sábado, 6 de julio de 2024

Carta Abierta de una docente al Gobernador Pullaro: Un llamado a la igualdad y la justicia social

En la Escuela que queremos, Elena Rigatuso redactó y leyó una carta dirigida al Gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. Allí expresa su preocupación por la creciente desigualdad social y sus consecuencias. La docente señala que la falta de oportunidades perpetúa la pobreza y que la frustración y la violencia resultantes afectan a todas las clases sociales de diferentes maneras. Critica a los ricos por sus delitos de "guante blanco" y hace un llamado a la empatía y a la humanidad, cuestionando el estado actual de las instituciones de salud, educación y justicia. Subraya que la violencia de género y la corrupción son problemas profundos que afectan a toda la sociedad. Además, critica la naturalización de la violencia y la falta de un sistema de reinserción adecuado para los presos, sugiriendo que las cárceles están funcionando como escuelas de criminales en lugar de centros de rehabilitación. 

Finalmente, insta al gobernador a recordar su responsabilidad de servir a todos los ciudadanos, incluidos los más desfavorecidos, y a trabajar por una sociedad más justa y equitativa. La carta es un llamado a la acción para mejorar las condiciones de vida y ofrecer oportunidades reales para todos los niños y jóvenes de la provincia.
Rosario, 6 de julio de 2024
Sr Maximiliano Pullaro
Gobernador de la Provincia de Santa Fe

Soy docente jubilada. Empecé a trabajar en 1976, siempre en las barriadas. Como muchos de mis compañeros docentes conozco directamente el impacto de las políticas en generaciones de pibes que fueron creciendo en las márgenes, repitiendo y replicando en sus hijos y nietos esa marginación creciente. 

La desocupación produce una subjetividad de la que es difícil volver. El desocupado, que una vez tuvo trabajo y de pronto es declarado prescindible, no se recupera de esa marca. A lo largo del tiempo he visto como los padres de mis alumnos pasaron de ser trabajadores preocupados por el bienestar de sus familias, respetuosos, amorosos, a ser violentos, a ingresar en adicciones, en los primeros tiempos, alcohólicos. Los propios niños explicaban que sus padres "antes no eran así". Cuando la desocupación se volvió estructural y familias enteras pasaron a depender cada vez más de la ayuda social desde la "Caja PAN" (Programa Alimentario Nacional), lanzada en 1984 como la primera política masiva de asistencia alimentaria en la Argentina, hasta los planes sociales en 1997 en las diversas formas que fue tomando, todo fue de mal en peor. También es cierto que es imposible que esas familias vivan sólo de los planes del Estado, como Usted también sabe, eso es sólo una parte de sus ingresos. Son los cartoneros que vemos en las calles, los que venden rosquitas o tortas asadas en los barrios, los que venden pañuelitos o medias en el centro. Trabajan, pero en las condiciones más precarias que existen.

Como soy de Rosario, y como le digo, trabajé en las barriadas alrededor del 2000, es triste descubrir que un alumno, un niño cada vez más chico, tenía acceso a las más degradadas formas de la droga: pegamentos o yuyos vaya a saber de qué. Hacían una especie de "cigarrillo", el "porro", al que le incorporaban vidrio molido. Vidrio molido, Gobernador. No es difícil imaginar los efectos que eso provocaba en sus pequeños organismos en crecimiento. No se puede imaginar la cantidad de veces que teníamos noticias de sus internaciones, y a lo largo de los años, de las muertes de esos que fueron nuestros alumnos. El primer chico que escribió en su cuaderno: "Yo me drogo", era un alumno de 3er grado. ¿Me entiende? ¡3er grado, apenas un pequeño niño! ¡Y eso pasó hace mucho más de 20 años atrás! Y resulta que seguimos indagando. Y había chicos de nivel inicial, de 4, 5 años… Hicimos una reunión con  todos los padres y pedimos ayuda de especialistas. Y los padres en la reunión pasaron de decir: "Hay que expulsar a la manzana podrida" a largarse a llorar y reconocer que sus propios hijos se drogaban y que ellos no sabían cómo contenerlos.

Era una época en donde la llegada de los especialistas era gestionada por cada escuela porque no existían los equipos socio educativos, que hoy tenemos pero que no dan abasto y sólo pueden atender situaciones límite vinculadas a la violencia intrafamiliar. La mayoría de las veces, una vez abordada la situación, no encuentran manera de resolverla y víctimas y victimarios terminan viviendo juntos al poco tiempo.

 Las familias que buscan ayuda para controlar las adicciones de sus hijos se encuentran impotentes, no saben dónde ir. Como es obvio, la mayoría no puede acceder a instituciones privadas.

