Por Ciro Annicchiarico (*)
El pasado domingo 4 de mayo en su edición dominical, el diario Clarín publicó una nota que merece ser guardada y estudiada como modelo de distorsión informativa y de ejercicio de discriminación. Es un ejemplo de ejercicio de distorsión informativa, discriminación pública y manipulación de datos entre otras perlas. La nota en cuestión, que apareció en su página 14 del cuerpo principal, no tiene firma de articulista, de modo que no cabe sino considerarla una nota editorial. Es decir, quien se expresó fue el diario Clarín.
La nota trata sobre el debate que se ha abierto sobre la reforma a la ley de radiodifusión vigente, impulsado por el Gobierno Nacional y por distintas personalidades y entidades no gubernamentales. Después de leer detenidamente el artículo completo, la sensación que al lector le queda es que a Clarín le molesta, marcadamente, la apertura y posibles resultados de ese debate. Pero, en vez de expresar las razones verdaderas que subyacen a ese posicionamiento editorial, recurre a la manipulación, herramienta por la cual se advierte que el multimedio en realidad reacciona desde el interés empresario y no desde las pretensas libertades de prensa y de expresión que invoca. Esto se advierte en el mencionado artículo editorial como si observáramos a través de una membrana transparente.
Vayamos por partes. Que se trata de un artículo editorial que expresa la molestia del multimedio Clarín con la propuesta de reforma se advierte desde su título: "Qué se esconde detrás del debate sobre la futura Ley de Radiodifusión". Es decir, el lector de entrada es predispuesto, psicológicamente, a que hay algo que "se esconde" detrás de este debate, expresión que no hace falta aclarar que remite a algo sombrío, negativo. El artículo contiene además no una, sino varias veces, y también en forma destacada, la afirmación de que "El tema de la ley de radiodifusión jamás fue mencionado en la campaña electoral de Cristina". Conforme con esta premisa, habría que concluir que una gestión de gobierno solamente puede promover durante su mandato las cuestiones que mencionó en su campaña. Aquello que no, está, según Clarín, vedado a su jefatura. Cero en conocimiento de nuestras normas republicanas básicas. En realidad, constitucionalmente, en el caso del poder ejecutivo, su función es en realidad hacerse cargo de todos los temas que hacen a la administración general del país, y expide las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las leyes de la nación, no solamente de lo que se propuso en una campaña política. No voy a citar artículos, están en la Constitución Nacional, que se supone conocida por el multimedio Clarín.
El artículo editorial afirma además que detrás del Observatorio de Medios -sin aclarar que este ente ya existía- hay un "intento de controlar a la prensa". Es una vieja costumbre de los medios masivos confundir a la libertad de prensa con la libertad de empresa. Y olvidar el correlativo derecho de la población a la información plena. Pero en fin, lo que quiero destacar, aunque ya lo ha sido varias veces, es que el Observatorio de Medios en realidad nada puede "controlar", en los términos ambiguos en que Clarín lo asevera, ya que no tiene facultades de control sancionatorio, es decir no aplica sanciones. Simplemente, como su nombre lo indica, hace y formula observaciones, que, además, no son de cumplimiento obligatorio por parte de los observados. Cabe concluir al respecto, entonces, que lo que le molesta profundamente al medio masivo en cuestión es que se observe y se difunda cualquier tipo de análisis crítico sobre cómo se manipula la difusión de ideas. Esto es lo que en verdad "se esconde" detrás del crispado artículo de Clarín.
Veamos más mentiras. Dice la nota que "Es la primera vez en cinco años de gestión kirchnerista que el gobierno recibe a ADEPA y a otras entidades periodísticas, pese a los innumerables pedidos de audiencia". Más allá de que el diario adopta para sí el ya remanido latigillo de oposición de que se trata de una única gestión, lo cierto es que se trata de otra afirmación ambigua. Este gobierno hace cinco meses que está en ejercicio de la gestión, y del anterior los concesionarios privados de medios masivos consiguieron el objetivo máximo imaginable: la prórroga por diez años de las concesiones. Así que hace cinco años que no los atienden?
