No es la primera vez que el medio hace una incursión en este terreno. En 2016 ya lanzó una publicación llamada “Fractured Lands”, donde trataba el caos en el Medio Oriente. Esta pieza se llevó a cabo gracias a la financiación del Pulitzer Centre, una organización sin ánimo de lucro que está financiando grandes proyectos periodísticos en EEUU. El número se publicó sin publicidad y estaba dedicado a un solo artículo de 42.000 palabras.
“Nuestro trabajo con The New York Times en ‘Fractured Lands’ es un excelente ejemplo de filantropía y periodismo bien hecho”, comentó Jon Sawyer, que dirige el Pulitzer Center. “El Centro Pulitzer desempeñó un papel crucial, recaudando el dinero necesario para un extraordinario proyecto de periodismo y educación, pero de una manera que dejó el control editorial totalmente en manos del Times”, dijo.
Pero tomar dinero de una organización como el Centro Pulitzer es una cosa muy distinta a abrir la cabecera a cualquier donación. Sin lugar a dudas, la forma en que Pulitzer opera no deja dudas sobre la integridad editorial ya que mantiene a sus socios alejados de los donantes, nadie sabe sus nombres. Pero al abrir a otro tipo de donantes cabe la posibilidad de que se pueda coartar la libertad en la redacción del periódico. Tomar dinero directamente de los donantes es inherentemente problemático e, incluso, abre la puerta a la autocensura. En cualquier caso, Janet Elder tendrá que buscar la alternativa más adecuada.
El diario sigue siendo un punto de referencia para los medios de comunicación, tanto en el tema editorial y como en los negocios. Quiere seguir siéndolo, por eso plantea la necesidad de nuevas fuentes de ingresos. No obstante, se trata de un movimiento esperado, ya que a pesar de aumentar sus suscriptores digitales (consiguió 15,6 millones de dólares por esta vía el año pasado), todavía no llega a compensar los ingresos perdidos por la disminución en la publicidad.
A pesar de que sus ingresos totales están muy por debajo de los de hace una década, mantiene su plantilla de 1.300 trabajadores. Para hacer un paralelismo entre cabeceras, esta cifra se contrapone a la de The Washington Post, que emplea alrededor de 750 personas. El valor de mercado de The New York Times es de algo más de 3 mil millones de dólares, frente a los casi 500 mil millones de Facebook.
El 61% de la facturación del segundo trimestre se corresponde a las suscripciones, mientras que la publicidad representó el 32%. Por lo tanto, no es de extrañar que en mitad de su proceso de digitalización busque otras formas de financiar su labor. La filantropía permite una mayor independencia que alimenta de forma necesaria al periodismo.
Fuente: Dir Comfidencial