Más cerca en el tiempo, unos 10 años atrás, alumnos de la escuela media me dijeron en clase que querían vender droga por un tiempo para juntar plata y después ponerse una verdulería. Esos eran sus sueños, sus expectativas, sus proyectos, sus fantasías en lo que imaginaban sólo como un viaje de ida, transitorio, del cual creían que iban a poder salir tan fácilmente como entraron. Se lo cuento ahora porque leí una nota periodística hace unos días donde decía: "Ahora los alumnos ya se lo dicen a los docentes en sus clases". Pero no es ahora, está pasando desde hace mucho tiempo. Y no crea que soy de las que se queda solamente en el escuchar y angustiarse por cosas como esta. Muchos compañeros se enferman, se llevan a sus propios cuerpos lo que pasa con sus alumnos. A mí también me ha pasado. También algunos intentamos encontrar respuestas colectivas, reorganizar nuestro trabajo, golpear puertas oficiales. ¿Pero sabe qué? Los docentes, aún los mejores intencionados no pueden solos. No podemos solos. Ni siquiera un buen funcionario bien intencionado puede solo. Ni los asistentes escolares, ni los que trabajan en salud, ni los que trabajan en las cárceles y padecen la deshumanización con que la crueldad se instala como "sentido común", no pueden, no podemos solos. Es necesario, URGENTE, un PLAN que ubique la HUMANIDAD como centro de preocupación, y que sea un PLAN INTEGRAL que abarque todos los aspectos, para resguardar a la infancia como lo que es: una responsabilidad de los adultos. Por eso le escribo, porque como Usted es el Gobernador será el máximo responsable de que ese Plan Provincial que sitúe la humanidad como valor primero, exista o no. 

Por lo que venimos mencionando muchos niños no tienen referencias de un adulto parental capaz de hacerse cargo de ellos. Sus padres a veces son apenas unos años más grandes que ellos, no han terminado de ser niños cuando ya son padres o madres a la intemperie. A veces hay alguna abuela o abuelo, casi siempre con las mismas historias. Generalmente desaparecen de escena los varones padres y son muchas las mujeres solas con los niños a cargo. Hay estudios sobre cómo ha ido mutando el concepto de familia e incluso como esa borradura del rol paterno, opera en las subjetividades de los niños, e incluso cuánto tiene esto que ver con las lógicas de agrupamientos delictivos. Por eso es imperativo que el Estado tenga un verdadero plan de INTEGRAL DE INCLUSIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA que sea un PLAN serio, capaz de abordar la complejidad de este momento, los valores en cuestión, los saberes, los aprendizajes, los contenidos. Usted lo sabe, no podría ser un plan "enlatado" que se pueda confiar a una u otra empresa. Es un problema de ESTADO porque afecta a toda la vida y a la vida toda de todos. Resignar ese proyecto es someterse como única posibilidad a una sociedad que sea una gran cárcel de la que quedemos (Usted también Gobernador, Usted también está "adentro" de la sociedad) prisioneros, víctimas, victimarios y carceleros. Esa no es una solución digna. Nadie elige en que cuna le tocó nacer, ni las circunstancias, ni la época histórica y sólo un sádico, un enfermo, puede disfrutar de la reproducción de la exclusión.

Esos pibes que fueron nuestros alumnos, fueron a su vez padres/madres y abuelos/abuelas de generaciones poseedores de un capital cultural escaso, ajeno a una cotidianeidad de las familias "normales", donde suena el reloj y empieza la jornada laboral en torno a la cual se organiza la vida de todos sus miembros. Usted sabe que el changueo no es "un trabajo", no permite ordenarse, no permite prever. Usted sabe que "la necesidad tiene cara de hereje", y que la falta provoca violencia, y que la violencia una vez desatada no tiene límites.

Usted sabe cómo entró la droga a los barrios alrededor del 2000, y como se fue convirtiendo en "una salida laboral", una fuente de ingresos, alternando con otras, con changueos de vez en cuando. Alguno que otro zafa. En las escuelas docentes muy comprometidos con los pibes hemos podido ser testigos de esos "milagros". Uno que otro consigue un empleo, un empleo "digno", generalmente muy precarizado, porque pocos, muy pocos alcanzaban a cursar la escolaridad completa y tienen posibilidad de acceder a otras aspiraciones. Porque es difícil mantener un objetivo superior cuando a la cotidianeidad le faltan tantas cosas. Muchos, de esos mismos barrios, llegaron (llegan) a ser policías… Coincidirá conmigo que ser policía(o gendarme) raramente es una aspiración de las clases medias. La gente de las barriadas pobres no cursa en el Liceo Militar. 

Usted fue responsable del Ministerio de Seguridad y hoy es Gobernador. Hay cosas que Usted sabe desde otro lugar del que yo se las cuento, pero las sabe. Yo se las cuento igual porque tal vez se le esté perdiendo "este lugar", el que los docentes como yo, y los trabajadores de los barrios sabemos. Porque sabemos historias, biografías, ojos, manos, voces, hemos conocido a un sinfín de pibes cuyos nombres se nos olvidan en el montón,  pero sabemos que un piberío quedó y va quedando en el camino, que "se matan entre ellos", como acepta la gente "decente", que están o estuvieron presos, que entraron en los círculos del delito y que no hubo quienes puedan sacarlo de él, porque no hubo opciones. Usted sabe que en los cementerios  los lugares más saturados de muertos es el de los jóvenes. Se han escrito crónicas sobre esto, incluso, de cómo este hecho cambió hasta la estética de los ritos de los duelos.