Sigamos, el artículo editorial afirma y titula, en otros sectores, "La ofensiva del Gobierno: Ley de Radiodifusión y Observatorio de Medios nacieron a la discusión en medio de la puja del Gobierno con los dirigentes del campo". Más manipulación. El impulso del debate sobre este tema central que hace a la democracia -una democracia en serio, no la de las empresas económicas- es calificado como una "ofensiva". Es decir, se pretende instalar en el lector la idea de que el impulso de este debate constituye una especie de embate contra la prensa. Se trata, según Clarín, de una reacción ofensiva. Clarín no dice, por ejemplo: el gobierno propone debatir sobre la necesidad de reformar la ley de radiodifusión. No, enmarca y adjetiva el tema, en un claro intento de manipulación psicológica del lector, en una suerte de campo beligerante. Debatir sobre una ley es cuestión de "reacciones" y de "ofensivas". Es una "batalla". Y hasta diría que es posible que para Clarín lo sea. Pero para Clarín, no para la población argentina, que necesita, como el agua, disponer del derecho constitucional a una información cabal, es decir, plena y veraz.
El otro aspecto de manipulación de ese título, pretende descalificar la administración de los criterios de oportunidad, que constituyen uno de los ejes centrales de cualquier gobierno fuerte, fijar la agenda pública e impulsar los debates necesarios para todos, no solamente para un sector de privilegio. Esto es precisamente lo que no toleran muchas empresas y oligopolios desde el 2003 en adelante, para más huérfanos de militares con capacidad golpista. En primer lugar, no hay que dejar jamás de aclararlo, ya que a veces la pereza gramatical nos empuja a síntesis falsas: no se trata de una puja entre el gobierno y el campo, se trata del ejercicio coherente de una política económica que apunta a la redistribución de la riqueza, a la que se enfrentaron los dirigentes agropecuarios que solo pretenden mantener su nivel de privilegiados ingresos. Luego de la aclaración, la pregunta que cabe frente al subtítulo de la nota de Clarín, es: cuál es el inconveniente de que a partir de una situación crítica, que colateralmente puso en evidencia la más grosera manipulación y discriminación mediática, se aproveche para impulsar un debate y una propuesta ya impostergable? Acaso algunos crímenes no sirvieron para que se promovieran debates y reformas legislativas sobre seguridad? Debates y lobbies de los que muchos medios masivos participaron fuertemente. Por qué una crísis determinada en un caso es propicia para modificar leyes y en el otro no? Son misterios de Clarín.
Continuemos. Esta es una perla. Dice el artículo de Clarín, el gran diario argentino: "Se generó una agenda de reuniones, y mitines en otros casos, en los que voceros como Hugo Moyano o Luis D`Elía apuntaron contra la que denominaron una ley de la dictadura". Más adelante, descalificandolo, el artículo destaca en un recuadro que D`Elía es "el piquetero oficial". Y por supuesto, no se salva Enrique Albistur, Secretario de Medios, de quien Clarín afirma que "la justicia lo investiga". Por qué dije que son perlas? El impulso de este debate ahora se lo enmarca en "mitines". Por lo menos ya no son campos de batalla. Mitines es una expresión que lleva a pensar en encuentros de militancia política, en discursos partidarios y cantos de consignas. Clarín está descalificando a esos ámbitos como adecuados para ciertos debates? Acaso quienes forman parte de mitines no son personas y ciudadanos argentinos con derecho al debate y a la propuesta? Por otro lado, pregunto, el "piquetero D`Elía", y no es que esté haciendo una defensa personal suya, sino refiriéndome a un sector de nuestra sociedad, no tiene derecho a expresarse, como ciudadano argentino? El hecho de ser piquetero constituye para Clarín una descalificación social frente al ejercicio del derecho constitucional a opinar e impulsar reformas legales y políticas? Qué diferencia hay, me pregunto, entre este artículo de Clarín y la movilera esa de televisión que dijo "se va la gente y vienen los piqueteros". No puedo sino preguntarme qué esconde el discurso de Clarín? No me importa lo que haga el Observatorio de Medios, yo, como ciudadano argentino, observo de Clarín que incurrió con ese artículo en una clarísima discriminación al descalificar la opinión de las personas en razón de su pertenencia social. Por último, el remate del artículo pone en evidencia el deseo profundo de Clarín, ese que si fuera una persona física afloraría en un diván de análisis: "La amplitud y riqueza de la comunicación está garantizada "solamente" (el destacado es mío) por la debida rendición de cuentas del Ejecutivo sobre las cuestiones de interés público, y no, a la inversa, por el control del Estado sobre lo que se publica o lo que se dice en los canales y en las radios". Más claro imposible, el único que tiene que rendir cuentas es el Ejecutivo, las empresas mediáticas no. El derecho humano a disponer de información cabal, plena, veraz, y que el estado lo asegure en forma correlativa al derecho de expresión, para Clarín, ni se menciona. Así estamos.
(*) Abogado penalista, ex concejal de Lomas de Zamora; integrante de Conciencia Al Sur (CONSUR), Grupo de Reflexión y Gestión. Publicado originalmente en Rebanadas de Realidad.