Mostrando las entradas con la etiqueta Pedro Simoncini. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Pedro Simoncini. Mostrar todas las entradas

lunes, 31 de agosto de 2020

Pedro Simoncini 1923 - 2020

Pedro Simoncini falleció este sábado a los 97 años tras una larga carrera en la televisión rosarina y de Argentina. Nació en Nápoles (Italia), se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Cuando “Pietro” Simoncini dejó su Nápoles nativo por Argentina, en 1924, solo tenía un año. Sus padres decidieron regresar a Nápoles al año siguiente, para luego establecerse definitivamente en Buenos Aires en 1927. Aún Pietro no se había hecho ciudadano argentino hasta 1940 y recordaba: “Mis padres insistían en permanecer italianos. Ellos regresaron a Nápoles en 1925 para que mi hermano naciera allí.”

En 1943, Pietro, para entonces ya conocido como Pedro, era empleado del Banco Italiano en Buenos Aires, encargado de la tarea de pagarle el salario a la actriz y personalidad radial Eva Duarte (la futura Eva Perón) de parte del inmigrante búlgaro Jaime Yankelevich (1896/1952) propietario de Radio Belgrano. “Ella venía a mi oficina y yo verificaba su firma para que pudiera cobrar su salario”, recuerda Simoncini de Evita.

En 1949, Simoncini también estaba dedicado a las finanzas e inversiones de la Compañía de Jesús, grupo que además en 1957 decidió aplicar para una licencia gubernamental para operar como un canal de televisión. El líder de la Compañía de Jesús, Héctor N. Grandinetti, del Colegio del Salvador, reunió a 120 inversores para formar la Compañía Difusora Contemporánea (DiCon) y pidió autorización para explotar el Canal 11 (uno de las 7 frecuencias disponibles para el entonces naciente sector privado de TV argentino para competir con la televisora nacional, Canal 7). La gestión involucraba a 3 canales en Buenos Aires, dos en Córdoba y Mendoza.

Pedro Leda, de Ledalms Distribution, recuerda sobre el nacimiento de Canal 11: "Por razones lógicas, las negociaciones eran muy delicadas y se necesitaba a un buen diplomático. Los jesuítas enviaron a su asesor legal, Pedro Simoncini, a Nueva York. Ambas partes quedaron tan impresionadas por cómo Simoncini manejó las negociaciones que acordaron nombrarlo gerente general de Canal 11".

"Simoncini fue el encargado de mantener la armonía entre todos los inversores del Canal 11.(…) En efecto, Simoncini se convirtió en el primer manager de la televisora", recordó y agregó: "Con muy pocos fondos, la emisora tuvo que encontrar otros inversionistas para financiar la programación y como sabían que los canales de TV de Estados Unidos estaban buscando invertir en Sudamérica, Simoncini intentó con el único canal americano que no tenía una sociedad local: ABC. ‘Era la única manera de competir con el cubano trasplantado en Argentina, Goar Mestre (1912/1994)’, dijo Simoncini sobre su rival y compañero pionero de la televisión argentina.

Amadeo Grandinetti tiene una curiosa historia para contar. El hermano del padre jesuita Héctor Norberto Grandinetti, fundador de Canal 11, en su libro Dicon SA-Telefe, una historia que se las trae, donde relató cómo se transformó de exitoso empresario a hombre estafado por el Estado nacional. Grandinetti asegura que el Estado nunca le abonó las cerca de 10.000 acciones suyas de Telefe. Desde 1982, cuando se estatizaron los canales, los diferentes gobiernos vienen reconociendo la deuda, pero hasta ahora ninguno se hizo cargo de las acciones que quedaron en el camino.
Grandinetti contó que su hermano materializó en 1961 un sueño de muchos años, invirtiendo 10 millones de ese entonces en la fundación del canal. "Hasta el papa Juan Pablo II llegó a autorizarlo. Después, los trepadores inventaron Telerama, sigla que se comió a Dicon SA y Canal 11". Amadeo recuerda que "necesitábamos alguien que hablara bien inglés para realizar compras de equipos en Estados Unidos. Por eso se contactó a un muchacho que andaba casi en la ruina. Era Pedro Simoncini, quien luego fue nombrado apoderado del canal".

Amadeo Grandinetti puso un 10 por ciento de la inversión, y Simoncini fue abarcando cada vez mayor poder en la dirección. En un momento, Simoncini convocó a Grandinetti y le dijo que la TV ya no era negocio, que había que vender el canal y que ya había un comprador: el propietario de Crónica, Héctor Ricardo García, que adquirió el 97,74 por ciento de las acciones. El 2,26 por ciento restante lo mantuvieron Amadeo Grandinetti con 10.000 acciones, César Codebo (ya fallecido) con 2800 y 400 acciones a nombre del señor Santamaría. Cuando el gobierno de facto decidió estatizar los canales, pagó el 97,74 por ciento a García, pero obvió el resto.

Las privatizaciones del gobierno menemista volvieron a obviar el faltante: Grandinetti presentó entonces una impugnación de la venta. "Hubo una acción delictiva y manipuladora del ComFeR, ya que el presidente León Guinsburg no tomó en cuenta mi impugnación", dice. En esa privatización, el canal volvió a quedar en manos de Simoncini.

Simoncini estuvo desde el comienzo de las transmisiones de Canal 11 de Buenos Aires (en 1961), cuya Dirección General desempeñó hasta 1971. Entre 1974 y 1980 fue presidente de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA).

En una convención sobre televisión en 1963, Simoncini, destacó: "Buenos Aires será en el futuro, el centro productor y distribuidor de programas de televisión más importante de América Latina, contamos para ello con todas las circunstancias favorables, la televisión argentina tiene artistas populares, técnicos eficientes y hay un mercado internacional interesado en recibir o intercambiar programas, todo ello beneficiando en última instancia al televidente, al diversificar los esquemas de programación, basándolos con el toque internacional que las futuras transmisiones por medio de satélites habrán de consagrar definitivamente".