Usted sabe lo que pasa cuando una institucionalidad se degrada. Cuando un Presidente da su discurso inaugural de espaldas al Congreso, o dice que va a "mear a los Gobernadores" (el Presidente lo quiere "mear" a Usted, Gobernador, no le debe haber resultado grato enterarse de tal cosa. A mí me molestó muchísimo) la institucionalidad se degrada. Entonces "democracia", "libertad", "mandato del pueblo", empiezan a  decir muy poco para las mayorías y la sociedad pierde rumbo.

Un funcionario no puede asumir jurando sobre la Constitución y luego incumplir la Ley. Un Presidente incumple cuando discrecionalmente le corta a las provincias los subsidios que existen por Ley, por ejemplo el FONID, o cuando no paga las deudas que tiene, por ejemplo las que mantiene con la Caja de Jubilaciones de la provincia. Eso degrada la institucionalidad. Usted, perdone que se lo recuerde, pero Usted es el Gobernador de mi provincia, es mi Gobernador también y tengo que decírselo: Usted también incumplió la Ley con los docentes cuando hizo un acuerdo paritario que se tragó lo ya acordado para enero y febrero y remitió el aumento a diciembre. ¿Quiere que le diga? Eso no ayuda. Eso enoja. La institucionalidad se degrada cuando no hay norma, cuando no hay orden creíble, cuando los que ocupan los mayores lugares en la esfera de poder no cumplen las Leyes. La población, entre el enojo y la desilusión, llega a una rápida conclusión: "son todos iguales", "llegan ahí y se olvidan", y la política, esa forma de construir sociedad, pasa a ser una mala palabra, otra más de las acciones desechables, sospechosas, poco confiables. Y Usted es politólogo. Por algo habrá estudiado de eso. A Usted, supongo, no deberá de parecerle bien que la política se convierta en un disvalor. 

Entiendo que la seguridad es una necesidad de primer orden que la sociedad reclama. Todos queremos vivir en paz. Yo también quiero vivir en paz. Y no romantizo la crueldad de quienes se ubican  en las cúpulas de las cadenas delictivas, muchos de ellos  "presos de alto perfil". De esto yo no sé más que lo que aparece cada tanto en notas periodísticas, investigaciones muy serias que Usted también debe conocer, o lo que se ficciona para el consumo, y los "run run" alrededor de eso. Por su trabajo es Usted el que conoce cuanto de lo que se desliza como interrogante tiene de realidad: ¿son esos presos de alto perfil realmente la cima, el último eslabón del crimen organizado que ha logrado filtrar en la sociedad un sentido común donde literalmente la vida no vale nada? ¿Cómo pasó que un pibe, un adolescente encuentra que ser sicario es una "ocupación" del mismo rango (o incluso más prestigiosa) que cualquier otra? ¿Qué lo alienta a conseguir un arma y apuntar? ¿Cómo puede ser que otros pibes, apenas un poquito más grandes,  secuestren niños para soldaditos, vendedores, sostén de una trama infernal? ¿Con qué, quiénes  extorsionan, quién libera el terreno, cómo  una cosa así puede pasar? El infierno de las "casas tomadas" o "casas quemadas" es un hecho más de los naturalizados. ¿Sabe la de veces que en las escuelas los docentes que hemos estado o estamos en contacto con esos chicos de las barriadas nos encontramos con chicos que se pasaron las noches a la intemperie? ¿Sabe la de chicos que conocemos que pasan días y días durmiendo en las calles, en los volquetes, porque no pueden volver a sus casas y aparecen por las escuelas sucios, desgreñados, mal dormidos, para hacer la cola del comedor y luego "aguantan" dentro de la escuela, ¡Lo que aguantan!, y los docentes le alcanzamos ropa limpia de los "roperitos", y le pedimos que se higienicen, y le facilitamos elementos para trabajar, para que por un rato, aunque sea un rato, pueda ser un chico como otros, como si fuera un chico que tiene donde dormir, una familia, adultos responsables, que estén en condiciones de cuidarlo, un chico que viene a la escuela, y juega en el recreo, y que se lleva tarea para hacer. Pero esos chicos, esos niños, no son como "otros". La vida no les dio esa posibilidad. ¿Y entonces? ¿Qué hacemos con ellos? Porque son niños, Gobernador. Estamos hablando de niños. Esas cosas también deben evaluarse cuando se evalúa lo que los chicos están en condiciones de aprender

