La política de confrontación y la cada vez más extendida utilización de presiones sobre actores económicos y políticos desarrolladas por el Gobierno han creado un clima que favorece la acción de elementos provocadores que profieren amenazas en forma directa o virtual. Una reciente manifestación de este fenómeno lo constituyen los correos electrónicos con amenazas hacia la directora de este diario, Ernestina Herrera de Noble, y al señor Héctor Magnetto.
En los últimos días fue puesto en circulación un correo electrónico con la frase "Magnetto y Noble, no jodan con el pueblo, es una advertencia", en el cual se adjuntan fotos familiares de Héctor Magnetto sustraídas mediante espionaje informático. El correo lleva la firma de la agrupación La Cámpora.
La operación parece obra de servicios de inteligencia o de grupos con capacidad para hackear computadoras o sitios de la Red virtual, y aparece en momentos en que el Gobierno formula reiteradas críticas contra este diario, en el contexto de una política de hostigamiento contra los medios de difusión independientes.
Se trata, por lo tanto, de una acción que afecta en primer lugar a Clarín, pero puede leerse como una amenaza al sistema de libertad de expresión en su conjunto.
El Gobierno tiene la obligación de investigar con celeridad y a fondo la procedencia de las citadas amenazas, poniendo en esa tarea todo el potencial tecnológico de que dispone el Estado, y delimitándose sin que quede lugar a dudas, de ésta y de cualquier otra campaña sucia emprendida contra los medios de difusión o contra cualquier ciudadano, sector o empresa que exprese opiniones críticas en relación a la política oficial.
Esta iniciativa debe formar parte, además, de una reversión de la política de confrontación que ha caracterizado al actual y al precedente gobierno, y que alcanzó un punto culminante en su enfrentamiento con el agro.
Esta forma de hacer política y de gestionar los asuntos del Estado ha provocado numerosos conflictos, ha tenido y está teniendo importantes costos económicos y, quizá lo más grave de todo, ha promovido un clima de crispación y enfrentamiento que ha reflotado viejos antagonismos, perimidos en el orden de lo real, pero que siguen siendo alimentados en el orden de lo simbólico y lo político.
El ambiente de tensión que se ha generado es un caldo de cultivo para los intolerantes y para las prácticas mafiosas y crea el peligro de que alguna disputa o enfrentamiento llegue a mayores, creando una escalada de consecuencias impredecibles.
Debe tenerse en cuenta, finalmente, que la situación actual y la circulación de amenazas como las recibidas por este diario infligen un serio daño a la confianza de la ciudadanía en las instituciones y a la imagen del país en el exterior.
El Gobierno, como delegado de la ciudadanía en el manejo del Estado, siendo este último el representante de los intereses generales de la sociedad, tiene la responsabilidad principal de desandar el clima de enfrentamiento para reconstituir la armonía social, tomando la iniciativa en la promoción del diálogo y el entendimiento.
Un requisito esencial para avanzar en ese sentido es restablecer la tolerancia para la expresión crítica, sea de los medios de difusión o de otros actores, sociales, económicos o políticos.
La investigación transparente y urgente de las amenazas recibidas por Clarín será, al mismo tiempo, un ejercicio de justicia, un acto de lucidez política y una contribución a la convivencia social.
Fuente: Clarín