lunes, 24 de diciembre de 2007

"Muchos periodistas de izquierda deberían prenderle velas a Menem"

El narrador y editor Damián Tabarovsky habla de su trabajo más reciente, "La expectativa".
El diálogo apunta a la cultura argentina contemporánea. "El periodismo novelado es abominable", enfatiza. Pero no se refiere sólo a los llamados libros de investigación. "En el periodismo novelado hay una ficcionalización de todos los discursos. Ves una noticia en la tele y tiene música, dura tres días seguidos, entonces hay un relato. El periodismo de investigación es un producto de mercado. Creo que le tienen que prender una vela a Menem ". Y también apunta a la simplificación histórica. "Tenemos personajes como Felipe Pigna, que hace periodismo de investigación histórico. Es el modelo del periodismo de denuncia aplicado a toda la historia argentina. Es un horror".

Su último libro se titula "La expectativa", ¿por qué motivo?
Se refiere a la expectativa por la historia de un personaje -Jonathan quiere hacer carrera en el mundo de los negocios y las finanzas, ser exitoso, ganar plata- ; el pequeño ascenso de ese personaje y luego la gran caída. También me gusta el título "La expectativa" como una interrogación sobre el propio estado de la literatura hoy. La novela como género, que es un arte en vías de desaparición, porque está rodeado de otros discursos mucho más fuertes y más sólidos, como los de la publicidad, de los medios de comunicación, del marketing, de la política, del deporte. El caso García Belsunce es un relato de una potencia que pocas novelas podrían tener. Pero no en el sentido de que la vida sea más fuerte que la novela. Los medios lo cubren con suspenso. Cuando un noticiero anuncia "quédese después de la publicidad para ver el veredicto", imita a la literatura que lleva la atención 10 páginas para adelante y demora en resolver el final de la novela para generar suspenso.
¿Es la historia de la generación que nació a fines de los ´60?
El chico se llama Jonathan porque en los barrios la gente les ponía a sus hijos nombre en inglés, ya que se suponía que con eso tenían más posibilidades de éxito en la vida. Creo que hay algo que empieza en los ´60 -los planes de ajuste neoliberales y la idea de Argentina potencia-. Aparece la idea de que hay que ser exitoso. Eso empieza en los ´60, sigue en los ´70 con Martínez de Hoz y sobre todo en los ´90 emerge aquello de "o sos exitoso o sos un idiota", y ser exitoso consiste en tener plata y que te vaya bien. La felicidad fue reemplazada por el dinero como criterio del éxito. Sólo muy pocos se enriquecieron y muchísimos fracasaron, pero, para que se enriquecieran estos otros, era necesario tener una gran masa que compartiera esos criterios; fueron como el coro de una ópera. Jonathan sería parte del coro.

Otra cosa llamativa, desde lo generacional, es que aquellos que vivieron el exilio tienen como un aura de inmunidad.
Yo nací en 1967 y tenía nueve años cuando fue el golpe de Estado. En mi generación casi no hay desaparecidos, ni muertos, ni exiliados. Esos son nuestros hermanos mayores, nuestros primos o hasta nuestros padres, que tienen -por un lado- ese relato heroico y -por el otro- el relato de esa generación vencida y fracasada. Concurrir a una escuela pública en la dictadura fue una experiencia terrible, pero mucho menos terrible que haber estado en la ESMA torturado y desaparecido. Las generaciones mucho más jóvenes, ajenas a esta historia, son las generaciones de la democracia. Tienen su propia vida y todo esto les parece una historia del pasado. Yo llegué a conocerlo de refilón. Entonces es muy difícil encontrar tu lugar. Los mayores pertenecen a una generación diezmada y muerta, pero a título individual muchos triunfaron. Esa generación tiene hoy un presidente y una presidenta de la nación, ministros, titulares de cátedra, etc. Fracasó el modelo de revolución y ellos mismos no conservan los valores de hace treinta años. Hay un discurso del heroísmo que se combina con hiper pragmatismo. Mi generación es como el jamón del sandwich.

¿Qué opina del periodismo novelado?
¡Apenas habré leído dos libros de ese género! Es abominable. No tengo nada importante para decir sobre eso. Creo que la literatura y el periodismo son antagónicos. Yo trabajé 20 años en el periodismo y no descarto volver porque tengo que vivir, tengo una hija. Pero son antagónicos. En el periodismo novelado hay una ficcionalización de todos los discursos. Ves una noticia en la tele y tiene música, dura tres días seguidos, entonces hay un relato. El periodismo de investigación es un producto de mercado. Creo que le tienen que prender una vela a Menem porque muchos escritores y periodistas de izquierda se enriquecieron con Menem, denunciándolo. Pero a su vez eran funcionales al sistema del éxito, porque les fue bien. La literatura cuestiona el sentido común, mientras que el periodismo de investigación va a reforzarlo_ Y después tenemos personajes como Felipe Pigna, que hace periodismo de investigación histórico. Toma la historia con el método del periodismo de investigación: "¿Belgrano era gay?" ¡qué sé yo!. En la Primera Junta de gobierno, Cornelio Saavedra se robó un vuelto. Como si estuviéramos hablando de un ministro de estos días. Es el modelo del periodismo de denuncia aplicado a toda la historia argentina. Es un horror, es como la suspensión de la actividad crítica.

De todas formas, aunque con otro horizonte, están resurgiendo ciertos debates desde la Universidad, hay un replanteo de lo político.
Sí, en algunos casos hay. Pero existe un divorcio entre las élites políticas y lo intelectual. Incluso hay partidos anti - intelectuales. El pragmatismo de Mauricio Macri es eso. Pero siempre hago una pregunta crítica: ¿los intelectuales tienen algo para decir?, ¿están diciendo algo que no es escuchado por la sociedad; o no dicen nada? Es un momento complicado para ellos, después de sus experiencias con el Frepaso y el alfonsinismo, ya ninguno se declara oficialista porque sabe que puede quemarse en dos meses. La contracara es una política despreciativa con el pensamiento, como si se pudiera hacer algo sin pensar. De hecho, las grandes discusiones están suspendidas.
El perfil
Damián Tabarovsky (Buenos Aires, Argentina, 1967) es sociólogo graduado en Francia, pero dedicó su vida a la tarea de escritor, traductor y editor. Produce novelas, ensayos y ha trabajado en periodismo. Su trabajo Literatura de izquierda es considerado relevante para la crítica literaria actual. Tradujo a Copi, Louis-René des Fôrets, Raymond Roussel, entre otros. Sus novelas son Kafka de vacaciones, Las Hernias, Autobiografía médica, Fotos movidas, Coney Island, Bingo y La Expectativa.
Francisco Sotelo, El Tribuno - Tucumán

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