"No sos vos, soy yo. Estoy un poco confundido, quizá sea hora de conocer a otras personas". Sin necesidad de abundar en detalles el periodismo me propuso el divorcio una tarde de invierno del 2006. No hubo apelaciones ni escenas: no tenía mucho más para ofrecer. Con Juane y Peco hicimos la transición ordenada de mis funciones en El Eslabón y mi vida siguió lejos de Rosario.
Como muchos compañeros y compañeras que aportaron al proyecto a lo largo de estos 22 años, era el momento de apoyar desde otro lugar. La mutación de director a suscriptor fue gradual, pero me permitió seguir el proceso sin estar absorbido por la inmediatez de soluciones que se requieren para sostener el periodismo autogestionado en Rosario.
Desde ese lugar de “outsider” que nunca cortó el cordón umbilical, el grupo editor me pidió un aporte en este nuevo aniversario del ignoto pasquín que se publicó por primera vez en septiembre de 1999. Y cumplo con arriesgar 10 razones que justifican leer el eslabón después de tantos años.
1) Ofrece una agenda distinta a la que imponen los grandes medios de comunicación. Jerarquiza la información ayudando a oxigenar las neuronas intoxicadas de fake news y operaciones de prensa.
2) No es condescendiente cuando la política se vuelve autorreferencial y pierde representatividad con las mayorías.
3) No sólo interpela a los distintos factores de poder. También entiende que para construir una política de comunicación alternativa hay que articular con el estado y con distintos medios comunitarios, zonales y barriales.
4) No desdeña los aportes del big data ni Google Analytics, pero no determina los temas que le interesan a la “gente” en función de la cantidad de “me gusta” que reciben en las redes sociales. Sigue nutriéndose de los relatos de los laburantes, de las voces de la calle, de los que no tienen acceso a los grandes medios ninguneados por factores de mercado bajo el eufemismo “no vende”.
5) Te cuenta el deporte desde una mirada integral sin hacer culto al resultadismo, donde lo único que sirve es ganar. Por el contrario, te aporta datos de los clubes rosarinos, deportistas e historias inéditas que no te vas a enterar por TyC Sports ni ESPN 1, 2, 3 ni Plus ni Más.
6) Consolidó una línea editorial innegociable respecto de la defensa de los Derechos Humanos, la salud, la educación y el laburo de acceso irrestricto para las mayorías. Una trayectoria que marca una clara posición ideológica y política que nunca se autopercibió objetiva.
7) No sólo es un medio. Forma parte de la Cooperativa La Masa, que brinda distintos servicios comunicacionales, talleres de formación y aspira a ser un faro divulgador de conocimiento a través del Instituto de Comunicación Popular Juane Basso Feresín.
8) Tiene una belleza no hegemónica. Esa que parte del corazón y las tripas. La que busca salidas colectivas y solidarias. Esas movidas que tienen menos likes que una foto con un perrito, pero que se inscriben en la historia de nuestro país de luchas, de avances y retrocesos.
9) Está hecho de papel. Las hojas con el tiempo se ponen amarillas, por eso la sensación de leerlo se transforma en una experiencia única. Si todavía no te suscribiste, podés hacerlo por 500 pesos por mes y recibí todos los sábados en tu casa El Eslabón.
10) Cumple 22 años. Y ya no está Juane, quien solo una vez se bajó del barco por unos meses, allá por el turbulento 2001. El nombre de un familiar había saltado en una denuncia que publicamos en tapa. Juane no pidió que la bajemos, no quiso ocultar la investigación ni matizarla. Solo pidió licencia. Su nobleza fue estandarte. Y hoy le decimos gracias por enseñarnos tanto.
Como muchos compañeros y compañeras que aportaron al proyecto a lo largo de estos 22 años, era el momento de apoyar desde otro lugar. La mutación de director a suscriptor fue gradual, pero me permitió seguir el proceso sin estar absorbido por la inmediatez de soluciones que se requieren para sostener el periodismo autogestionado en Rosario.
Desde ese lugar de “outsider” que nunca cortó el cordón umbilical, el grupo editor me pidió un aporte en este nuevo aniversario del ignoto pasquín que se publicó por primera vez en septiembre de 1999. Y cumplo con arriesgar 10 razones que justifican leer el eslabón después de tantos años.
1) Ofrece una agenda distinta a la que imponen los grandes medios de comunicación. Jerarquiza la información ayudando a oxigenar las neuronas intoxicadas de fake news y operaciones de prensa.
2) No es condescendiente cuando la política se vuelve autorreferencial y pierde representatividad con las mayorías.
3) No sólo interpela a los distintos factores de poder. También entiende que para construir una política de comunicación alternativa hay que articular con el estado y con distintos medios comunitarios, zonales y barriales.
4) No desdeña los aportes del big data ni Google Analytics, pero no determina los temas que le interesan a la “gente” en función de la cantidad de “me gusta” que reciben en las redes sociales. Sigue nutriéndose de los relatos de los laburantes, de las voces de la calle, de los que no tienen acceso a los grandes medios ninguneados por factores de mercado bajo el eufemismo “no vende”.
5) Te cuenta el deporte desde una mirada integral sin hacer culto al resultadismo, donde lo único que sirve es ganar. Por el contrario, te aporta datos de los clubes rosarinos, deportistas e historias inéditas que no te vas a enterar por TyC Sports ni ESPN 1, 2, 3 ni Plus ni Más.
6) Consolidó una línea editorial innegociable respecto de la defensa de los Derechos Humanos, la salud, la educación y el laburo de acceso irrestricto para las mayorías. Una trayectoria que marca una clara posición ideológica y política que nunca se autopercibió objetiva.
7) No sólo es un medio. Forma parte de la Cooperativa La Masa, que brinda distintos servicios comunicacionales, talleres de formación y aspira a ser un faro divulgador de conocimiento a través del Instituto de Comunicación Popular Juane Basso Feresín.
8) Tiene una belleza no hegemónica. Esa que parte del corazón y las tripas. La que busca salidas colectivas y solidarias. Esas movidas que tienen menos likes que una foto con un perrito, pero que se inscriben en la historia de nuestro país de luchas, de avances y retrocesos.
9) Está hecho de papel. Las hojas con el tiempo se ponen amarillas, por eso la sensación de leerlo se transforma en una experiencia única. Si todavía no te suscribiste, podés hacerlo por 500 pesos por mes y recibí todos los sábados en tu casa El Eslabón.
10) Cumple 22 años. Y ya no está Juane, quien solo una vez se bajó del barco por unos meses, allá por el turbulento 2001. El nombre de un familiar había saltado en una denuncia que publicamos en tapa. Juane no pidió que la bajemos, no quiso ocultar la investigación ni matizarla. Solo pidió licencia. Su nobleza fue estandarte. Y hoy le decimos gracias por enseñarnos tanto.
Fuente: El Eslabón de la Cadena Informativa