Simoncini subrayaba "Teleonce y sus hombres quieren participar en el futuro internacional de la televisión, como medio de difusión, nuestro canal mantendrá su puesto junto con las estaciones hermanas al lado de la civilización continental",

En su mensaje a la naciente industria audiovisual apuntó a "un mundo libre y democrático, aunque equipado con las armas necesarias para lucha por sus ideales y su subsistencia, creemos que es esencial para el futuro de ese mundo, que las estaciones de televisión, que son además de empresas comerciales, importantísimos medios de penetración y difusión de ideas, estén en manos de empresarios privados, unidos en el sentimiento común de una posición auténticamente democrática".

"Estamos preparándonos hoy para ser parte en la televisión del futuro, una televisión que excede los límites de cada país y tiene por limites el espacio infinito, Canal 11 en su esforzada proyección hacia delante, cuenta con el siempre renovado aporte de su equipo humano, su mejor capital y la eficiente cooperación de medios y muy buenos amigos, ustedes en primer término, amigos avisadores, y amigos publicitarios, los amigos de ABC. Internacional, todos juntos trabajaremos por una mejor televisión internacional que ciertamente contribuya a construir un mundo mejor, para nuestros hijos y descendientes", dijo para finalizar.

Canal 5 de Rosario, fue adjudicado por el Decreto N° 2938 de 1964, comenzando ese mismo año sus transmisiones. Desde su fundación y hasta el año 1998 perteneció a Radiodifusora de Rosario S.A. (Ra.De.R.), destacándose como socio mayoritario y Presidente de su directorio a Pedro Simoncini, junto a Ángel Cesaretti Monti, Roberto Lo Celso, Aurelio Compaired, entre otros, siendo los dos primeros quienes rigieron los destinos de Canal 5 hasta la transferencia del paquete accionario de la empresa licenciataria, ahora Compañía de Televisión del Atlántico, al grupo Televisión Federal SA.

Desde el 1975 (y hasta el 1998) fue presidente del Canal 5 de Rosario, y junto a otros empresarios fundó el 1989 Telefe (Televisión Federal S.A.) y fue el primer presidente de su directorio (1989-1993).

En 1977, la compañía norteamericana de transmisión, producción y distribución, Metromedia, nombró a Simoncini como representante de ventas para Argentina, Paraguay y Uruguay.

Paul Rich explicó: “Pedro era el representante de producción en Argentina de Metromedia durante los años en los que yo estaba a cargo de la compañía (1982/85). Junto a todos los representantes de ventas que tuvimos alrededor del mundo para ese momento -12 entre todos- él fue un hombre gentil, un feroz negociador y un agudo observador de nuestro negocio, totalmente leal. Me recordaba mucho a mi padre, quien como Pedro, tenía la misma seguridad y al mismo tiempo tenía un estilo cercano y cariñoso.

"Nuestra relación iba más allá de la televisión y las ventas; abarcaba política, religión, cultura y educación. Estaba totalmente enterado no solo de lo que pasaba en Sudamérica sino de lo que ocurría en Estados Unidos a todo nivel".

En 1978 dio otro paso muy importante con la creación de Programas Santa Clara, cuya función primordial era la de producir y distribuir ciclos educativos para la televisión. En esos tiempos, él se convirtió en el principal accionista y director del canal 5 de Rosario, y también formó parte de otras señales en provincias como Córdoba y Neuquén.

En marzo de 1980 Pedro Simoncini le da la bienvenida a la Ley de Radiodifusión de la dictadura:
Ley de radio y TV aciertos y errores
Escribe el doctor Pedro Simoncini
Después de cuatro años y medio de intenso trajinar en todos los niveles de la estructura administrativa del Estado, el Poder Ejecutivo ha sancionado la Ley de Radiodifusión. El proyecto que inicialmente remitiera a la CAL y al que nos referíamos en una nota anterior calificándolo de contradictorio, sufrió profundas modificaciones en ese organismo legislativo y aún más en los niveles de los secretarios de las fuerzas armadas y en la plataforma final de la Junta Militar.

La ley 22.285 conserva sin embargo algunos de sus vicios originales, aunque otros aspectos negativos de fondo hayan sido eliminados, tales como el de la comercialización del Servicio Oficial de Radiodifusión y de las emisoras provinciales y municipales. Se materializa así, entre los aspectos positivos, la aplicación práctica del reiteradamente invocado principio de la subsidiariedad, al disponerse que ninguna de las emisoras estatales podrá transmitir en el futuro publicidad comercial en competencia con la actividad privada, con las solas excepciones -criticables por cierto- de ATC y los canales de televisión universitarios. La nueva ley incorpora por primera vez el principio de multiplicidad de licencias, en virtud de la cual cada futuro permisionario podrá ser titular de hasta cuatro estaciones de radio y televisión o mezcla de ambas, de las cuales, una necesariamente deberá estar ubicada en zona de fomento o frontera.

Debe considerarse una positiva e innovadora norma la incorporación, por primera vez, de dos representantes privados, uno por radio y otro por televisión, al directorio del nuevo Comité Federal de Radiodifusión, (ComFeR) que estará integrado, además, por tres representantes de cada una de las Fuerzas Armadas, uno de la Secretaría de Información Pública y otro de la Secretaría de Comunicaciones.

Entre otros aspectos la ley fija un severo mecanismo de sanciones, brinda un especial régimen promocional para los doblajes de series que se efectúan en el país, incorpora el sistema novedoso del concurso abierto y permanente y asegura la libertad de información que "tendrá como únicos límites los que surjan de la Constitución Nacional y de esta ley". Este somero análisis no sería completo sin señalar alguno de los ingredientes negativos. Será motivo de una seria preocupación para el sector privado el injustificado incremento de la tasa actual de gravamen y la sustitución como base imponible de ese gravamen de los ingresos brutos por la facturación bruta. Por si fuera poco se han derogado las exenciones impositivas que el decreto ley 15.450/57, sancionado por la Revolución Libertadora, que concedía a la radiodifusión en compensación del gravamen que se le fijaba, y de la obligatoriedad de poner a disposición del Estado, sin cargo, determinada cantidad de tiempo de las emisoras, cantidad que ahora la nueva ley incrementa sustancialmente.

