En 1975, Michel Foucault acuñó el término “contra-nota roja”, que refiere al cambio en la función del periodismo: pasar de ser el pregonero de las instituciones de gobierno a ser un periodismo que exhiba sus falacias. En la actualidad, existe el contexto propicio para que el periodismo judicial deje las antiguas ataduras de la nota roja y se acerque a lo que denominamos los “Nuevos discursos periodísticos hacia los derechos humanos”
Por: Emilio Carranza Gallardo
Monitorear a las secciones de “seguridad y justicia” de los medios impresos estatales y nacionales no es tarea inocua. Dentro de las toneladas de papel que se imprimen para legitimar con sangre a las opacas y clientelares instituciones policiales y judiciales, cada tanto reluce el trabajo de reporteros y reporteras que no se contentan con la versión oficial de los boletines y las declaraciones de los servidores públicos, y que comienzan a incorporar a los derechos humanos como premisa fundamental del periodismo basado en el nuevo sistema de justicia penal.
Un ejemplo es la excepcional nota del día 7 de noviembre de 2014 de la reportera Kamila López del diario Artículo 7 de Mérida, Yucatán, de título: “Suspenden condicionalmente proceso por posesión de cannabis”.
En esta nota la periodista informa del proceso penal de una persona imputada por posesión de cannabis que, como salida alterna al proceso, fue suspendido condicionalmente, brindándole la oportunidad de que en lugar de cumplir condena con pena privativa de libertad, la acción penal en su contra se extinguirá en seis meses si repara el daño y cumple las siguientes medidas cautelares: “residir en el domicilio que señaló como suyo en la audiencia, abstenerse de consumir bebidas embriagantes, drogas y sustancias volátiles, someterse a exámenes psico-fisiológicos y tóxicos, presentarse a firmar en la agencia especializada en narcomenudeo durante los primero cinco días de cada mes y mantener un trabajo estable”.
Esta nota es la expresión latente del cambio de polos que está aconteciendo en la relación poder judicial−periodismo judicial. Además de que informa de una justicia restaurativa y conciliadora, al acudir a la audiencia pública la reportera ya no requiere de los boletines o las declaraciones de las autoridades judiciales; ya no acude a la exhibición ante medios de la persona detenida, resguardando, así, su derecho a la intimidad y sus datos personales. Como fuente primaria, la audiencia pública le permite generar una nota que inserta a los derechos procesales de las partes como protagonistas de la misma.
Aunque incipiente, este periodismo no está aislado porque cuenta con el respaldo de organizaciones de la sociedad civil que nutren la cada vez más importante labor que significa cubrir los acontecimientos de violencia y justicia por encima de las tradicionales prácticas de acceso a la información a las cuales el poder judicial está acostumbrado.
Estos ejercicios de periodismo son lo que entendemos como “contra-nota roja”: elaborar periodismo a contrapelo. En la coyuntura actual, refieren al nacimiento de un nuevo tipo de periodismo de procuración e impartición de justicia, que comienza a utilizar a las audiencias públicas del sistema penal acusatorio como fuente primaria de sus piezas periodísticas.
Hacer periodismo de “contra-nota roja” es invertir el uso discursivo de los conceptos de crimen, justicia, delincuencia y encarcelación, para poner la mirada periodística no en los individuos sino en la responsabilidad que tiene el poder judicial y sus operadores con respecto a procurar e impartir una justicia más restaurativa, conciliadora y transparente. Para Foucault (Vigilar y castigar, 1975: 336), significa sustituir los relatos de los crímenes cometidos por la población que se alimentan de “la sangre y la prisión”, para poner énfasis en la “degeneración física” y “podredumbre moral” de las instituciones de justica.
Este tipo de periodismo en el proyecto Violencia y Medios de Insyde lo hemos caracterizado como los “Nuevos discursos periodísticos hacia los derechos humanos”. Consideramos que es fundamental reflexionar acerca de qué significan los derechos humanos para la construcción de nuevos discursos periodísticos en las noticias judiciales. Pero esta labor es tanto informativa como política. Por lo tanto, para lograr estos objetivos, todo periodista tiene que verse a sí mismo como un intelectual que, al utilizar las palabras, impone una visión de entender al mundo; así, su trabajo será eminentemente político, por lo que tiene que utilizar el lenguaje de los derechos humanos como el centro neurálgico de su poder. Y como los paradigmas noticiosos están cambiando hacia una mayor protección de los derechos humanos, el periodismo sólo permeará en el campo social a través de la incorporación de estos derechos como columna vertebral de sus notas.
Los periodistas interesados en los derechos humanos, por lo tanto, tienen a su disposición la opción de utilizar a la “contra-nota roja” como nuevo paradigma noticioso, lo que significa evitar que el campo del lenguaje de los derechos humanos sea colonizado por la tradicional nota roja, y que así no reconquiste su espacio en la agenda mediática de periodismo de justicia. Esto no es otra cosa que lo que Karl Marx entendía de la función del periodismo en la sociedad: “ser el nexo expresado en palabras que une al individuo con el Estado y con el mundo” (Gaceta Renana, 1842).
*Emilio Carranza Gallardo es investigador del Proyecto Violencia y medios de Insyde.
Correo: emilio_carranza@insyde.org.mx
Fuente: Animal Político