La primera impresión de Corrientes es el calor. Un calor que no discute, que no se retira, que cae como una mano que aprieta la piel y la memoria. Apenas se baja del micro, Claudia Acuña lo reconoce en voz baja, como si hablara con el río: "Un hermoso día acá en Corrientes". Lo dice sin ironía. Lo dice con esa mezcla de lucidez y ternura que tienen quienes saben que la belleza nunca está separada del conflicto.
El Paraná avanza al costado de la ciudad con un movimiento que parece respiración. Un río marrón, espeso, que no fluye sino que pesa. Un río que guarda historias en su lecho, rutas invisibles, trayectorias de barcazas y mercancías. Lo mira de reojo mientras va camino hacia el lugar donde el 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries está por comenzar.
Un dato cae como piedra: la hidrovía es hoy una de las venas abiertas más importantes del país.
"Agua que vale más que el oro", dirá después. Y cuando lo dice, el río parece asentir. Porque el Paraná es eso: un corredor estratégico, una frontera líquida, una autopista silenciosa por donde corren soja, alimentos, minerales… y droga. Mucha droga. Más de la que los discursos oficiales están dispuestos a admitir.
Ahí, donde el agua toca la costa correntina, comienza a insinuarse la primera coordenada del Encuentro: la disputa por el territorio, y dentro de esa disputa, la economía narco como fuerza estructurante. A nadie le sorprende, pero pocos lo dicen en voz alta. Claudia sí: "La hidrovía es una autopista para que baje merca a los puertos. Hay que tener cuidado con eso."
Cuidado con eso. Son palabras que alcanzan para tensar el aire.
Llegar ya es político
El Encuentro empieza antes del Encuentro. Empieza en los viajes, en los bolsos preparados con urgencia, en los pasajes comprados con rifas y changas. Empieza donde siempre empieza lo popular: en la organización invisible de lo cotidiano.
Claudia lo resume con una frase que es crónica y es diagnóstico: "Llegar ya es un éxito."
Y tiene razón.
En un país donde los salarios se desarman con el sol y donde el ajuste cae con especial saña sobre cuerpos feminizados, llegar a Corrientes es vencer algo más grande que la distancia. Es vencer la precarización, la falta de tiempo, el cansancio acumulado de sostener vidas enteras sin descanso.
Hay mujeres que viajaron veinte horas, mujeres que caminaron tramos de ruta, mujeres que dejaron notas pegadas en la heladera para avisar por dónde andarán. Mujeres que llegaron con sus hijes porque no había otra opción. Mujeres que gastaron lo que no tenían. Mujeres que no durmieron para poder estar. Mujeres que repiten una verdad antigua: lo que no se hace entre todas, no se hace.
Así entra el Encuentro en la ciudad: como un organismo vivo, respirando a través de miles de cuerpos que avanzan entre calles coloniales, casas bajas, sombras de lapachos.
Claudia dice: "La necesidad es lo que mueve."
Y lo que mueve este año duele: la falta de plata, la falta de tiempo, el dolor acumulado, la soledad institucional, la violencia que se expande, el narco que avanza y el Estado que retrocede.
En la costanera, bajo un árbol que apenas da sombra, una mujer del interior de Córdoba comenta: "Hace dos meses que no cobro". Otra, de Misiones, le responde: "Nosotras tampoco. Pero vine igual. No sabemos cómo, pero vine".
Eso es el Encuentro: un territorio donde las frases sueltas se vuelven diagnóstico colectivo.
Claudia lo define con una imagen que se queda suspendida en el aire: "El Encuentro es una gran oreja."
Una oreja enorme, plural, caótica, que escucha lo que afuera no se escucha:
las historias que no salen en los medios,
las violencias que no entran en las estadísticas oficiales,
las precariedades que no aparecen en los discursos políticos.
Una oreja que convierte lo biográfico en sistémico. Que permite ver que lo que te pasa a vos le pasa a otra, y que esa repetición no es casual: es estructura.
La ausencia que duele
Entre las miles que llegaron, también hay ausencias. Y esas ausencias son, en sí mismas, una denuncia.
Claudia lo explica sin metáforas: "No pudieron venir las organizaciones más atravesadas por las violencias: las de los barrios populares."
¿Por qué?
Porque no pueden parar.
Porque los cuatro días feriados son —para ellas— cuatro días sin escuelas que alimenten, sin comedores abiertos, sin asistencia estatal. Son cuatro días donde deben sostener la valla comunitaria: cocinar, cuidar, contener, vigilar.
Claudia lo dice así: "Trabajan 24 horas, los siete días de la semana, para sostener lo que ya no sostiene el Estado".
Y en esa frase está el país entero.
Las mujeres que sostienen la vida comunitaria no pudieron venir porque sostienen demasiado.
Agrega Claudia que, en ese punto, se abre un desfasaje inevitable: una herramienta ya chueca, gastada antes de tiempo, con la que igual nos obligan a enfrentar el tsunami que se anuncia. Y ahí —dice— nace la verdadera preocupación: ¿cómo representar aquello que no encuentra espacio en las instituciones?, ¿cómo hacer visibles esas inquietudes que el sistema prefiere dejar fuera del cuadro?
Esa cifra, ese desfasaje, es una herida abierta.
La crisis de representación no es concepto abstracto: es la imposibilidad de defender derechos cuando la mayoría trabaja fuera de marcos formales.
Y es, también, un peligro político. Un país donde la representación se quiebra es un país donde los sectores más vulnerables quedan sin voz y, por lo tanto, a merced del poder económico y de las redes ilícitas que ocupan los vacíos.
Las mujeres lo saben.
Lo viven.
Lo nombran.
Corrige y cuenta la cifra: 235 femicidios y travesticidios en 2025
235 historias que no ocupan tapas.
Las cifras no alcanzan para narrar el impacto.
Claudia lo explica así: "La violencia no la sufre solo ese cuerpo: afecta a la familia, a las vecinas, al colegio, al barrio entero."
El tejido social se estremece con cada muerte.
Pero el Estado no.
Narcofemicidios y la economía que avanza
Los nombres de Brenda, Lara y Morena circulan con un brillo oscuro.
Claudia los menciona para explicar algo que el país no está dispuesto a ver:
la economía narco se ha vuelto una fuerza ordenadora de territorios enteros.
"Somos la primera barrera", dice sobre las mujeres que sostienen comedores y espacios comunitarios.
La primera barrera contra la plata fácil, contra la ocupación del territorio, contra el reclutamiento.
Y por eso —dice— son objetivo.
Porque si las mujeres caen, cae la única defensa que los barrios tienen frente al narco.
El Paraná avanza al costado de la ciudad con un movimiento que parece respiración. Un río marrón, espeso, que no fluye sino que pesa. Un río que guarda historias en su lecho, rutas invisibles, trayectorias de barcazas y mercancías. Lo mira de reojo mientras va camino hacia el lugar donde el 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries está por comenzar.
Un dato cae como piedra: la hidrovía es hoy una de las venas abiertas más importantes del país.
"Agua que vale más que el oro", dirá después. Y cuando lo dice, el río parece asentir. Porque el Paraná es eso: un corredor estratégico, una frontera líquida, una autopista silenciosa por donde corren soja, alimentos, minerales… y droga. Mucha droga. Más de la que los discursos oficiales están dispuestos a admitir.
Ahí, donde el agua toca la costa correntina, comienza a insinuarse la primera coordenada del Encuentro: la disputa por el territorio, y dentro de esa disputa, la economía narco como fuerza estructurante. A nadie le sorprende, pero pocos lo dicen en voz alta. Claudia sí: "La hidrovía es una autopista para que baje merca a los puertos. Hay que tener cuidado con eso."
Cuidado con eso. Son palabras que alcanzan para tensar el aire.
Llegar ya es político
El Encuentro empieza antes del Encuentro. Empieza en los viajes, en los bolsos preparados con urgencia, en los pasajes comprados con rifas y changas. Empieza donde siempre empieza lo popular: en la organización invisible de lo cotidiano.
Claudia lo resume con una frase que es crónica y es diagnóstico: "Llegar ya es un éxito."
Y tiene razón.
Ella sostiene que todo ocurre en un momento áspero: llegar hasta acá cuesta dinero, falta tiempo y el año nos tiene agotadas. Aun así, casi setenta mil mujeres hacen el esfuerzo de venir para pensarse juntas. Esa necesidad —dice— es la que mueve y empuja, incluso cuando todo parece en contra.
En un país donde los salarios se desarman con el sol y donde el ajuste cae con especial saña sobre cuerpos feminizados, llegar a Corrientes es vencer algo más grande que la distancia. Es vencer la precarización, la falta de tiempo, el cansancio acumulado de sostener vidas enteras sin descanso.
Hay mujeres que viajaron veinte horas, mujeres que caminaron tramos de ruta, mujeres que dejaron notas pegadas en la heladera para avisar por dónde andarán. Mujeres que llegaron con sus hijes porque no había otra opción. Mujeres que gastaron lo que no tenían. Mujeres que no durmieron para poder estar. Mujeres que repiten una verdad antigua: lo que no se hace entre todas, no se hace.
Así entra el Encuentro en la ciudad: como un organismo vivo, respirando a través de miles de cuerpos que avanzan entre calles coloniales, casas bajas, sombras de lapachos.
Claudia dice: "La necesidad es lo que mueve."
Y lo que mueve este año duele: la falta de plata, la falta de tiempo, el dolor acumulado, la soledad institucional, la violencia que se expande, el narco que avanza y el Estado que retrocede.
La gran oreja
Antes de que arranquen los talleres, ya hay algo que se escucha.
En la costanera, bajo un árbol que apenas da sombra, una mujer del interior de Córdoba comenta: "Hace dos meses que no cobro". Otra, de Misiones, le responde: "Nosotras tampoco. Pero vine igual. No sabemos cómo, pero vine".
Eso es el Encuentro: un territorio donde las frases sueltas se vuelven diagnóstico colectivo.
Claudia lo define con una imagen que se queda suspendida en el aire: "El Encuentro es una gran oreja."
Una oreja enorme, plural, caótica, que escucha lo que afuera no se escucha:
las historias que no salen en los medios,
las violencias que no entran en las estadísticas oficiales,
las precariedades que no aparecen en los discursos políticos.
Una oreja que convierte lo biográfico en sistémico. Que permite ver que lo que te pasa a vos le pasa a otra, y que esa repetición no es casual: es estructura.
La ausencia que duele
Entre las miles que llegaron, también hay ausencias. Y esas ausencias son, en sí mismas, una denuncia.
Claudia lo explica sin metáforas: "No pudieron venir las organizaciones más atravesadas por las violencias: las de los barrios populares."
¿Por qué?
Porque no pueden parar.
Porque los cuatro días feriados son —para ellas— cuatro días sin escuelas que alimenten, sin comedores abiertos, sin asistencia estatal. Son cuatro días donde deben sostener la valla comunitaria: cocinar, cuidar, contener, vigilar.
Claudia lo dice así: "Trabajan 24 horas, los siete días de la semana, para sostener lo que ya no sostiene el Estado".
Y en esa frase está el país entero.
Las mujeres que sostienen la vida comunitaria no pudieron venir porque sostienen demasiado.
Derechos laborales: la crisis que nadie nombra
Entre los primeros intercambios aparece uno de los ejes centrales del año: la precarización laboral.
Claudia lo formula con la claridad de un titular que nadie se anima a publicar: "Tenemos un 60% de trabajo precario. ¿Cómo representás lo que no está representado? Ni los gremios pueden hablar en nombre del trabajador 100%, sino del 40% ponele."
Entre los primeros intercambios aparece uno de los ejes centrales del año: la precarización laboral.
Claudia lo formula con la claridad de un titular que nadie se anima a publicar: "Tenemos un 60% de trabajo precario. ¿Cómo representás lo que no está representado? Ni los gremios pueden hablar en nombre del trabajador 100%, sino del 40% ponele."
Agrega Claudia que, en ese punto, se abre un desfasaje inevitable: una herramienta ya chueca, gastada antes de tiempo, con la que igual nos obligan a enfrentar el tsunami que se anuncia. Y ahí —dice— nace la verdadera preocupación: ¿cómo representar aquello que no encuentra espacio en las instituciones?, ¿cómo hacer visibles esas inquietudes que el sistema prefiere dejar fuera del cuadro?
Esa cifra, ese desfasaje, es una herida abierta.
La crisis de representación no es concepto abstracto: es la imposibilidad de defender derechos cuando la mayoría trabaja fuera de marcos formales.
Y es, también, un peligro político. Un país donde la representación se quiebra es un país donde los sectores más vulnerables quedan sin voz y, por lo tanto, a merced del poder económico y de las redes ilícitas que ocupan los vacíos.
Las mujeres lo saben.
Lo viven.
Lo nombran.
El "pequeño Hitler" en los bolsillos
En los talleres educativos y de comunicación aparece algo que parecía un desvío pero se vuelve eje: la adicción al celular.
Claudia lo resume con una frase quirúrgica: "El pequeño Hitler: el celular, educador de intolerancia."
Las docentes asienten.
Lo ven en las aulas:
la falta de concentración,
la irritabilidad,
la reacción violenta ante el desacuerdo,
la dificultad de sostener una conversación cara a cara.
Las redes —dicen— son el territorio donde se instalan nuevas formas de autoritarismo emocional. Donde se aprende a no tolerar al otro. Donde la polarización se vuelve forma de vínculo.
Y el Encuentro, con su insistencia en el cuerpo presente, en la escucha larga, aparece como una resistencia silenciosa a la lógica digital del odio.
En los talleres educativos y de comunicación aparece algo que parecía un desvío pero se vuelve eje: la adicción al celular.
Claudia lo resume con una frase quirúrgica: "El pequeño Hitler: el celular, educador de intolerancia."
Las docentes asienten.
Lo ven en las aulas:
la falta de concentración,
la irritabilidad,
la reacción violenta ante el desacuerdo,
la dificultad de sostener una conversación cara a cara.
Las redes —dicen— son el territorio donde se instalan nuevas formas de autoritarismo emocional. Donde se aprende a no tolerar al otro. Donde la polarización se vuelve forma de vínculo.
Y el Encuentro, con su insistencia en el cuerpo presente, en la escucha larga, aparece como una resistencia silenciosa a la lógica digital del odio.
Violencias: el Estado vaciado
Una pregunta aparece una y otra vez:
¿qué hacemos?
No hay programas de violencia.
No hay políticas públicas.
No hay contención estatal.
Lo dicen todas.
Lo vive cada una.
Claudia lo pone así: "Estamos solas. No hay programa de violencia. Y el Poder Judicial responde a la clase política: si dicen 'no hay femicidio', desaparece la carátula."
El peligro es estructural: cuando el Estado niega la categoría, niega la violencia. Cuando el Poder Judicial se acomoda al discurso, desaparece la justicia.
Y entonces la única fuerza capaz de presionar es la calle.
La organización.
El movimiento.
Una pregunta aparece una y otra vez:
¿qué hacemos?
No hay programas de violencia.
No hay políticas públicas.
No hay contención estatal.
Lo dicen todas.
Lo vive cada una.
Claudia lo pone así: "Estamos solas. No hay programa de violencia. Y el Poder Judicial responde a la clase política: si dicen 'no hay femicidio', desaparece la carátula."
El peligro es estructural: cuando el Estado niega la categoría, niega la violencia. Cuando el Poder Judicial se acomoda al discurso, desaparece la justicia.
Y entonces la única fuerza capaz de presionar es la calle.
La organización.
El movimiento.
Observatorio Lucía Pérez: mirar lo que nadie mira
El Observatorio Lucía Pérez, coordinado por el colectivo en el que participa Claudia, registra día por día los femicidios, las tentativas, los huérfanos, las marchas.
El Observatorio Lucía Pérez, coordinado por el colectivo en el que participa Claudia, registra día por día los femicidios, las tentativas, los huérfanos, las marchas.
Corrige y cuenta la cifra: 235 femicidios y travesticidios en 2025
235 historias que no ocupan tapas.
Las cifras no alcanzan para narrar el impacto.
Claudia lo explica así: "La violencia no la sufre solo ese cuerpo: afecta a la familia, a las vecinas, al colegio, al barrio entero."
El tejido social se estremece con cada muerte.
Pero el Estado no.
Narcofemicidios y la economía que avanza
Los nombres de Brenda, Lara y Morena circulan con un brillo oscuro.
Claudia los menciona para explicar algo que el país no está dispuesto a ver:
la economía narco se ha vuelto una fuerza ordenadora de territorios enteros.
"Somos la primera barrera", dice sobre las mujeres que sostienen comedores y espacios comunitarios.
La primera barrera contra la plata fácil, contra la ocupación del territorio, contra el reclutamiento.
Y por eso —dice— son objetivo.
Porque si las mujeres caen, cae la única defensa que los barrios tienen frente al narco.
"La plata sucia" y el país como imán
Otra frase de Claudia queda tatuada: "Somos un polo de atracción de plata sucia."
Y avanza:
—Que el carry trade es lavado;
—Que los Estados, urgidos de dólares, aceptan sin preguntar;
—Que esa plata condiciona política y justicia;
—Que los algoritmos también reproducen esa lógica de lavado: de dinero y de sentidos.
"Lo que llamamos algoritmo también es sospechoso de lavado epistémico", lanza.
Una frase que podría ser el título de un libro.
O de un duelo entre cultura popular y poder financiero.
Otra frase de Claudia queda tatuada: "Somos un polo de atracción de plata sucia."
Y avanza:
—Que el carry trade es lavado;
—Que los Estados, urgidos de dólares, aceptan sin preguntar;
—Que esa plata condiciona política y justicia;
—Que los algoritmos también reproducen esa lógica de lavado: de dinero y de sentidos.
"Lo que llamamos algoritmo también es sospechoso de lavado epistémico", lanza.
Una frase que podría ser el título de un libro.
O de un duelo entre cultura popular y poder financiero.
Medios: lo que no se discute
Claudia lo dice con la tranquilidad de quien ya no espera nada: "Esto no se discute en los medios."
Ni en televisión, ni en grandes diarios, ni siquiera en redes.
Las redes, dice, están gobernadas por algoritmos que trabajan para ese sistema.
Por eso lo que se dice en el Encuentro no circula afuera.
Porque no conviene.
Porque no rota.
Porque no "funciona".
Lo que queda entonces es esto:
el cara a cara,
las palabras largas,
la escucha,
la incomodidad,
la organización.
Claudia lo dice con la tranquilidad de quien ya no espera nada: "Esto no se discute en los medios."
Ni en televisión, ni en grandes diarios, ni siquiera en redes.
Las redes, dice, están gobernadas por algoritmos que trabajan para ese sistema.
Por eso lo que se dice en el Encuentro no circula afuera.
Porque no conviene.
Porque no rota.
Porque no "funciona".
Lo que queda entonces es esto:
el cara a cara,
las palabras largas,
la escucha,
la incomodidad,
la organización.
El lema y la jerga
El lema oficial habla de trata y memoria.
Claudia lo relativiza: "El lema real es cómo reaccionamos."
¿Y la discusión sobre ONGs?
Aparece también: "La jerga de las ONGs no alcanza. Acá importa lo que pasa abajo. No hay forma correcta o incorrecta de nombrar la necesidad."
Es política desde abajo.
Desde el cansancio.
Desde el territorio.
Desde el abrazo.
El lema oficial habla de trata y memoria.
Claudia lo relativiza: "El lema real es cómo reaccionamos."
¿Y la discusión sobre ONGs?
Aparece también: "La jerga de las ONGs no alcanza. Acá importa lo que pasa abajo. No hay forma correcta o incorrecta de nombrar la necesidad."
Es política desde abajo.
Desde el cansancio.
Desde el territorio.
Desde el abrazo.
La resistencia
Cerca de la apertura oficial, la señal se corta.
Claudia avanza hacia el anfiteatro.
Antes de desaparecer entre el murmullo, deja la frase que resume todo: "Somos la resistencia."
Lo dice sin épica.
Sin solemnidad.
Como quien constata un hecho.
La resistencia es cotidiana, cansada, real.
La resistencia es llegar.
Es nombrar.
Es sostener lo que el Estado dejó caer.
Es enfrentar al narco, a la precarización, al silencio mediático, a los algoritmos, al mercado que quiere convertir cuerpos en mercancía.
La resistencia es esta multitud que llegó aunque no pudo, que escucha aunque está agotada, que piensa aunque duele.
La resistencia es esta: un país entero buscando como reaccionar.
Y quizá —solo quizá— sea desde acá, desde estas miles de voces que laten juntas en un rincón caluroso del noreste, donde empiece la respuesta que falta.
Cerca de la apertura oficial, la señal se corta.
Claudia avanza hacia el anfiteatro.
Antes de desaparecer entre el murmullo, deja la frase que resume todo: "Somos la resistencia."
Lo dice sin épica.
Sin solemnidad.
Como quien constata un hecho.
La resistencia es cotidiana, cansada, real.
La resistencia es llegar.
Es nombrar.
Es sostener lo que el Estado dejó caer.
Es enfrentar al narco, a la precarización, al silencio mediático, a los algoritmos, al mercado que quiere convertir cuerpos en mercancía.
La resistencia es esta multitud que llegó aunque no pudo, que escucha aunque está agotada, que piensa aunque duele.
La resistencia es esta: un país entero buscando como reaccionar.
Y quizá —solo quizá— sea desde acá, desde estas miles de voces que laten juntas en un rincón caluroso del noreste, donde empiece la respuesta que falta.
Escuchá la entrevista completa:
Sobre Claudia Acuña
Es periodista, editora y docente. Fue la primera mujer en ganar el Premio Rey de España y la única periodista argentina en recibir la beca Guggenheim. Dirigió Cultura y Espectáculos de PáginaI12, la revista Viva y TresPuntos. En 2001 fundó la cooperativa lavaca, que edita la revista MU. Es también impulsora de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina AReCIA y del colectivo Periodistas Argentinas, dedicado a erradicar la violencia machista en el oficio.Documento de apertura
Desde Corrientes, tierra guaraní, Yvy Maraey, la tierra sin mal:
¡Bienvenidas y Bienvenides al 38º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries! ¡Bienvenidas y Bienvenides a Corrientes!
Iniciamos un 38° Encuentro y las recibimos en nuestra tierra de carnavales, del chamamé, el sapucai, los esteros del Iberá; cuna de muchos héroes de Malvinas y del Libertador San Martín, hijo biológico de la guaraní Rosa Guarú, y de miles de mujeres que han sostenido la lucha por la dignidad en el año 99 y de aquellas que durante décadas han luchado por memoria, verdad y justicia.
Desde esta Comisión Organizadora estamos orgullosas de recibirlas por segunda vez desde aquel 1994, en el noveno Encuentro Nacional de Mujeres. Este encuentro será una demostración contundente de la potencia que tenemos cuando nos unimos, nos reconocemos y volvemos a encontrarnos.
Queremos hablar de Loan, este dolor que trajo el encuentro a nuestra provincia: un niño de tan solo cinco años, que fue raptado y desaparecido en 2024. En este caso, como en tantos otros, la corrupción y la negligencia de los poderes políticos, policiales y judiciales manchan sus manos. El Estado es responsable. Este doloroso hecho nos conmueve; lo seguimos esperando y reclamando su aparición. Porque Loan es solo una muestra de la realidad de lo que pasa en nuestro país: Loan nos duele, y dejó al descubierto la desprotección que sufren les niñes y adolescentes en nuestra provincia.
Se cumplen casi dos años del gobierno fascista de Javier Milei y en este corto período tenemos que lamentar: el cierre del Ministerio de las Mujeres y Diversidades; el congelamiento y bajas del Programa Acompañar; comedores y merenderos desfinanciados, sin alimentos y que resuelven día a día solo con la solidaridad del pueblo; el desmantelamiento de la línea 144; expresiones de odio institucionalizadas y constantes que incentivan la misoginia, el lesbo y transodio y que han dado lugar a más ataques a la comunidad LGBTIQ+. Hacemos responsable directo al presidente por estos hechos de violencia que ponen en riesgo la integridad y la vida de las diversidades.
También denunciamos la complicidad de la oposición política que, con su silencio o colaboración activa, permite que estas políticas precarizadoras avancen sin freno, profundizando el sufrimiento de las trabajadoras, las familias y nuestros barrios.
Esto se da en el contexto de un gobierno nacional que busca quitar la figura del femicidio del Código Penal, lo que permitirá a los femicidas gozar de penas más leves y recuperar la libertad mucho antes. También la derecha busca aprobar leyes mordaza que favorecen a pedófilos y violadores y silencian a las madres protectoras y a las víctimas de violencias y abusos sexuales.
Los femicidios y transfemicidios son una realidad que se repite sin que las autoridades ni la justicia lleguen a tiempo para prevenirlos. En lo que va del 2025 se registraron 210 víctimas de violencia machista extrema, de las cuales 191 son femicidios de mujeres y niñas, 1 lesbicidio, 2 transfemicidios y 16 femicidios vinculados de varones. Además, hubo seis suicidios asociados a violencia de género y 10 en contextos de narcotráfico.
En Argentina, en este 2025, se registra un femicidio cada 28 horas.
Cada una de esas muertes es responsabilidad de un Estado que desmantela políticas, recorta presupuestos y sostiene impunidades.
Exigimos Emergencia Nacional en Violencia Sexual y Doméstica.
Que no nos falte ninguna.
Ni Una Menos. Vivas y Libres nos queremos.
Exigimos el cumplimiento de la Ley de Identidad de Género (26.743) y de la Ley de Cupo Laboral "Diana Sacayán-Lohana Berkins" (27.636). Es urgente la aprobación de una Ley de Reparación Histórica para nuestras adultas y adultes travesti–trans, quienes hoy viven y mueren en pobreza extrema. La esperanza de vida travesti-trans es de 35 a 40 años. También urge garantizar un acceso real e integral a la salud con perspectiva de género y no discriminatoria.
Los despidos masivos, suspensiones y reducciones salariales se multiplicaron en sectores claves y ya superan las 200 mil personas trabajadoras, de las cuales 99.612 provienen del desmantelamiento de programas de salud, ciencia y tecnología. Exigimos la continuidad de la moratoria previsional y que se mantenga el derecho de las amas de casa a jubilarse.
La marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles —apoyada por otros sectores— es sistemáticamente reprimida por la policía federal. Este gobierno es el más violento de la historia argentina luego de la dictadura militar y muestra que pretende eliminar la protesta social.
También señalamos que la violencia en ámbitos laborales contra nosotras y nosotres se ha intensificado. Luchamos para erradicar estas violencias y para que se deje de sostener a funcionarios violentos. Exigimos el cumplimiento del Convenio 190 de la OIT.
Enfrentamos una política intencional de hambre y desempleo, de ausencia de oportunidades, sostenida por discursos de individualismo y "sálvese quien pueda". Milei avanza con un plan de destrucción del país, que incluye la privatización de empresas públicas y un ajuste feroz expresado en la Ley Bases y el RIGI.
Impulsa una política de aniquilación de grandes sectores de la población: descarga el ajuste contra personas jubiladas, retira subsidios a medicamentos —entre ellos oncológicos, VIH, lupus y enfermedades poco frecuentes— y vocifera odio contra los sectores populares y el movimiento feminista y transfeminista. Es una derecha reaccionaria que nos ha puesto en el lugar de enemigas.
Este gobierno pretende que retrocedamos en un derecho que conquistamos con lucha y que salvó vidas: el derecho al aborto legal. A 20 años de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito seguimos afirmando que en un mundo justo las niñas no son madres. El embarazo en la infancia es abuso sexual y garantizar la ILE es frenar las violencias contra las niñas obligadas a parir. Necesitamos que se garantice plenamente nuestro derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos.
Peleamos por la implementación plena y federal de la Ley de Educación Sexual Integral.
Las compañeras y compañeres con discapacidad están en una situación de extrema vulnerabilidad. Somos atacadas permanentemente con la quita de pensiones no contributivas, la falta de acceso al empleo digno, la ausencia de programas de formación y de esparcimiento. Este gobierno no escucha: avasalla y recorta. Exigimos la implementación urgente de la Ley de Emergencia en Discapacidad, conquistada en 2025.
Seguimos exigiendo reconocimiento para las trabajadoras de comedores y merenderos populares, que sostienen un plato de comida para quienes más lo necesitan, incluso en pandemia. También exigimos reconocimiento salarial para quienes acompañan a personas con consumo problemático y a quienes viven en situación de calle.
Se suman muertes vinculadas al abandono estatal en dispositivos de salud mental y adicciones.
Exigimos la Ley de Emergencia en Adicciones. No al cierre de las Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario, de las cuales más de 26 ya fueron eliminadas. Estas políticas salvaron miles de vidas. No hay derechos sin políticas de prevención y acompañamiento reales.
Nos manifestamos en defensa de la Universidad Pública y Gratuita, de la universidad del pueblo. Este 2025 conquistamos la Ley de Financiamiento Universitario y exigimos su cumplimiento.
¡Basta de desfinanciar ciencia, tecnología y cultura!
Este gobierno corrupto privilegia intereses empresariales e imperialistas que buscan llevarse nuestros recursos naturales. El RIGI los exime de impuestos y permite vulnerar nuestra soberanía, con flexibilidad laboral que habilita despidos sin causa, trabajo en negro sin sanciones, y acuerdos con el FMI por decreto. Todo traerá más hambre, saqueo y crueldad, golpeando primero a mujeres, disidencias, niñeces y adolescencias.
Reafirmamos que mujeres y diversidades somos parte de la defensa de la soberanía del Paraná, entregado desde los años 90 a empresas multinacionales como Jan de Nul. Denunciamos también la venta de nuestros ríos y nuestra agua a través del acuerdo de 12 provincias con la empresa estatal israelí Mekorot, denunciada por prácticas de apartheid hídrico. No podemos permitir que entreguen nuestros bienes comunes a un Estado que hoy comete genocidio contra el pueblo palestino.
Denunciamos la persecución a defensoras de la tierra: campesinas, ambientalistas, mujeres indígenas y militantes criminalizadas por enfrentarse al extractivismo y a los monocultivos que incendian nuestra provincia y nos dejan sin agua.
A esta derecha que beneficia al imperialismo y a las clases dominantes saqueadoras; a esta derecha que nos hambrea, nos violenta y oprime, le anteponemos este gran y contundente 38° Encuentro.
A esta derecha del odio de género, del odio popular, de la complicidad con genocidas de la dictadura, que ataca a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; a esta derecha negacionista de Milei, Villarruel y Bullrich, le decimos: No olvidamos y No perdonamos.
Son 30.400 las personas desaparecidas y seguiremos siempre con las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
El gobierno provincial replica este modelo: gran número de trabajadores estatales tienen salarios por debajo de la línea de pobreza, los costos de vida aumentan, las boletas de servicios son impagables y muchas personas no tienen vivienda propia ni acceso a derechos elementales.
Corrientes es territorio fronterizo con Paraguay, Brasil y Uruguay, zona de riesgo para el tráfico de personas, donde mujeres y niñes son secuestrades y explotades con total impunidad y complicidad política.
Nos atraviesa además un conservadurismo feroz sostenido por una clase política en el poder hace 23 años. Los avances nacionales en derechos no se aplican. La Ley provincial de Emergencia en Violencia de Género nunca recibió financiamiento. Los refugios se han vuelto inaccesibles y revictimizantes.
Aun así, el movimiento transfeminista en Corrientes se organiza y ha logrado que violadores y abusadores sean juzgados. La justicia incorporó por primera vez la figura de femicidio en causas paradigmáticas como la de Eli Verón y la detención del concejal abusador Guillermo Córdoba. Pero aun con pruebas y sentencias, la justicia deja libres a los culpables:
— El ginecólogo Gerardo Dahse, con más de 20 víctimas, sigue libre.
— El periodista Federico Soto y el entrenador Aldo Breard, ambos condenados por abuso sexual, continúan libres.
El femicidio de la periodista Griselda Blanco, de Curuzú Cuatiá, se entrelaza con el caso Loan, ya que denunciaba al Comisario Maciel, implicado en su desaparición. Exigimos justicia por Griselda, cuyo caso fue tratado como homicidio y no como femicidio.
En 2023 hubo 10 femicidios y 1 travesticidio en la provincia; siguen impunes. Entre ellos, el transfemicidio de Patricia Natividad Ramírez, luchadora por el cupo laboral trans. Exigimos justicia por Patri Ramírez.
También seguimos reclamando justicia por el femicidio de Sandra Silguero, ocurrido hace diez años. Su femicida, Daniel Borlicher, sigue prófugo. Exigimos verdad y justicia.
Exigimos que los suicidios de mujeres y disidencias sean reconocidos como femicidios cuando son consecuencia directa de violencias machistas. Nombramos a Nadia Portillo, cuya muerte expone los extremos de la violencia patriarcal.
Vivimos en una provincia donde el 52,3% de la población está por debajo de la línea de pobreza, realidad que genera más violencia en los hogares y desmantela las herramientas conquistadas por el movimiento transfeminista.
La salud provincial está en crisis: personal precarizado, centralización en la capital, niñes obligados a trasladarse cientos de kilómetros al único hospital pediátrico, mujeres embarazadas o en búsqueda de IVE/ILE viajando en ambulancias y muchas veces perdiendo la vida en el trayecto.
La obra social IOSCOR deja sin cobertura efectiva a mujeres, niñas, adolescentes, personas con discapacidad y disidencias.
Además, el acceso a IVE/ILE se ve obstaculizado desde que la provincia se declaró "provida" en 2011. Reafirmamos el compromiso inclaudicable con el derecho a decidir sin injerencias estatales, partidarias o religiosas.
La ESI es inexistente y quienes la enseñan con perspectiva de género son perseguides.
Nombramos a mujeres criminalizadas tras eventos obstétricos. El caso más resonante es el de Ana, de Esquina, presa nueve meses por un aborto espontáneo, luego absuelta. En Argentina existen 1.532 causas por aborto y 37 causas por eventos obstétricos catalogados como "homicidio" o "abandono de persona" entre 2012 y 2020.
Los transfeminismos de Corrientes venimos organizándonos en encuentros provinciales. Hoy nuestras calles vuelven a ser una marea plurinacional. Tierras saqueadas, pero llenas de resistencia, vuelven a llenarse de voces por justicia, equidad y derechos.
En el interior provincial, las grandes empresas de monocultivos y estancias sostienen mano de obra esclava. Se han encontrado niñes esclavizados en carpas, sin documentos, sin poder salir de los campos.
La mayoría de los municipios sostienen salarios por debajo de la indigencia y programas de precarización.
¡Basta de salarios de pobreza en una provincia rica!
En Corrientes seguimos sufriendo incendios, pérdida de pastizales y montes. Las campesinas afrontan sequías, pobreza y pérdida de chacras. Los monocultivos de pino, eucalipto y arroz desvían el agua y dejan a los parajes sin recursos. Exigimos la Ley provincial de Medioambiente y Pueblos Originarios.
Recordamos a Cintia Alejandra Mendoza, directora rural fallecida en 2024 intentando apagar un incendio en Alem Cué, donde se quemaron 7.600 hectáreas.
Exigimos:
- La inmediata restitución de políticas públicas con perspectiva de género.
- Provisión de alimentos para comedores comunitarios y reconocimiento del trabajo de las compañeras que sostienen la vida en los barrios.
- Reincorporación de todas las trabajadoras despedidas del Estado y regularización de contrataciones precarizadas.
- Recomposición salarial acorde a la canasta familiar. Basta de salarios de hambre. Pase a planta permanente de trabajadores precarizades.
- Justicia por los femicidios, travesticidios y transfemicidios impunes.
- No a la quita de la figura de Femicidio del Código Penal.
- Declaración de la Emergencia Nacional en Violencia contra las Mujeres.
- Plena implementación de la Ley Micaela en todo el Estado y profundización de la ESI con perspectiva de género.
- Enfoque urgente en salud mental y dispositivos accesibles.
- Un Estado presente que garantice derechos y deje de ser cómplice del ajuste y la represión.
- Cese de causas a quienes luchan por Tierra, Techo y Trabajo.
- Libertad a Milagro Sala.
- No a la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner.
Repudiamos el genocidio en la Franja de Gaza.
¡Viva Palestina Libre!
A esta derecha que nos quiere silenciar le decimos:
¡Acá estamos! ¡Acá estamos, Milei!
Porque la opresión engendra rebelión, organización y lucha.
En estos Encuentros aprendimos a unirnos contra quienes nos someten y matan. Aprendimos a gritar:
¡Ni una menos! ¡Vivas, Libres y con Derechos nos queremos!
Recordamos a Araceli Méndez y Judit Casco, ex presas políticas fallecidas este año; y a la docente y luchadora Delfina "Yayita" Esquivel, integrante del primer Encuentro en Corrientes.
En estos Encuentros aprendimos a escucharnos, a respetar diferencias y a construir lo común. A practicar la verdadera democracia: la horizontal, sin jerarquías ni privilegios. Esa democracia nos hizo crecer y nos convirtió en un movimiento admirado en todo el mundo.
Compañeras y compañeres: hoy estamos acá también para abrazarnos. Esperamos este abrazo todo el año. Ese abrazo nos sostiene y nos da fuerza para seguir luchando.
Sabemos del enorme esfuerzo que han hecho para llegar a Corrientes. La Comisión Organizadora puso trabajo y corazón para recibirlas y construir juntas y juntes un maravilloso 38° Encuentro.
Agradecemos especialmente a la Comisión Organizadora del 37° Encuentro Plurinacional de Jujuy, que nos acompañó en todo momento.
Acá estamos las feministas y transfeministas: en las calles, en los barrios, en comedores, hospitales, escuelas y en cada espacio donde se resiste. Mientras el gobierno nos persigue y precariza, nosotres seguimos de pie porque nuestra lucha es por la vida, la dignidad y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y existencias.
¡Ni un paso atrás!
Que este Encuentro nos abrace, nos despierte y nos organice. Que ninguna lucha sea en soledad. Que el dolor sea fuerza colectiva, la rabia organización y el amor por nuestras vidas y territorios nos encuentre siempre del mismo lado: el de la dignidad.
Gracias por estar acá, por viajar, por sostener, por creer, por hacer posible lo imposible.
Bienvenidas y Bienvenides a este 38° Encuentro Plurinacional:
la casa donde nunca estamos solas, y donde siempre, juntas y juntes, volvemos a ser invencibles.
¡El Encuentro somos todas y todes!





