No obstante, globalmente consideradas, las nuevas normas constituyen una plataforma suficiente como para que a partir de ellas, pueda ponerse en marcha el proceso de reestructuración de la radiodifusión nacional y su indispensable aggiornamiento conceptual, técnico y operativo. Todo dependerá de una condición esencial: la real vocación del gobierno y sus funcionarios para que el proceso de privatización se cumpla en los 36 meses que la misma ley fija. En tal sentido la Ley 22.285 adquiere el valor de una esperanza que no se repita las negativas experiencias del pasado respecto a las leyes, resoluciones y concursos que nunca se cumplieron y se pueda finalmente estructurar una radiodifusión a la altura de la evolución tecnológica en la década del ´80. Al gobierno y el sector privado le corresponde la irrenunciable responsabilidad común de qué no se de que nos esterilicé esta nueva esperanza.
*Presidente de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas ATA y presidente de Canal 5 de Rosario
La censura a La marca del deseo
Pedro Simoncini, fue muy crítico con las aperturas que se dieron en medios y con algunos temas en particular expresó que para una apreciación crítica de los medios hace falta entender el proceso televisivo, con educación y tiempo, pero advirtió que, en tanto, "la sociedad sigue siendo apabullada por una descarga permanente de elementos inconvenientes para su salud física, intelectual y moral" y quizá valga esta apreciación a uno de los primeros hechos de censura en Telefe: el levantamiento de la miniserie "La marca del deseo", que tenía como protagonistas a Gerardo Romano y Sandra Ballesteros, y que prometía una alta dosis de contenido sexual para la época, vale recordar que Canal 5 de Rosario fue el primero en levantar la miniserie.

En esa oportunidad le respondió a Gerardo Romano, a quién no conocía personalmente, y le dijo que estaban "profundamente desinformados, desde hace más de un año no pertenezco al directorio de Telefe", y contó que su "condición de presidente de Canal 5 de Rosario", cuando llegó de Estados Unidos, tomó un avión para viajar a Rosario a participar en la inauguración del Telecentro de Comunicaciones de Canal 3. Allí recibió la información "de la reacción que la televisación del programa había tenido en nuestra audiencia en Rosario, de los llamados telefónicos de las personas que habían ido directamente a contactar a nuestros funcionarios para señalarles su sorpresa, su desazón por el hecho de que ese programa se hubiese televisado, aunque estaba fuera del horario de protección al menor".

Además, recordó que no conocía la decisión que tomaría Telefe: "y lo que se trata de presentar como un acto de censura o de autocensura, es al contrario, aquí se está tratando de confundir a la opinión pública y al público en general estamos en presencia del auténtico ejercicio de la libertad, de la libertad más absoluta, un ejercicio responsable de la libertad", dijo y puntualizó "Nosotros cuando nos reunimos el lunes 19, a las cinco de la tarde, nos sentamos alrededor de una mesa funcionarios y directores para decidir que íbamos a hacer, frente a la situación que se planteaba frente al programa, nosotros no teníamos la más mínima idea de las intenciones o ideas que plantearía Telefe, tomamos la decisión de levantarlo por nosotros mismos, frente a la responsabilidad que nos cabe, profesional y legalmente como permisionarios de una onda de televisión".

Y abundó: "No nos llamó ningún funcionario, tampoco monseñor Antonio Quarracino, arzobispo de Buenos Aires, ni ninguna figura de la iglesia católica para indicarnos que dejáramos de lado el programa. Y tampoco calificamos el programa, solo lo levantamos por qué no encuadra dentro de la filosofía de programación y de nuestra empresa. Lo que hicimos es ejercer nuestra propia libertad", aseguró el titular de Canal 5 de Rosario.

Simoncini también criticaba al ente regulador, el ComFeR, por que ante las sanciones que imponen a medios: "nunca han pagado las multas impuestas, se han canjeado por segundos de publicidad para el Estado o han prescripto en los vericuetos administrativos o judiciales".

Le preguntaron a Simoncini que le agregaría a la televisión para que cumpla con un objetivo social: "A la televisión le faltan contenidos que respeten los principios, que impulsen valores, que utilicen adecuadamente el lenguaje, que no hagan de lo que son expresiones excepcionales el lenguaje común, que no digan que le ofrecen a la gente lo que la gente quiere porque para que la gente exija algo mejor, hay que ofrecerle algo mejor. No se le puede dar a elegir a la gente entre programas malos y menos malos porque está demostrado que los televidentes saben apreciar la buena programación. Lo pornográfico, lo chabacano y lo insultante a veces puede tener más atracción pero ahí está la responsabilidad del emisor que son previlegiados por haberles otorgado esa licencia que no se las dan a cualquiera".

"Yo siempre veo con un dejo de dolor la tremenda capacidad que muestran los Suar, los Tinelli y los Yankelevich. Y pienso si esa capacidad espectacular estuviese aplicada debidamente en un contenido formativo, sería muy bueno. Creo que hay una responsabilidad compartida de los permisionarios, los avisadores y del Estado", sostuvo y apuntó "El concepto básico era el cuidado del televidente, que hoy está muy dejado de lado".

En el marco de un debate sobre televisión educativa Simoncini, presentó un video donde pudo apreciarse que, "dentro del horario de protección al menor, existen promociones de programas con lenguaje vulgar y escenas de alto voltaje erótico".
Gustavo Yankelevich, director de programación del once desde 1989, continúo cumpliendo ese cargo cuando la señal se reconvirtió a Telefe, y trabajó codo a codo con Simoncini. En diálogo con La Nación, recordó una instancia muy importante que compartió con él, y que marcó el voto de confianza que Simoncini le depositó al confiarle la continuación en su cargo. Sobre ese momento, Yankelevich relató:"Tengo muchos recuerdos del Doctor Simoncini, pero siempre me detengo en uno que no tiene que ver con la trayectoria o la personalidad de Don Pedro, pero que lo tengo muy presente. Cuando estaban los accionistas decidiendo a qué profesional iban a elegir para programar y dirigir artísticamente canal once, que un poco más adelante lo convertiríamos en Telefe, me convocaron a una reunión el 1 de enero de 1990, a las 11. Fue precisamente en la casa de Simoncini, con la presencia de Anibal Vigil, Francisco Soldati y Avelino Porto, y el objetivo de la reunión era para avanzar con la posibilidad que yo sea el elegido. Ese es un gran y grato recuerdo para mí, que a partir de ese día tuve la oportunidad de compartir tan buenos e importantes momentos con Pedro Simoncini".

