Llevo dos días de tribunal en la causa Feced II. Ayer terminé mi testimonio diciendo que lo peor de los peor de todo lo que se escucha en este tribunal es que los acusados, allí presentes, no hubieran tenido ni lo tienen, un mínimo de arrepentimiento, de sentimiento de culpa, de dolor por el dolor causado, un gesto que los aproxime a la humanidad. Y esto, a casi cuatro décadas de tanta barbarie, me da la convicción de que si pudieran lo volverían a cometer.
Necesitamos justicia, y reflexiones sobre lo que es el mal, sí el mal, más allá de las consideraciones políticas sobre las que debemos profundizar.
Hoy, viernes, escuché testimonios valientes, dolorosos, de Carmencita Lucero, de Pacho Reido, de Manolo Fernández y de Nené Luchetti. Fue Nené quién en un testimonio profundo y desgarrador agregó a su anterior declaración que los restos de su esposo Leonardo eran de otro compañero. Después de 37 años!
Los restos que ella guardaba como propios son de otro compañero que se desconoce la fiiación. Pidió difusión para más muestras de sangre de familiares de desaparecidos.
Y saben, no hubo prensa. A mí desde el lugar que ocupo en el Sindicato de Prensa me estrujó el alma.
Pero es así, y me lo pregunto: porqué en esta ciudad donde se juzgan represores que gozaron de impunidad durante décadas no le damos ahora el lugar en los medios que se merece este esfuerzo gigante de tantas víctimas que en definitiva están buscando que nunca más vuelva el terrorismo de estado.
Pensemos entre todos que lo que se debe difundir, no es por los testigos sino por el futuro, por nuestros hijos, por un horizonte de vida digna, libre y feliz; si es que se puede.
NdE: Stella Hernández es periodista, secretaria gremial del Sindicato de Prensa de Rosario e integrante del Concejo Federal de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual. Hernández es sobreviviente del centro clandestino de detención de la dictadura conocido como El Pozo. En la causa Feced II es juzgada parte de la patota que intervino en el El Pozo, Centro Clandestino de detención, que funcionó en el ex Servicio de Informaciones de la Policía de Santa Fe, en Dorrego y San Lorenzo de la ciudad de Rosario
Foto: Alberto Gentilcore