Y voy a decirle más, porque Usted como yo sabe que esta cadena de degradaciones no pasa solo en los barrios más pobres. Es un "modelo" de disvalor que prendió, que está instalado incluso en los hijos de trabajadores, familias bien formadas, incluso de clases medias y altas. Me animaría a decir que Usted mismo debe conocer en su entorno a familias que jamás se imaginaron para ellos un destino así, pero lo están viviendo, porque una vez que uno cae, la familia entera queda involucrada, y están pasando por situaciones como esta. Se fue naturalizando  la fantasía del "dinero fácil" como todo objetivo y el esfuerzo, y los deseos aspiracionales de progreso que antes pasaban por profesiones, ocupaciones, inquietudes artísticas o deportivas hoy se agotan en el "ya y ahora" de los bienes de consumo a los que sí o sí el imperativo social dice que hay que acceder para ser. Son otras formas, pero son, en definitiva lo mismo: adicciones al consumo. Un celular, una moto, una "alta llanta…¡En qué sociedad estamos viviendo para que cosas como esas se estén literalmente llevando vidas!

¿Cómo hacen para "ser", para quedar adentro de ese círculo y pertenecer? ¿No es casi una conclusión obvia que quienes no tienen nada irán a proveérselo de donde les parezca que hay, y que por "Ley" le pertenece? Y de nuevo, no romantizo nada. No justifico nada. Trato de entender identidades muy complejas, Gobernador. Valores muy distintos con los que algunos nos criamos. Pero así es el hoy, y de nada serviría el lamentarnos, ni imaginar un viaje retrospectivo en el tiempo. El hoy es así, y para este hoy es que hay que encontrar respuestas. 

Yo no lo voy a hacer responsable a Usted del sistema en el que vivimos. Yo estoy apelando a Usted porque Usted es el Gobernador de la Provincia en la que yo vivo. Porque no soy hipócrita ni anónima y no lo voté pero no apuesto a que haga las cosas mal. Y porque estoy decididamente en desacuerdo, aunque pueda comprender su sentido, con alguna de sus expresiones y sus gestos para combatir el delito, que por supuesto, a mí también me preocupa. Ya le dije, y le repito, todos queremos vivir en paz. No estoy de acuerdo con la "foto" modelo Bukele. No estoy de acuerdo con el modelo Bukele porque cuando la crueldad es "la Ley", pasa lo que pasó: se multiplica. Porque una cárcel no es un hotel vip de vacaciones, claro. Pero la tortura fue abolida con la Asamblea del año XIII aunque tantas veces se recaiga en ellas.

Porque lo peor que podemos hacer es naturalizar la crueldad, porque entonces ya no hay límites entre quién lo ejerce y lo que vendría a reparar. Ya no sabemos quiénes son los buenos y quienes son los malos. Ya no queda claro el  porqué de esa crueldad, a veces con  saña, gratuitamente, de la que muchas veces, muchas veces, demasiadas, pagan, como se dice "justos por pecadores". De nuevo Gobernador, nadie eligió el entorno en el que le tocó nacer, nadie elige las decisiones que los más cercanos toman y que nos arrastran con ellos. ¿Se acuerda el caso de ese chico sicario que le pedía a la madre que lo ayude, que no quería hacer más lo que hacía, y la madre,¡ la madre! Lo obligaba a permanecer, lo obligaba a matar?

Porque como le digo, 39 años de mi vida trabajé entre niños, y hubiera sido una pésima docente si considerara que la única opción para tratar a un niño "difícil" es declararlo "perdido". Ya sé que a pesar de los esfuerzos que muchos pongamos, igual, por una multiplicidad de factores, a veces terminemos fracasando, y no podamos, no lleguemos al rescate de todos. Pero aunque fuera una causa perdida, ¿acaso no se seguirá tratando de niños? ¿No vale entonces el esfuerzo de intentarlo? Los niños no piden venir al mundo. Otros tomamos esa decisión por ellos, y muchos llegan sin nadie para recibirlos. Pero todos los adultos tenemos responsabilidad como garantes de la infancia, o no hay infancia.

 Y la solución para toda esta situación no es bajar la edad de imputabilidad de los menores a ¡14, 13, 12 años! ¿Y la Convención Nacional de los Derechos del Niño? ¿Y los tratados Internacionales a los que nuestro país suscribe? La Ley, de nuevo, el respeto a la Ley. El respeto a los pactos suscriptos. El respeto a un orden social vivible. Civilización, Gobernador. Derecho a la humanidad. Un orden respetable.

Usted tiene una familia, Gobernador. Una familia de verdad. Tiene hijos, no mascotas, no sé qué edad tienen pero son o han sido niños. Seguramente se preocupa por la educación que le da. Pero uno nunca sabe.

Chicos "bien", mataron a Fernando Báez Sosa a patadas. El famoso "caso" de los rugbiers, Fernando perdió literalmente la vida. ¡Y ellos también, a pesar de las durísimas penas recibidas, perdieron sus vidas! Ellos y todas esas familias perdieron sus vidas. Pero lo que es peor (y por lo menos debiera de hacernos pensar) es que esas condenas "ejemplares", no evitaron crímenes semejantes a posteriori. Violencia, como le digo. La violencia cuando se desata, cuando se naturaliza, no tiene límite.

