Este viernes 27 de octubre se cumple exactamente un año desde que Elon Musk compró Twitter. Un grupo de periodistas e investigadores franceses implicados en la lucha contra la desinformación denuncian los excesos de la red social y llaman a un boicot de 24 horas de la plataforma en Francia, con el hashtag #NoTwitterDay
Por: Dominique Desaunay y Sophie Malibeaux
Tras un año al frente de Twitter, que desde entonces ha pasado a llamarse X, la trayectoria de Elon Musk en la reestructuración de la plataforma social no es muy buena: falta flagrante de moderación de los mensajes, desinformación, apología del terrorismo, incitación a la violencia o al odio, etc.
"X es una sombra de lo que fue Twitter"
El artículo publicado esta semana en el diario Le Monde por los 28 firmantes del colectivo de periodistas, investigadores y universitarios #NoTwitterDay, subraya que la calamitosa gestión de la red social por parte de Elon Musk representa un peligro para la democracia.
A sus miembros les preocupa que la casi inexistente moderación de los mensajes en la plataforma haya provocado una avalancha de desinformación. Esta desinformación ha alcanzado nuevas cotas desde el estallido del conflicto provocado por el grupo terrorista Hamás en Israel. "Imágenes de una violencia sin precedentes, que podrían ser vistas por menores en cualquier momento, han inundado la red social", escribe el grupo. Estas críticas son compartidas por la Comisión Europea, que ha anunciado la apertura de una investigación sobre la difusión de "información falsa", "contenidos violentos y terroristas" y "discurso del odio".
"Al final, la situación parece empeorar mes a mes. Cada vez más usuarios encuentran el entorno de Twitter extremadamente tóxico, hasta el punto de que deciden dejar de utilizar la plataforma y dirigirse a otras. La desinformación y los contenidos ilegales en general siguen propagándose, por lo que realmente parece que X es una sombra de lo que fue Twitter. Y es bastante doloroso, de hecho, ser testigo de la degradación gradual de una plataforma que era, realmente, un espacio crucial para el debate público para muchas personas y comunidades", explica Valère Ndior, investigador especializado en gobernanza digital.
"Es difícil imaginar que X siga existiendo dentro de dos o tres años, o al menos que siga existiendo en esta forma. X tendrá que responder a las advertencias y peticiones de información que la Comisión Europea ha enviado a sus departamentos. Si no lo hace, X se expone a sanciones progresivas. Éstas podrían incluir una sanción que represente un porcentaje de su volumen de negocios anual, hasta el 6%, multas y, potencialmente, restricciones de acceso al territorio de la Unión Europea. Estamos realmente en un punto de inflexión. Si Elon Musk y su equipo no cooperan con el equipo de la Comisión Europea y el de Thierry Breton, podemos esperar que las sanciones se acumulen y hagan insostenible el modelo de negocio de Twitter a largo plazo", subraya.
Abonados y anunciantes huyen
La introducción de un sistema de certificación de pago en la red X, que favorece a las cuentas de desinformación en detrimento de los usuarios que se niegan a suscribirse, ha ahuyentado a un gran número de anunciantes e internautas.
La inmensa mayoría de los mayores anunciantes del mundo han dejado de hacer negocios en X, según las cifras recopiladas por varios analistas del sector tecnológico. Desde su adquisición por 44.000 millones de dólares, Twitter ha perdido la mitad de sus ingresos publicitarios en todo el mundo. Pero si, como dice el refrán, "el dinero no mata", al menos para un multimillonario, la fuga de suscriptores podría ser la perdición de la plataforma X.
Las decisiones de Musk, la mayoría de ellas tomadas de forma precipitada, han tenido efectos devastadores en los usuarios, lo que se ha traducido en una lenta pérdida de interés por la red. Esto es especialmente cierto en Francia, donde el tráfico en X, antes Twitter, ha caído más de un 13% desde su adquisición.
X, una red social popular entre los políticos estadounidenses
La red social Twitter, ahora rebautizada como X, es una popular herramienta de comunicación directa para políticos de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos. La gestión de la plataforma podría tener consecuencias en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, informa nuestro corresponsal en Washington Guillaume Naudin.
Elon Musk no es candidato a las elecciones presidenciales estadounidenses. No tiene derecho a hacerlo porque no nació estadounidense. Pero ya ha tomado decisiones que tendrán un impacto en la campaña de 2024. En primer lugar, la reactivación de la cuenta de Donald Trump, suspendida a partir del 6 de enero de 2021 por tiempo indefinido por el equipo anterior.
Aunque el ex presidente se limita actualmente a su red social personal Truth, sigue teniendo 87 millones de seguidores, más del doble que Joe Biden. Cuando se decida a publicar, seguro que tendrá repercusión. Y Elon Musk, cuyas simpatías conservadoras son bien conocidas, acoge en X al polemista Tucker Carlson, después de que éste abandonara el canal ultraconservador Fox News por difundir información falsa.
Por último, como la política de moderación de X se ha vuelto prácticamente inexistente, ya no es posible, por ejemplo, que los suscriptores denuncien los posts que contengan información falsa sobre las elecciones. Para Elon Musk, la libertad de expresión está claramente por encima de la verdad en su orden de prioridades.
Foto: Alain Jocard - AFP
Fuente: RFI