domingo, 6 de abril de 2025

Robert John Cox, el héroe liberal durante la última dictadura cívico militar

Se cumplió otro aniversario del golpe cívico militar que dio inicio al período más negro de la historia argentina. Uno de los hombres que no se quedaron callados, que denunciaron las violaciones a los derechos humanos y que hicieron lo que tenían que hacer fue Robert Cox. En este artículo, un recorrido por su vida
Por: Gabriel C. Salvia, Director-General of CADAL - www.cadal.org
"Todo el mundo había encontrado una manera de vivir ignorando por completo el problema de los desaparecidos, con unas pocas excepciones", dice el libro que homenajea al protagonista de este artículo. Una de ellas fue la del periodista Robert Cox.

El periodista inglés Robert John Cox, entonces director del Buenos Aires Herald, fue uno de los grandes héroes en la defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos durante la dictadura militar argentina (1976-1983). Por su compromiso profesional y humanitaria labor durante la dictadura militar, el 3 de noviembre de 2009 Robert Cox fue declarado por la Legislatura porteña Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por su incansable lucha en defensa de los derechos humanos; y el 22 de noviembre de 2010 el Senado de la Nación Argentina le otorgó la Medalla Conmemorativa del Bicentenario de la Revolución de Mayo 1810-2010, con el objetivo de resaltar su lucha en defensa de la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos.

Su hijo, David Cox, también periodista, escribió el libro que Bob Cox nunca pudo concretar, quizá por los tristes recuerdos de esa época e, incluso, porque a pesar de la extraordinaria ayuda que brindó consideraba que pudo haber hecho todavía más de lo que hizo en salvar vidas.

El libro de David Cox Guerra sucia, secretos sucios. La vida de Robert J. Cox, el periodista que hizo su trabajo: publicar lo que otros callaban (Sudamericana, 2010) es la historia de un héroe, pero, además, una excelente crónica de veinte años de la historia argentina, entre 1959 y 1979. El texto se apoya en los diarios personales del propio Robert Cox, su esposa Maud, el autor y lo publicado en ese período en el Buenos Aires Herald.

El libro atrapa al lector, muestra a un héroe de carne y hueso y, muy especialmente, ofrece un testimonio objetivo sobre el aparato de terror del régimen militar que se inició el 24 de marzo de 1976 y de la violencia y desgobierno político de los años que lo precedieron.

En forma resumida, David Cox le dedica dos capítulos a la vida del joven Bob Cox, quien nació en Inglaterra el 4 de diciembre de 1933. Robert John Cox, cuyo padre, Edward John Cox, fue un veterano de la Primera Guerra Mundial, se inició en el periodismo a los 14 años, trabajando gratis en la East Essex Gazette. Admirador del genial George Orwell (Eric Arthur Blair), fue reclutado al servicio de la Royal Navy durante el conflicto de Corea, y al regresar ingresó como reportero en el East Anglian Daily Times y luego en el Hull Daily Mail.

Se incorporó al Buenos Aires Herald en 1959, luego de responder a un aviso clasificado que buscaba "un joven periodista británico para un puesto en un diario en Buenos Aires", y en menos de diez años llegó a ser su editor. Cuando viajó en barco a la Argentina tenía 26 años. Durante su trabajo en el Buenos Aires Herald también fue corresponsal extranjero para diarios de los Estados Unidos, como el Washington Post.

Sobre la labor de Robert Cox durante la dictadura, Jorge Luis Borges expresó: "Un hombre hace lo que tiene que hacer, señor Cox. Yo me encuentro entre sus admiradores". Precisamente, a una figura influyente como Borges –a quien se le reprochó un encuentro con el dictador chileno Augusto Pinochet– la tarea de Cox la motivó para luego criticar al gobierno militar argentino durante un viaje a España.

Acusado al mismo tiempo de ser comunista y agente de la CIA, Cox fue un duro "crítico de los grupos guerrilleros, de los elementos derechistas fuera de control y del terrorismo de Estado". Fue el primero en publicar sobre las Madres de Plaza de Mayo, y el Herald fue el único medio en brindar la noticia sobre la desaparición de Alfredo Bravo –activista de derechos humanos–; la del periodista Oscar Serrat, de Associated Press; el arresto de Adolfo Pérez Esquivel –Premio Nobel de la Paz en 1980–; la del editor de la revista Mercado –Julián Delgado–; y de la detención del entonces joven periodista Jorge Fontevecchia –quien era director de La Semana–.

Por cierto, el protagonista de este artículo tuvo una esposa –Maud Daverio– que no se quedó atrás en materia de convicciones sobre los derechos humanos. Por ejemplo, David Cox relata el famoso episodio en la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Santiago de Chile, en la cual habló el dictador Augusto Pinochet, resaltando la "importancia de la libertad de prensa" que él mismo pisoteaba. Maud se rehusó a quedarse en la sala y Bob Cox la acompañó al hall de entrada. Luego de concluir el discurso, Pinochet se retiró y al salir se cruzó con Maud, quien en plena cara le dijo que era un asesino. David relata que "Pinochet se detuvo en seco y sus guardaespaldas lo imitaron. La miró directo a los ojos y continuó su camino en silencio".

El libro de David Cox también menciona las entrevistas de Robert Cox al padre del Che Guevara, a V.S. Naipaul, quien en 2001 recibió el Premio Nobel de Literatura, y al propio dictador Jorge Videla, a quien –en una reunión con otros dos colegas– le expresó que las desapariciones continuaban y le preguntó si no pensaba detenerlas.

El libro deja al lector con una enorme intriga sobre uno de los participantes en la reunión con Videla y de otros periodistas, cuyos nombres no menciona, que tuvieron actitudes cómplices o desinterés en hablar sobre lo que estaba sucediendo. Como contrapartida, algunos militares felicitaron reservadamente a Cox y al Herald por la defensa de la democracia y los derechos humanos.

También aparecen en el libro celebridades como el actor Guy Williams (Armando Catalano), el protagonista de la serie El Zorro, quien vivió varios años en Buenos Aires y murió en su departamento de Recoleta. Amigo de la familia Cox, en una ocasión Bob le preguntó al popular actor: ¿por qué es tan popular en este país? Para David Cox, "en la Argentina, el enmascarado representaba algo más grande que la vida misma. El Zorro corregía los males que los tiranos imponían a sus ciudadanos".

En especial para las generaciones más jóvenes, las que no vivieron ni la época de la dictadura, ni la previa –ese gobierno anárquico que fue la presidencia de Isabel Martínez de Perón–, es fundamental poder tomar contacto con este tipo de bibliografía, sobre protagonistas de este período cuya labor goza de gran reconocimiento y credibilidad.

El periodista que hizo su trabajo. Para comprender el contexto periodístico del período de la dictadura militar, como explica el libro: "Seis días después del juramento oficial del nuevo gobierno, el régimen censuró a los medios. La mayoría de los diarios y emisoras de radio y televisión aceptaron la censura, aun sabiendo que la Constitución argentina la prohibía. La mayoría de los editores cooperaron en silencio con la ‘lista de principios y procedimientos’ emitida por la Junta. El editor del Buenos Aires Herald no cooperó. Para Cox era obvio que alguien, desde el ámbito de las Fuerzas Armadas, había ordenado los asesinatos y las desapariciones y quería llamar la atención sobre el continuo terrorismo de Estado. Menos de una semana después del golpe, el Herald informó que se habían encontrado veintiséis cuerpos quemados, volados en pedazos y acribillados a balazos en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores".

Mientras en esos años de persecución política, la joven pareja de Néstor y Cristina Kirchner, por ejemplo, se dedicaban a los prósperos negocios en Santa Cruz, Robert Cox concurría a hablar solitariamente, en la madrugada, con quienes formaban una larga cola en una oficina del gobierno cerca de la Plaza de Mayo, donde se atendían diez pedidos por día sobre reclamos de personas desaparecidas. Luego, familiares de desaparecidos iban directamente a las oficinas del Buenos Aires Herald a informar sobre sus casos a Robert Cox y sus colaboradores, destacándose entre ellos Uki Goñi.

Muchas desapariciones fueron publicadas en el Buenos Aires Herald, incluso en la tapa del diario, logrando en varias oportunidades la aparición con vida. Y cuando se publicaron solicitadas reclamando por los desaparecidos, el diario no cobró por ello.

El 24 de abril de 1977, Robert Cox fue detenido y encerrado en el Departamento Central de Policía, en el mismo grupo de celdas donde estaba Jacobo Timerman. Fue acusado de violar las restricciones de prensa basadas en esas normas de la dictadura, relacionadas con "la seguridad nacional y la subversión", típicos pretextos de los regímenes represivos. El juez lo dejó libre bajo fianza a raíz de la creciente presión internacional, que incluyó al secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, autor de una frase para enmarcar: "No se violan los derechos humanos para protegerlos".

Por las amenazas recibidas, incluso una muy directa del almirante Emilio Eduardo Massera, debió abandonar la Argentina en diciembre de 1979. En su editorial de despedida, entre otras frases memorables, dejó una que representa toda una lección en el ejercicio de la libertad de prensa: "La mayor dificultad para un periodista que ha trabajado en la Argentina en los últimos diez años ha sido decirles a sus lectores lo que no querían escuchar y señalarles lo que no deseaban ver".

El apoyo incondicional de Peter Manigault. Corresponde hacer una referencia a Peter Manigault pues, sin su apoyo incondicional, Bob Cox no hubiera podido realizar las acciones que lo han convertido en un adalid de la libertad de prensa en la Argentina.

Peter Manigault, editor de periódicos norteamericanos que adquirió el Buenos Aires Herald a fines de 1968, era un demócrata liberal promercado, al igual que Robert Cox. En una región donde, como afirma el politólogo y excanciller chileno Ignacio Walker, los liberales estuvieron más con las dictaduras que con la democracia, es llamativo que fueran un norteamericano y un inglés quienes casi excepcionalmente defendieron en los 60 y 70 las libertades civiles, políticas y económicas.

Por ejemplo, extraído del mismo libro, "Manigault votó a favor de la resolución de la Asociación Interamericana de Prensa de solicitar a los líderes de todas las naciones americanas que presionaran a la Junta Militar de Panamá para restaurar la libertad de prensa en esa conflictiva nación".

Asimismo, cuando el nuevo gobierno militar de Perú había censurado a la prensa, Manigault advirtió que la democracia, la libertad de expresión y el capitalismo eran esenciales en América Latina, independientemente de quién estuviera en el poder: la nueva izquierda, la vieja derecha o un gobierno híbrido".

La contratara de Cox: el papel de los "liberales". El libro de David Cox sobre la historia de su padre, Robert Cox, es tanto una respuesta al relato kirchnerista que considera como idealistas a los jóvenes que en lugar de defender la democracia eligieron la violencia como método de acción política, como al de ese sector remanente de la derecha liberal-conservadora que, justificando los excesos de los militares, "trágicamente equivocados, llegan a creer que una forma de terrorismo puede protegerlos de la otra".

La lectura del libro de David Cox deja bien en claro que las personas cultas, informadas e influyentes no podían argumentar que no sabían lo que estaba pasando entonces. Probablemente, algunos desconocían el nivel de la represión y hasta qué punto habían llegado los métodos de crueldad empleados por los militares. Ahora, respecto a los referentes liberales, es un principio básico del liberalismo que la concentración del poder provocará excesos por parte de quienes lo detentan, en este caso, los militares.

Sin embargo, en lugar de haber participado en las organizaciones de derechos humanos o utilizar otros medios para defender las libertades civiles y políticas, los empresarios e intelectuales liberales crearon en 1978 una escuela de posgrado –que se jacta de ser la primera en la Argentina– ¡para enseñarles economía de mercado a los militares!

Su fundador y rector por casi tres décadas, a quien el actual presidente argentino, Javier Milei, califica como su "prócer", define al liberalismo como "el respeto irrestricto por el proyecto de vida de los otros". ¿Por qué entonces nunca alzó la voz por los proyectos de vida de las personas detenidas arbitrariamente, privadas ilegítimamente de la libertad, y las víctimas de desapariciones forzosas, torturas y asesinatos?

Es que el gran problema del establishment académico empresarial promercado argentino y latinoamericano es su cerrada visión economicista, muy bien descripta por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa: "Hay liberales, por ejemplo, que creen que la economía es el ámbito donde se resuelven todos los problemas y que el mercado libre es la panacea que soluciona desde la pobreza hasta el desempleo, la marginalidad y la exclusión social. Esos liberales, verdaderos logaritmos vivientes, han hecho a veces más daño a la causa de la libertad que los propios marxistas".

Igualmente, desde el punto de vista político y moral, hay que remarcar que increíblemente todavía hay personas vinculadas a estos sectores empresariales y académicos argumentando que en la Argentina hubo una guerra y que ganó su bando, por lo cual los militares argentinos impidieron la instalación de un gobierno comunista en el país. Es decir, reconocen que el fin justifica los medios y brindan los mismos argumentos que los militares asesinos, como hizo el almirante Massera durante el Juicio a las Juntas.

En algunos casos puntuales, es doblemente contradictorio escuchar el aval al terrorismo de Estado por parte de personas que se dicen liberales y al mismo tiempo profesan la fe católica. ¿Cómo pueden argumentar que para impedir una revolución socialista armada fue necesario recurrir a métodos como el de torturar a un joven, casi un niño, como Floreal Avellaneda, introduciéndole una picana por la vía anal hasta matarlo?

En definitiva, si una lección ha dejado a los liberales lo sucedido durante la dictadura militar argentina, es que, al igual que lo hizo Bob Cox como periodista, la defensa de las libertades democráticas fundamentales y el Estado de derecho, es decir, derechos humanos, siempre tiene que ser su prioridad.

*Director General de Cadal (www.cadal.org) y autor del libro Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional.
Fuente: Diario Perfil

sábado, 5 de abril de 2025

Leila Guerriero: La maga

Las personas que cambian de vida sin mucho rollo son como héroes griegos. Están hechos de un material más puro
Un conductor de VTC en São Paulo, Brasil

Por: Leila Guerriero

Los viajes de trabajo someten a materializaciones fulminantes: el cuerpo aparece en otro país y, antes de que llegue lo demás —¿alma, espíritu?—, ya se fue. Esa distorsión produce fracturas de toda índole. Hay que habituarse a andar con escayolas. Las consecuencias menos escandalosas tienen que ver con que, en mitad de la noche, el viajero no sabe dónde está hasta que recuerda: "Ah, es Bilbao", "Ah, es Bogotá". Las consecuencias más escandalosas quedan plasmadas en un devenir desanimado —literalmente— tratando de encontrar la intimidad perdida. Pero hay destellos de alivio. Estuve un día y medio en Santiago de Chile. Iba en auto hacia el aeropuerto para tomar mi vuelo de regreso a Buenos Aires. En ese estado de suspensión que acontece entre la vida y la nada, cuando no hay ganas de ser ni de no ser, escuché que la conductora decía: "Qué hermoso conducir una mañana como esta". En efecto, el cielo parecía recién hecho. La mujer me dijo que había tenido una peluquería para niños durante décadas. Hablaba con dulzura de esos años: "Cómo extraño a mis enanos". Pero un día se cansó del encierro, vio el anuncio de una empresa que necesitaba choferes, y desde entonces trabaja transportando gente. Las personas que cambian de vida sin mucho rollo son como héroes griegos. Están hechos de un material más puro. No desconfío de la potencia de su convicción ni de la forma simple con que la llevan a cabo. Me parecen dotados de una inteligencia superior, de una sabiduría descomplicada. Da lo mismo que sea alguien que abandona su consultorio de dentista para recorrer el continente en bicicleta o esta señora que dejó una vida atrás como quien se cambia de blusa. "¿Sabe lo que más me gusta de este trabajo?", me dijo. "Que nadie sabe nunca dónde estoy". Hizo una pausa y agregó: "Ni la muerte me va a encontrar". Había un río y sol y cielo, y nos envolvía una serenidad invulnerable. Los oasis no duran para siempre, pero con un rato basta.
Foto: Patricia Monteiro - Bloomberg
Fuente: Diario El País