Porque lo he escuchado decir "que se pudran en las cárceles" y "si tanto quieren a esos menores, llévenselos a vivir con ustedes". Yo sé que a una parte de la sociedad espera que Usted diga eso. Sé que Usted está en el rating de los Gobernadores "bien vistos".  Pero yo creo que quienes hemos tenido mejores oportunidades en la vida (y sobre todo si como Usted han sido elegidos para dirigir el destino de todos) debemos hacer el esfuerzo de encontrar respuestas racionales, comprometidas, aunque contradigan el "sentido común" instalado. De lo contrario ¿qué mensaje queda? ¿"Todo vale"? Si esa es la conclusión, ¿De qué sirve lamentarnos, de qué asombrarnos  cuando a  un pibe que sale de un boliche lo matan a patadas otros chicos que como él, fueron a pasar una noche de fiesta, o que un grupo de "chicos bien" le prendan fuego a un indigente, o que los que nada de nada tienen, se enfrenten entre sí, vaya a saber por qué y otras, tantas, vidas se pierdan?

Usted juró por la Constitución. La Constitución dice claramente: "Las cárceles son para reclusión y no para castigo". Eso es LEY, Gobernador, eso es INSTITUCIONALIDAD, eso es CIVILIZACIÓN. Eso es orden social. Las cárceles son(o debieran ser) para la REINSERCIÓN social. Porque por más que se amontonen presos en ellas, muchos algún día cumplirán su condena y saldrán. Y si dentro de las cárceles, las opciones de reencontrarse con su extraviada humanidad son limitadas, escasas, o no las hay. Si no existen posibilidades de alcanzar una escolaridad, un saber y un conocimiento al que afuera no accedieron, no valoraron, no llegaron, no pudieron, ¡por tantas causas! Si no conocen (y se les restringe la posibilidad de acceder a ellos) que serían los rudimentos básicos de los saberes, las posibilidades de aprender y ejercer un oficio, y todo lo que tienen por delante es un día vacío igual a otro… ¿Cómo podrían imaginar un futuro distinto? ¿Cuál cree que será el resultado? Incluso, si el aislamiento es tanto, que las posibilidades de contactarse con sus seres queridos (aquellos que los tienen, aquellos a los que no los han abandonado, aquellos que aún quieren acercarse a ellos), se restringen porque el trámite de las visitas es engorroso, largo, complicado, y entonces el aislamiento se incrementa. Por lo que leí desde la pandemia las visitas son en días de semana. Muchos de los que quisieran acercarse no podrán hacerlo  por razones laborales. Muchos no pueden acercarse aunque quieran, y en ese aislamiento, en esa "nada", dígamelo Usted, Gobernador, ¿Qué subjetividad se consolida? ¿Qué clase de sujetos tienen la oportunidad de volver a las calles "habiendo aprendido la lección"? ¿Qué "lección"? ¿Qué beneficios encontrarán de haberlo hecho? Debe conocer los trabajos de Claudia Cesaroni y los de Eugenia Cozzi entre otros tantos. Esos trabajos, esas investigaciones, esas reflexiones, esas estadísticas existen. Yo leo mucho los diarios. Y veo lo que pasa a mí alrededor. Se habla de disminución de la violencia… ¿Sí? ¿No es "violento" que los jóvenes tengan como trabajo hurgar entre la basura? ¿No es violento que familias enteras, con niños y cochecitos, y todas sus pertinencias a cuestas revuelvan los volquetes buscando "algo" para rescatar? ¿No es violento que alimentos destinados a los más necesitados se pudran en los galpones?

¿Sabe lo que me pasó uno de los días en que me acerqué a tirar la basura? Llevaba dos bolsas. En una solo había basura, en otra había separado lo que pudiera servir. Y un hombre quiso agarrar las dos… Le dije que no, que no iba a encontrar nada en esa. Y me dijo: "No se preocupe, yo estoy acostumbrado a comer de la basura". ¡Está acostumbrado a comer de la basura! Y era yo, que no como de la basura, la que no debía preocuparme.

Le entiendo: debe ser difícil ser Gobernador de una Provincia que Usted sabe que es rica, que tiene recursos, y lo he escuchado preocupado por la producción, por el trabajo, pero donde hay tanta gente que está "acostumbrada" a comer de la basura. Escuché su discurso el día de la bandera… ¿Quién de tener otra opción elegiría vivir de la basura? ¿Y hasta cuánto se puede uno "acostumbrar" a que no haya otro destino, otra posibilidad que esa?

Entonces los niños crecen en estos entornos terribles, y se hacen pibes, y maman de una sociedad pestilente, y ¿qué hacemos? ¿Qué tenemos para ofrecerles? ¿Cárceles?

E insisto: el entorno es terrible para todos. Todos. ¿O no es terrible que todo un pueblo esté conmovido por la desaparición de un niño, Loan, y no haya respuestas políticas para ello? ¿O no es terrible que Loan no sea el único niño que desaparece? ¿O no es terrible que en todos los sectores sociales se naturalice la violencia pero con los pibes pobres se saturen las cárceles?

¿Y si mejor elegimos preguntarnos que hicimos los adultos antes para que esto no suceda? ¿Y si elegimos  PLANIFICAR para que esto no suceda?

Entre paréntesis, Gobernador… no quiero que se me pase. ¿Se están haciendo campañas de prevención de adicciones? Eso es parte de un plan necesario. Eso viene antes que castigar, esto viene antes de lamentar como un pibe atrás de otro se saben todos los bunker, todos los "piques", todas las mañas pero no cómo se están matando ¿no le parece?

Como le dije antes, de esas barriadas salen pibes (familias enteras) ligados al delito, y salen algunos policías. Todos del mismo barro. Todos habiendo mamado del mismo contexto, viendo las mismas cosas. En los diarios también aparecen cada tanto a lo que se llega, de un lado y otro en los "ritos de iniciación". Sucede hasta en ingresantes a las FFAA. ¿No es alarmante? ¿No es horrible? ¿No le asusta? ¿Inicialización a qué, Gobernador? La crueldad, de nuevo la crueldad que lleva en su impronta el estigma violador como generador de "orden" que devienen de esos "pactos" de sangre.

Conozco, Gobernador, los chicos cuentan todo. Chicos, niños, y sus pactos de sangre y sus ritos de iniciación, de la misma violencia que "gente bien" hace…

Usted no desconoce el valor de la democracia. Por lo que sé, el 24 de marzo último, fecha emblemática si las hay, lo recordó en una Comisaría. Ese es un gesto. Usted, me parece, no apuesta a una policía desmemoriada, corrupta ni violenta por "exceso del cumplimiento del deber". De otro modo no se entendería ese gesto suyo. El acto podría haber sido en cualquier otro lado. Pero fue ahí y eso marca una diferencia. Usted es radical. Y al radicalismo se lo liga con la Reforma del 18 y a la educación. El Presidente Illia destinó el 23% del presupuesto nacional  a la educación, y ese es el índice más alto que se conoce en nuestro país. ¿Y el fabuloso Congreso Pedagógico que puso a toda la sociedad en Asamblea a discutir el valor de la educación post dictadura? La historia recoge el inmenso valor de todo eso. Me imagino que Usted, como radical, debe enorgullecerse de eso. 

Hay quienes nacieron favorecidos por su cuna, y aquellos que en forma creciente fueron destinados a quedar, generaciones tras generaciones, con posibilidades muy restringidas. Por eso el disvalor se convierte en "valor", la resignación en ira, la frustración en violencia. Entonces la ira, la violencia se desparrama, crece, se contagia… Y cada clase social la expresa de distinta forma, pero la sociedad es desigual y los pobres son mayoría. Usted lo sabe. ¿50, 60 % de los chicos son pobres hoy en la Argentina?

¿Cómo reaccionan los ricos, cómo reaccionan los pobres? Los ricos queman a un indigente, le roban a la abuela, revientan la tarjeta de sus padres o matan a patadas a la puerta de un boliche, caen sin sentido en una fiesta electrónica porque consumen droga adulterada" ¡Droga adulterada! ¡Qué disparate Gobernador! ¿Hay una droga "buena" y otra adulterada? Los ricos, en tal caso, se hacen, como se dice "ladrones de guante blanco". Por eso le digo (es solo una sospecha, una especulación) ¿está seguro que los presos que se llaman de "alto perfil" son el eslabón último de la cadena? Los pobres… ¡los pobres hacen tantas cosas para sobrevivir! Roban cables, por ejemplo, y se mueren electrocutados. Se matan y matan de tantas formas porque su propia vida no tiene valor. Incluso, a veces, destruyen  los bienes que tendrían que mejorar sus propias vidas: vandalizan. Se vandalizan clubes de barrios levantados con esfuerzo por los propios vecinos, se vandalizan escuelas (¿Será porque son las instituciones, la representación del Estado más a mano, como los Centros de Salud u Hospitales?), se vandalizan Centros de Salud… A propósito: ¿Qué pasa con los insumos en los centros de salud? ¿Hay suficientes? ¿El personal a cargo de los dispositivos de salud pública es suficiente? ¿Qué dispositivos especiales están funcionando para las adicciones? Se manotea un celular (que luego alguien en el "disvalor" instalado compra), una moto de un laburante, se mata por encargo, se multiplican los casos de violencia de género…¿Qué está pasando, Gobernador con estas instituciones que atienden estos casos? Usted sabe que la violencia de género no es un invento, Usted sabe que existe, que es un componente violento más de la sociedad, Usted sabe que en esa reconfiguración de la familia actual, en ese desdibujamiento del rol de padre, en esa afirmación del valor del varón "macho", se asientan incluso las leyes que rigen los clanes violentos del delito, y las pruebas de "valor" para ser incluidos. Hay gente que estudia estas cosas.