Desde 1994 se incorporó a Educable, primer servicio privado Multimedia de Educación a distancia. Y en 1998 lanzó en Internet el portal educativo Contenidos.com. en 1992 lanzó TV Quality, el primer canal de documentales producido para cables de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, que en septiembre 2000 fue adquirida por HBO LatAm, Ole Communications (Enrique Cuscó) y A&E, para que fuera la plataforma de History Channel para toda la región.

Recibió numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el Premio Konex en 1987, un doctorado Honoris Causa por la Universidad Católica de Salta, un lugar en la Academia Nacional de Educación, otro en el Instituto Internacional de Comunicaciones de Londres y otro en la Academia de Ciencias y Artes de la TV de Estados Unidos. También recibió el Martín Fierro a la Trayectoria (1998) y el Golden Brain a la Trayectoria Publicitaria (2005), entre otras distinciones nacionales e internacionales, públicas y privadas.

Simoncini tenía su oficina en la Avenida Belgrano, de Buenos Aires: "Vengo a la oficina solo por las mañanas y vengo acompañado porque no me siento bien y desde el año pasado no puedo manejar. Nunca me imaginé que ser viejo fuera tan duro”, confesó en 2017.

Por esos años él estaba dedicado exclusivamente al contenido educativo, “que ha sido siempre mi pasión”, destaca. Se retiró del sector de la TV comercial en 1993 para concentrarse en la producción de programas educativos, y aún es miembro activo de la Academia Nacional de Educación.

Además de su reconocida trayectoria, a lo largo de su vida se comprometió con diversas causas solidarias y de bien público a través de la Fundación Compromiso, la Fundación Leer, el Ejército de Salvación, el Fondo Nacional de las Artes y la Fundación Vida Silvestre.

Simoncini y la Televisión Pública: Qué hacer con Canal 7. Frustraciones eternas
Escribió en La Nación el 16 de Junio de 2004:
Resulta casi increíble que después de más de medio siglo de existencia -recordemos que Canal 7 inició sus transmisiones el 17 de octubre de 1951- aún se está discutiendo qué estructura debería tener, cuáles serían sus funciones y cómo debiera financiarse.

Nuestra incapacidad para resolver ese problema de claro interés nacional indica que a ninguno de los múltiples y variados gobiernos que tuvimos en las últimas cinco décadas le interesó encuadrar a Canal 7 en sus funciones específicas. Es inútil pues todo análisis, discusión o propuesta, si previamente no se tiene la decisión política irrevocable de que nuestra principal emisora estatal, como cabecera del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) sea puesta al servicio del país, en el campo de la información del Estado y de la difusión cultural y educativa, profesionalmente organizada en la dependencia que le corresponda y sin actividad publicitaria, que nunca pudo resolver su sostenimiento y, en muchos casos, actuó por el contrario, como un elemento deformante del accionar del canal.

La falta de vocación política para insertar a Canal 7 en nuestra comunidad es fuente de la desazón que se experimenta viendo al Estado argentino malograr el instrumento de comunicación audiovisual más poderoso de la época moderna. Así también se esterilizan, en gran parte, los esfuerzos de productores, elencos, técnicos y colaboradores, que han desfilado, década tras década, por el canal. Todo ello al costo de miles de millones de pesos de fondos del Tesoro Nacional, producto de los impuestos pagados por los argentinos.

Las áreas prioritarias de los contenidos de Canal 7 son claramente: información, cultura y educación. Sin dejar de reconocer la necesidad de su participación en la difusión informativa de la actividad del Estado, ella deberá ser solamente el complemento de los contenidos que emitan el canal estatal y demás emisoras componentes del SOR, destinados a la difusión del patrimonio cultural y las aplicaciones a servicios de educación a distancia, promoción de la lectura y cursos en general.

¡No podemos seguir proyectando o conversando para que todo siga igual! Decidamos de una vez qué clase de Canal 7 queremos tener, para qué y cómo sostenerlo. Disponemos de la estructura básica necesaria, con cobertura nacional, así como de productores y docentes especializados y personal idóneo para su operación. Falta el impulso movilizador para esta potencial riqueza audiovisual, casi totalmente desaprovechada en los 53 años transcurridos de frustrantes experiencias.
Sin competencia
En los 90 un grupo de compañeros y compañeras de Aire Libre, Radio Comunitaria decidimos incursionar en la tele. Con el paso de los días logramos poner al aire "Oeste Televisión Comunitaria" (OTVC), cuya producción la hicimos en la EPCTV (Escuela Provincial de Cine y TV).

Salimos en un horario donde la tele local no aparecía, domingo de 12 a 17 hs. (los locales emitían de 17 a 0, para ahorrar energía). Un compañero de la EPCTV trabajaba en un cable y tomó por aire la señal y reemplazó el código de barras de un canal local por OTVC, en Aire cortamos la transmisión por que las interferencias (por la baja potencia del transmisor de la tele) hacía que se viera en la zona de la radio con mucha lluvia.

Nélida Argentina Zenón, chamamecera y gran difusora del folclore, tenía un programa en la AM LT3 y allí le había hecho mucha publicidad al canal, dónde tenía su programa. Un día antes un directivo de la radio la amenazó si no daba nombres de quién estaba detrás del canal se quedaba sin programa. El respondía a un pedido de Pedro Simoncini y Cesaretti Monti de Canal 5. Y ante la negativa, Nélida se quedó fuera de la AM!

Las amenazas empresarias, el activo trabajo de las fuerzas de seguridad que buscaban la planta transmisora de la señal para incautar los equipos, todo eso contribuyó al cierre de esta iniciativa.

Cargos
Pedro Simoncini fue exdirector del Fondo Nacional de las Artes; miembro vitalicio del Consejo Internacional de la Academia de Ciencias y Artes de la Televisión (Estados Unidos); del Instituto Internacional de Comunicaciones (Londres) y de la Academia Nacional de Educación, Argentina.

Ver más: La historia del hombre al que le compraron un canal sin pagarle; Pedro Simoncini en el Salón de la Fama

Fuentes: Señales, Pavón 2444, Mis Treinta Años en Teleonce de Julio Pastega, La Nación, Somos, PáginaI12, The Daily Television

viernes, 3 de noviembre de 2017

Pedro Simoncini en el Salón de la Fama

Para su edición de Natpe Miami, VideoAge viajó al Cono Sur para visitar a uno de los pioneros de la televisión más queridos de América Latina, y posiblemente del mundo, Pedro Simoncini.

Nacido en Italia y criado en Argentina, este emprendedor de los medios de comunicación tiene 94 años y todavía va a su oficina todos los días. Como fundador, no es solo es ilustrativo de la historia del Telefe Argentina, sino de la historia de la industria de la TV en su conjunto en ese país.

Simoncini ha tenido una extensa carrera en la industria. Ha estado involucrado durante años con Canal 11 en Buenos Aires, que comenzó en 1957 y que luego se transformó en Telefe en 1989, bajo su apuntalamiento y también en la creación de Canal 5 de Rosario, fundado en 1964.

La historia de Simoncini que se desarrollará en las páginas de VideoAge en NATPE Miami, será rica en drama (los militares tomarán las estaciones de TV de Buenos Aires), intriga financiera (haciendo que 120 inversionistas diferentes acuerden una estrategia unificada), diplomacia internacional (obtener que la americana ABC-TV se involucre), armonía religiosa (una estación de TV propiedad de los jesuitas compitiendo con canales de TV de propiedad judía), decisiones históricas (como la selección del estándar de TV en color) y políticas (lidiando con la amante y esposa eventual del líder argentino, Juan Perón, Evita Perón).

Pedro Simoncini: Un pionero que amaba distribuir programas de TV educativos

Pedro Simoncini es conocido a nivel internacional, en Estados Unidos y en Argentina, por su condición de pionero de la televisión. Sin embargo, su ambición inicial fue simplemente producir y distribuir programas de TV educativos, que comenzó a hacer en Buenos Aires con Programas Santa Clara. Eso aconteción en el mismo tiempo en el que comenzó a acudir a MIPTV, festival al que llevaba a su hija Karin.

A inicios de 1964, Simoncini fue de los primeros hombres de la televisión que asistió a los ahora llamados L.A. Screenings.

En aquellos años, 1974-1980 específicamente, Simoncini trabajó como presidente de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas, representando los intereses de su propio canal, Canal 5, en la ciudad de Rosario (aun cuando su número mágico siempre había sido el 11, como en Teleonce) y luego, Telefe. Pero sigamos con una pequeña historia anterior.

Cuando “Pietro” Simoncini dejó su Nápoles nativo por Argentina, en 1924, solo tenía un año. Sus padres decidieron regresar a Nápoles al año siguiente, para luego establecerse definitivamente en Buenos Aires en 1927. Aún Pietro no se había hecho ciudadano argentino hasta 1940 y recordaba: “Mis padres insistían en permanecer italianos. Ellos regresaron a Nápoles en 1925 para que mi hermano naciera allí.”

Al principio no había nada que indicara que se convertiría en uno de los pioneros de la TV argentina, generando exitosamente canales locales de televisión, y creando, en 1989, Telefe, una de las dos estaciones de televisión más importantes en Argentina.

En 1943, Pietro, para entonces ya conocido como Pedro, era empleado del Banco Italiano en Buenos Aires, encargado de la tarea de pagarle el salario a la actriz y personalidad radial Eva Duarte (la futura Eva Perón) de parte del inmigrante búlgaro Jaime Yankelevich (1896/1952) propietario de Radio Belgrano. “Ella venía a mi oficina y yo verificaba su firma para que pudiera cobrar su salario”, recuerda Simoncini de Evita.

VideoAge se encontró con Simoncini en septiembre pasado en su oficina en la Avenida Belgrano, en la capital argentina. “En estos días vengo a la oficina solo por las mañanas y vengo acompañado porque no me siento bien y desde el año pasado no puedo manejar. Nunca me imaginé que ser viejo fuera tan duro”, confesó.

Ahora Simoncini está dedicado exclusivamente al contenido educativo, “que ha sido siempre mi pasión”, destaca. Se retiró del sector de la TV comercial en 1993 para concentrarse en la producción de programas educativos, y aún es miembro activo de la Academia Nacional de Educación.

En 1949, Simoncini también estaba dedicado a las finanzas e inversiones de la Compañía de Jesús, grupo que además en 1957 decidió aplicar para una licencia gubernamental para operar como un canal de televisión. El líder de la Compañía de Jesús, Héctor N. Grandinetti, del Colegio del Salvador, reunió a 120 inversores para formar la Compañía Difusora Contemporánea (DiCon) y pidió autorización para explotar el Canal 11 (uno de las 7 frecuencias disponibles para el entonces naciente sector privado de TV argentino para competir con la televisora nacional, Canal 7). La gestión involucraba a 3 canales en Buenos Aires, dos en Córdoba y Mendoza.

La transmisión regular en Argentina había comenzado en 1951 con el Canal 7, que fue desarrollado por Radio Belgrano (Yankelevich) y patrocinado por la entonces jefa de-facto, Evita Perón. Luego del golpe militar de 1955 (Revolución Libertadora) que envió a Juan Perón al exilio, Canal 7 se convirtió -y es hasta el día de hoy- en un canal de TV gubernamental.

Canal 7 fue rebautizado como Argentina Televisora Color (ATC) en 1979 luego de proveérsele la transmisión a color para la Copa Mundial de Fútbol celebrada en Argentina. Sin embargo, ATC solo transmitió un juego en colores. Las transmisiones regulares a colores no comenzaron sino hasta 1980 y usaban un sistema estándar PAL modificado.

Se abrió un debate para seleccionar el estándar de la televisión a color, pero en contra de la sugerencia de los técnicos, se optó por un híbrido alemán del sistema PAL por sobre el sistema americano NTSC. Un estándar PAL modificado fue el elegido por la presión de la Cámara de la Industria de Artículos Electrónicos en Argentina (CADIE), que no quería televisores importados de Alemania o de Estados Unidos. Y todas las estaciones de televisión adoptaron ese sistema estándar.

Luego de las elecciones democráticas de 1958, el presidente Arturo Frondizi abrió las estaciones privadas, un proceso que había comenzado dos años antes el entonces presidente, Pedro Aramburu, de la Revolución Libertadora.

Simoncini fue el encargado de mantener la armonía entre todos los inversores del Canal 11, personas que según él recuerda “vieron el canal más que todo como la llamada a la fama para sus esposas e hijos”. En efecto, Simoncini se convirtió en el primer manager de la televisora. Debido a conflictos internos, Canal 11 fue el último de los tres canales de Buenos Aires en salir al aire. Lo hizo en 1961 y fue bautizado Teleonce.

Con muy pocos fondos, la emisora tuvo que encontrar otros inversionistas para financiar la programación y como sabían que los canales de TV de Estados Unidos estaban buscando invertir en Sudamérica, Simoncini intentó con el único canal americano que no tenía una sociedad local: ABC. CBS ya estaba asociado con Canal 13 y Ricardo Pueyrredón, quien se asoció con Goar Mestre. NBC estaba aliado con Canal 9 e Ildefonso Recalde, quien lo tomó del inmigrante alemán Kurt Lowe.

“Era la única manera de competir con el cubano transplantado en Argentina, Goar Mestre (1912/1994)”, dijo Simoncini sobre su rival y compañero pionero de la televisión argentina.

Sin embargo, como el gobierno argentino no permitía a compañías extranjeras entrar como accionistas del canal de TV, DiCon y ABC crearon Telerama, una compañía externa para programación y publicidad. Trucos similares fueron practicados por Canal 13 y CBS con Proartel, y Canal 9 y NBC con Telecenter.

Por ejemplo, en el caso de Proartel, cuando se le cobraba el tiempo en aire a las agencias de publicidad, recibían dos facturas: una de Proartel y la otra de Río de la Plata, que era la licencia de Canal 12. Mestre aún era ciudadano cubano, así que él solo podía controlar Proartel.

Igualmente, Michael J. Solomon, para el momento ejecutivo de ventas de contenido en MCA-Universal, recuerda que todas las facturas por adquisición de contenidos para Canal 11 iban a Telerama, que, según confirmó Simoncini, pertenecía en un 90% a ABC.

En este punto, un factor social contribuyó en la carrera de Simoncini. Los jesuítas se sintieron intimidados por el hecho de que ambos, Canal 9 y Canal 13, propiedad de judíos argentinos, se habían asociado con los canales norteamericanos iniciados por judío-americanos. El único socio posible que quedaba era el canal judío ABC.

Pedro Leda, de Ledafilms Distribution, recuerda: “Por razones lógicas, las negociaciones eran muy delicadas y se necesitaba a un buen diplomático. Los jesuítas enviaron a su asesor legal, Pedro Simoncini a Nueva York. Ambas partes quedaron tan impresionadas por cómo Simoncini manejó las negociaciones que acordaron nombrarlo gerente general de Canal 11”.

También ayudó que Simoncini hablara inglés (que aprendió en el colegio) y que era un buen abogado, versátil y hábil negociando. A ello había que sumarle su excelente español, “algo de francés” e italiano perfectamente sin acento napolitano porque, según aclara, “mi madre era de la Toscana y hablábamos buen italiano en casa.”

Leda continúa: “Canal 11 no era el número uno en Buenos Aires, pero era el más rentable por sus costos limitados. Su programación estaba esencialmente basada en series y películas de ABC, más noticias, shows de entretenimiento y series dramáticas locales. Las telenovelas no eran un género dominante para ese momento.”

En 1970, una combinación de hechos, como el cambio de gerencia de ABC International (de Don. W. Coyle a Dick O´Leary), y la nueva inestabilidad política en Argentina (con tres presidentes diferentes desde junio de 1970 a marzo de 1971), llevó a la venta de Canal 11 a Héctor Ricardo García de Editorial Sarmiento. Simoncini se unió a otros proyectos. (ABC había comenzado su división internacional bajo la dirección de Coyle en 1958)

El nexo con ABC permitió que Simoncini y otros productores latinoamericanos comenzaran a acudir a L.A. Screenings en 1964 cuando Michael J. Solomon, quien se acababa de unir a MCA (ahora NBCUniversal) se aproximó a Jack Singer en Nueva York. Singer era el responsable de programar muchos canales de TV que ABC controlaba y además le reportaba a Coyle. Solomon le pidió a Singer si podía invitar a los gerentes de una decena de canales que ABC manejaba en Latinoamérica a los estudios de MCA en Los Angeles para proyectar y comprar los nuevos shows que MCA estaba produciendo, sobre todo para ABC.

En 1973, todos los canales de Buenos Aires y unos pocos del interior del país fueron nacionalizados en el tiempo en el que Juan Perón regresó como presidente por tercera vez. Los dueños fueron compensados por los militares, quienes mandaban antes de perón.

Con el retorno de la dictadura militar (Proceso de Reorganización Nacional) en 1976, Canal 13 fue puesto a disposición de la Marina, Canal 9 bajo órdenes de la armada, y Canal 11 asignado a la fuerza aérea.

Recuerda Leda: “Los militares estaban en todos los canales, vestidos de civiles, y ocasionalmente en uniformes. Cada uno de los tres canales tenía un gerente civil a cargo de la producción, adquisiciones, programación y horarios, hombres con previa experiencia televisiva que reportaban a los interventores militares. Y luego, los interventores reportaban a otra entidad radial y televisiva más alta que también era manejada por militares”.

En 1977, la compañía norteamericana de transmisión, producción y distribución, Metromedia, nombró a Simoncini como representante de ventas para Argentina, Paraguay y Uruguay.

Paul Rich explicó: “Pedro era el representante de producción en Argentina de Metromedia durante los años en los que yo estaba a cargo de la compañía (1982/85). Junto a todos los representantes de ventas que tuvimos alrededor del mundo para ese momento -12 entre todos- él fue un hombre gentil, un feroz negociador y un agudo observador de nuestro negocio, totalmente leal. Me recordaba mucho a mi padre, quien como Pedro, tenía la misma seguridad y al mismo tiempo tenía un estilo cercano y cariñoso.

“Nuestra relación iba más allá de la televisión y las ventas; abarcaba política, religión, cultura y educación. Estaba totalmente enterado no solo de lo que pasaba en Sudamérica sino de lo que ocurría en Estados Unidos a todo nivel.”

