El grupo Clarín se convierte en operador clave del sector de las telecomunicaciones, tras la fusión de su negocio Cablevisión con Telecom, con el beneplácito del Ejecutivo. Los rumores sobre una colocación en bolsa o la venta de la filial argentina del grupo español vuelven a estar sobre la mesa, ante las dudas sobre las opciones de crecimiento
Por: Cristina Bolinches
A veces, cualquier tiempo pasado fue mejor. La marcha de Cristina Fernández de Kirchner de la presidencia argentina y la llegada en 2015 de Mauricio Macri dio alas a los inversores internacionales. Un nuevo marco legal en el que hacer negocios despejando el fantasma del intervencionismo. O no. Su llegada a la Casa Rosada no ha dado precisamente aire al negocio de Telefónica en el país latinoamericano. Hasta tal punto que vuelve a especularse con un paso atrás y su repliegue hacia otros países que generen menos incertidumbres políticas.
En los últimos meses, Telefónica se ha dado de bruces con la creación de un nuevo gigante con el que va a tener que competir, nacido de la mano del grupo Clarín. Se trata de la fusión que Cablevisión (Clarín) cerró hace unas semanas con Telecom Argentina, controlada por el inversor mexicano David Martínez. Crearán una compañía con un valor conjunto de 11.500 millones de dólares (cerca de 10.000 millones de euros).
La clave no es el tamaño de la nueva compañía, sino que podrá desembarcar en un territorio que Telefónica tiene vetado hasta el próxima ejercicio. Un problema que, en esta ocasión, comparte con su tradicional enemigo, su competidora America Movil, el gigante en manos de otro mexicano, Carlos Slim. La unión de Cablevisión y Telecom podrá ofrecer paquetes convergentes (fijo, móvil, internet y televisión). Será la primera en posicionarse en ese territorio con oferta televisiva incluida. Los competidores irán después.
La fusión es fruto de una serie de decisiones de carácter político. A finales de 2016, Macri aprobó un cambio de la regulación de las ‘telecos’ que abrió a Clarín la puerta del negocio de la telefonía móvil, a través de la compra de varios operadores. Meses después, llega el anuncio de su Cablevisión con Telecom, aún pendiente del visto bueno de las autoridades de Competencia, aunque no se esperan problemas.
Datos, al alza
Si no fuera por la política, el negocio de Telefónica en el país daría señales positivas en los que se refiere al negocio telefónico puro.“Sigue mostrando un fuerte crecimiento de los ingresos y Oibda [beneficio operativo antes de depreciaciones y amortizaciones], con una sólida expansión de márgenes, impulsados por una gradual actualización de las tarifas, por eficiencias en costes y por un entorno macroeconómico más favorable con menores niveles de inflación”, explicaba la compañía en la presentación de resultados del primer trimestre.
Al cierre de marzo, sus ingresos en Argentina crecían a un ritmo del 33,4% (876 millones de euros); los de móvil, un 43,1% (573 millones). Pero no tiene televisión, su gran apuesta, por ejemplo, en España. Y no la tendrá, al menos, hasta enero de 2018.
El objetivo hasta hace unas semanas, en cuanto a los servicios estrictos de telefonía, era seguir esa estela de crecimiento durante los siguientes meses. De hecho, Álvarez Pallete destacó en una conferencia con inversores el crecimiento orgánico de la operadora en el mercado latinoamericano como una de sus bazas para los próximos trimestres.
“Creemos que a largo plazo la economía argentina crecerá. De hecho, estuve el lunes pasado allí y ya está dando síntomas de mejora en crecimiento. Siempre puedes tener discusiones con el regulador por un tema o por otro pero eso tiene sus cauces de solución”, aseguró Álvarez-Pallete en una de sus últimas declaraciones públicas, una entrevista concedida al diario El País, editado por Prisa (participada en el accionariado por la propia Telefónica). Esa solución, podría pasar por una desinversión, según asumen fuentes de la empresa. Siempre que llegue la oferta adecuada y eso, dado el marco legal actual, puede ser lo más difícil.
Fuente: lainformacion.com