domingo, 30 de abril de 2023

Publicidad oficial, democracia y libertad de expresión

Por: Ómar Rincón, orincon61@hotmail.com
Casi siempre, los gobiernos y los empresarios pagan por la alabanza y la genuflexión.
La publicidad es la gasolina de la que viven los medios clásicos, los medios digitales y las plataformas como Google, YouTube y Twitter. No se ha podido encontrar mejor mecanismo de financiamiento para los productores de contenido. Por eso, la publicidad decide la democracia al incidir en la libertad de expresión.

La publicidad debería fomentar la diversidad y pluralidad porque no hay mejor negocio para las empresas y gobiernos que sociedades libres y democráticas que celebran la libertad de competencia y los consumos informados.

Pero casi siempre, los gobiernos y los empresarios pagan por la alabanza y la genuflexión. Esto es censurar la crítica, enaltecer al amo. Y, esto es cada vez, peor en Colombia.

La Encuesta hecha por Cifras y Conceptos para la Flip y el CPB documenta que la pauta oficial, o sea la de los gobiernos, es un instrumento usado para ejercer presión sobre contenidos periodísticos. El 31% de periodistas encuestados confirma que esto ha ocurrido en el último año con la pauta departamental o municipal y sucede en prensa (36%) y medios digitales (32%); algo menos en radio (28%) y en televisión (24%).

Así mismo, el 25 % de los periodistas encuestados ha visto presiones de las empresas privadas sobre lo que publican: medios digitales (30%), prensa (25%), televisión (22%) y radio (20%).

El caso concreto más cínico es el del "alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo", quién gastó 94.600 millones de pesos (unos 20 millones de dólares), en publicidad oficial según informe de la FLIP y Contratopedia Caribe.

Y todo para que en la mayor cantidad de medios y periodistas se "divulgue" el mensaje de "Jaime Pumarejo como protagonista de las noticias". El resultado es eficiente: 98% de la información mediática sobre su gobierno es positiva. Barranquilla, la ciudad maravilla. ¡Mejor imposible! Esto no es nuevo, este fue el estilo del anterior alcalde, Alejandro Char.

Todo se disfraza de content marketing: se hace pasar por noticia lo que es propaganda. Y no solo son los medios pequeños que viven de las limosnas de los gobiernos locales como pasa en casi todo el país, donde el gobernante decide que se informa y cómo a través de la pauta; ese periodismo prepago también se da en medios nacionales, dice el informe.

Lo perverso está en ignorar la realidad caótica de violencia, pobreza y hambre de la ciudad y el abandono de la cultura. Cínico eso de pagar porque digan que él es bello, bonito y maravilloso como si con esa propaganda pagada y que censura la libertad de expresión se solucionara los problemas.

Moraleja: La publicidad en medios, redes y plataformas digitales más que fomentar la libertad de expresión y la democracia, censura y empobrece el debate público.

Y no se ve solución a la vista porque se requiere reglamentar la publicidad gubernamental (y los políticos no quieren) y tener empresarios que pensaran que la libertad de expresión y la crítica son la mejor práctica para sus negocios (y de eso poco en los empresarios). ¡Ay qué problema!
Fuente: Diario El Tiempo

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