Entrevista a Ernesto Calvo, académico de la Universidad de Maryland. Estudioso de la polarización y desinformación en redes sociales, plantea cómo la toxicidad de las redes ayuda a que nos percibamos políticamente más lejanos del resto
"No solo está bien, sino que también es saludable bloquear de tu feed a los trolls políticos que mienten, atacan e insultan a sabiendas a otros usuarios. Cuanto más bloquees, los trolls más violentos solo se seguirán unos a otros", dice un tuit fijado en la cuenta de X (ex-Twitter) de Ernesto Calvo desde 2020.
Argentino, criado entre ese país y México, pero en EE.UU. hace más de 30 años, se dedica a estudiar fenómenos como la polarización y desinformación en redes sociales, durante contextos como la pandemia y las crisis políticas de países en América Latina. Por eso, sostiene que al interactuar con cuentas agresivas en redes sociales, estas se normalizan y su discurso de odio se propaga, aumentando la polarización.
La próxima semana estará en Chile, invitado a dictar un taller para el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos, del que forma parte de su comité asesor internacional.
¿Qué inciden: ree que puede haber tenido la polarización en los últimos procesos electorales en Chile y particularmente en los plebiscitos de 2022 y 2023?
Chile está muy polarizado. Igual es interesante que gran parte América Latina está muy polarizada. Lo percibimos como si fuera muy local y sin embargo, lo vivimos en toda la región. Los niveles de polarización de Chile no son particularmente más altos que los que observamos en Argentina, y ni hablar en EE.UU. o en Inglaterra. Yo creo que EE.UU. está notablemente más polarizado que Chile y, sin embargo, la percepción de violencia que tenemos es enorme.
¿Y cómo se explican dichos niveles?
Es interesante plantearse si han cambiado las posiciones políticas o la manera en que percibimos al otro. No es que la gente o los políticos estén más lejos de donde estaban antes, pero la polarización es más intensa, porque la distancia en que percibo al otro ha aumentado.
¿Por qué ha cambiado la percepción del otro como alguien que es distante, agresivo, ajeno, tóxico y nocivo? (...) Ahí la respuesta estaría asociada con el debate en las redes sociales y en lo tóxico que es este espacio. Podemos mostrar que las redes sociales han aumentado esa distancia, pero también es
cierto que hemos tenido períodos de inmensa polarización afectiva cuando no existían las redes sociales, como la Guerra Civil en EE.UU.
Y ese contexto, ¿cómo se inserta la desinformación?
Hay un tipo que está muy claramente asociado a la polarización, que es el uso estratégico de la desinformación como una forma de agresión política, entonces la desinformación no es creada para ser creída, es creada para enojar. Cuando la gente produce desinformación sobre vacunas, sobre máscaras, sobre actores políticos, lo que está tratando es identificar un objetivo para transformarlo en una entidad tóxica y expulsar gente de las redes sociales. El enojo que produce esta información falsa hace que la gente salga de las redes sociales, entonces las noticias falsas están dirigidas a producir un cambio en la composición de las redes sociales.
Mucha gente cree que el único problema es corregir y que la gente no comparta cosas falsas, pero en la gran mayoría de los casos no fue hecha para ser compartida, sino para volver tóxico un espacio y a menudo la gente la comparte sabiendo que es falsa y que es una forma de agresión.
¿Ha visto cambios en la composición de las desinformaciones o cómo se están presentando? Antes era más burda y mucho más fácil detectarla, pero ahora no es tan nítida.
Creo que hay adaptación y hay aprendizaje, y eso ocurre tanto del lado de los que la producen como de los fact checkers. Como el objetivo de la desinformación es volver el espacio tóxico y expulsar gente, a menudo no es necesario decir cosas falsas, sino que se pueden usar otros contenidos, como, por ejemplo, la sátira, que es muy difícil de chequear. Vemos también que se comparten afirmaciones más complicadas que tienen elementos falsos y elementos no falsos, y que entonces fuerzan a los verificadores a ser sutiles y en esa sutileza pierden fuerza.
"El enojo que produce la información falsa hace que la gente salga de las redes sociales. Entonces, las noticias falsas están dirigidas a producir un cambio en la composición de las redes sociales".
¿Qué cambios proyecta en la desinformación?
Hay muchos cambios, el más importante que se viene para mí, es el más complicado y el más difícil de manejar, es que a partir de que tenemos grandes modelos de lenguaje, como chat GPT, es posible amplificar, masivamente, mensajes a través de cuentas falsas que ahora son muy difíciles de saber si son falsas o no. Ya no como el famoso mensaje "caricias significativas" en la campaña de Macri hace cuatro años, que era una mala traducción de un sistema de modelación no muy sofisticado, sino que ahora son totalmente creíbles. Entonces, uno ya no sabe cuál es la composición real de votantes que apoya determinadas opciones, porque los mensajes se expanden masivamente, y gran parte de ellos son cuentas que tienen lenguajes largos de modelación detrás.
¿Con las limitaciones de acceso a la información de Twitter, será más difícil analizarlos y distinguirlos?
En el momento en que limitan nuestro acceso a la red, como pasa con Twitter, perdemos la capacidad de saber cuáles cuentas son falsas. Eso está siendo complejo para las próximas elecciones en EE.UU. He tenido conversaciones en estos últimos meses con todas las grandes plataformas y con Microsoft justamente porque están preocupados por las nuevas capacidades. La mayoría está preocupada por la creación de videos falsos y en realidad a mí me parece que es lo menos preocupante, porque es más fácil de desmentir. Creo que lo es más un mensaje con contenido político que tiene una amplificación de cien mil cuentas.
También ha manifestado su preocupación por cuentas que se hacen pasar por medios de comunicación
Hay distintos tipos de cuentas, algunas que cambian una letra para hacerse pasar por los medios existentes, pero ahora estamos viendo también una mayor cantidad de cuentas que toman personalidades, que construyen "medios alternativos", que no son medios tradicionales y que se presentan casi como si lo fueran en las redes sociales y comunican información que está políticamente sesgada o falsa.
Eso releva el rol de la prensa tradicional.
Sí, de todas maneras. De hecho, lo que hemos visto es que la mayor parte de la información que circula en las redes sociales son noticias producidas por medios tradicionales y amplificadas por la gente.
Fuente: El Polígrafo, El Mercurio