Esta semana se presentará en Rosario el libro
Lo peor es el misterio, una obra que nos invita a recorrer una historia profundamente vinculada a nuestra memoria colectiva, a nuestra vida cotidiana.
La presentación tendrá lugar en la Librería
Mal de archivo (Urquiza 1613), y contará con la presencia de su autor, Luis García Conde. Acompañarán el evento Ana María Moro, Cecilia Vallina y Alicia Gutiérrez, quienes compartirán su lectura y reflexión sobre esta obra.
El libro propone un recorrido narrativo por los caminos de una generación marcada por el terror impuesto por las dictaduras, entrelazando con sensibilidad temas como la alegría, el dolor, el sentido, la muerte y el amor. Se trata de una trama reflexiva y atrapante que invita a pensar, sentir y recordar.
En diálogo con el programa
Señales, Luis García Conde, lo primero que surge es una pregunta inevitable: el título de su libro,
Lo peor es el misterio, resulta tan intrigante como evocador. ¿Qué sentido tiene ese misterio? ¿Se refiere a la vida, al destino, a lo inexplicable?
El autor se adentra en el significado detrás del título: "El título —explica— alude a dos dimensiones. Por un lado, al sentimiento del joven protagonista de la novela, que se encuentra sometido a decisiones tomadas por alguien desconocido, alguien que definirá su vida, su libertad o su permanencia detenido.
Por otro lado, el misterio aparece como una reflexión más amplia: ¿qué determina que una persona termine del lado del carcelero y otra del lado del encarcelado? ¿Qué hace que alguien mantenga la coherencia de sus ideales a lo largo de la vida, mientras otros la pierden? ¿Por qué algunos desarrollan ciertos rasgos y otros no? ¿Por qué algunos mueren jóvenes, de forma fortuita o violenta, y otros logramos envejecer? ¿Qué separa a quienes fueron asesinados de quienes sobrevivimos?".
En sus palabras, el misterio no es una abstracción, sino una pregunta constante que atraviesa la experiencia humana, especialmente cuando se trata de las heridas abiertas por la historia reciente.
Consultado sobre si
Lo peor es el misterio puede definirse como una ficción basada en hechos reales, Luis García Conde recurre a un concepto de Eloy Martínez: el de las ficciones verdaderas.
Explica que la novela se inscribe en esa línea, en la que lo narrado surge de hechos que efectivamente ocurrieron, pero que han sido reconstruidos desde la memoria y el lenguaje. Si se tratara de una película —dice— podría llevar esa leyenda habitual: basada en hechos reales.
Aclara que nunca una representación es del todo exacta. La memoria, por su naturaleza, falla, selecciona, olvida. Podemos recordar los grandes trazos de un acontecimiento, pero no siempre los detalles, las pequeñas circunstancias. Y a eso se suma otra limitación: las palabras, que nos obligan a elegir qué contar, qué resaltar, qué dejar en sombra.
Por eso, concluye, esta novela puede definirse como una ficción verdadera: una construcción literaria que nace de lo real, pero lo transforma para poder narrarlo.
En
Lo peor es el misterio, el secuestro y la detención de un joven de 17 años se sitúan en uno de los períodos más oscuros de la historia argentina. Ante la pregunta sobre la importancia de contar esta historia desde una experiencia personal y cómo esto enriquece el relato, Luis García Conde reflexiona:
"Para todos los escritores, señala, narrar es, de alguna manera, siempre un acto autobiográfico. Resulta muy difícil construir una fantasía completa —señala—, imaginar situaciones sin apoyarse en recuerdos o experiencias vividas, ya sea de forma directa o indirecta".
En su caso particular, haber sido víctima de la dictadura cívico-militar le brindó los elementos esenciales para escribir esta novela. De hecho, en el texto menciona intentos previos de abordar esta historia.
Pero hay un factor que sólo el paso del tiempo puede aportar: la madurez. Al llegar a una etapa más adulta, con distancia y reflexión, es posible escribir con mayor calma, con una templanza que permite hacer una mirada mesurada sobre el pasado.