Con el regreso de la democracia en 1983, el presidente Raúl Alfonsín le retornó la licencia del Canal 9 a su anterior dueño, Alejandro Romay en 1984. Canal 11 y Canal 13 permanecieron como canales del gobierno hasta 1989. Cuando el próximo presidente, Carlos Menem reprivatizó los canales de televisión, Canal 13 fue a manos de Clarín y Canal 11 a la Editorial Atlántida (en 1971, Atlántida había adquirido Canal 13 que fue nacionalizado dos años más tarde.) Clarín apostó por ambos, creando la compañía Artear y compitiendo por Canal 11 y 13. Finalmente tuvo que elegir uno, quedándose con Canal 13.

Mientras tanto, en 1972, Simoncini se convirtió en accionista, y en 1975, el mayor accionista (70%) junto con el presidente de Canal 5 (de Rosario) y en accionista minoritario en otros canales en Córdoba, Resistencia y Neuquén. Aquellos canales, recuerda Simoncini, no estaban estatizados. Canal 5 fue fundado en Rosario, la tercera ciudad más grande del país en 1964, para retransmitir los programas del canal del estado, Canal 7, de Buenos Aires.

Según Pedro Leda: “Simoncini reconoció la importancia de crear un canal de TV que incluyera nuevos canales de aire con licencia y del interior y obtuvo acuerdos exitosos con canales locales en varios ciudades de Argentina. Estos acuerdos permitieron que las televisoras locales compitieran en sus mercados al recibir la programación y el estilo de Canal 11”.

En 1989, agrupó Canal 5 y otros en los que tenía inversión con Canal 11 en Buenos Aires (que acababa de ser privatizado –el gobierno se lo había apropiado en 1974) para formar Televisión Federal S.A. o Telefe, el cual, según Simoncini aclaró “no significaba Tele Fede (Fe) ni era una televisora católica (Canal 11 había sido siempre vinculado a los jesuitas) sino Televisión Federal, puesto que cubría mucho del país. "Sin embargo, nuestro slogan era 'El canal de la familia'", recuerda Simoncini

Para ese tiempo, Telefe tuvo como sus mayores accionistas a los socios de Televisoras Provinciales (con un 30%), incluyendo: Canal 8, Mar de Plata; Canal 8, Tucumán; Canal 9, Bahía Blanca; Canal 11, Salta; Canal 13, Santa Fe; el canal de Simoncini, Canal 5, Rosario; Canal 8, Córdoba y Canal 7, Neuquén. Editorial Atlántida tenía el 14%.

Simoncini era el director de Televisoras Provinciales y controlaba sus propios intereses a través de Rader, una compañía que en 1998 fue adquirida por Compañía de Televisión del Atlántico.

Este pionero de la TV argentina recordó que los afiliados podían haber sido 10 canales de TV y que todos pagaban para llevar programas de Canal 11 en Buenos Aires, bajo la marca Telefe. Los afiliados, a su vez, harían dinero llenando los espacios vacíos entre los programas con comerciales locales.

Los afiliados retransmitían Canal 11 de Buenos Aires con contenidos viejos, a veces hasta con una semana de retraso (con la excepción de noticieros que eran de transmisión simultánea).

En efecto, 29 años luego de crear armonía entre los 120 inversores de Canal 11 en Buenos Aires, Simoncini regresó a Canal 11 con la tarea de reunir un número similar de socios para crear Telefe con Canal 11 en Buenos Aires como el canal insignia.

Con Simoncini como líder, Telefe comenzó a producir series de televisión, incluyendo telenovelas, exportándolas a Uruguay (Canal 4 y Canal 12). Se retiró en 1993, y cinco años más tarde el canal fue vendido a Telefónica de España. Hoy, Telefe está en manos de Viacom.

Para ese tiempo (y aún en la actualidad) Telefe era propietario y operaba 9 canales locales de televisión; además de que continúa teniendo 9 afiliados que ayudan a alcanzar el 95% de los hogares con televisión del país y todo el resto de TV vía cable y satélite.

Simoncini se retiró, pero solo del sector comercial, porque en 1992 fundó TV Quality, una compañía de producción para programas educativos, lo que marcó su retorno a su primer amor. En 1994, esto complementó otra de sus creaciones, Educable, que distribuye programas culturales y educativos a varios canales de cable en acuerdo con la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC).

Según él, “la diferencia entre programas culturales y educativos es que “cultural” incluye elementos educativos, mientras que “educativos” son solo una herramienta de enseñanza”.

Justo antes de abandonar Telefe, Simoncini se convirtió en presidente de la Fundación Compromiso, una asociación de compañías sin fines de lucro, una posición que mantuvo hasta el año 2000.

La única hija de Simoncini, Karin, comenzó su carrera en televisión luego de la universidad en 1992, en Teleinterior, una compañía distribuidora de contenidos y dos años más tarde se unió a su padre en TV Quality. En el año 2000, se fue a trabajar para National Geographic en Washington, D.C. y en 2010 para Fox Channels en Australia. Desde 2014 ha estado en ZooMoo Networks como directora de programación.

De aquellos años con su padre, Karin recuerda: “Era un jefe fuerte, pero inspirador. Lo que más admiré de él era su genialidad”.
En la foto: Pedro Simoncini con el autor de la nota, Dom Serafini, en Buenos Aires
Fuente: The Daily Television

miércoles, 16 de junio de 2004

Qué hacer con Canal 7: Frustraciones eternas

Por: Pedro Simoncini*
Resulta casi increíble que después de más de medio siglo de existencia -recordemos que Canal 7 inició sus transmisiones el 17 de octubre de 1951- aún se está discutiendo qué estructura debería tener, cuáles serían sus funciones y cómo debiera financiarse.

Nuestra incapacidad para resolver ese problema de claro interés nacional indica que a ninguno de los múltiples y variados gobiernos que tuvimos en las últimas cinco décadas le interesó encuadrar a Canal 7 en sus funciones específicas. Es inútil pues todo análisis, discusión o propuesta, si previamente no se tiene la decisión política irrevocable de que nuestra principal emisora estatal, como cabecera del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) sea puesta al servicio del país, en el campo de la información del Estado y de la difusión cultural y educativa, profesionalmente organizada en la dependencia que le corresponda y sin actividad publicitaria, que nunca pudo resolver su sostenimiento y, en muchos casos, actuó por el contrario, como un elemento deformante del accionar del canal.

