Comparten apellido, habitaron la misma oficina y ocuparon el mismo cargo en el gobierno nacional. Convivieron varios años como actores centrales del proyecto kirchnerista, aunque nunca fueron amigos. Sin embargo, Alberto y Aníbal Fernández alcanzaron ayer un nivel de enfrentamiento público como nunca lo habían hecho antes. Entre otras cosas, el actual jefe de Gabinete acusó al ex jefe de Gabinete de ser “misógino” y “mentiroso”, en respuesta a una carta en la que el ex funcionario publicó para contestar a las declaraciones de la presidenta Cristina Fernández publicadas por Página/12 el domingo último (ver abajo). Alberto Fernández calificó de “barrabrava” al jefe de ministros y señaló que no entraría en detalles sobre sus dichos.
Todo empezó cuando el domingo pasado este diario publicó un adelanto del libro de la periodista Sandra Russo, La Presidenta, sobre Cristina Fernández. “El Grupo (Clarín) estaba ejerciendo mucha presión, eso yo lo sabía. Lo que no sabía era que el vocero del Grupo, hacia adentro, era nuestro jefe de Gabinete”, expresó CFK en un tramo del libro en el que relataba las resistencias para que ella fuera candidata en 2007, el conflicto alrededor de la resolución 125 y la ley de medios.
“Sólo respondí a sus órdenes (las de Néstor Kirchner) y no defendí ningún otro interés que no tuviera que ver con sus decisiones y, por supuesto, el bien común”, señaló Alberto Fernández en una carta abierta publicada el miércoles en el diario La Nación. En ese texto, el ex ministro dijo haber sentido “pesar” al “descubrir la mentira en boca de una persona con quien se ha compartido una etapa central de la vida del país”. Además dijo que CFK vive en “un mundo dual” y que por eso cree en la necesidad de ampararse sobre “un relato propio sobre la realidad”. “Créame, no hace falta fabular batallas para parecer heroica”, señaló.
Ayer, el jefe de Gabinete publicó en su blog y también en el diario La Nación otra carta donde retrucó en duros términos las palabras de su antecesor. “Trata de desmentir lo que no se ha cansado de confirmar en su constante trajinar mediático: que es una persona al servicio de Héctor Magnetto”, lanzó Aníbal Fernández y agregó: “Clarín miente y Alberto... también”. En otro fragmento le recordó a Alberto Fernández su condición de “soldado incondicional” en las huestes del ex ministro de Economía de Carlos Menem. “¿Se acuerda de que fue diputado por la lista de Domingo Cavallo? Como era de esperar, lo abandonó cuando perdió la elección en la ciudad de Buenos Aires.”
Aníbal Fernández recordó además una serie de reuniones que mantuvo CFK previas al envío de la ley de medios al Congreso, mientras Alberto era jefe de Gabinete. Señaló que no podía desconocer que el tema estaba en la agenda del Gobierno, más allá de que su sanción se produjo luego de su alejamiento. “Por favor, no hable en nombre de Néstor cuando usted excedió su relación con Clarín más allá de lo dispuesto por Néstor. Por favor, no hable de lo que hubiera hecho Néstor o de lo que no hubiera hecho. Debería tener un poquito de vergüenza. No mucha, tan sólo algo. ¿Alguito?”
Pero el pasaje más duro fue cuando Aníbal F. acusó primero a su antecesor de resistirse y luego cambiar de “estrategia” tras la confirmación de que CFK sería candidata presidencial. “Si tenía la capacidad de influir en ciertas decisiones al lado de Néstor, ¿cómo no iba a poder hacerlo cuando la presidenta fuera Cristina? Por supuesto que un cachito de misoginia a nadie le sienta mal”, ironizó.
Hubo, además, espacio para el relato de algunos entretelones de Palacio, como cuando –según Aníbal– el entonces jefe de Gabinete le había dicho que antes de hablar con la Presidenta debía contarle las cosas a él. No faltaron reproches a su condición de armador político del kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires, en donde Daniel Filmus y Jorge Telerman fueron por separado para enfrentar a Mauricio Macri en 2007 y terminaron derrotados.
Sin entrar en detalles, Alberto Fernández ensayó ayer mismo una defensa. “Me han afectado mucho las cosas no ciertas que ha dicho Cristina. No voy a contestar las barbaridades falsas que dice el barrabrava éste que me mandaron para contestar”, aseguró, y dijo que no fue candidato por el partido de Cavallo sino cuando el peronismo hizo un acuerdo con Gustavo Beliz, de Nueva Dirigencia. “¿Alguien puede pensar que yo estaba en contra de la candidatura de Cristina Kirchner o que quise ser parte de la campaña destituyente de 2008, cuando fui el tipo que dio la cara durante todo el conflicto del campo? Tendría que ser un estúpido”, concluyó. Por último, dijo que se fue del gobierno nacional por diferencias con algunas decisiones y que “no hace falta que lo acusen a uno de vocero de un grupo económico”. Al parecer, esta pelea hasta tendrá su correlato a la hora de votar en octubre: Alberto Fernández manifestó que hasta el domingo no tenía dudas de que votaría a Cristina. ¿Y ahora?
La 125, “Clarín” y Alberto FernándezFuente: Diario Página/12
–A mí en el 2008 me quisieron destituir. Sí. No tengo ninguna duda. No habían querido que fuera yo la candidata. Fundamentalmente el Grupo Clarín. Magnetto lo había ido a ver a Néstor a Olivos y le había dicho que no me querían como candidata. Se lo decían a todo el mundo. El otro día me vengo a enterar... Preguntale a Florencio Randazzo, pedile que te cuente cómo era, cuando él estaba convencido de que iba a ser yo la candidata, Felipe Solá le decía “no, eso se cae, mirá que yo hablo con Alberto Fernández y me dice que eso se cae”. Y Randazzo le decía “pero mirá que yo hablo con Néstor y es la candidata”, y el otro le insistía que no, que yo no era. El Grupo estaba ejerciendo mucha presión, eso yo lo sabía. Lo que no sabía era que el vocero del Grupo, hacia adentro, era nuestro jefe de Gabinete.
En el 2008, la 125 pasó de ser una decisión política aislada a ser el eje de discusión de todo el modelo económico y social. Por eso digo que fuimos obligados a la pelea. La situación nos obligó a pelear para defender el Gobierno. Vos prendías la televisión ese año y escuchabas las cosas que decían de mí y de Kirchner, y nunca se las habían dicho a nadie. A nadie. Nunca. Yo puedo hacer discursos con contenidos fuertes, pero son conceptos. Me devolvían agravios personales, uno atrás del otro. (...)
Cuando vi la embestida, la verdad, no dudé. Se dio naturalmente. No pensamos nunca en retroceder ni en negociar ni en hacer un gobierno débil. Me refiero a lo que me vengo refiriendo desde que empezamos a hablar. A las convicciones. A lo que me parecía lo mejor para el país. Yo me planté y bueno, dije, si me echan, que sea por lo que pienso y hago, no por lo que no me animo a hacer. No me iban a echar por débil. No quise ser como Alfonsín, que se terminó yendo después de haber hecho lo que no quería. Eso sí que no. Ni por estúpida, porque me estaban subestimando. Yo ya había empezado las reuniones con la Coalición por una Radiodifusión Democrática, el colectivo que durante años elaboró los 21 puntos originales del proyecto de la ley de medios. Quería interiorizarme. Alberto Fernández me preguntaba: “¿Qué vas a hacer con eso?”. “Nada”, le decía yo. “Me interesa.” “Mirá que a Clarín eso no le interesa”, me decía, y yo le contestaba: “No lo hago por si le interesa o no le interesa a Clarín.” Varias veces cruzamos ese diálogo. Era tenso. Terminé diciéndole:
“Y si al Grupo no le interesa, para qué te hacés problema vos”. Empezamos a trabajar más fuerte con la Coalición, pero creo que ellos tampoco creían que lo íbamos a llevar adelante. Nadie creía que nos íbamos a animar. Seamos sinceros. Nadie.