viernes, 11 de junio de 2004

Veinticinco millones de razones de Thales

La solicitud la realizó el fiscal Marijuán. Menem privatizó el espacio radioléctrico del país en 1997 y se lo entregó a la empresa francesa Thales Spectrum. El gobierno de Kirchner había anulado el contrato en febrero de este año acusando a la compañía de haberle causado un perjuicio al Estado por unos 302 millones de pesos. Quién es el enigmático Jorge Neuss.
Por: Irina Hauser
Sobresueldos, licitaciones dudosas, ventas extrañas, cuentas en el exterior. Toda clase de sospechas se siguen acumulando alrededor de Carlos Menem. El fiscal Guillermo Marijuán agregó una más y muy directa: le pidió al juez Jorge Urso que investigara si el ex presidente cobró coimas por 25 millones de dólares para darle a la empresa Thales Spectrum el control del espacio radioeléctrico en 1997. El contrato fue anulado en febrero por el Gobierno, que acusó a la compañía francesa de haber causado un perjuicio al Estado de 302 millones de pesos mientras registraba para sí misma ganancias descomunales.
Marijuán intenta dar nuevo impulso a la investigación penal, que comenzó en el verano con una denuncia de la Oficina Anticorrupción (OA), radicada en el juzgado de Urso. Le pidió al magistrado que analizara si la privatización “fue desfavorable para el Estado argentino y si mediaron sobornos”. Sugirió medidas para establecer si Menem cobró una “millonaria suma dineraria en concepto de dádivas” y las hizo extensivas a “los directivos de Thales Spectrum y cualquier otra persona que haya participado” de la contratación.
Las conjeturas acerca de las coimas se basan en dos cuestiones:
- Thales se manejó cómodamente sin ningún control. Desde el vamos, según el contrato, la empresa se quedaba con el 75 por ciento –una considerable proporción– de lo recaudado en el cobro de canon a los usuarios del espectro radioléctrico. El 25 por ciento restante era para el Estado. Sin embargo, nadie supervisó qué pasaba con el dinero ya que si bien un decreto obligaba a la privatizada a depositarlo en el Banco Nación, una resolución del ex secretario de Comunicaciones Germán Kammerath permitió que fueran a parar al Banco Río. Según la denuncia del Gobierno, la firma francesa tuvo la extraordinaria rentabilidad del 113 por ciento anual. Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) de 2001 decía que el beneficio excedía en 100 millones a las ganancias empresarias habituales. También hubo duros señalamientos de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), que alertó sobre el incumplimiento en los pagos al Estado.
- En octubre del año pasado la revista francesa Le Point reveló que desde Thales se habrían girado 25 millones de dólares a cuatro cuentas de bancos estadounidenses vinculadas a funcionarios de la administración menemista (ver aparte). Marijuán se basó en ése y otros datos en su pedido de pruebas: quiere verificar si las transferencias de la posible coima se hicieron desde Ginebra, Suiza, a través de la empresa Finego, una financiera que quebró y que al parecer controlaba al grupo Thales. Una de las medidas que reclamó el fiscal es que se le pidan a Ginebra por exhorto las constancias de los envíos de dinero, así como el rastreo de quiénes son los titulares de los depósitos bancarios, que están individualizados. Quiere establecer la ruta de los millones, además de quiénes pagaron y quiénes recibieron. El delito de cohecho, activo o pasivo, tiene una pena máxima de seis años de cárcel y, por ende, es excarcelable.
La pesquisa de Urso y Marijuán intenta revisar todo el proceso que privatizó el control del espacio por donde pasan las ondas de comunicación. Thales Spectrum quedó a cargo de fiscalizar el uso apropiado del espacio radioléctrico y cobrar un canon a los usuarios: la telefonía celular, las radios AM y FM, los radiotaxis, los canales de televisión y las compañías aéreas, entre otros.
Aquel acuerdo, fruto de una controvertida licitación en 1997, convirtió a la Argentina en uno de los pocos países en el mundo que entregaron esa actividad a una empresa privada: los únicos antecedentes eran de dos países africanos. Junto con Menem, algunos personajes que estuvieron en el centro de la escena y que ahora se encuentran bajo investigación son Kammerath, su primo Roberto Catalán, que presidía la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) y redactó los pliegos, y Jorge Neuss, accionista de Thales y compañero de golf del ex presidente. El contrato con la empresa francesa era por 15 años, con posibilidades de prórroga por cinco años más, y significó un negocio de 500 millones de dólares según los cálculos oficiales. El gobierno de Néstor Kirchner anuló la concesión en febrero y anunció la reestatización del control del aire. Al Presidente lo terminaron de convencer las numerosas irregularidades halladas por la AGN y la Sigen, los dos organismos a cargo de inspeccionar las cuentas públicas. Sus informes daban cuenta de que Thales Spectrum no cumplió “en un 70 por ciento” los compromisos asumidos en inversiones mínimas (por ejemplo, para reducir interferencias o evitar las transmisiones clandestinas) ni en el pago del canon a las arcas públicas.
La denuncia original habla de un perjuicio de 302 millones en las cuentas del Estado que corre en paralelo al crecimiento de las jugosas ganancias de la empresa entre 1997 y 2001. Ahora la OA, a cargo de Daniel Morin, sigue una investigación propia con intención de hacer aportes a la causa judicial. En los próximos días haría una presentación con datos nuevos. Una de las aspiraciones gubernamentales es recuperar la plata despilfarrada.
En tribunales vislumbran que las violaciones de Thales Spectrum al convenio que firmó con la gestión de Menem contaría con bastante prueba. Pero todavía, advierten, falta un trecho para llegar a los nombres de los responsables