La falta de vocación política para insertar a Canal 7 en nuestra comunidad es fuente de la desazón que se experimenta viendo al Estado argentino malograr el instrumento de comunicación audiovisual más poderoso de la época moderna. Así también se esterilizan, en gran parte, los esfuerzos de productores, elencos, técnicos y colaboradores, que han desfilado, década tras década, por el canal. Todo ello al costo de miles de millones de pesos de fondos del Tesoro Nacional, producto de los impuestos pagados por los argentinos.

Las áreas prioritarias de los contenidos de Canal 7 son claramente: información, cultura y educación. Sin dejar de reconocer la necesidad de su participación en la difusión informativa de la actividad del Estado, ella deberá ser solamente el complemento de los contenidos que emitan el canal estatal y demás emisoras componentes del SOR, destinados a la difusión del patrimonio cultural y las aplicaciones a servicios de educación a distancia, promoción de la lectura y cursos en general.

¡No podemos seguir proyectando o conversando para que todo siga igual! Decidamos de una vez qué clase de Canal 7 queremos tener, para qué y cómo sostenerlo. Disponemos de la estructura básica necesaria, con cobertura nacional, así como de productores y docentes especializados y personal idóneo para su operación. Falta el impulso movilizador para esta potencial riqueza audiovisual, casi totalmente desaprovechada en los 53 años transcurridos de frustrantes experiencias.
El autor fue fundador de Canal 5 de Rosario y uno de los impulsores de Telefe
Fuente: Diario La Nación

martes, 23 de noviembre de 1999

La historia del hombre al que le compraron un canal sin pagarle

Amadeo Grandinetti reclama desde 1982 un dinero que le corresponde por la venta de Canal 11 al Estado. Le dicen que tiene razón pero no le pagan

Amadeo Grandinetti tiene una curiosa historia para contar. El hermano del padre jesuita Héctor Norberto Grandinetti, fundador de Canal 11, está terminando el libro Dicon SA-Telefe, una historia que se las trae, donde relata cómo se transformó de exitoso empresario a hombre estafado por el Estado nacional. Grandinetti asegura que el Estado le debe alrededor de 3 millones de dólares, precio que valdrían hoy las cerca de 10.000 acciones suyas de Telefe que nunca le fueron liquidadas. Desde 1982, cuando se estatizaron los canales, los diferentes gobiernos vienen reconociendo la deuda, pero hasta ahora ninguno se hizo cargo de las acciones que quedaron en el camino. "Los medios de comunicación hacen oídos sordos cuando envío cartas", se queja Grandinetti, que tiene 79 años y espera que el gobierno electo pueda resolver el conflicto.

Grandinetti cuenta que su hermano materializó en 1961 un sueño de muchos años, invirtiendo 10 millones de ese entonces en la fundación del canal. "Hasta el papa Juan Pablo II llegó a autorizarlo. Después, los trepadores inventaron Telerama, sigla que se comió a Dicon SA y Canal 11." Amadeo recuerda que "necesitábamos alguien que hablara bien inglés para realizar compras de equipos en Estados Unidos. Por eso se contactó a un muchacho que andaba casi en la ruina. Era Pedro Simoncini, quien luego fue nombrado apoderado del canal".

Amadeo Grandinetti puso un 10 por ciento de la inversión, y Simoncini fue abarcando cada vez mayor poder en la dirección. En un momento, Simoncini convocó a Grandinetti y le dijo que la TV ya no era negocio, que había que vender el canal y que ya había un comprador: el propietario de Crónica, Héctor Ricardo García, que adquirió el 97,74 por ciento de las acciones. El 2,26 por ciento restante lo mantuvieron Amadeo Grandinetti con 10.000 acciones, César Codebo (ya fallecido) con 2800 y 400 acciones a nombre del señor Santamaría. Cuando el gobierno de facto decidió estatizar los canales, pagó el 97,74 por ciento a García, pero obvió el resto.

En agosto de 1982, la Dirección General de Fiscalización y Control de Gestión consideró que debía pagarse 26.500 dólares a Grandinetti, debido a la compra que el Estado había hecho de Dicon Difusión Contemporánea S.A., que luego se transformaría en Telefé. Tiempo después, la Inspección General de Justicia y el Ministerio de Economía de la Nación también reconocieron la obligación del Estado de pagar la deuda. Las privatizaciones del gobierno menemista volvieron a obviar el faltante: Grandinetti presentó entonces una impugnación de la venta. "Hubo una acción delictiva y manipuladora del ComFeR, ya que el presidente León Guinsburg no tomó en cuenta mi impugnación", dice. En esa privatización, el canal volvió a quedar en manos de Simoncini. "En 1990, cuando fui a impugnar la venta me dejaron llegar hasta la planta baja. Allí, el empleado que se encontraba no quería recibirme la impugnación porque decía que estaba fuera de término. Discutí un buen rato y decidí no moverme del ComFeR hasta ver a Guinsburg. Al rato apareció el presidente, quien al verme dijo 'no hay dudas, es igual al cura. Tómele la impugnación del Canal 11', me dio la mano y se fue."

El siguiente paso, según Grandinetti, fue una promesa de Raúl Rachid --liquidador del 11-- de que en cuanto se vendieran 14 propiedades del canal pendientes se cancelaría la deuda. Diez años después, Grandinetti cuenta que "en una de las cartas que envié al Poder Ejecutivo me encomendaban a ver al presidente del ComFeR a quien yo estaba denunciando". El 21 de diciembre de 1996 Grandinetti recibió un llamado esperanzador. Uno de los tantos liquidadores del Canal 11, Francisco Paz le informa tener conocimiento de los reclamos que hacía Amadeo, ex dueño de una imprenta. Las conversaciones se diluyeron durante catorce meses hasta que Paz fue reemplazado por Julio César Maggi, quien le aseguró que "el Estado no tiene obligación de adquirir esa deuda en forma compulsiva". Grandinetti se ríe indignado: "¿Compulsiva? Si hace años que vengo pidiendo que me paguen lo que es mío. Telefe es un antro de corrupción". Si la deuda hubiera sido cancelada en la primera venta, Grandinetti habría recibido casi 30.000 dólares. Hoy el Estado le debe 3 millones.
Fuente: Página/12

Otras Señales

Quizás también le interese: