambiental, agregan, es incompleta: no hay inventarios de flora y fauna, estudios de biodiversidad, fitosociología, ecología, ni relevamientos del uso ancestral de las especies nativas.

Tampoco existe monitoreo continuo del Arroyo del Tigre, por lo cual —afirman— es imposible determinar si habrá disponibilidad suficiente de agua y de dónde se obtendría en caso de déficit.

Fauna protegida y violación de leyes ambientales
Las comunidades sostienen que el proyecto viola la Ley Provincial 6599 de Monumentos Naturales, porque en la zona habitan especies protegidas como el guanaco, el choique, el cóndor y el gato andino (incluido en la ampliación de la norma). La protección alcanza también a los hábitats, en los que —según la Ley 6045— no se permite actividad humana alguna.

Además, no está determinado el impacto en la biomasa, el sumidero de carbono, el banco de germoplasma ni la sensibilidad de las especies, especialmente la fauna nativa que utiliza el área como hábitat.

Impacto social y "zona de sacrificio"
Señalan que ni la empresa ni el Gobierno describen la crisis social que vive Uspallata desde hace 17 años por la imposición del proyecto. Denuncian que el Ejecutivo intenta mostrar la zona como vulnerable, pese a ser uno de los asentamientos con mayor inmigración de Mendoza, y que omite los potenciales impactos: aumento de delincuencia, trata, juego, prostitución y narcotráfico, dinámicas asociadas a las llamadas "zonas de sacrificio".

Coerción, censura y causas armadas
Las comunidades afirman que, durante el CLPI y el proceso de evaluación ambiental, se configuró una fusión de roles entre empresa y Gobierno, actuando como una unidad ejecutora del proyecto. Acusan a ambos de invalidar informes técnicos contrarios, ejercer coerción, perseguir voces disidentes y recurrir a la censura, la represión y detenciones arbitrarias, con causas inventadas para disciplinar a la comunidad y forzar la aceptación del proyecto.

Por todo lo expuesto, el consentimiento indígena al proyecto es categóricamente negativo. Solicitan a las autoridades rechazar el emprendimiento y aprobar la creación del Área Natural Protegida Uspallata–Polvaredas (expediente 65858-2014-D).

Advierten que desconocer su consentimiento —de carácter vinculante— implicaría la nulidad del proceso aprobatorio, y anticipan que recurrirán a todas las instancias administrativas, judiciales y especialmente internacionales para resguardar sus derechos.

Finalmente, reclaman al Gobierno la convocatoria a todas las comunidades originarias de Mendoza para elaborar, en conjunto, un nuevo protocolo de CLPI que reemplace al aprobado por Resolución 130, dictado sin participación indígena.

Firmado por las comunidades huarpes Guaytamari, Llahue Xumec y otras comunidades de pueblos originarios de la Cuenca del Río Mendoza, Uspallata, 6 de noviembre de 2025.

Zonda Metals: origen, estructura y vínculos
Zonda Metals fue inscripta originalmente en Suiza y en noviembre del año pasado se registró como sociedad extranjera en Argentina con domicilio legal en Mendoza. El trámite, oficializado en el Boletín Oficial provincial, habilita a la firma a operar como accionista, realizar fusiones y adquirir empresas. La registración se conoció pocos días después de la Cumbre de Minería Sostenible, y fue celebrada por el gobernador Alfredo Cornejo.

La empresa no posee sitio web oficial; su único rastro público aparece en portales de datos corporativos, donde figura como comercializadora mayorista de metales y minerales. Allí se consigna que su directora general es Olga Nikolaeva, de origen ucraniano y nacionalidad luxemburguesa.

Según una investigación de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, detrás de Zonda Metals continúa operando Solway, holding con sede en Malta y ramificaciones en paraísos fiscales. Señalan que la rápida aparición de la empresa, la desaparición de Minera San Jorge de los registros públicos del holding y una intensa campaña mediática con datos sin respaldo alimentan nuevas dudas.

Citan portales financieros que ubican a Nikolaeva como integrante del directorio de Solway y accionista de Minera San Jorge. Mencionan que Solway aparece en los Paradise Papers, vinculada a maniobras financieras de empresas offshore.

Grupo Alberdi: el socio local
El otro actor clave es el Grupo Alberdi, propietario de Cerámica Alberdi, Gigot y Alberdi Energy. Esta última desarrolla parques solares en Jujuy, produce equipos para el sector petrolero y gasífero, y participa en exploración y extracción de litio.

A través de su subsidiaria Huincul, impulsa el Proyecto Cerro Amarillo en Malargüe, para extraer cobre, oro, molibdeno y plata. Controla un paquete minero de 63.000 hectáreas, de las cuales 14.000 corresponden a ese yacimiento. Tras adquirir el proyecto en 2023, inició inversiones y busca asociarse con capitales extranjeros para beneficiarse del RIGI.

Cerámica Alberdi acumula además denuncias de vecinos desde hace más de una década por contaminación y afecciones respiratorias, alérgicas y oculares en zonas cercanas a sus canteras.
Agenda de actividades rumbo al martes decisivo
En Mendoza, la resistencia se organiza en todo el territorio. En el centro del conflicto está el agua, y alrededor del agua una discusión que ya excede al proyecto San Jorge: interpela a la ciencia, las instituciones, los territorios, las comunidades, la democracia y el modelo productivo de la provincia. Estas son las actividades previstas en la provincia en los días previos a la votación legislativa:
Domingo 7 de diciembre
Uspallata – 17 h
Conversatorio con Guillermo Folgueras: "Extractivismo y resistencias en los territorios".
Feria Autogestiva Paseo del Valle.

Godoy Cruz – 17 h
Ruidazo en la plaza principal.

Tunuyán
AcampArt: acampe y festival artístico por el agua en el Puente del Río.

Potrerillos – 14 a 16 h
Mesa informativa y serigrafía.

Ciudad – 19 h
Bicicleteada por el Agua en el Parque San Martín.

San Martín – 19:30 h
Artistazo por el Agua en el Museo Las Bóvedas.

General Alvear – 20 h
Concentración en Km 0 y marcha de antorchas.

Lunes 8 de diciembre
San Carlos – 6 h
Inicio de la caminata hacia la ciudad de Mendoza.

Uspallata – 8 h
Salida de la caminata hacia Mendoza.

Tunuyán – 9 h
Salida de la caminata hacia Mendoza.
AcampArt continúa en el Puente del Río.

Ciudad – desde la tarde
DesVelada en Plaza Independencia.

Potrerillos – 18 h
Ruidazo y recibimiento de la columna de Uspallata.
La caminata continúa hacia Mendoza a las 21 h.

Zona Oeste – 21 h
Caravanazo y caminata.

Luján de Cuyo – 21 h
Recibimiento de la caravana del sur en Azcuénaga y Acceso Sur.

General Alvear – 20 h
Velada cultural por el Agua en el Paseo de los Artesanos.
Martes 9 de diciembre: día de la votación
Luján de Cuyo – 6 h
Encuentro de la caravana de Uspallata con la del Valle de Uco en Azcuénaga y Acceso Sur.

San Rafael – 6 h
Inicio del caravanazo desde la Rotonda del Cristo.

Lavalle – 7:30 h
Caravanazo, concentración en la plaza departamental.

Guaymallén – 8 h
Encuentro en El Cóndor.

Zona Este – 8:30 h
Caravanazo rumbo a la Legislatura.

Ciudad de Mendoza – 9:30 h
Concentración frente a la Legislatura.

Ciudad – 19 h
Ruidazo en Km 0.
Fotos: Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, Mendoza Renovable, Greenpeace

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viernes, 5 de diciembre de 2025

Quemas en el Delta: la Corte obliga a Nación, provincias y Rosario a cumplir el plan ambiental

Después de años de humo sobre la ciudad, de expedientes que avanzaron a paso lento y de una pelea sostenida por organizaciones socioambientales y por el propio municipio para frenar las quemas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó finalmente su fallo. Lejos de representar un hito en la disputa por los humedales del Delta, la sentencia incluye a Rosario entre los responsables, aun cuando la ciudad no tiene jurisdicción ni capacidad operativa sobre las islas donde se originan los incendios. El máximo tribunal condenó al Estado Nacional, a las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, y a los municipios de Rosario y Victoria a implementar y ejecutar el Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS-DP), un acuerdo firmado en 2008 que, quince años después, sigue mayormente incumplido.

La sentencia llega en un contexto cargado de historia y de frustraciones. Rosario se convirtió, durante años, en la ciudad más expuesta a los incendios en el Delta: columnas de humo que avanzaban sobre el río, irrumpían en el casco urbano y obligaban a cerrar ventanas en pleno invierno; jornadas con aire irrespirable; alertas sanitarias; clases suspendidas y un fenómeno crónico que reveló tanto la fragilidad ambiental del humedal como la incapacidad política de los gobiernos para coordinar respuestas.

El caso que ahora tiene sentencia comenzó en junio de 2020, cuando la Asociación Civil Equística –Defensa del Medio Ambiente presentó un amparo contra el Estado Nacional, las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y las municipalidades de Rosario y Victoria. Solicitó medidas urgentes: frenar los focos de incendio frente a la ciudad y adoptar acciones efectivas para terminar con la quema indiscriminada de pastizales. En aquel momento se vivía una situación extrema: la prolongada bajante histórica del Paraná, la sequedad del humedal y la propagación acelerada de fuegos vinculados al manejo ganadero. Entre enero y septiembre de ese año se quemaron casi 330.000 hectáreas en el Delta, el 14% del territorio comprendido por el PIECAS-DP, según datos oficiales. La huella incluyó áreas naturales protegidas, miles de hectáreas de bosque nativo y la virtual devastación de zonas de pasturas.

La Corte tomó el caso en agosto de 2020, declaró su competencia originaria y ordenó una de las medidas más significativas del proceso: la conformación inmediata de un Comité de Emergencia Ambiental con participación de Nación, provincias y municipios. El objetivo era actuar coordinadamente y frenar los incendios irregulares. Desde entonces se sucedieron informes, reuniones y compromisos que convivieron con nuevas temporadas de humo, reclamos sociales y movilizaciones masivas como las que coparon el puente Rosario–Victoria bajo la consigna "Ley de Humedales Ya” y basta de ecocidio.

El expediente fue también un escenario donde cada jurisdicción intentó marcar su posición. El Estado Nacional argumentó que el dominio originario de los recursos naturales recae en las provincias y que su función se limita a fijar presupuestos mínimos. Entre Ríos sostuvo que el fenómeno debía contextualizarse en un escenario de estrés hídrico regional y que la provincia había desplegado controles, campañas y emergencias ambientales. Santa Fe señaló que, pese a que los incendios ocurren fuera de su territorio, la ciudad de Rosario sufre de manera directa sus efectos y que la provincia tiene prohibida la quema, además de impulsar diversas acciones de preservación. Buenos Aires enfatizó que no tuvo responsabilidad directa y que elaboró un plan técnico de prevención. Rosario sostuvo que fue demandada sin fundamentos, porque la quema ocurre casi exclusivamente en territorio entrerriano y porque la ciudad no tiene jurisdicción sobre las islas donde se originan los incendios. Victoria, en cambio, admitió que las islas están bajo su ejido, pero señaló que carece de facultades operativas para controlar, prevenir o extinguir el fuego.

La Corte, sin embargo, avanzó en otra dirección. Destacó que el PIECAS-DP es el ámbito institucional creado para que Nación, provincias y municipios articulen políticas comunes. Subrayó que, desde 2008, ese plan preveía acciones concretas —alerta temprana, red de faros, control sistemático y un plan de manejo del fuego— que no fueron implementadas de manera efectiva. También dejó en claro que la problemática del Delta exige un trabajo conjunto de todas las jurisdicciones y que ya no alcanza con señalar de quién es cada isla o a qué provincia pertenecen los recursos afectados. Señaló que, en la búsqueda de resolver un problema acuciante del Delta, la intervención del Tribunal permitió identificar áreas críticas, causas de los incendios y la necesidad de coordinación. Pero advirtió que el monitoreo y la ejecución del plan no pueden recaer sobre la Corte, sino sobre las autoridades políticas.

Rosario venía reclamando —desde gestiones de diferentes signos políticos— mayor involucramiento de Nación y Entre Ríos, mayores controles, presencia en territorio y herramientas concretas para prevenir los incendios. Lo hizo en soledad muchas veces, acompañado por universidades públicas, organizaciones ambientalistas y espacios comunitarios que, con movilizaciones, festivales, marchas y asambleas, sostuvieron un reclamo que se volvió parte de la identidad ambiental de la región: cuidar el humedal es cuidar la vida. A su vez debatieron diversas iniciativas para proteger estos reservorios. La lucha por una Ley de Humedales, trabada una y otra vez en el Congreso, aparece también como telón de fondo del fallo: un debate nacional que sigue sin respuesta legislativa, mientras el humedal continúa en riesgo.

Los incendios, lejos de ser un fenómeno aislado o estacional, se recrudecen año tras año en el Delta del Paraná y en otras regiones del país, extendiéndose por meses y dejando a su paso devastación ambiental y graves impactos sobre la salud. Las organizaciones socioambientales de Rosario que impulsan la Ley de Humedales vienen advirtiendo que esta continuidad no es casual: responde, señalan, a "la total desidia de las autoridades competentes en todos los niveles del Estado", incapaces de prevenir, controlar o sancionar de forma efectiva las quemas que arrasan el territorio.

La sentencia del máximo tribunal, firmada por Rosatti, Rosenkrantz y Lorenzetti, condena ahora a los Estados a implementar sin demoras los compromisos ya asumidos. No incorpora novedades técnicas ni fórmulas inéditas: exige cumplir lo prometido hace quince años. Lo que sí hace es cerrar un largo proceso judicial y colocar, por primera vez con fuerza de sentencia, la obligación conjunta de actuar. En un Delta que arde cada año, la pregunta que queda abierta es si esta vez, con la Corte mirando, los gobiernos estarán a la altura de lo que les exige el territorio y lo que demanda desde hace años la sociedad rosarina: que las islas dejen de quemarse y que el humo no sea nunca más parte del paisaje cotidiano.

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