Calvo de Laborde fue la primera sobreviviente de los centros clandestinos de detención que declaró en el Juicio a las Juntas, en 1985, tras haber sido secuestrada en febrero de 1977 por la última dictadura y mantenida ilegalmente cautiva en el centro de detención Pozo de Banfield. Militaba en el gremio docente.
Pese a las contingencias de aquellos tiempos, la mujer sobrevivió a todo aquello. En una entrevista concedida a Clarín, en octubre de 2010, Calvo explicó que su decisión de brindar testimonio en el juicio contra las juntas Militares obedeció a que "fui la primera que iba a cumplir el compromiso de exigir justicia y ser la voz de nuestros compañeros desaparecidos".
"Fui la primera voz de los desaparecidos. Era un espanto, el ambiente era opresivo, una hilera de defensores de los acusados detrás de mí, la rigidez de las caras de los jueces, la imposibilidad de hacer comentarios políticos, que se apartaran un ápice de la línea de la investigación...", detalló en la misma entrevista.
La última gran lucha de esta mujer fue el reclamo por la aparición de Julio López, testigo en el proceso contra el ex comisario Miguel Etchecolatz y que permanece desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006.
En un reportaje en la revista Noticias dijo:
“El caso López reinstala la desaparición como un método represivo político, después de tantos años y con lo que eso implica. El método de desaparición es perverso, pero no azaroso ni improvisado. Y eso lo hace innombrable. Es tan terrible pensar que hay grupos todavía activos dispuestos a hacer algo así, que el discurso del Gobierno -que tendía a hacer creer que López se había perdido o estaba enfermo- tuvo mucha aceptación. Es el miedo a pensar la verdad.
...Todos queremos pensar que no hay grupos capaces de esto. Pero los que trabajamos en derechos humanos sabemos que existen, aunque nos sorprendió que llegaran a tanto. Aníbal Fernández (entonces ministro del Interior) mantiene sus dos hipótesis probables, desde que esté tomando el té en la casa de su tía hasta que está muerto. Fue una estrategia para ganar tiempo y patear el tema para adelante.
¿Fue un mensaje? Sí. López ya había declarado. No quisieron evitar eso, sino dar un mensaje, no sólo a otros testigos, sino a la sociedad. Y al Gobierno también. Lo clave del juicio contra Etchecolatz es que dio por probado que en la Argentina hubo un genocidio y esa sentencia abre la puerta para juzgar hasta al último de los represores. De ahí viene el mensaje".
Kirchner y los Derechos Humanos. "La política del Gobierno hacia los organismos fue muy contundente. Kirchner asume un discurso con todas las reivindicaciones históricas. Pero la desaparición de López pone negro sobre blanco y demuestra que es sólo discurso. Kirchner dio pasos importantes para los objetivos de los organismos, pero no es suficiente. Sin embargo, a algunos referentes los convenció, hasta el extremo de Hebe, que dice que nos gobierna "un compañero". El secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, llegó a tocar timbre en la sede de una asociación justo un día que había reunión entre los organismos por el acto de la ESMA, con la intención de organizarlo en conjunto. Llegó sin invitación. Eso es una política agresiva. Hay organismos que acuerdan con esta política de derechos humanos y hay integrantes que están más adentro de la Casa Rosada que afuera. Y no responsabilizan al Gobierno de nada. Esa postura no resiste el análisis".
Entrevista a Adriana Calvo a 25 años de los juicios:
Fuente: Diario Clarín