El gobierno de Javier Milei enfrenta denuncias de persecución ideológica tras despidos en medios públicos

Los despidos en medios públicos, como el de Kaloian Santos Cabrera, quien tomó la foto del gendarme responsable del disparo que hirió gravemente al fotógrafo Pablo Grillo, Natalia Maderna fue desplazada sin causa en Radio Nacional y Fabián Waldman de Diputados TV tras sus cruces con el vocero presidencial, son interpretados como persecución ideológica
Recientemente, tres periodistas fueron despedidos en circunstancias que muchos interpretan como parte de una persecución ideológica. Los casos involucran a Kaloian Santos Cabrera, fotógrafo de la Secretaría de Cultura; Natalia Maderna, periodista de Radio Nacional; y Fabián Waldman, periodista de Diputados TV. Estos despidos han sido vistos como un ataque a la libertad de prensa y la diversidad informativa en los medios públicos.

El despido de Kaloian Santos Cabrera: revelar la represión a jubilados
Uno de estos casos es el de Kaloian Santos Cabrera, quien fue despedido el 31 de marzo de 2025 de la Secretaría de Cultura. La razón de su desvinculación parece estar vinculada a su trabajo como fotógrafo, en el que capturó imágenes que permitieron identificar al gendarme responsable de disparar al fotógrafo Pablo Grillo durante una represión a jubilados en marzo de 2025. A pesar de haber aprobado su examen de idoneidad y tener derecho a la renovación automática de su contrato, Kaloian fue informado de su despido en el último momento. "Me dijeron que fue un error, pero que no iba a renovar. No me arrepiento de mi trabajo, me siento orgulloso de haber mostrado la realidad", expresó el fotógrafo.

Natalia Maderna: 17 años de trabajo y un despido injustificado
Otro despido que ha generado controversia es el de la periodista Natalia Maderna, quien trabajó durante 17 años en Radio Nacional. Maderna, fue despedida sin previo aviso ni justificación. Este hecho fue tan inusual que la comisión interna del SiPreBA en Radio Nacional convocó a un paro general, exigiendo su reincorporación inmediata. En su cuenta de X, Maderna expresó: "Me despidieron sin causa, después de 17 años de trabajo. Esto es inédito en la historia de Radio Nacional". El despido de Maderna ha generado una ola de rechazo en la comunidad periodística.

Fabián Waldman: despido en Diputados TV por sus críticas al Gobierno
El tercer caso involucra a Fabián Waldman, periodista en Diputados TV, el canal dependiente del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Waldman fue despedido luego de sus enfrentamientos públicos con el vocero presidencial Manuel Adorni. El propio Santiago Cosimano, colaborador cercano a Menem, le explicó que "no podía renovar el contrato porque estás muy expuesto en redes, y tengo que defender al Presidente y a Karina Milei". La declaración dejó claro que el despido estuvo relacionado con sus críticas al gobierno y su postura en redes sociales, más que con razones laborales.

Rechazo generalizado
Estos despidos han generado una fuerte condena en el ámbito periodístico y gremial. Trabajadores de prensa, organizaciones de derechos humanos y diversos colectivos han denunciado lo que consideran un ataque a la libertad de expresión en el país. Además, existe una creciente solidaridad entre colegas que exigen la reincorporación de los periodistas despedidos y el cese de la persecución ideológica en los medios públicos.

El contexto político y económico actual, marcado por una creciente polarización, ha hecho que estos despidos sean percibidos como parte de una ofensiva del gobierno de Javier Milei para silenciar a los periodistas críticos y controlar la información en los medios públicos.

ATE denuncia despidos ideológicos y discriminatorios en medios públicos
El Sindicato de Trabajadores del Estado (ATE) ha denunciado un aumento en los despidos en los medios públicos de comunicación, los cuales considera parte de una "segunda etapa" de cesantías. A diferencia de los despidos anteriores, que se justificaban por razones económicas, estos nuevos casos responden a motivos ideológicos. Rodolfo Aguiar, Secretario General de ATE Nacional, afirmó que estas desvinculaciones representan un ataque directo a la libertad de expresión y una clara persecución ideológica. Según Aguiar, los despidos en medios públicos como Radio Nacional, Diputados TV y la Secretaría de Cultura evidencian un enfoque sistemático de discriminación.

Uno de los casos que ATE ha destacado es el despido de Natalia Maderna, periodista con 17 años de trayectoria en Radio Nacional, quien perdió su empleo después de comenzar a trabajar en un canal de la Provincia de Buenos Aires. Para ATE, este despido es parte de un plan para controlar los medios públicos y convertirlos en una extensión de La Libertad Avanza, el espacio político que lidera Javier Milei. Rodolfo Aguiar expresó: "El Gobierno quiere convertir a los medios públicos en prensa de La Libertad Avanza". Esta afirmación subraya la creciente preocupación por la manipulación ideológica de los medios estatales.

La denuncia de ATE no se limita a los periodistas. El sindicato también ha señalado el despido de Kaloian Santos Cabrera, fotógrafo de la Secretaría de Cultura, como un acto de represalia, tras capturar una imagen crucial en la que se identificaba al gendarme responsable de disparar y herir al fotógrafo Pablo Grillo durante una manifestación frente al Congreso. ATE sostiene que este despido es una represalia por haber documentado un hecho clave que permitió esclarecer el intento de asesinato de Grillo. En palabras de Aguiar: "El nivel de persecución es inédito". El sindicalista enfatizó que el despido de Cabrera demuestra cómo se intenta atacar a quienes documentan momentos cruciales que pueden perjudicar al gobierno. "Pretenden echar a quien sacó la foto que permitió identificar al cabo primero que cometió delitos durante la represión, mientras que el gendarme está festejando", afirmó Aguiar.

Violación de derechos laborales y constitucionales
Rodolfo Aguiar también subrayó que estos despidos no solo violan los derechos laborales de los empleados, sino que también representan un ataque a las garantías constitucionales. Según el sindicalista, la persecución ideológica en los medios públicos pone en riesgo la convivencia pacífica en el país y el derecho a la libertad de expresión. "Arrasan con todos los derechos laborales, pero también con las garantías constitucionales. En este momento, la convivencia pacífica está en riesgo en la Argentina", concluyó Aguiar.

Un ajuste disfrazado de razones económicas
El conflicto se agrava cuando el Gobierno justifica estos despidos como parte de un ajuste económico. Sin embargo, ATE refuerza su denuncia de que estos despidos responden a razones políticas, buscando silenciar a aquellos empleados que no se alinean con la línea oficialista. El sindicato considera que se trata de una forma de represión tanto laboral como mediática, en un contexto en el que el Gobierno sigue buscando apoyo de los medios que respaldan su ideología.
Fuentes: Infogremiales, ATE, Señales

jueves, 3 de abril de 2025

Persecución ideológica en Radio Nacional Libertaria

Hoy la intervención del gobierno de Milei en lo medio públicos echó a nuestra compañera Natalia Maderna. Con la violencia a la que quieren acostumbrarnos, la detuvieron en la puerta y no la dejaron pasar al que es su lugar de trabajo desde hace diecisiete años.

El telegrama de despido aduce el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo: "sin justa causa". Pero la causa está a la vista y fue justo cuando nuestra compañera comenzó un nuevo programa en un canal de la Provincia de Buenos Aires.

No podemos sino entender este hecho en el marco de la censura y el vaciamiento de los medios públicos que sus trabajadores venimos denunciando. Radio Nacional es una de las herramientas que garantiza la democracia en nuestro país: circula la palabra de los distintos sectores y representaciones de nuestro pueblo, difunde nuestra cultura y motoriza las economías regionales. Es decir, lo contrario a lo que propone el gobierno del saqueo, la deuda y el hambre. Es por eso que redujo la programación local de las 49 emisoras que la radio pública tiene en todo el país, congela los salarios de quienes la sostenemos (hoy estamos por debajo de la línea de la indigencia), desmantela sus estructuras y censura contenidos.
 
Exigimos la inmediata reincorporación de nuestra compañera natalia maderna y adherimos al paro general convocado para el jueves 10 de abril por la recomposición salarial y en defensa de los medios públicos para la democracia.
Asamblea de Trabajadorxs de Radio Nacional

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