Por: Pedro Simoncini*
Resulta casi increíble que después de más de medio siglo de existencia -recordemos que Canal 7 inició sus transmisiones el 17 de octubre de 1951- aún se está discutiendo qué estructura debería tener, cuáles serían sus funciones y cómo debiera financiarse.
Nuestra incapacidad para resolver ese problema de claro interés nacional indica que a ninguno de los múltiples y variados gobiernos que tuvimos en las últimas cinco décadas le interesó encuadrar a Canal 7 en sus funciones específicas. Es inútil pues todo análisis, discusión o propuesta, si previamente no se tiene la decisión política irrevocable de que nuestra principal emisora estatal, como cabecera del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) sea puesta al servicio del país, en el campo de la información del Estado y de la difusión cultural y educativa, profesionalmente organizada en la dependencia que le corresponda y sin actividad publicitaria, que nunca pudo resolver su sostenimiento y, en muchos casos, actuó por el contrario, como un elemento deformante del accionar del canal.
La falta de vocación política para insertar a Canal 7 en nuestra comunidad es fuente de la desazón que se experimenta viendo al Estado argentino malograr el instrumento de comunicación audiovisual más poderoso de la época moderna. Así también se esterilizan, en gran parte, los esfuerzos de productores, elencos, técnicos y colaboradores, que han desfilado, década tras década, por el canal. Todo ello al costo de miles de millones de pesos de fondos del Tesoro Nacional, producto de los impuestos pagados por los argentinos.
Las áreas prioritarias de los contenidos de Canal 7 son claramente: información, cultura y educación. Sin dejar de reconocer la necesidad de su participación en la difusión informativa de la actividad del Estado, ella deberá ser solamente el complemento de los contenidos que emitan el canal estatal y demás emisoras componentes del SOR, destinados a la difusión del patrimonio cultural y las aplicaciones a servicios de educación a distancia, promoción de la lectura y cursos en general.
¡No podemos seguir proyectando o conversando para que todo siga igual! Decidamos de una vez qué clase de Canal 7 queremos tener, para qué y cómo sostenerlo. Disponemos de la estructura básica necesaria, con cobertura nacional, así como de productores y docentes especializados y personal idóneo para su operación. Falta el impulso movilizador para esta potencial riqueza audiovisual, casi totalmente desaprovechada en los 53 años transcurridos de frustrantes experiencias.
El autor fue fundador de Canal 5 de Rosario y uno de los impulsores de Telefe
Fuente: Diario La Nación