martes, 4 de septiembre de 2007

Efecto de la fuerza de Coriolis en la política santafesina

La Fuerza de Coriolis es mas bien una fuerza ficticia para corregir un hecho falso - es decir, una mentira que enmienda otra mentira y termina siendo una verdad. La primer mentira es que la superficie terrestre esta quieta, porque en realidad gira en torno a un eje que pasa por los Polos y por ello, claro, nos parece que el Sol y las estrellas se mueven por el Cielo hacia el Oeste.
Pero lo que ocurre con una esfera que gira es que no todos en su superficie se mueven igual. Un esquimal parado en el Polo Norte en 24 horas no hace más que girar sobre sus propios pies mientras que un ecuatoriano en Quito - el presidente Correa, digamos - en esas mismas 24 horas le da una vuelta al mundo con sus miles de kilómetros.
Por supuesto no se nota porque todo alrededor sufre el mismo efecto. Pero si Ud. viaja del Polo al Ecuador - o viceversa - sí se nota. De la misma manera que al bajarse de una calesita o un ómnibus andando ud. sale trotando para adelante - o al subirse de un salto debe agarrarse para no caer hacia atrás, de igual manera una cierta inercia te corre hacia la izquierda si estas en el Hemisferio Sur moviéndote de sur a norte (o viceversa) y hacia la derecha si estas en el Hemisferio Norte.
Culpa de Coriolis los remolinos giran allá en el sentido horario y acá contra las agujas del reloj. Desde luego, si uno se mueve lentamente el efecto es insignificante pero si uno es un gran río - digamos, el Paraná - esa tendencia a abandonar la costa derecha y recostarse sobre la izquierda, durante milenios y milenios, ayuda a socavar la última y abandonar la primera dejándola convertida en una telaraña de tierras anegadizas, cursos abandonados, islas y riachuelos.
Y eso pasa en la costa santafesina: el río la va dejando. Es una costa baja e inundable, pero ideal para alguien que viene con barquitos de muy poco calado y buscando asentarse entre brazos de ríos que le permitan defenderse de cualquier ataque de indígenas hostiles y es por eso, claro, que los conquistadores españoles fundaron Santa Fe donde la fundaron.
El gran río sin embargo tuerce hacia al Este en el sur provincial, y aquí el efecto coriolis se desvanece y ocurre que las maraña de islas se recuesta sobre Entre Ríos y deja libre la otra costa. El canal principal de navegación pasa a estar de ese lado y eso es lo mejor para la navegación de gran calado. La zona de Rosario - remontando el Paraná - es la última con buena profundidad del lado Oeste y si además estas junto a la llanura mas fértil del mundo es la ideal para desarrollar un gran puerto de embarque.
Y así, con la explosión de la inmigración y la agricultura de fines del XIX, Rosario pasa de villa menor a ciudad principal. De inmediato surgen grandes celos y rivalidad con la capital provincial, que sigue concentrando el poder burocrático y político. El rosarino se describe así mismo como pujante, emprendor, visionario, autor de su propia prosperidad - de los favores que le hizo Coriolis ni se acuerda! - y ve al santafesino como atrasado, indolente, prototipo del empleado público. El santafesino mantiene una opinión opuesta, por supuesto. Este centenario resentimiento se manifiesta en por ejemplo el nombre del diario rosarino, La Capital, que indica claramente qué opinan sus editores sobre cuál ciudad debería conducir la provincia, o en rencillas entre criminales de ambas ciudades en los penales, a menudo a cuchillazos, y que la autoridad permite quizás para facilitar un natural control de la población carcelaria.
Y en materia de política, Rosario siempre optó por una expresión política propia. Rosario es al resto provincial como la Capital Federal al resto de la nación: si no la conduce al menos elegirá una opción política propia y distintiva. Cuando gobernaron los conservadores, eran demoprogresistas. Cuando gobierna el peronismo, son radicales o socialistas.
Desde luego los políticos locales saben eso y suelen mantener una costumbre: si un candidato es fuerte en el Sur se lo enfrentará con lo mejor que tengan en el Norte, o viceversa, y a su vez cada candidato para equilibrar eligirá un vicegobernador del otro extremo. Así la rosarina Bielsa secunda al (adoptivo) santafesino Obeid y al rosarino Binner acompañará la santafesina Tessio.
Así fue siempre o casi siempre pero ya no: esta vez, con campañas o precandidatos bendecidos desde Buenos Aires, al crédito fuerte de Rosario - el ex-intendente Binner - se lo enfrentará con otros dos rosarinos: Rossi o Bielsa. El conflicto Norte-Sur se ha ignorado y vaya a saber qué pasa. Elecciones son elecciones pero una cosa es evidente: en la Casa Rosada a Coriolis no le dan ni cinco de bolilla.
Publicado originalmente en: Carnotistas

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