En este contexto llega a naturalizarse que la corrupción se ejerza incluso por quienes debieran por sus responsabilidades combatirla, se pierde la empatía, la humanidad, se olvida el "buen día".

Entre 50 y 60% en nuestro país, los chicos nacen pobres y así crecen. Lo hacen en un contexto donde un arma (legal o ilegal) es un objeto más de su entorno. Hay crónicas periodísticas que registran las veces que alguna de esas armas (legales o ilegales) llega cargada en las mochilas de los niños a las escuelas… A muchos docentes nos ha tocado vivirlo. E insisto, esto pasa en las barriadas(o se ve en las barriadas), pero como es un "disvalor" social, se "contagia", se instala, también ha pasado en escuelas privadas. Está pasando en todos los sectores sociales pero las cárceles se abarrotan de pobres.

Las sofisticadas formas del delito, los hackeos, la oferta de bienes robados en sitios públicos, hablan de otros capitales culturales, y de otras clases sociales. Por eso, los pibes que pueblan las cárceles son mayoritariamente pobres o muy pobres, pero también hay de los otros, porque lo que hay es un modelo instalado, decididamente letal.

Y dentro de las cárceles, con un nada a nada cada día, sin nada que les proyecte un futuro, que les pueda mostrar que hay otras formas de la vida, a la que algunos hemos podido acceder, Usted entre ellos y yo ¿qué pasará con ellos? ¿No se estará montando el mejor (peor) dispositivo de escuela de criminales? Usted sabe que no todos están por crímenes, Usted sabe que no todos portan armas, Usted sabe que muchos de esos pibes terminan ahí porque duermen en las calles porque no tienen donde dormir, Usted sabe, lo sabe porque lo sé yo, y lo sabe cualquiera que no sea un hipócrita, porque estas cosas se saben. Entre los docentes hablamos mucho de nuestros alumnos, y de sus familias. A veces por los mismos docentes pasan varias generaciones de las mismas familias.

Y ya se lo dije pero quiero insistir: porque también entiendo a los guardia cárceles, que como le dije, creo, llegan a ese oficio desde los mismos lugares que los propios presos… La profesión de "ser violento", ejercer la violencia, ser el más violento todo el tiempo, como esencia de este "trabajo" para que esté bien hecho... He tratado con muchos padres policías. En sus propias casas repetían esa impronta de "oficio". Un papá policía metía la cabeza del niño dentro de un lavarropas en funcionamiento para castigarlo. Los casos de violencia entre parejas de policías son muchos. Lo recogen las crónicas periodísticas. ¿Por qué? Porque las normas están corridas, y sé que esto no es de hoy, pero llegamos a que  el Presidente pueda decir que va a "mear" al Gobernador (a Usted, Gobernador), la institucionalidad se corre y funciona en exclusiva eso que se llama "la política del gallinero". Y es asombroso, a mí me resulta asombroso, escandaloso, pero a ese mismo Presidente que va a "mear a los Gobernadores", se les conceden "facultades extraordinarias por un año con opción a dos".  No hay institucionalidad, no hay ciudadanía. No hay respeto. Respeto verdadero, no del que emana del miedo, del terror, de "protocolos" donde el abuso está bien visto y celebrado sobre esas bases. El respeto es otra cosa, Usted es politólogo. Ha estudiado la historia de las sociedades, ha estudiado derecho. Usted tendrá una respuesta para cada uno de mis interrogantes, y yo tengo la vida recorrida por miles de niños, y tengo derecho a mis preguntas y a mis hipótesis.

Y quiero contarle que también me ha tocado tratar con padres de niños que estuvieron presos o estaban presos y tenían salidas transitorias y podían visitar a los chicos en la escuela. Y he hablado con ellos. He tratado con ellos. Y yo no soy ninguna "heroína", miles de compañeros docentes hacen o han hecho lo mismo que yo.

Recuerdo perfectamente una conversación en la dirección de la escuela con un chico cuyo nombre olvidé, y su papá, un preso con salida transitoria. El chico era alumno de los últimos grados, un poco más grande físicamente que sus compañeros y "lo hacía valer". De eso conversábamos con el chico, la maestra y el papá (le recuerdo, un preso con salida transitoria que legalmente podía ver a su hijo en la escuela). El papá dijo lo que dicen, lamentablemente, un montón de papás: "Entonces por esta conducta que estás teniendo, solo vas a venir a la escuela, y de la escuela a casa, y no quiero enterarme que por 10 días te asomes a la calle para ninguna otra cosa". Estoy segura de que el chico le hubiera hecho caso. Pero yo respiré hondo y le dije lo que pensaba que tenía que decirle: "Perdóneme, pero creo que Usted está preso, ¿no? Le molestaría contestarme si el estar preso lo ayuda?" ¿Y sabe lo que me contestó, Gobernador? No se me abalanzó, ni me pegó una trompada (que pudo haber pasado), me miró a los ojos y me dijo que no. Que no lo ayudaba. Y entonces yo pude decirle que si a él, que era un adulto, no lo ayudaba, porque podría ayudarlo a su hijo, que después de todo era un niño, porque no confiábamos en lo que habíamos hablado con él y en su palabra. De nuevo, no le estoy diciendo: "Abramos todas las cárceles, que salgan todos". Pero hay delitos y delitos y circunstancias y circunstancias, y Usted lo sabe.  Le estoy diciendo que "adentro" y "afuera" parece que el abordaje es más amplio, más complejo, que la urgencia de una sociedad que con toda naturalidad recrea una violencia de la que se cree ajeno, porque se considera "decente", pero compra lo que otros roban, va a las pasillos de las villas y se provee, o factura en negro, o evade impuestos, a esos, a los que evaden impuestos, el Presidente los considera "héroes".

Y después le pregunté cómo había sido su propia infancia, cómo lo habían tratado sus padres. Usted no necesitará que le cuente, porque era la misma infancia castigada, negada, que esos padres y esas madres repiten en sus propios hijos. ¿Sabe que una vez hablé con una mamá que arrodillaba horas a sus hijos sobre maíz? Por supuesto así la habían "educado" a ella. Si le relatara cada uno de los "correctivos" que me he enterado las familias usan con sus chicos, porque son los que ellos mismos han recibido, estoy segura de que se estremecería.

¿Sabe cuántas veces hemos hablado con padres o madres cuyo único vínculo de comunicación con los chicos es la trompada, el latigazo, el pegarle con una toalla mojada para que no le queden marcas? ¿Sabe cuántos de esos padres llegan a las escuelas quejándose del "maltrato" de los docentes, y diciendo que "siempre se la agarran con mi hijo"? Chicos "educados" así no reconocen ningún límite distinto que el castigo. ¿Entonces? ¿Qué otra salida tienen por delante que delinquir? ¿Sabe cuántas horas de paciencia supone convencer a esos padres que si no hay palabras entre ellos, difícilmente la encontrarán en otros lugares? ¿Sabe que padres y madres son, pueden ser, esos chicos criados de tal modo? ¿Y qué hacemos? ¿Reponemos la obra pública para hacer cárceles, y cárceles, y cárceles cada vez más grandes? ¿Y si probamos con reponer la obra pública para salud, educación, cultura, deportes, viviendas dignas, trabajo, con programas de reinserción, con salidas laborales? ¿Y si probamos darle a la humanidad, la humanidad que se merece?

Los días de visita veo las colas en las puertas de las Comisarías y de las cárceles… Horas pasan allí los familiares directos, ¿ahora solo pueden visitar a los internos familiares directos? No sé lo que los presos hicieron para estar allí. No sé si la condena que recibieron es la justa, o ajustada a la ley. Pero sí se las caras sufridas de esas, generalmente mujeres, con niños en brazos, haciendo esas colas larguísimas y se me parte el alma. ¿Qué destino hay para ese niño que va en brazos? ¿Qué destino le hacemos, Gobernador? ¿Qué destino le tocará? ¿Repetirá la historia, cualquiera sea? ¿Va a contestarme que: "Si tanto me importan esos niños me los traiga a mi casa? ¿Sabe qué? No puedo traérmelos a mi casa, no puedo traérmelos a mi casa como a un perro o un gato porque no son una mascota, son niños. He tratado de trabajar responsablemente junto a ellos, como le dije, 39 años. Ni mi peor detractor ha podido poner en duda lo que digo. Perdóneme que no sea modesta, tengo una historia con la niñez que me avala, pero no tengo ningún cargo político (ni lo busco) ni la responsabilidad que Usted decidió asumir. Perdone sí parece que me fui por las ramas, la gente mayor somos así. Pero creo que más o menos  pude trasmitirle lo que quería decirle.

Como ciudadana de esta provincia, apelo a todo su sentido humanitario y a sus más altos valores.

Todos tenemos que tener la posibilidad de tener una vida digna, vivible, todos tenemos que tener la posibilidad de reparar los errores cometidos. Y Usted, hasta donde sé, no quiere ser recordado en la historia como un destructor del Estado. Me imagino que por eso es politólogo y sabe de leyes. Me imagino que no le interesará ser ligado a la imagen horrible de un león comiendo a un indigente. Me imagino que no querrá quedar en la historia de esta provincia como "el cruel". Ha habido gobernadores ineptos, inundadores, corruptos. Ha habido también otros más preocupados por lo público, la equidad, la salud, la educación. Me imagino que cuando aceptó su postulación como Gobernador sabía que tenía por delante una tarea gigantesca, aspiraba a eso, a ser el Gobernador de todos, y todos, somos todos, aún los más desarropados y extraviados. Le pido por favor que no se le olvide. Todos, somos todos.  
Respetuosamente.
Elena Rigatuso, docente jubilada

Otras Señales

Quizás también le interese: