La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), lamenta tener que denunciar, cada vez con mayor asiduidad, su preocupación por la reiteración y el agravamiento de ataques, provenientes de sectores oficiales y paraoficiales, contra la prensa en general y diversos medios en particular.
Primero, fue la sugestiva multiplicación de proyectos y medidas orientados a incidir en la labor periodística o en la actividad de los medios, en un clima de confrontación.
Luego, la campaña de afiches desplegada con una poderosa logística contra medios específicos, con sellos afines al Gobierno y cuyo financiamiento no ha sido explicado.
Ahora, se suman nuevos motivos de alarma: la violación y difusión de correos electrónicos privados y los ataques personales contra editores y periodistas del diario Clarín.
En efecto, en los últimos días la directora del diario, Ernestina Herrera de Noble y su CEO, Héctor Horacio Magnetto fueron víctimas de espionaje informático, llegando a difundirse fotografías familiares.
La gravedad de los hechos no puede pasar desapercibida: se trata de un serio delito, que además de su mensaje de amedrentamiento puede terminar afectando la seguridad de las personas.
No es la primera vez que ADEPA condena estos episodios: el año pasado sufrieron violaciones de sus correos electrónicos periodistas y editores de Clarín, La Nación y Editorial Perfil, sin que hasta ahora haya habido resultados en la investigación.
Como sostuvo nuestra entidad en aquella ocasión, estas acciones se ven favorecidas cuando el hostigamiento y la estigmatización se reiteran en la actitud del poder político hacia la prensa y otros sectores de la sociedad, desplazando el diálogo y el debate como herramientas de convivencia social.
De la misma hostilidad fue víctima el periodista de Clarín, Julio Blanck, a raíz de una columna de opinión titulada “La construcción del relato oficialista volvió a tropezar con la dura realidad”, en la que se analizaba el fenómeno inflacionario.
Esto motivó una llamativa conferencia de prensa del grupo de jóvenes justicialistas de la agrupación “La Cámpora” en la que descalificaron al periodista con términos claramente injuriosos. A ellos se sumaron, en tono parecido, los dirigentes Carlos Kunkel y Luis D’Elía.
ADEPA repudia estas expresiones que revelan, una vez más, que la intolerancia, el agravio y la violencia suelen ser la respuesta elegida ante la publicación de informaciones y opiniones que contrastan con las lecturas de la realidad que realiza el oficialismo.
Como siempre ha sostenido nuestra institución, la labor periodística no está exenta del disenso, la opinión y el debate. Pero, cuando ese intercambio se reemplaza por el ataque personal, la amenaza permanente, la no aceptación del pluralismo o el clima de temor e impunidad, se encienden luces amarillas para la vida democrática.
ADEPA alerta una vez más acerca de los peligros que entraña este clima de enfrentamiento alimentado desde usinas cercanas al poder. Y ante las operaciones sucias y de incierto origen que hallan en ese clima un caldo de cultivo para sus repudiables objetivos, solicita, de los poderes del Estado, el compromiso activo e irrenunciable en la investigación y sanción de sus responsables.