Un negocio plagado de sombra
Por: Eduardo Febbro

La historia de Thales Spectrum Argentina es una intrincada trama donde convergen uno de los más importantes agentes menemistas en Europa, Jorge Neuss, una de las más poderosas multinacionales europeas, Thales –ex Thomson–, varios abogados y hombres de empresas de Francia, un ex mercenario que se convirtió en operador suizo de transferencias poco religiosas a través de una fiduciaria instalada en Ginebra y una galería de personajes con corbata y altas funciones. Las modalidades de la transacción quedaron en secreto hasta que, en octubre del año pasado, una “venganza” interna del empresariado francés corrió el telón del negocio.
El semanario francés Le Point, basándose en documentos que en gran parte provienen de la empresa fiduciaria suiza Finego y en testimonios de quienes conocen a Jorge Neuss, lanzó una bomba pública. Según decía el semanario, tratándose de Neuss, “es mejor contarse los dedos después de haberle estrechado la mano”. El hombre sería una “fiera y un aventurero”.
Informaciones francesas dieron cuenta de que, por medio de giros hacia Suiza, Estados Unidos, Uruguay y demás paraísos fiscales, Thales sacó de la Argentina ilegalmente unos 25 millones de dólares. El montaje específico del negocio empezó en 1996, cuando Jorge Neuss, un abogado parisino; Philippe Signe, uno de Ginebra, y otras personas más, Guillaume Emmanuel, Jean Marie Dehollain, Jean Nicolas, Marie Joseph Rostan d’Ancezune –estos dos integraron Thales-Argentina– formaron parte del Consejo de Administración de una filial de Thales, Thales Spectrum Internacional, creada especialmente en Holanda para servir de rampa de lanzamiento al negocio que se preparaba en la Argentina. Esa filial creó a su vez otra empresa en Buenos Aires, Thales Spectrum Argentina, TSA. En el curso del año 1997, Carlos Menem firmó el decreto por medio del cual entregó la gestión y el control del espectro radioeléctrico del país.
Apenas formada en Holanda, Thales Spectrum Internacional firmó un contrato con la fiduciaria suiza Finego por un monto de 135.000 dólares por mes. A cambio de esa suma, Finego debía suministrarle a Thales Spectrum Argentina informes políticos y tecnológicos sobre la Argentina.
El gerente de la empresa suiza Finego, Lionel Queudot, es un ex mercenario cercano a otro personaje del medio de los mercenarios internacionalmente conocidos, el francés Bob Dénard.
Finego fue el primer puente de las transferencias de fondos provenientes de Thales Spectrum Argentina. Dos contratos de 1997 y 1999 estipulan que, cada tres meses, los 135.000 dólares del contrato por “consejos e informes” deben ser depositados en una serie de cuentas bancarias abiertas en el Citibank, el Bank of New York, un banco del Uruguay y paraísos exóticos. Se trató, en suma, de un contrato de consultoría falso. De hecho, Finego recibía la plata, tomaba un porcentaje del 3 por ciento y luego enviaba el resto a las demás cuentas bancarias. Sólo hasta el 2000 Thales Argentina transfirió 25 millones de dólares a través de Finego.
Lionel Queudot asegura hoy que no sabe “si hubo corrupción”. El ex titular de Finego –la empresa quebró– aseguró que “los documentos de Finego por donde transitaron los 20 millones de dólares que triangulara a instancias de Jorge Neuss los entregué a la Justicia. No quisiera que me liquidaran como en el escándalo de las fragatas vendidas por Thales a Taiwan, donde ya hay diez muertos”. Según dijo Queudot, “Thales de Amsterdam me giró alrededor de 20 millones de dólares entre 1997 y 1999, y yo transferí esos fondos a los beneficiarios que me indicaban de Thales en Buenos Aires o en Montevideo, por lo general cuentas en Estados Unidos, Inglaterra y Uruguay, un servicio normal de mi sociedad”. El intermediario reveló también que a lo largo del año 2001 “vinieron tres veces a verme aGinebra Neuss, Dehollain y D’Ancezune y las explicaciones que me dieron no me convencieron; mis relaciones con ellos se rompieron; yo estoy a disposición de la Justicia”.

Menem se siente perseguido. Repitiendo el mismo libreto
Habla y habla, pero siempre dice lo mismo. Es Carlos Menem, quien una vez más afirmó ser un “perseguido político”, además de insistir en que las causas en las cuales se pidió su captura “son inventos” y que “no hay ningún tipo de delito” que se le pueda imputar. El ex presidente volvió a atribuir la supuesta campaña de la que dice ser víctima al actual gobierno y reiteró que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria”.
“Lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. Esta no es una cuestión jurídica, al menos en mi país, sino que es una cuestión política. Creo que los pedidos de extradición y de captura a nivel internacional no tienen ningún fundamento ni en la legislación argentina y menos en la chilena, donde los miembros de la Corte Suprema fallaron de acuerdo con lo que pienso que correspondía”, declaró Menem.
Otra vez en el papel de víctima, el ex presidente habló de “odio” y “envidia”, dos términos a los que ha echado mano en forma sistemática desde que los jueces Norberto Oyarbide y Jorge Urso avanzaron con las investigaciones judiciales que lo tienen por protagonista y lo convocaron a dar cuenta de sus acciones en los tribunales. En esa línea, Menem no descartó que aun cuando la Corte Suprema de Chile ya rechazó los pedidos de extradición que cursaron para que fuera trasladado a Buenos Aires, ambos magistrados insistan con solicitudes similares. “Todo es posible. Cuando se trata de cuestiones que pasan, más que por la ley, por la cuestión personal y por el odio, o la envidia, cualquier cosa puede ocurrir”, manifestó.
Menem aseguró no tener “miedo” de regresar a la Argentina, pero quedó claro que la vuelta no está en sus planes. “No se trata de eso (sino que) no son causas, son inventos, no hay ningún tipo de delito”, sostuvo el ex mandatario y recordó “el antecedente de 2001, cuando uno de estos jueces me detuvo y la Corte (Suprema de Justicia) falló que no existía delito”, en referencia al arresto que entonces le impuso Urso por considerarlo jefe de la asociación ilícita que actuó en el contrabando de armas a Ecuador y Croacia. También expresó que, “en todo caso, esperaría que vengan aquí los jueces a indagarme. Mientras tanto, me voy a atener a lo que dispongan mis abogados en Argentina y en Chile”.
Además de definirse nuevamente como un “perseguido político”, Menem volvió a arremeter contra el gobierno de Néstor Kirchner y lo calificó de “totalitario”. Añadió que en la Argentina “no hay estado de derecho, hay democracia un tanto totalitaria. Uno ojea los diarios y periodistas y medios están siendo perseguidos por el gobierno actual”.

Fuente: Página/12

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