jueves, 24 de marzo de 2005

Jorge Luis Borges: He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral

Borges, junto al periodista de Gente, Néstor Montenegro; al frente, de espaldas, declara Víctor Basterra

Una fría jornada del invierno de 1985. Jorge Luis Borges asistió en silencio a una de las audiencias del Juicio a las Juntas militares. Más tarde, en pocas líneas, describió la desolación de un hombre despojado de todo aditamento: "No era peronista ni comunista, era un hombre que sufría".

Ese hombre era Víctor Basterra, operario gráfico, detenido-desaparecido en la ESMA. Allí fue obligado a falsificar la documentación con la que los marinos de Massera se apropiaron de pertenencias, campos, dinero y viviendas de las familias de algunos presos en cautiverio. Su crónica fue publicada por la Agencia EFE y reproducida por el diario El País de Madrid. 

Su crónica:
Por: Jorge Luis Borges
Lunes, 22 de julio de 1985
He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas sesiones cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De este o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios; el mártir, con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.

De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de sí mismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal.

¿Qué pensar de todo esto? Yo, personalmente, descreo del libre albedrío. Descreo de castigos y de premios. Descreo del infierno y del cielo. Almafuerte escribió: "Somos los anunciados, los previstos, / si hay un Dios, si hay un punto omnisapiente; / y antes de ser, ya son, en esa mente, / los Judas, los Pilatos y los Cristos".

Sin embargo, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el código civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer.

jueves, 3 de marzo de 2005

Inauguración del Centro de Producción de FARCo en Rosario

Las/os invitamos a la inauguración del Centro de Producción del Foro Argentino de Radios Comunitarias. Este centro interconecta a las radios comunitarias de Argentina. Desde Rosario se realizan envíos con información de la red de corresponsales de FARCo y via satélite llegan a todo el país y América Latina via ALER Satelital.
Las/os esperamos el viernes 4 de marzo a las 18 hs. en Tucumán 3950.

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