A diferencia de muchas obras sobre la represión ilegal,
Lo peor es el misterio no tiene una intención exclusivamente reivindicatoria o política. Ante esta diferencia, Luis García Conde explica que su novela busca contar una historia, más que hacer un manifiesto.
Se trata de la historia de un joven que creció en las décadas del 60 y 70, un joven como tantos otros, cuya vida se vio marcada por ese oscuro capítulo de nuestra historia. El autor destaca la importancia de que las nuevas generaciones, que no vivieron esa época, puedan comprenderla en sus propios términos.
"No se trata de juzgar los hechos del pasado desde el presente, desde nuestra cultura o realidad política actual —dice—. Es necesario situarse en aquel momento para entenderlo".
La novela intenta reflejar lo que sentía un joven de clase media en ese contexto, lo que fue experimentando en una historia que, como a tantos, lo arrastró. Miles de jóvenes —decenas de miles, en realidad— que se comprometieron y enfrentaron destinos muy distintos, muchos de ellos trágicos.
La importancia de mantener viva la memoria de esos hechos, sobre todo para las nuevas generaciones que no vivieron directamente la dictadura, es un punto que Luis García Conde destaca con énfasis.
El autor explica que, al escribir el libro, su principal objetivo fue dejar un testimonio concreto, algo que perdure en la memoria y en el papel. Manifiesta una preocupación creciente por la información que circula en la web, que con el tiempo puede desaparecer o volverse inaccesible.
"No somos nosotros quienes decidimos qué queda y qué desaparece —dice—. Me ha pasado a mí mismo: he escrito textos hace años que hoy me cuesta encontrar".
Por eso, subraya la importancia de trabajar con archivos, de crearlos y conservarlos, especialmente en soportes físicos como el libro, que resisten mejor el paso del tiempo.
Su mayor deseo es que este testimonio llegue a los jóvenes. "He sido docente muchos años —confiesa—, y no hay nada mejor que llegar a un joven y lograr que comprenda ese momento histórico".
En la novela se abordan las paradojas que se dan en la cárcel, donde adversarios políticos, enfrentados en libertad, terminan encontrándose y descubriendo, en ese espacio común, más motivos para coincidir que para enfrentarse.
Luis García Conde explica que en su obra intentó evitar los juicios simplistas. Su objetivo fue describir una realidad humana compleja, que no puede reducirse a categorías binarias de buenos y malos.
"El pensamiento binario —dice— puede servir para estudiar o clasificar, pero los seres humanos somos complejos: todos llevamos en nosotros algo de bondad y algo de maldad. Esto no significa, por supuesto, justificar los hechos atroces que ocurrieron, sino reflexionar sobre la naturaleza humana".
Con la cercanía de los 50 años del golpe militar de 1976, el autor repasa esa historia y en ella encuentra personajes que, aunque por sus ideas deberían haber sido solidarios, no lo fueron, y otros, con posturas más conservadoras, que tuvieron gestos humanos significativos.
Esta mirada, añade, puede ser útil para el presente: "A veces, quienes fueron adversarios políticos en otro tiempo, frente a gobiernos extremos como el actual, vuelven a encontrarse y a unirse. Eso es algo valioso de observar".
La novela narra precisamente la historia de personas que, en libertad, estaban enfrentadas políticamente y que, luego, bajo la represión de la dictadura, terminan juntas en la cárcel. Allí surge un vínculo humano, porque, finalmente, lo humano está por encima de lo político, que es circunstancial.
Cuando se le pregunta qué buscó lograr con
Lo peor es el misterio, Luis García Conde responde que su intención principal fue dejar un testimonio que ayude a la comprensión histórica.
"Quise escribir algo que fomente no solo la reflexión política, sino también una reflexión más profunda sobre el ser humano —explica—, sobre lo que es sustantivo en nosotros: vivir, amar, y valorar las cosas cotidianas, las pequeñas".
Su propósito final es que esta obra contribuya a la memoria colectiva y que las nuevas generaciones puedan aprovecharla para construir su propia historia, reconociendo, valorando y también cuestionando lo que quienes los precedieron hicieron en esa lucha.
Consultado sobre cómo influyó su formación como historiador y su experiencia política en la forma de abordar la narración y las reflexiones de
Lo peor es el misterio, Luis García Conde responde que su formación fue clave en dos aspectos.
Por un lado, le permitió señalar con precisión los distintos momentos históricos que atraviesa la novela. Por otro, lo ayudó a describir la complejidad inherente a la historia, que nunca es unidireccional ni lineal, y que está llena de contradicciones.
Además, el autor intenta transmitir una mirada amplia sobre los años 70, más allá de la acción de los combatientes armados y las organizaciones guerrilleras.
"Hubo un proceso en Argentina y en toda Latinoamérica en el que los pueblos se rebelaron y enfrentaron dictaduras —explica—. Para un joven de hoy puede resultar difícil imaginar que existió la censura a libros y autores, la persecución a la cultura, las detenciones arbitrarias de jóvenes, el corte forzado del cabello, el encarcelamiento sin causa y la naturalización de la tortura".
Recuerda que hubo grandes movimientos populares, como el Córdobazo, el Rosariazo o el Tucumanazo, que movilizaron a las masas. Y que, cuando la dictadura tomó el poder, definió un concepto amplio y peligroso: el de subversivo.
"Subversivo no era solo el combatiente armado, sino también Mercedes Sosa, un actor, un director teatral, un profesor universitario, un intelectual, un escritor, un delegado en una fábrica o un militante estudiantil".
Esta mirada histórica amplia, dice, es fundamental para comprender que la persecución no se limitó exclusivamente a militantes armados, como se quiso instalar, sino que afectó a una diversidad de personas y sectores, tal como queda reflejado en el informe de Nunca Más.
Finalmente, Luis García Conde comparte qué espera que los lectores se lleven al terminar
Lo peor es el misterio.
Desea que sea un libro accesible, que se lea con facilidad, que evite lo morboso y se adentre en las cuestiones humanas profundas. Explica que la novela está estructurada en tres momentos: un antes, que muestra cómo se llega a la dictadura; un durante, que relata la dictadura misma; y un después, la reconstrucción, que tal vez sea la parte más tranquila, pero también la más común, la vida de un joven que, a pesar de lo sufrido, logra salir adelante, formar una familia y encontrar felicidad.
"Espero que pueda llegar al corazón de los lectores —dice—. Y que el mensaje que quede sea uno de amor".
La presentación del libro será el jueves 18 de septiembre a las 19:30 en la librería Mal de Archivo, ubicada en la calle Urquiza 1613. Contará con las presentaciones de Ana Moro, Cecilia Vallina y Alicia Gutiérrez, y está organizada por el Centro Cultural Madres de la Plaza 25 de Mayo. La editorial que publica la obra es Barco Edita.
Luis García Conde nació en Santa Fe, pero desarrolló su vida en Buenos Aires. Es historiador por formación, docente por vocación y escritor por pasión. Ha publicado artículos en diversas revistas, como Crisis, Todo es Historia, Voces Recobradas y Revista de Historia Oral, entre otras. Además, ha escrito varios libros, y
Lo peor es el misterio es su primera novela de ficción.
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Palabra mínima
Este libro de Luis Ignacio García Conde se suma a la ya extensa y necesaria serie de obras publicadas en los últimos años sobre la dictadura militar que asoló Argentina entre 1976 y 1983. Pasadas varias décadas de ese acontecimiento, los recuerdos de sus protagonistas adquieren un carácter de testimonio de época, que va mucho más allá de la memoria personal: se transforman en parte de la memoria colectiva, en piezas indispensables para reconstruir la historia desde la experiencia vivida.
Aunque Lo peor es el misterio puede ser considerado una autobiografía, también puede leerse como una novela de formación, centrada en la vida de un joven cuyo compromiso político y apasionada militancia lo condujeron a la prisión y a la tortura, como les sucedió a tantos y tantas de su generación. A través de este relato, se da cuenta no solo del sufrimiento, sino también de la resistencia, del despertar político, de la conciencia social, del valor de la solidaridad.
Por otra parte, el texto tiene un valor literario que no podemos dejar de destacar. Lo apreciamos en la precisa y evocadora descripción de ambientes y personajes, en la construcción de situaciones y diálogos, así como en el soliloquio íntimo del narrador, que aporta profundidad emocional y humana. La prosa cuidada y salpicada de giros poéticos da cuenta de un largo proceso de composición, paciente, reflexivo, que permite al lector adentrarse con sensibilidad en un universo narrativo tan duro como necesario.
Además, se intercalan numerosas reflexiones filosóficas que enriquecen el texto y lo colocan más allá del relato testimonial. Reflexiones sobre la falacia de una dicotomía entre el bien y el mal planteada sin matices; sobre la condición humana y su capacidad de ejercer crueldad; sobre la importancia de ponerse una y otra vez en el lugar del otro, no para justificar, sino para intentar comprender desde la humanidad compartida.
El libro nos interpela con interrogantes profundos sobre las fronteras de la vida y la muerte, sobre la existencia, el sufrimiento y la maldad. También se detiene en las formas en que el lodo y la felicidad coexisten, en cómo la bondad y la belleza logran abrirse paso, aun con dificultad, en nuestras vidas marcadas por la incertidumbre y la pérdida.
El relato contiene, a su vez, un claro objetivo pedagógico. Nos invita a reflexionar sobre la memoria, la verdad y la justicia, no como ideas abstractas, sino como símbolos vivos de una demanda histórica. Una demanda que se mantiene vigente y urgente, y que nos permite seguir afirmando, hoy más que nunca, con convicción colectiva y sin concesiones: nunca más.
Alberto Tasso y Cecilia Canevari
Contratapa¿Quién decide la suerte de cada persona? ¿Dios, el destino, un genio invisible, las fuerzas de la naturaleza?
Cada nueva vida se enfrenta a la incertidumbre de un futuro abierto, a un juego de circunstancias y elecciones que determinarán ese existir. El devenir es un misterio que angustia.
Con estilo directo, como una ficción verdadera, el autor revela en el desenvolvimiento de una vida los caminos de su generación y las huellas del terror impuesto por las dictaduras.
La alegría, el dolor, el sentido, la muerte y el amor se hacen presentes en una narración tan reflexiva como atrapante.
Fragmento de un capítulo...Bajo del ascensor, toco el timbre y espero en el hall privado. Fernando, mi mejor amigo del colegio, va a caer desmayado por la sorpresa de volver a verme. Tengo infinitas ganas de abrazarlo, de narrarle mis peripecias, de escuchar qué camino tomó su vida, de volver a divertirme con sus ocurrencias, con la manera en que imitaba a los profesores; recordar las rabonas en el zoológico, el Jardín Botánico o el cementerio de la Chacarita. ¡Qué inocentes éramos! Creíamos que si nos veía la policía paseando en horario escolar nos podía llevar por la fuerza a nuestras casas. Para esconder nuestra condición de estudiantes nos quitábamos las corbatas y los sacos. Ocultábamos el uniforme, junto con los libros y las carpetas, en un bolso deportivo. Los más bellos recuerdos, pequeñas picardías infantiles.
La madre de Fernando abre la puerta. Una mujer inmensa, de fisonomía rectangular. Es la misma mamá que nos dejaba en la heladera decenas de panqueques para que los rellenáramos con dulce de leche mientras hacíamos las tareas escolares.
No llega a abrir la puerta más que unos centímetros. Queda inmóvil. Duda, observa por la rendija… y vuelve a cerrar con violencia.
Grita:
–¡Fuera, fuera, no te queremos ver, no vuelvas nunca más, aléjate, andate de acá!
Quedo mudo, impávido, desarmado, sin fuerza, solo, descorazonado.
Me voy sin insistir. No hay lugar para los argumentos. Pienso en Fernando. Me pregunto qué habrá sido de su vida...