sábado, 13 de diciembre de 2025

Netflix vs. Paramount: las claves para entender una operación de película

Lo que parecía un acuerdo sellado para que Netflix adquiriera una parte del negocio de Warner Bros, cambió radicalmente esta semana con la irrupción de Paramount y su oferta hostil de US$ 108.000 millones. Con una fecha límite fijada para el 8 de enero, los accionistas deben decidir el futuro de la compañía. Aquí, las claves del conflicto:
Por qué Warner
Para entender la carrera por el control de Warner Bros. Discovery, hay que retroceder a mediados de este año, cuando David Zaslav, su CEO, tomó una decisión que el mercado interpretó como un cartel de venta. El ejecutivo anunció que partiría el conglomerado en dos, tras constatar que la fusión creada tres años antes no lograba convencer a Wall Street.

El plan de Zaslav fue una cirugía mayor para separar dos clases de negocios. En una nueva sociedad quedarían aislados los activos del cable tradicional -incluyendo CNN, TNT y Discovery-, negocios que generan flujo de caja, pero cuyo modelo va en picada por el corte de cables masivo en Estados Unidos. En la otra vereda, lista para ser vendida, quedaba la "joya de la corona": los estudios de cine y televisión, más la plataforma de streaming HBO Max.

Al quitarle el lastre de la TV, Warner se volvió instantáneamente el activo más deseado de Hollywood.
Esta no es una compra cualquiera. Quien se quede con estos activos no sólo adquiere estudios de grabación, sino que comprará el archivo cultural más profundo de Occidente. Desde Harry Potter y Batman hasta Game of Thrones y Barbie, Warner posee todo para dominar la taquilla y el streaming por las próximas décadas.

Es, han dicho analistas, la pieza que le falta a Netflix para validar su estatus en la élite cinematográfica y la última oportunidad para que un conglomerado tradicional como Paramount intente sobrevivir en la era digital.

La guerra de las dos ofertas
Sobre la mesa del directorio de WBD hay hoy dos propuestas que no podrían ser más distintas. La opción "oficial", apoyada por el directorio de la compañía, es la de Netflix. La plataforma de streaming puso sobre la mesa cerca de US$ 82.700 millones para llevarse sólo los activos de crecimiento -los estudios y HBO- una vez que se concrete la división de la empresa. La oferta es mixta: US$ 23,25 en efectivo y US$ 4,50 en acciones de Netflix por cada papel de Warner. Para Zaslav, esta es la salida ideal y la que es más eficiente a largo plazo.

Pero el guion cambió de golpe con la entrada de Paramount Skydance. Tras distintas ofertas rechazadas, el grupo liderado por David Ellison optó por la vía agresiva: una oferta hostil a los accionistas. Su propuesta es la siguiente: US$ 30 por acción, todo en efectivo, valorando la compañía en más de US$ 108.000 millones. A diferencia de Netflix, Paramount lo quiere todo: incluido el "problemático" negocio del cable.

Una "oferta hostil" ocurre cuando el comprador decide ignorar un "no" del directorio de la empresa objetivo y se dirige directamente a los accionistas, pidiéndoles que vendan sus papeles, generalmente a un precio premium sobre el mercado. Esta táctica agresiva busca atacar a la administración (en este caso, a David Zaslav y su mesa) para forzar un cambio de control.

Ahora la pelota está en la cancha de los accionistas, que enfrentan un dilema: aceptar el plan de la administración con Netflix, que promete sinergias a largo plazo pero paga menos, o tomar el dinero rápido de Paramount. El directorio de Warner insiste en que el acuerdo con Netflix es superior, pero la presión fiduciaria es grande, ya que rechazar una oferta en efectivo significativamente más alta podría desatar una ola de demandas de inversionistas.

Y ojo, la oferta de Paramount vence el 8 de enero.

Los protagonistas
Por el lado de Paramount Skydance, el peso recae en la familia Ellison. La cara visible de la oferta hostil es David Ellison, CEO de la compañía. Hijo del fundador de Oracle, creó en 2006 Skydance Media, firma que se fusionó en agosto de este año con Paramount. Piloto acrobático y productor, estuvo a cargo de éxitos de taquilla como Top Gun: Maverick, Misión: Imposible y las franquicias de Star Trek y Terminator. Es respetado en la industria por tener una visión centrada en la tecnología y la propiedad intelectual.

Si bien David dirige, la operación no flota sin el apoyo de su padre: Larry Ellison. Es el segundo hombre más rico del mundo (después de Elon Musk) y fundador de Oracle, empresa de la que es presidente ejecutivo. Él es el soporte financiero de la compra. Fue de los primeros inversionistas en Tesla (donde fue director hasta 2022) y posee un imperio inmobiliario, principalmente en California y Japón, además de ser dueño del 98% de la isla de Lanai en Hawái. Es fanático de la aviación y el tenis. A los Ellison se suma el capital de la firma RedBird; Jared Kushner (a través de Affinity Partners) y los fondos soberanos de Medio Oriente.

En la vereda de WBD la figura central es David Zaslav, su CEO, quien lideró personalmente la negociación con Netflix para vender los activos de estudio y streaming.

Desde Netflix, los protagonistas son los co-CEOs Ted Sarandos y Greg Peters. Sarandos, a cargo de las relaciones con Hollywood desde el año 2000, lideraba la jugada previa a la oferta hostil con foco en el contenido: cómo integrar HBO y los estudios Warner al ecosistema Netflix. Peters, en tanto, ha puesto el foco en la ejecución técnica y en cómo escalar los activos de WBD para hacerlos más rentables.

La trastienda
Lo que terminó en una oferta hostil comenzó con negociaciones que no llegaron a puerto. Según los documentos revelados ante la SEC, la ofensiva de los Ellison por Warner Bros no fue impulsiva.

Hace unos meses David y Larry Ellison recibieron a David Zaslav en su residencia de Beverly Hills. La comida buscaba sellar una alianza entre familias, pero finalmente las posiciones se enfriaron. Paramount realizó seis ofertas en las semanas siguientes, pero todas fueron rechazadas por el directorio de Warner.

El quiebre definitivo fue el 4 de diciembre. Mientras Zaslav cerraba en secreto el trato con Netflix, David Ellison le envió un mensaje de texto al CEO de Warner: "Sería el honor de una vida ser tu socio". Zaslav nunca contestó. Al día siguiente, Warner anunció su pacto con Netflix.

Los Ellison, sintiéndose traicionados, decidieron saltarse a la administración y lanzar el ataque directo a los accionistas. Las ofertas hostiles no son un terreno nuevo para la familia: en 2004, Oracle capturó a su rival PeopleSoft tras una batalla de 18 meses. Desde entonces, esa transacción ha sido considerada el manual de referencia de las adquisiciones agresivas en tecnología.

La "Troika" del Golfo
Para financiar su oferta hostil de US$ 108.000 millones, David Ellison tuvo que armar una arquitectura financiera que ha encendido alarmas en Wall Street y Washington. Si bien la deuda cubre una parte, la clave estaba en reunir el dinero fresco (equity) para pagarle a los accionistas. Según los documentos de la SEC, Paramount aseguró una inyección de US$ 24.000 millones proveniente de una alianza inédita entre tres rivales históricos: Arabia Saudita (PIF), Emiratos Árabes Unidos (L’imad Holding) y Qatar (QIA). Estos tres fondos soberanos pondrán casi el 60% de los US$ 41.000 millones de capital propio necesarios para la compra.

Aunque Paramount ha diseñado una estructura de "inversionistas silentes" -sin derecho a voto ni asientos en el directorio- para evitar el veto del Comité de Inversión Extranjera (CFIUS), el mercado lee la jugada con preocupación. El interés, según fuentes cercanas a la negociación citadas por el Financial Times, responde a la estrategia de diversificación económica. Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos buscan vincular sus inversiones en infraestructura turística local -como el parque Warner Bros. World en Abu Dhabi o los proyectos de entretenimiento en Riad- con la propiedad intelectual matriz de los estudios de Hollywood.

Sin embargo, la óptica de que tres autocracias de Medio Oriente financien la adquisición de un bastión del periodismo estadounidense como CNN genera una tensión ineludible.

El riesgo es que, pese a la renuncia formal al voto, la magnitud del cheque otorgue una influencia gravitacional difícil de ignorar. Aquí es donde entra el factor político interno: parte de estos flujos se canalizan o coinvierten junto a Affinity Partners, la firma de Jared Kushner, yerno de Donald Trump.

Trump Factor
La operación no sería lo mismo si no estuviera Donald Trump involucrado. Su yerno Jared Kushner, casado con Ivanka Trump, participa como inversionista de la oferta de Paramount a través de Affinity Partners, firma que coinvierte junto a los fondos soberanos árabes que respaldan la OPA hostil. Para blindar la compra ante la Casa Blanca, este grupo declaró renunciar a cualquier rol en el futuro directorio, buscando acelerar su tramitación regulatoria.

Pero el lobby ha sido directo. Según informó The Wall Street Journal, Larry Ellison llamó a Trump apenas se anunció el acuerdo con Netflix para advertirle que esa transacción afectaría la competencia. Su hijo David fue más allá: viajó a Washington para dar garantías al Presidente de que, si logran el control de Warner, harán cambios editoriales en CNN.

El gobierno federal tiene la última palabra y el propio Trump ha dicho que "participará personalmente en esa decisión". Aunque el mandatario aseguró tras reunirse con el CEO de Netflix, Ted Sarandos, que ninguno de los contendientes es "especialmente su amigo", ya advirtió que la oferta del streaming podría enfrentar problemas antimonopolio por tener una "cuota de mercado muy grande".

Pánico en Hollywood
Mientras Wall Street aplaude la operación, los sindicatos de Hollywood están en alerta. La industria, que apenas se recupera de las huelgas históricas de 2023, sabe que, de consolidarse alguna venta, se generarán despidos masivos. El trauma es la compra de Fox por Disney en 2019 que eliminó más de 4.000 empleos. Las proyecciones actuales son igual de complejas: si gana Paramount, los analistas estiman un recorte de al menos 6.000 puestos para lograr los US$ 6.000 millones en "sinergias" que David Ellison prometió a los inversores.

Con Netflix, el rechazo es más profundo. Aunque la duplicidad de cargos sería menor que con Paramount, la resistencia cultural es más compleja. Para los gremios, que paralizaron Hollywood durante meses para exigir protecciones contra la IA y mejores pagos, esta venta se siente como una traición. Y Cinema United, la asociación de dueños de cines, ya declaró que una posible venta a Netflix es una "amenaza sin precedentes".

¿Woke o no woke?
Otro aspecto que se ha puesto sobre la mesa tras las ofertas de adquisición a WBD tiene que ver con una arista política y cultural. La semana pasada, cuando Netflix hizo público su plan de compra, seguidores del gobierno de Donald Trump usaron las redes sociales para criticar el posible acuerdo argumentando que una mayor presencia del streaming de la N roja implicaría una victoria para el mundo "woke" y su adoctrinamiento. Los dardos también apuntaron al acuerdo de producción entre Higher Ground Productions, productora de Michelle y Barack Obama, que data de 2018 e incluye exitosos contenidos como American Factory, documental que ganó un premio Oscar y que trata sobre la fusión de una fábrica china y una planta de GM en Ohio, abordando el choque cultural y también las condiciones laborales de sus trabajadores. También Becoming: Mi historia sobre la vida de Michelle Obama, y Campamento extraordinario, título nominado al Oscar sobre un campamento de verano para jóvenes con discapacidades.

Aunque Netflix no ha realizado una declaración expresa de principios progresistas en cuanto a su línea curatorial, hay quienes destacan que sus contenidos frecuentemente representan minorías LGBTQ+, muestran temas centrados en derechos civiles, igualdad de género o asuntos medioambientales. Esto se reflejaría además en elencos y equipos más diversos que el promedio de la industria, una política institucional que protege abiertamente la inclusión y campañas solidarias vinculadas a derechos civiles.

En octubre de este año Elon Musk se sumó a la campaña iniciada por la cuenta conservadora Libs of TikTok contra Netflix por sus políticas "woke". "¡Cancelen Netflix!", escribió en una publicación en su red social X, citando una publicación de Libs of TikTok contra la serie animada Dead End: Paranormal Park por promover "ideología transgénero" y porque su creador, Hamish Steele, fue acusado de hacer comentarios irrespetuosos sobre el activista Charlie Kirk, asesinado el 10 de septiembre. Esto a pesar de que la serie fue cancelada en 2022 tras dos temporadas.

En otro posteo, Musk instó a sus seguidores a "cancelar Netflix por el bien de sus hijos". Los comentarios del empresario, que tiene 230 millones de seguidores, provocaron la caída de las acciones de Netflix (NFLX) hasta un 7,5% en pocos días, resultando en una pérdida de valor de mercado de unos US$ 20.600 millones, golpe que la compañía de streaming luego logró estabilizar.
Fuente: Diario Financiero

La masacre que la Justicia dejó de llamar motín


Cuarenta y siete años después de uno de los crímenes más graves ocurridos en una cárcel argentina, la Justicia federal dictó una sentencia que, aun sin cerrar todas las discusiones, marcó un punto de quiebre. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N.º 5 de la Capital Federal condenó a 25 años de prisión a dos de los tres exfuncionarios del Servicio Penitenciario Federal juzgados por la denominada Masacre del Pabellón Séptimo, ocurrida el 14 de marzo de 1978 en la Unidad Penitenciaria N.º 2 de Devoto, en plena dictadura militar.

Ese día, 153 detenidos fueron sometidos a tormentos y a una represión violenta que derivó en un incendio dentro del pabellón. Como consecuencia, 65 personas murieron. Durante décadas, el hecho fue presentado oficialmente como un "motín de los colchones", una versión que responsabilizaba a los propios presos por lo ocurrido y borraba cualquier rastro de responsabilidad estatal.

El fallo condenó al exdirector del Instituto de Detención de Devoto, Juan Carlos Ruiz, de 93 años, y al exjefe de la División Seguridad Interna, Horacio Martín Galíndez, de 92. Ambos recibieron la misma pena solicitada por el fiscal general Abel Córdoba y por la querella que representa a sobrevivientes y familiares: 25 años de prisión como coautores funcionales de los delitos de imposición de tormentos reiterados en 88 oportunidades y de tormentos seguidos de muerte reiterados en 65 oportunidades, en concurso material.

El tercer imputado, el excelador Gregorio Bernardo Zerda, de 74 años, fue absuelto, pese a que la fiscalía había solicitado para él una pena de 22 años de prisión. Esa absolución será apelada.

El tribunal estuvo integrado por los jueces Nicolás Toselli —presidente—, Daniel Obligado y la jueza Adriana Palliotti. Más allá de las responsabilidades individuales, la sentencia tuvo un efecto que excede lo penal: por primera vez, la Justicia federal afirmó de manera explícita que lo ocurrido en el Pabellón Séptimo no fue un motín, ni una rebelión de presos comunes, sino un crimen cometido desde el Estado.
El fiscal general Abel Córdoba y la auxiliar fiscal Mara López Legaspi, en la lectura del veredicto

Nombrar el crimen
Entre quienes impulsaron esa transformación está Claudia Cesaroni, abogada, escritora y militante de derechos humanos. Durante más de una década investigó la Masacre del Pabellón Séptimo, primero desde la escritura y luego desde la querella judicial. Su libro Masacre del Pabellón Séptimo fue una de las piezas centrales para desmontar la versión construida por la dictadura y sostenida durante años por la justicia y los medios de comunicación.

Cesaroni fue una de las abogadas querellantes en el juicio, junto a Natalia D’Alessandro y Denise Feldman. Para ella, el fallo tiene un valor profundo aun con sus límites. La querella había solicitado que los hechos fueran calificados como delitos de lesa humanidad. El tribunal optó por otra figura: grave violación a los derechos humanos. 

En diálogo con Señales Cesaroni manifestó: —No conocemos todavía los fundamentos, recién los vamos a conocer el 16 de marzo —explica—. Pero más allá de esa discusión, es muy importante que la justicia federal haya dicho definitivamente que esto no fue un motín, que no fue responsabilidad de los detenidos, como intentaron plantear las defensas y como sostuvo durante tanto tiempo la historia oficial, sino que fue un crimen de Estado.

La calificación jurídica no es menor. La figura de grave violación a los derechos humanos es una construcción jurisprudencial utilizada para hechos que, sin encuadrar estrictamente como delitos de lesa humanidad, tienen una gravedad tal —y un nivel de desatención judicial tan prolongado— que no pueden quedar impunes. Son imprescriptibles, del mismo modo que los crímenes de lesa humanidad.

—La diferencia es muy sutil —señala Cesaroni—, pero tiene que ver con que no son estrictamente crímenes de lesa humanidad, aunque por su gravedad, por la falta de investigación y por la falta de satisfacción de los derechos de las víctimas, no deben prescribir.

Esa calificación permitió que el tribunal impusiera las condenas máximas solicitadas por la querella y el Ministerio Público Fiscal para los principales responsables. La absolución de Zerda, en cambio, abre un nuevo capítulo.

—Creemos que hay elementos suficientes para imputarlo y condenarlo —sostiene Cesaroni—. Cuando conozcamos los fundamentos de por qué el tribunal decidió absolverlo, vamos a mejorar nuestros argumentos para recurrir a la Casación.
La fiscalía calificó los hechos como crímenes contra la humanidad de acuerdo a los requisitos del artículo 7 del Estatuto de Roma. Analizó que el contexto histórico es definitorio en ese análisis, al igual que la adscripción de los imputados al plan criminal en curso en la época. También puntualizó que para esa calificación prima la conducta de los acusados y no la condición de "presos comunes" de los detenidos.
La jueza Adriana Palliotti y el juez Nicolás Toselli (presidente), integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°5

Un fallo inédito en el universo carcelario
Con el correr de las horas posteriores a la sentencia, Cesaroni empezó a dimensionar el carácter histórico del fallo. No solo por el tiempo transcurrido, sino por el tipo de responsabilidades que se juzgaron.

—Por primera vez se condena a funcionarios penitenciarios federales no por una actuación secundaria, por ejemplo en un centro clandestino, sino por crímenes cometidos en el ejercicio pleno de sus funciones legales y cotidianas —explica.

Ruiz y Galíndez no actuaban por fuera del sistema: eran el director del penal y el jefe de seguridad interna. Los delitos fueron cometidos desde el corazón mismo de la institución penitenciaria. Y las víctimas no eran presos políticos, sino detenidos comunes.

—Eso es central —subraya Cesaroni—. Abre una discusión que yo intento dar desde hace más de catorce años sobre el rol del Servicio Penitenciario Federal como fuerza durante la dictadura y sobre su devenir histórico posterior. No es solo una discusión sobre el pasado, es también sobre el presente.

Durante años, el sistema penal argentino tendió a considerar a los presos comunes como sujetos sin derechos, incluso dentro del universo de violaciones masivas cometidas durante la dictadura. La Masacre del Pabellón Séptimo rompe ese esquema: muestra que el terror estatal también se ejerció sobre quienes no eran militantes políticos, y que esa violencia fue sistemática.
El titular de la Fiscalía, Abel Córdoba, sus colaboradores y atrás la abogada Claudia Cesaroni

Del "motín" a la masacre
Durante décadas, el episodio fue nombrado como "el motín de los colchones". Esa denominación funcionó como un dispositivo de ocultamiento.

—Desarmar esa etiqueta es una de las cosas que más me tranquiliza haber logrado —dice Cesaroni—. No solo por este fallo. Hace rato que ya casi nadie habla del motín. Logramos imponer la denominación de masacre del Pabellón Séptimo, y eso no es poca cosa.

Cambiar el nombre fue cambiar la mirada. Y no solo hacia atrás. Para Cesaroni, la disputa por el sentido de lo ocurrido en 1978 tiene consecuencias directas en el presente.

—Hoy, cuando sucede una situación violenta en una comisaría, en una alcaidía o en una cárcel, lo primero que se dice es motín —señala—. Pero al indagar, aparece otra realidad: celdas diseñadas para diez personas con cincuenta detenidos, falta de agua, temperaturas extremas, condiciones infrahumanas. Eso no es un motín; es un reclamo para no morir.

Por eso, afirma, la sentencia no debe leerse solo como un acto de justicia tardía, sino como una herramienta para revisar cómo se narran hoy las violencias carcelarias.
Sobrevivientes y familiares de víctimas de la denominada "Masacre del Pabellón Séptimo", en la sala donde se escuchó el veredicto

Reabrir lo que estaba archivado
La causa por la Masacre del Pabellón Séptimo estuvo archivada durante décadas. No fue una decisión institucional la que la reabrió, sino la insistencia de un pequeño grupo de personas. En 2011, mientras investigaba para escribir su libro, Cesaroni comenzó a revisar el expediente original junto a Denise Feldman. Ambas integran el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC).

Decidieron pedir el desarchivo de la causa. La respuesta judicial fue que no eran parte. El camino se destrabó a partir de un encuentro clave: un sobreviviente, Hugo Cardoso. A través de él, lograron presentarse como querellantes y reactivar la causa original de marzo de 1978.

Cuando empezaron a leer el expediente, la sorpresa fue inmediata.

—Estaba todo ahí —recuerda Cesaroni—. Las declaraciones de los presos sobrevivientes tomadas en 1978. Las versiones del Servicio Penitenciario que resultaban claramente falsas. El informe del Cuerpo de Bomberos que afirmaba que no los dejaron ingresar a apagar el incendio.

—No es que faltaban pruebas —explica—. Lo que faltaba era una mirada que respetara la dignidad de las personas detenidas.

A ese material se sumó un trabajo de investigación sobre cómo los medios habían presentado el hecho: como un motín protagonizado por presos drogadictos y violentos. También se incorporaron testimonios de expresas políticas que estaban detenidas en Devoto en el mismo período.

Con todo ese cuerpo probatorio, la causa llegó al juzgado federal a cargo de Daniel Rafecas y comenzó un recorrido judicial largo y complejo.
El fiscal general Abel Córdoba y su equipo de colaboradores

Una causa que no terminó
El juicio que concluyó con las condenas no agotó la investigación. Una segunda parte del expediente continúa en trámite. Allí están imputados el exjuez federal Guillermo Federico Rivarola —primer magistrado que intervino en 1978 sin investigar los hechos— y otros tres penitenciarios, entre ellos dos que dispararon contra la población penal y uno con un cargo jerárquico.

Rivarola fue procesado por encubrimiento. Apeló su procesamiento, por lo que no habrá una resolución antes de la feria judicial.

—Esperamos que no tarde tanto tiempo un segundo juicio —dice Cesaroni—, aunque es consciente de los tiempos judiciales.
Medios, justicia y presente

El caso deja aprendizajes incómodos sobre el rol de los medios de comunicación y del Poder Judicial.

—Los medios, en general, tienden a reproducir la versión oficial de los hechos, sobre todo cuando se trata de poblaciones carcelarias —señala Cesaroni.

Vuelve entonces al presente. Se pregunta si algún medio logró hablar con los detenidos o sus familiares en los actuales regímenes de alto perfil impulsados por la ministra Patricia Bullrich y el gobernador Maximiliano Pullaro. Por lo que conoce a través de abogadas y abogados, las condiciones se asemejan a los regímenes especiales aplicados durante la dictadura en cárceles como Devoto, Coronda o Rawson.

—Esa construcción entre el poder ejecutivo, el poder judicial y los medios para ocultar violaciones de derechos humanos no es algo del pasado —afirma—. Sigue pasando en el presente y yo espero que este caso sirva para alumbrar un poco esas zonas oscuras hoy.
Sobrevivientes y familiares de víctimas de la "Masacre del Pabellón Séptimo"

Reparar, preservar, discutir
La querella solicitó medidas reparatorias: preservar el edificio del penal de Devoto como espacio de memoria, revisar las condiciones actuales de detención, impulsar acciones simbólicas. El veredicto no fue claro en ese punto.

Cesaroni no lo toma todavía como un rechazo definitivo. Espera conocer los fundamentos y mantener conversaciones con el tribunal. De todos modos, tiene una convicción firme: —Si en un lugar se cometieron graves violaciones a los derechos humanos y sus autores fueron condenados, ese lugar no puede ser demolido ni transformado en un shopping.

Si el tribunal no avanza, el planteo seguirá por otras vías: la Legislatura, la Justicia, los organismos de derechos humanos.

—Al poder ejecutivo no le vamos a pedir nada —dice con ironía—. Seguramente estarán afilándose los dientes para venderlo lo antes posible.

Aunque reconoce que el tribunal no puede modificar directamente las condiciones de detención, señala que sí puede hacer recomendaciones al poder ejecutivo.
Aplausos entre el público al escuchar el veredicto condenatorio para dos de los responsables de la "Masacre del Pabellón Séptimo"

Lo que dejó la dictadura en las cárceles
No existen antecedentes de una masacre carcelaria de esta magnitud durante la dictadura. Pero sí hay certeza sobre el trato inhumano al que fueron sometidos los presos comunes. De hecho, al regreso de la democracia, el propio Poder Legislativo reconoció el agravamiento de las condiciones de detención para toda la población penal.

Ese reconocimiento se tradujo en un cómputo especial de penas, aunque diferenciado entre presos políticos y comunes. El debate parlamentario fue intenso: la bancada peronista propuso igualar el beneficio, la radical se opuso y la definición quedó en manos del presidente del Senado. Aun así, el reconocimiento existió.

—Eso demuestra que el poder democrático sabía que durante la dictadura el agravamiento de las condiciones de detención había alcanzado a todos, no solo a los perseguidos políticos —subraya Cesaroni.
Los imputados escucharon el veredicto conectados a través de la plataforma Zoom

Seguir peleando
Claudia Cesaroni enfatiza que la lección del juicio no se limita al pasado. Para que hechos como la Masacre del Pabellón Séptimo no se repitan, insiste, es necesario militar y luchar por las condiciones de detención actuales, utilizando todas las herramientas legales y políticas disponibles.

En términos judiciales, explica que los pasos son claros: primero, esperar a que se den a conocer los fundamentos de la sentencia, fijados para el 16 de marzo. Una vez conocidos, la querella recurrirá la absolución de Gregorio Zerda, al igual que lo hará el Ministerio Público Fiscal, y también se evaluará la posibilidad de impugnar la calificación de los hechos como graves violaciones de derechos humanos en lugar de crimen de lesa humanidad.

Cesaroni seguirá trabajando en el juzgado de instrucción a la espera de que se eleve a juicio la segunda parte de la causa, denominada Pabellón Séptimo II, en la que están imputados el exjuez federal Guillermo Federico Rivarola y tres penitenciarios, dos de ellos directamente involucrados en los disparos contra los detenidos y uno que ocupaba un cargo de jerarquía en aquel momento.

Señala que estos pasos judiciales se desarrollarán después de la feria, dado que Rivarola apeló su procesamiento y no se espera resolución de casación antes del año próximo. Sobre la enseñanza que deja este juicio, Cesaroni subraya que cuando alguien no está convencido de la justeza de lo que plantea, debe pelear, aunque al principio le digan que es delirante aspirar a que se considere un crimen imprescriptible la represión a presos comunes.

Esa convicción, dice, la acompañó desde que comenzó a investigar en 2011, la compartió con sus compañeras, con los sobrevivientes y con los familiares, y hoy ve que esa batalla dio un paso importante.

Los próximos pasos están claros: esperar los fundamentos de la sentencia, apelar la absolución de Zerda, recurrir la calificación jurídica y continuar impulsando la segunda parte de la causa.

Pero el mensaje central del juicio va más allá de los expedientes.

—Cuando una está convencida de la justeza de lo que plantea, hay que pelear —dice Cesaroni—. Aunque al principio te digan que es delirante.

Eso fue lo que escuchó en 2011, cuando sostuvo que una represión contra presos comunes podía ser considerada un crimen imprescriptible. Catorce años después, esa convicción encontró una respuesta judicial. Parcial, incompleta, pero decisiva.

Escuchá la entrevista completa:

Fallo:   Fotos: Matías Pellón - Fiscales.gob.ar

viernes, 12 de diciembre de 2025

España: José Luis Manzano se posiciona como inversor clave en la nueva Televisión Digital Terrestre

Por: Arturo Criado
José Luis Manzano, exministro del Interior del gobierno argentino de Carlos Menem y propietario del Grupo América, se ha convertido en el nombre central detrás del proyecto de nueva televisión digital terrestre (TDT) en España que impulsan empresarios afines al Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque todavía se desconoce si será el único inversor extranjero de la iniciativa, fuentes del sector aseguran a este diario que su figura está en el centro de la oferta presentada para obtener la licencia pública.

Un inversor extranjero para una candidatura alineada con el Gobierno
Manzano aparece asociado a un grupo de empresarios españoles encabezados por Andrés Varela Entrecanales, quienes se han presentado al concurso de TDT abierto por el Gobierno. Se trata de uno de los dos proyectos que compiten por la licencia: la alianza de Varela Entrecanales y socios vinculados al PSOE, y la propuesta de Mediaset.

El proyecto está rodeado de hermetismo, pero tres fuentes distintas confirman que el empresario argentino es el inversor internacional que acompaña al grupo español. Estas mismas fuentes lo describen como un "viejo conocido" del sector audiovisual español y lo vinculan estrechamente con el entorno del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

El Español intentó contactar a Manzano para confirmar su participación, pero no obtuvo respuesta.

Presencia creciente en Madrid y una trayectoria marcada por los medios
En las últimas semanas, Manzano ha sido visto con frecuencia en Madrid, donde su fondo Integra Capital cuenta con oficinas. Fundada en 1995, la organización invierte en energía, minerales críticos, petróleo y medios de comunicación.

En este último sector, su principal activo es el Grupo América, propietario de canales como América TV y A24 en Argentina. En su cartera también figura la cadena Telefe, participación que mantiene en sociedad con Gustavo Scaglione, Daniel Vila y Claudio Belocopitt —sus socios en América—, además de radios locales y diarios como El Cronista.

Las fuentes del sector consultadas indican que Manzano lleva meses buscando oportunidades de inversión en España, siempre con el beneplácito del Gobierno. Durante el proceso de reconfiguración accionarial de Prisa, el argentino intentó acercarse a Joseph Oughourlian para conocer la situación del grupo mediático, aunque la iniciativa no prosperó. Ese movimiento, no obstante, lo llevó a conectar con Varela Entrecanales, referente del grupo disidente de accionistas de Prisa reunido bajo la firma Global Alconaba.

Una participación limitada por la ley, pero aún abierta
Si la alianza obtiene la licencia, queda por definir qué rol exacto ocupará Manzano en la futura sociedad gestora del canal. La ley española limita la participación de un inversor extranjero al 25% del capital social, lo que obliga a que otros socios completen la estructura accionarial.

De momento, se desconoce el nombre de la sociedad con la que se presentó la candidatura. Lo que sí pudo confirmar este diario es que Varela Entrecanales constituyó el pasado 5 de noviembre la empresa Servicios Integrados de Entretenimiento Televisivo, con domicilio en la calle Orense 68 de Madrid, donde también se encuentran otras compañías del empresario como The Pool, su productora audiovisual.

La fecha no es menor: la sociedad se creó apenas 15 días antes del cierre del concurso convocado por el Gobierno.

Relaciones con Telefónica y pasado político en Argentina
El empresario argentino también ha desarrollado vínculos recientes con Telefónica. A través de Integratec, adquirió Telefónica Perú en abril de este año. En lo político, su trayectoria está marcada por su paso por el peronismo y por haber sido ministro del Interior de Carlos Menem entre 1991 y 1992.

Fuentes consultadas apuntan a que Manzano podría no ser el único inversor extranjero del proyecto. Las negociaciones siguen abiertas, y aún podrían sumarse nuevos nombres antes de que el Gobierno resuelva la licitación.

Un concurso con plazos largos y una TDT en reorganización
El Ejecutivo español se dio un plazo de un año para adjudicar la licencia. El espacio radioeléctrico disponible para este nuevo canal surge de la reorganización de los multiplex actuales de TDT, motivada por la transición de varios canales hacia la tecnología UltraHD, que liberó capacidad en el espectro.

Mientras tanto, figuras del sector como Blas Herrero —quien descartó presentar su propia oferta— observan con cautela un proyecto que algunos operadores ven con dudas y que otros interpretan como una oportunidad de renovar el mapa televisivo español.
Fuente: El Español 

Telefe presentó su propuesta 2026 con nuevos formatos, figuras y una estrategia multiplataforma potenciada

Telefe realizó este jueves una nueva edición de Open Telefe, el tradicional encuentro anual en el que el canal líder del entretenimiento argentino revela a anunciantes, agencias y socios estratégicos su hoja de ruta de contenidos y oportunidades comerciales. El evento —el primero bajo la conducción empresarial de Gustavo Scaglione, flamante dueño del grupo— tuvo lugar en los Estudios Telefe de Buenos Aires, donde clientes, partners y figuras del medio accedieron en exclusiva a los adelantos que marcarán el 2026 televisivo y digital del multimedio.

Conducido por Iván de Pineda y China Ansa, el encuentro reunió a varias de las personalidades más reconocidas de la pantalla: Santiago del Moro, Wanda Nara, Marley, Vero Lozano, Rodolfo Barili, Lizy Tagliani, Juan Pablo Varsky, Pablo Giralt, Sofía Martínez, La Tora Villar y Grego Rosello, entre otros. La presencia masiva del talento del canal selló una presentación atravesada por anuncios estratégicos y el relanzamiento de marcas históricas.

El encuentro, que contó con la asistencia de clientes y partners estratégicos, se convirtió en una vitrina para presentar tres grandes novedades: la colaboración con el canal de streaming Olga para realizar la versión argentina de El Hormiguero, el regreso del icónico docu-reality musical Popstars, y la primera producción vertical de ficción del canal, protagonizada por Wanda Nara y Maxi López interpretándose a sí mismos en situaciones de humor y conflicto detrás de cámaras. Estas iniciativas reflejan, según explicaron los directivos de Telefe, la intención de combinar la tradición de la marca con formatos innovadores adaptados a los consumos digitales.

Darío Turovelzky, CEO del canal, resumió la filosofía que guía la propuesta de 2026: "La propuesta para el 2026 reafirma la evolución de Telefe, sin abandonar lo que define nuestra identidad y liderazgo hace 35 años: contar historias que conectan, que generan conversación en las audiencias. En un mercado en constante movimiento, esa capacidad de generar vínculo real, detener y atraer la mirada, es lo que nos permite seguir creciendo y sumar a nuestros socios".
En materia deportiva, Telefe se prepara para cubrir la Copa Mundial FIFA 2026, con una estrategia multiplataforma que incluye transmisiones en vivo, contenido exclusivo y coberturas especiales desde el sorteo de grupos que comenzó el pasado 5 de diciembre. La propuesta incluirá también la transmisión de los mejores partidos de la CONMEBOL Libertadores, consolidando la oferta de contenidos deportivos premium con foco en los equipos argentinos.

El entretenimiento seguirá siendo un eje central del canal. Telefe anunció el lanzamiento de "Gran Hermano, Generación Dorada", con Santiago del Moro al frente, y su versión digital React de GH, conducida por La Tora Villar y Fefe Bongiorno para Streams Telefe. Junto a esto, la reversión de El Hormiguero, la vuelta de Popstars y la primera ficción vertical del canal buscan consolidar un portfolio multiplataforma que combine televisión, digital y streaming.

El evento también sirvió para anticipar la celebración de los 10 años de "Corta por Lozano", repasando el recorrido del ciclo y adelantando nuevos desafíos para 2026, así como para reafirmar el liderazgo de sus cuatro ediciones de noticias, reconocidas nuevamente como las más confiables del país según el ranking de la Universidad de Oxford y el Instituto Reuters.

Telefe confirmó además la realización de los principales eventos de la industria: los Premios Martín Fierro, el Martín Fierro de la Moda, el Martín Fierro de canales de streaming y los Premios Ídolo, reforzando la presencia del canal en los espacios de alta visibilidad y relevancia multiplataforma.

Con esta propuesta, Telefe encara 2026 consolidando su liderazgo histórico y ampliando su ecosistema de contenidos, que combina entretenimiento, deportes, información, ficción y realities con nuevas narrativas digitales. La marca busca mantener su conexión con audiencias cada vez más activas y ofrecer a los anunciantes oportunidades de integración y visibilidad reales, reafirmando su identidad y su capacidad de innovar en un mercado en constante transformación.
Fuente: Prensa Telefe

jueves, 11 de diciembre de 2025

Una reforma laboral que amenaza un siglo de derechos para quienes trabajan en la actividad periodística

El Sindicato de Prensa Rosario y la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa sostienen que el proyecto impulsado por el gobierno de Javier Milei profundiza la precarización, debilita la negociación colectiva y amenaza conquistas históricas del sector
El Sindicato de Prensa Rosario expresó su rechazo firme al proyecto de ley de reforma laboral, al considerar que promueve una mayor precarización y un marcado retroceso en los derechos conquistados por las y los trabajadores. Según la entidad, la propuesta "apunta a un país con trabajadores sin derechos".

La organización afirmó que continuará defendiendo los estatutos del periodista profesional y del personal administrativo de empresas periodísticas, así como los convenios colectivos y el derecho inalienable a un trabajo digno, con pleno respeto a la libertad de expresión.

En el comunicado, se recordó que la historia del sindicato da cuenta de una lucha sostenida para preservar las fuentes laborales, garantizar salud a través de la obra social y ofrecer servicios a sus afiliados. “"No vamos a permitir que borren estas conquistas", señalaron.

El gremio advirtió además que la reforma presentada implica un escenario de sometimiento laboral que retrocede varias décadas y debilita de manera deliberada la capacidad sindical para defender a trabajadoras y trabajadores, cuya fuerza se basa en la negociación colectiva y la movilización.

Finalmente, el Sindicato de Prensa Rosario reafirmó su confianza en sus principios, en la unidad del sector y en la acción conjunta con otras organizaciones, reiterando su posición de rechazo a la reforma laboral.

La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa sostiene que es una regresión de un siglo
La organización señaló que el proyecto del gobierno nacional implica un ataque directo al periodismo, elimina estatutos fundamentales y favorece a las grandes empresas de medios en detrimento de quienes trabajan en la actividad
La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa y los sindicatos que la integran expresaron su profunda preocupación frente al proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno nacional. Según señalaron, la iniciativa representa "una regresión de un siglo" en materia de derechos y conquistas obtenidas por generaciones de trabajadoras y trabajadores.

El documento recuerda que, a pocos días de asumir, el gobierno presentó su plan de “modernización laboral”, concepto bajo el cual —según el análisis gremial— se oculta un programa regresivo que ya tuvo una aplicación parcial mediante la Ley Bases y que ahora pretende ser profundizado. De aprobarse, advierten, la vida laboral de quienes trabajan, con o sin registro formal, sería más precaria y desprotegida, afectando tanto a los nuevos ingresos como a quienes ya ejercen el oficio.

El gremio alertó especialmente sobre el impacto del proyecto en la actividad periodística. La iniciativa, sin debate previo, propone derogar el Estatuto del Periodista Profesional y el Estatuto del Personal Administrativo de Empresas Periodísticas, ambos pilares vigentes desde hace ocho décadas. Estas normas, explican, garantizan estabilidad laboral, permiten intimar a empleadores ante irregularidades y ofrecen mejores condiciones para negociar sin necesidad de acudir a la justicia. También constituyen una protección esencial para ejercer la libertad de informar frente a presiones políticas y económicas.

Asimismo, la federación cuestionó que el proyecto deroga artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y elimina gravámenes que sostienen a medios públicos, comunitarios y pequeñas empresas del sector. Esta decisión, remarcan, beneficia doblemente a los grandes grupos mediáticos: les quita derechos a sus trabajadoras y trabajadores y los libera de impuestos destinados a asegurar un sistema informativo plural y democrático. A la vez, recuerdan que estas mismas empresas impulsan la flexibilización mientras evitan discutir en paritarias cuestiones como la regulación de la inteligencia artificial, el teletrabajo y las nuevas funciones.

La declaración también denuncia que esta ofensiva avanza sin debate real, ya que en los últimos años ni el gobierno ni las empresas de medios promovieron conversaciones sobre la vigencia o actualización del Estatuto del Periodista.

La federación enmarca esta situación en un contexto más amplio de pérdida de poder adquisitivo, señalando que la devaluación inicial del gobierno significó una transferencia de recursos desde quienes trabajan hacia los grandes grupos económicos.

Finalmente, la organización llamó a fortalecer la unidad y la acción conjunta con otras centrales sindicales para defender el derecho a contar con derechos laborales. Anunció que continuará la lucha en el Congreso, en la Justicia y en las calles, y convocó a trabajadoras y trabajadores de prensa a participar, afiliarse y frenar la reforma laboral.

APeRA rechaza la derogación del Estatuto del Periodista incluida en la reforma laboral
La Asociación de Periodistas de la República Argentina (APeRA) expresó hoy su rechazo y oposición a la decisión del Gobierno nacional de derogar el Estatuto del Periodista, norma que establece el marco regulatorio para el ejercicio profesional en medios de comunicación.

La medida forma parte del proyecto de reforma laboral enviado al Senado este miércoles. Según la asociación, la decisión fue tomada de manera "intempestiva e inconsulta", sin convocar a los distintos sectores afectados.

El Estatuto del Periodista rige desde 1946 y, aunque APeRA reconoce la necesidad de actualizarlo, subraya que en democracia resulta fundamental que participen todos los involucrados y no solo el Poder Ejecutivo.

La comisión directiva de la asociación instó además al presidente Javier Milei a reflexionar sobre la medida y a buscar consensos, recordando las críticas públicas que ha hecho hacia el periodismo.

"Llamamos a un diálogo amplio por el bien de la República y de la profesión periodística", concluye el comunicado.

Rechazo al proyecto de reforma laboral y a la avanzada represiva contra la prensa
La Mesa Sindical de las Comunicaciones de Córdoba manifiesta su más enérgico rechazo al proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno nacional. Esta iniciativa profundiza el rumbo iniciado con el DNU 70/23 y la Ley Bases, avanzando sobre las instituciones laborales, destruyendo derechos históricos de les trabajadores y beneficiando de manera exclusiva a los grandes grupos empresariales.

Pero este no es solo un ataque al mundo del trabajo: se trata de una ofensiva directa y grave contra la comunicación, la cultura y el periodismo, pilares esenciales de la democracia y la soberanía popular.

En primer lugar, el proyecto propone la derogación del Estatuto del Periodista Profesional (Ley 12.908) y de la Regulación del Empleado Administrativo de Empresas Periodísticas (Ley 13.839). Esta decisión atenta directamente contra la libertad de expresión, el derecho a la información y el acceso a las fuentes, vulnerando garantías constitucionales fundamentales. Desregular el periodismo es desproteger a quienes informan y habilitar mecanismos de censura indirecta y disciplinamiento.

En segundo término, la iniciativa elimina un capítulo completo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522), suprimiendo los gravámenes que hoy sostienen el financiamiento de la cultura y la comunicación pública. Se verían afectados:
  • el INCAA (25%),
  • el Instituto Nacional del Teatro (10%),
  • RTA (20%),
  • la Defensoría del Público (5%),
  • los proyectos especiales de comunicación audiovisual (10%),
  • y el Instituto Nacional de la Música (2%).
Este recorte implica un vaciamiento deliberado de las políticas públicas culturales y comunicacionales, debilitando la producción nacional, la diversidad de voces y el derecho de nuestro pueblo a verse y escucharse.

La comunicación y la cultura no son mercancías: son herramientas estratégicas para construir soberanía, identidad y democracia.

Por estas razones, los gremios nucleados en la Mesa Sindical de las Comunicaciones de Córdoba —SATSAID, UOGC, AATRAC, SUTEP y CISPren— llamamos a la sociedad a defender la democracia y a organizarnos colectivamente para frenar este avasallamiento a los derechos conquistados.

Mesa Sindical de las Comunicaciones de Córdoba
SATSAID – Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos
UOGC – Unión Obrera Gráfica Cordobesa
AATRAC – Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones
SUTEP – Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público y Afines
CISPren – Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba

ARGRA alerta: la derogación del Estatuto del Periodista y la represión forman parte del mismo ataque
La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) advirtió que la intención del Gobierno nacional de derogar el Estatuto del Periodista Profesional, incluida en el proyecto de reforma laboral, constituye un grave ataque a la libertad de expresión y al derecho de la sociedad a estar informada.

En diálogo con Radio La Torre, de La Rioja, su presidente, Sebastián Vricella, afirmó que "después de tantos años resulta inviable eliminar una norma que garantiza derechos laborales y protege la libertad de expresión, obligación expresa de la Constitución Nacional". Para ARGRA, esta medida no es aislada, sino parte de un proceso más amplio de disciplinamiento y control de la información.

"Este ataque se complementa con la represión directa a trabajadores y trabajadoras de prensa en la calle. Somos blanco de agresiones por mostrar la realidad", sostuvo Vricella, señalando la creciente violencia estatal durante coberturas de manifestaciones.

En ese marco, destacó el caso de Pablo Grillo, joven fotógrafo y exestudiante de la escuela de fotoperiodismo de ARGRA, gravemente herido el pasado 12 de marzo por un disparo fuera de protocolo mientras trabajaba. "Lo de Pablo fue una bisagra. Todavía lucha por su vida. Denunciamos este hecho a nivel nacional e internacional y acompañamos a su familia en cada instancia", afirmó, recordando que desde la sede de ARGRA se exigió la renuncia de la entonces ministra de Seguridad por su responsabilidad política.

La derogación del Estatuto del Periodista, remarcó, dejaría a los trabajadores de prensa "librados al mercantilismo, sin herramientas para defender sus condiciones laborales", facilitando el control de la circulación informativa. "Las imágenes de la represión son irrefutables. Por eso quieren silenciar a quienes documentan el abuso del poder", subrayó.

Vricella también alertó sobre la intención oficial de reemplazar el trabajo periodístico por contenidos generados con inteligencia artificial, como parte de un intento de construir "un relato no real". "No lo vamos a permitir. La democracia necesita información verdadera y periodistas con derechos", afirmó.

Desde diciembre de 2023, ARGRA articula acciones junto a FATPren, CELS, sindicatos de prensa y organismos de derechos humanos, presentando denuncias en los planos legislativo, judicial e internacional. "Vamos a seguir dando esta pelea en todos los ámbitos", aseguró.

Finalmente, confirmó la participación de ARGRA en las movilizaciones frente al Congreso y concluyó: "Los verdaderos trabajadores de prensa son quienes están en la calle informando lo que pasa. Defender el Estatuto es defender el derecho de la sociedad a saber".

lunes, 8 de diciembre de 2025

Una foto, una vida y una lucha que sigue: entre el estigma mediático y la resistencia

Desde la Plaza de los Dos Congresos hasta hoy, el recorrido de Sebastián Romero muestra cómo una imagen puede transformarse en símbolo, en excusa represiva o en bandera de resistencia frente a políticas que empobrecen al pueblo. Su historia vuelve al centro de la escena entre fallos judiciales, estigmatización mediática y un ajuste que retoma el camino iniciado en 2017. Un testimonio que interpela: ¿quién criminaliza a quién cuando el pueblo protesta?
En su casa del FoNaVi de Roullión y Seguí, Sebastián posa junto a los carteles con que su barrio reclama algo tan básico como el agua potable

La Corte Suprema, que mantiene una afinidad notoria con las reformas impuestas en tiempos de Mauricio Macri, volvió a inclinar la balanza hacia ese lado. El jueves pasado, sus tres integrantes —Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti— ratificaron la constitucionalidad de la cuestionada Ley 27.426. Aquella Reforma Previsional que, en diciembre de 2017, se sancionó al calor de muchas protestas y bajo una represión feroz al mando de Patricia Bullrich.

Con el fallo, quedaron firmes los artículos que modificaron el cálculo inicial y la movilidad de las jubilaciones: nunca buenas noticias para quienes ya cargaban con el peso del ajuste.

En ese marco, el caso de Sebastián Romero emergió como un verdadero paradigma. Así lo planteó en su momento en Señales Sergio Smietniansky, abogado de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo, quien afirmó dos puntos esenciales en toda causa judicial: esclarecer cómo sucedieron los hechos y determinar si pueden tipificarse como delito. Bajo esas claves, decía, lo de Romero revelaba la profunda asimetría entre la protesta social y la maquinaria penal del Estado.

Smietniansky explicaba que Romero era delegado gremial de la automotriz General Motors en Rosario y militante del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU). Había concurrido, junto a miles, a la Plaza de los Dos Congresos el 18 de diciembre de 2017 para repudiar un proyecto que dañaba directamente a jubilados y jubiladas: la Reforma Previsional del gobierno de Mauricio Macri. Y en ese día, en ese instante donde se cruzaron el ajuste y la represión, la imagen de Romero se viralizó: pasaba a ser, sin buscarlo, "El Gordo Mortero".

Sebastián retomó el hilo años después desde el micrófono de Aire Libre Radio Comunitaria, agradeciendo el espacio y la difusión de las luchas del movimiento obrero. Él mismo se presenta para quienes no lo conocen: Sebastián Romero, el gordo del mortero, figura estigmatizada por los grandes medios tras aquella jornada del 18 de diciembre.

Relata que ese día enfrentó la represión estatal con lo que tenía a mano: un palo con un mortero de pirotecnia, herramienta habitual de las movilizaciones para hacer ruido. Pero la escena fue convertida por los medios en símbolo de violencia, ocultando —según él— la violencia principal: la del Estado que buscaba imponer un ajuste sobre quienes menos tienen.

Cuenta que llegó a la plaza con un mandato de base. Era obrero de General Motors, parte de los trescientos trabajadores suspendidos y luego despedidos, en un momento en que —denuncia— los sindicatos no estaban defendiendo la lucha. Se reorganizaron: hicieron asambleas masivas, paralizaron la planta, sostuvieron un plan de lucha por los puestos de trabajo. Y así, desde ese proceso de organización, llegaron a la movilización del 18.

Pero la imagen viral terminó siendo arma política. Romero pregunta, casi con indignación cansada: ¿por qué aún hoy, años después, los medios y ciertos partidos siguen usando su imagen para campañas? La respuesta que propone es clara: porque buscan estigmatizar la protesta y al mismo tiempo infundir miedo. Criminalizan su figura para criminalizar la resistencia social.

Y trae el presente: el gobierno de Javier Milei profundizando el ajuste —en discapacidad, en jubilaciones, en derechos laborales— mientras se reciclan viejas narrativas que apuntan contra quien protesta. Romero interpela directamente a la audiencia: ¿Tiene derecho el pueblo a protestar? ¿Tiene derecho a defenderse cuando la represión aparece para imponer políticas rechazadas por la mayoría?

Hacia el final, conecta la memoria con la lucha: recuerda que están por cumplirse casi veinticinco años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, donde hubo represión brutal y muertos, pero donde también el pueblo expulsó cinco presidentes y conquistó derechos que hoy vuelven a ser amenazados. Ese recuerdo, dice, es más que historia: es advertencia y brújula.

Romero cierra agradeciendo a la audiencia y a la radio, con la esperanza de que su mensaje llegue y de que la organización popular vuelva a ser fuerza capaz de frenar el ajuste y defender la dignidad de la vida y del trabajo.

Escuchá la nota completa: 

"Te hice pica": el periodismo que escucha el submundo narco de Rosario

Nahuel Gallotta, periodista e investigador de crimen y narcotráfico, presenta su nuevo libro sobre la Rosario narco. Durante ocho años recorrió barrios, escuchó voces que nunca llegan a los medios y reconstruyó la economía, la violencia y los códigos internos de las bandas locales, acompañado por la mirada del cronista rosarino Sergio Naymark

En Señales recibimos a Nahuel Gallotta, periodista y escritor especializado en crimen y narcotráfico. Tiene 39 años, nació en el barrio porteño de Devoto y es egresado de la Universidad del Salvador. Su trayectoria empezó de manera precaria: repartía pizzas mientras colaboraba en la sección Policiales de Clarín. Desde entonces construyó un recorrido marcado por la investigación en territorio: favelas de Brasil, barrios bajos de Europa, fronteras sudamericanas e incluso la Franja de Gaza. Publica en El País de España y también escribe para medios de Francia, México, Colombia, Chile y Perú. Es autor de Conexión Bogotá, Bandidas y coautor de podcasts "relojeros". Además creó Hampa Tours, una serie de recorridos criminales por Buenos Aires.

Te hice pica: el nuevo libro de Gallotta
Ahora llega a Señales para presentar Te hice pica, su nuevo libro: una inmersión directa en el submundo del narcotráfico rosarino, construida con voces que casi nunca se escuchan —narcos, familias, vecinos—, y que ofrece una mirada sin filtros, un mapa narco contado desde adentro.

Sergio Naymark, voz experta en policiales
Lo acompaña Sergio Naymark, periodista santafesino e hincha de Colón. Llegó a Rosario siendo adolescente, un año antes de terminar el secundario, y aunque rindió mal el ingreso a Comunicación Social, no abandonó el rumbo: estudió un año en Río Cuarto y finalmente se graduó en la UNR, donde hoy también es docente. Comenzó su recorrido profesional en la producción de Evaristo Monti y Nacho Suriani, hasta que en 1993 ingresó al diario La Capital. Allí desarrolló una extensa trayectoria como cronista y llegó a ser jefe de la sección Policiales, levantando una escuela basada en lo que más le apasiona: salir a la calle a ver qué pasa. Integró la comisión directiva del Sindicato de Prensa Rosario, siempre necesita un proyecto en marcha y aún conserva un sueño no cumplido: ser colectivero de línea.

Su labor en La Capital fue reconocida en 2019, cuando integró el equipo premiado por la Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina (AdEPA), por la cobertura "Mapa de la violencia en Rosario", distinción que respalda su trayectoria en el periodismo de investigación. Hoy participa del programa como voz experta en policiales y contexto local, ideal para dialogar con Gallotta sobre narcotráfico, violencia urbana y los desafíos del periodismo de calle.

La historia detrás de Te hice pica
El eje de la conversación gira rápidamente hacia Te hice pica. La historia no oficial de la Rosario narco, publicado por Orsai hace apenas un mes. Cuando le preguntan por qué decidió escribirlo, Gallotta responde sin rodeos: dos motores, curiosidad y pasión. "Porque si no hay eso, es muy difícil que un periodista hoy —y te diría que desde los últimos diez años— esté dispuesto a hacer semejante esfuerzo", explica. Le molesta, dice, ese imaginario repetido de que un escritor vive de los libros. "La verdad es que eso, en Argentina, es imposible. Yo siempre viví de mi trabajo en Clarín, y cada pesito que me sobraba lo destinaba a hacer estos viajes".

Con el tiempo, reconoce, se obsesionó con la información, con los testimonios y con el seguimiento cotidiano de sus fuentes. "Los venís escuchando mes a mes, y de un momento para el otro te caen detenidos y los perdiste por completo. O te avisan: 'Che, durante un par de meses voy a estar desaparecido, yo te voy a ubicar'. Y nada, te vas enganchando, enganchando, enganchando". Llegó un momento en que sintió que no podía no hacer ese libro. "A pesar de haber dicho 'no publico más libros'. Así que nada, acá estamos".
Origen del título
Sobre el título —Te hice pica— explica que nació de una práctica delictiva creada a mediados de la década del 2000 por cuatro amigos, entre ellos el Pájaro Cantero. Eran jóvenes que buscaban dejar atrás "La Granada", cruzar la circunvalación, encontrar negocios más grandes y abandonar el cuatrerismo y los delitos menores. "Para comer muchas veces tenían que cazar, que pescar, y después hacer cosas muy absurdas: accidentes tipo carancho, iban a pedir préstamos no bancarios con recibos de sueldo truchos que después nadie devolvía", recuerda.

Un día, uno de ellos planteó una idea novedosa: "Che, ¿y si le empezamos a cobrar a los que venden drogas?" La propuesta incluía "cobrar por seguridad", para que los vendedores "estén todo bien con nosotros, que nos empiecen a pagar". A esa modalidad la llamaron te hice pica. Desde entonces iban transa por transa, diciéndoles: "Che, estás picado, a partir de ahora me vas a tener que empezar a pagar". "Eso es lo que les cambia la economía y el gran paso hacia esta historia triste del narcotráfico en la ciudad", reflexiona Gallotta.

Investigación en Rosario
Su investigación en Rosario comenzó formalmente en 2017, cuando se encontró con Lorena Verdún. Ese encuentro le reveló que había una historia que no estaba contada. Él suele insistir en que el periodismo policial se narra casi siempre desde la versión oficial: expedientes, ministerios, comunicados. "A veces, inconscientemente o no, el Ministerio de Seguridad marca la agenda de las secciones de policiales. Entonces siempre es el poder hablando sobre los protagonistas del crimen, contando lo que quieren contar. No digo que mientan, pero son ellos hablando sobre estas personas".

Lo que a él le interesa es otra cosa: escuchar a quienes nunca son escuchados. "Se supone que nos enseñan en toda escuela de periodismo que hay que escuchar a las dos campanas. Es lo que me gusta hacer y lo que siento que es lo correcto". Además, dice, allí encuentra información que jamás aparecerá en un expediente ni la conocerán jefes policiales o ministros. "Es entendible: desde las fiscalías y las policías que investigan lo único que buscan es la prueba para condenarlos el día de mañana. Y eso no es lo que me interesa contar".

Por eso decidió conocer a esas personas cara a cara y sentarse a escucharlas. Lorena fue su primer contacto. En aquel primer encuentro ella llegó acompañada por otra persona, y a partir de esas dos primeras entrevistas comenzó a abrirse el camino. Allí también apareció Celestina Contreras, la madre de Claudio "Pájaro" Cantero, una figura a la que muchos consideraban inaccesible.

Gallotta cuenta que logró hablar con ella porque lo llevaron hasta su casa; por sí sola, dice, no habría aceptado. "Cele habló conmigo porque me llevaron a hablar con ella. Si es por ella, no habla con nadie". Pero su forma de trabajar genera confianza. "Yo no voy con esto de: '¿Y usted qué tiene para decir de que sus tres hijos son criminales?' Para mí eso no tiene sentido. Eso que se lo pregunten el día del juicio, o que se lo pregunte la justicia".

Él prefirió indagar sobre las infancias, un tono distinto que abrió puertas. Y fue entonces cuando aparecieron historias que lo conmovieron. "Me acuerdo cuando ella me contó que a las doce de la noche, cada día de su cumpleaños, Monchi, Guille y Pájaro se peleaban por ver quién la saludaba primero. Yo eso lo hacía con mis hermanas: cumpleaños de mi mamá y nos poníamos como locos por ver quién iba y la abrazaba primero".

A partir de allí la mujer comenzó a relatar su vida. "Nadie estuvo conmigo —decía—. Yo los crié sola porque el papá estaba en la cárcel y nosotros salíamos a cirujiar. La ropa del más grande le quedaba al más chico e íbamos a los comedores del barrio". Gallotta aclara que, aun así, siempre mantiene la responsabilidad de informar y de explicar la carrera criminal que siguieron los hijos; pero considera imprescindible comprender el origen. Cree, como dice Javier Gómez Santander en la contratapa del libro, que "tenés que conocer el alma de los protagonistas. Si no la conocés, no vas a conocer la historia, porque no la vas a entender".

La otra historia del narcotráfico rosarino
Gallotta recuerda con precisión el momento en que entendió que había otra historia del narcotráfico rosarino que no estaba siendo escuchada ni ocupaba las portadas ni las pantallas de los medios. Fue cuando Lorena Verdún irrumpió en la presentación de un libro y dijo: "Escriben un libro sobre nosotros y no nos preguntan nada, no nos citan, no nos dan la posibilidad de hablar". Para él, lo que planteaba tenía toda la lógica del mundo. Era, en términos estrictos, lo que corresponde al ADN del periodismo: si se habla de alguien, esa persona debería tener la posibilidad de ser escuchada.

El periodista aplica ese criterio no solo con quienes están en el centro del delito, sino también con los funcionarios. "En el libro intenté entrevistar al gobernador Maximiliano Pullaro, por ejemplo. No tuve respuesta. Pero al menos lo intenté, gestioné con su jefe de prensa y mandé mensajes, es lo que corresponde", dice. Por eso, cuando oyó a Verdún denunciar que nadie se había tomado el trabajo de escucharla, decidió que era hora de hacerlo. "Voy a ir a escucharla", pensó. Y al llegar a ese submundo, explica, las historias comenzaron a multiplicarse. "Empezás a escuchar historias y te volvés loco, digamos, ¿no? Porque decís: 'uy, mirá, ya estoy acá, estoy instalado'".
Presentación de "Te hice pica". Gallotta junto a Sergio Naymark y Carlos del Frade

Valor del tiempo y la confianza en la investigación
En ese ambiente —no solo en Rosario, aclara, sino en cualquier parte del mundo— la gente valora que alguien se tome el tiempo de sentarse a tomar un café y escuchar su día a día. Están acostumbrados a ser personajes sobre los cuales otros hablan, no protagonistas con derecho a contar lo propio. También están acostumbrados al prejuicio. "Siempre está el concepto, el que te tira la chicana: 'ah, te cuentan todo porque quieren ser famosos'", relata. Él responde con un dato simple: "La mayoría está con otro nombre o cosas así". No parecen buscar fama, sino ser escuchados.

Gallotta no idealiza su rol: "A mí me gusta hacerlo, tampoco voy a decir que es necesario y todas esas cosas. Me gusta, lo disfruto, y ojalá que a muchos lectores también les guste". Le mencionan que hoy hacer periodismo desde el territorio es algo infrecuente. Es más fácil el escritorio, levantar un teléfono, pedir un contacto y cerrar la nota.

Cuando recuerda cómo llegó a cada fuente, lo resume con una fórmula esencial: siempre por un recomendado. Parece sencillo, dice, pero no lo es. Hubo entrevistados con quienes se reunió una vez para un café y luego desaparecieron por años, fruto de peleas internas entre los propios contactos. Retomó vínculo con alguno recién cuando el libro ya estaba entregado. Con otros, simplemente no logró que quisieran hablar. La clave es la paciencia, estar bien recomendado y plantear desde el primer café quién es uno, qué hizo y qué quiere hacer. En esos primeros minutos, explica, "ellos también te miran, te miden. Por cómo mirás, por cómo caminás, ya saben. Ya saben todo de vos".

Reconocimiento del trabajo previo
Que él trabajara en Clarín ayudó en algunos casos, porque sus textos estaban a mano y podían comprobar cómo escribía. De hecho, el proyecto nació como una serie de notas para el diario. "Entonces, cuando ven el material que vas haciendo, cada vez van confiando más". Con el tiempo, además, acumuló conocimiento de territorios y personas, tras haber investigado a colombianos, pandilleros y distintas organizaciones. Eso también pesa al momento de preguntarse "¿a quién le estoy contando?".

Pero lo fundamental, insiste, es conocer ese mundo. A menudo le sucede que lo citan para entrevistas y descubre que su interlocutor ni siquiera leyó la contratapa del libro. Entonces siente que está perdiendo el tiempo. Con sus fuentes, dice, pasa lo mismo. Cuando perciben que quien está delante no entiende la jerga, no conoce la lógica interna o no se interesa de verdad, se cierran. En cambio, cuando sostienen una charla donde pueden intercambiar experiencias —"más que entrevistas son charlas"—, todo fluye distinto. Si alguien le cuenta una situación y él responde: "Ah, sí, una vez estando en Bogotá, uno me contó esto", el otro nota que está hablando con alguien que lleva años escuchando historias similares.

Trabajo cara a cara y pasión
Hacer ese trabajo cara a cara es su día a día. Por eso, aunque en el mundo de los medios pesa tener un cargo o una firma conocida, en ese submundo eso se desarma enseguida. "Con ellos no. Con este tipo de fuentes no. Lo que pesa es esto de: 'che, otra vez estás acá, qué bueno'. Y eso, la pasión. Ellos valoran eso". La chapa de Clarín se cae, dice, cuando ven la primera nota.

Economía interna de las bandas y límites de publicación
A lo largo del libro, Gallotta reconstruyó también la economía interna de las bandas. Y admite que hubo cosas que no pudo publicar. "Tal vez el presente de alguna banda, o algunos acuerdos que tienen, no se pueden publicar", reconoce. También hay relatos donde los entrevistados ponen límites explícitos: "Yo te cuento las cosas que hago solo, pero no te puedo contar lo que hice con tal persona, porque lo incluye a él". Esas restricciones son habituales.
¿Dónde otros solo ven un sumario, toneladas de coca o un crimen, Nahuel encuentra, además, personajes, y demuestra que no has comprendido nada de la historia si no has entrado hasta el alma de sus protagonistas. Nahuel pone su mirada a la altura de los ojos de su fuente, no más arriba, no más abajo; no sale de la cama para ir a repetir a un sentenciado. Consigue lo que nadie más, que los criminales se cuenten por completo: cómo roban, cómo trafican, cómo celebran o huyen, cómo se corrompen, qué errores no saben dejar de cometer, a quién amaron, qué ambicionan o cómo se llevan con su mamá. Escribe sin azúcar, sin disculpa, sin reproches. Nahuel es un periodista que no da un paso sin sentir pasión. Todo empieza en su mirada. Es una lección sobre cómo alguien tiene que arrojarse al mundo para poder regresar y contarlo después.
Javier Gómez Santander, guionista de La casa de papel
Fútbol y narración de escenas
En el libro, el fútbol ocupa un espacio destacado. El periodista que lo entrevista señala que Gallotta habla mucho de Central y no tanto de Newell's. Para explicarle mejor la lógica del relato, prometió pasarle el libro apenas lo terminara. Entre las historias vinculadas al fútbol, hay una que llama la atención: la de alguien que va a la platea con un Rolex.

Gallotta admite que la escena lo fascinó. "En principio, yo soy futbolero", dice. Además de reconstruir hechos, le gusta contar lo que le va pasando durante el proceso, describir escenas. Lo hizo en sus libros anteriores y quiso mantenerlo aquí. El fútbol era inevitable: "El fútbol es todo acá". Cualquier futbolero, asegura, sueña con estar en un Central–Newell's. Él venía escuchando a una fuente que estaba vinculada al conflicto de la facción sur de la hinchada de Central, y sintió que el comienzo del libro debía ser esa escena. Le propuso a ese muchacho ir juntos a la cancha. Él aceptó.

Y entonces ocurrió lo inesperado: apareció con un Rolex. Gallotta, que es fanático de los relojes, lo había visto otras veces con distintos modelos y solía pedírselos prestados para probárselos. No es un objeto al que uno acceda cualquier día. Ese detalle le pareció cinematográfico y perfecto para abrir la historia. Un guiño a los amantes de la relojería —tema sobre el que ya había trabajado, investigando el robo de relojes de alta gama— y, sobre todo, el tipo de inicio que él busca: "Los comienzos para mí tienen que ser escenas". Esa, en particular, era una escena vivida en carne propia, no solo reconstruida a partir de un relato. Por eso la eligió.

Investigación en otros territorios
En sus recorridos por el país y la región, Gallotta fue descubriendo que tanto paraguayos como bolivianos suelen evitar Rosario. La explicación, cuenta, es simple y contundente. "La antagónica a la que son ellos", dice. Ellos se conciben como comerciantes. En Villa Celina, en La Matanza —"la mini Bolivia", como la llama—, donde hoy está uno de los centros neurálgicos del narcotráfico, muchos traficantes venden ropa, tienen talleres textiles o puestos en ferias.

Uno de los rosarinos que aparece en su libro le contó que no podía creer la escena: un hombre que vende remeras en un puesto, de repente saca de la mochila un par de kilos de cocaína. Esa naturalidad de comerciante de feria lo desconcertaba. Estaba acostumbrado a proveedores "llenos de oro", completamente opuestos al perfil silencioso de Celina. Esa modalidad, aclara Gallotta, se repite también en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Pero la diferencia esencial —y la razón por la que evitan Rosario— es la violencia. "Eso es lo que hace que ellos eviten desde hace años Rosario", afirma.

Para escribir el libro viajó por múltiples territorios y cruzó fronteras junto a sus fuentes. Lo recuerda como una experiencia "espectacular". Defiende su gusto por incluir relatos que pongan al lector a su lado, viendo lo mismo que él ve y siguiendo el día a día de sus protagonistas. Ciudad del Este, dice, es una ciudad que lo "vuelve loco". Cree que cualquier periodista de policiales debería conocer esos lugares donde "se respira todo", donde nacen los negocios, donde están los puntos neurálgicos del tráfico.

Por eso sintió que debía ir también a Bolivia y cruzar por las chalanas que dejan entrar al país sin ningún registro. Quería describirlo, sentir la adrenalina que mencionan sus fuentes y observar los controles de cerca. En esos cruces, recuerda, Gendarmería lo interrogaba: "Caballero, ¿de dónde viene? ¿Hacia dónde va? ¿A qué se dedica?" Esa tensión le permitió ver en vivo lo que viven los transportistas: si no dudás y no llamás la atención, seguís. Si bajás la mirada o titubeás, te dicen "tirate al costado" y aparece el escáner. "Ahí perdiste".

Para él era necesario vivirlo en carne propia. Son las cosas que, sostiene, uno recuerda para siempre: dónde estuvo y qué vivió.

Gallotta también aborda los límites del trabajo periodístico en territorio.

Experiencias que no están en los expedientes
Ese tipo de experiencias, insiste, no están en los expedientes. "El expediente es muy limitado", explica. Las fiscalías buscan solo lo que sirve para condenar a un imputado. "Yo les preguntaba por la pureza de la cocaína secuestrada y me decían: 'A mí mientras me dé azul, si es 3% o 90% me da igual, yo los imputo de drogas y listo'". Esa perspectiva judicial deja afuera un universo de detalles que a él sí le interesan. "Leo los expedientes, pero eso no es lo central de mi trabajo", aclara. Para él, cada periodista debe elegir su camino: "Para mí hay que ir por otros lados".

Entre esos "otros lados" aparece el fenómeno de los chicos de 13 a 16 años armados, sin estructuras, al frente de búnkers. Sobre eso también encontró respuestas. "En Buenos Aires y en Córdoba los chicos de esa edad quieren ser ladrones", explica. Rosario es la excepción. "Acá es la única plaza donde los pibes quieren ser —no digo narcos— pero sí tirar para los narcos, porque el estatus, el respeto, te lo da eso". En el país, afirma, Buenos Aires sigue siendo "tierra de ladrones", y esa cultura se replica en las cárceles. En federales, sostiene, los ladrones "dinosaurios" condenados a perpetua les hacen la vida imposible a integrantes de los Monos detenidos allí, por la disputa histórica del ladrón contra el narco. Por eso, dice, Rosario es atípico. Lo buscó y lo publicó intentando entender esa singularidad.

La ciudad, además, tiene otro rasgo particular: la irrupción permanente de la policía como actor económico del narcotráfico. "La policía es corrupta en todas las provincias —admite—, pero acá lo que me sorprende es que muchas veces son tus proveedores, ellos son los que te venden la droga". No se trata de un robo ocasional de kilos para revender; es un suministro sostenido. "Eso no lo vi en ningún lado". En Buenos Aires, señala, la corrupción suele implicar cobrar para hacer la vista gorda. "Jamás te va a vender kilos. O alguna vez, ponele, pero no es tu proveedor". En Rosario, sí. Ese circuito alimenta la traición como componente permanente del paisaje. Lo escucha una y otra vez en sus fuentes: "me soltó la mano".

La dinámica es la misma: un policía promete que toda una comisaría está arreglada, o que pertenece a una fuerza federal y garantiza cobertura en Gendarmería o Prefectura. El narco paga. Pero a veces el policía solo pide "una moneda" para sí mismo. "Hay gente que se creía intocable porque estaba pagando y de un día para el otro le patearon la puerta", cuenta. Muchos hoy están presos y dicen: "Che, ¿pero qué pasó? Si yo pagaba y me aseguraban que era invisible". Traiciones. Y también necesidades del sistema: cuando la ciudad está caliente, hay que demostrar resultados. "Constantemente tienen que haber detenidos, allanamientos, mostrarlo". En ese contexto, quien ayer era aliado puede ser enemigo mañana.

Gallotta también habla de sus propios límites como cronista en territorio. Cada periodista, dice, sabe hasta dónde puede llegar. Cuando percibe que le están contando algo que no quiere —o no debe— saber, se frena. "A veces te cuentan cosas al pasar y digo: 'No me lo digas, no lo quiero saber'. Porque si lo saben vos y tu compañero, el día de mañana eso se filtra y voy a estar entre los observados de que 'vos lo sabías'". No quiere conocer domicilios ni lugares íntimos aunque lo inviten. Evita cruzar barreras que lo comprometan.

También existe un límite ético que repite como mantra: no comerse el personaje. No creerse parte del mundo que describe. "Por entrevistar a ellos no soy un criminal más ni un amigo del crimen", afirma. No sale de noche con sus fuentes, no comparte escenas que puedan confundir los roles. Con algunos desarrolló confianza después de años de charlas, conoció detalles de sus vidas, sus mujeres, sus hijos. "Les tomás un aprecio", admite. Pero eso no convierte la relación en amistad. Conoce ejemplos cercanos de colegas que sí se metieron demasiado. Habla del caso de uno que, por entrevistar a estos grupos, terminó entrando en el consumo y desarrolló múltiples problemas. "Eso es comerse el personaje", dice. Él nunca consumió y no piensa empezar: "Sería un nenazo, como se dice ahora". Quizás lo define de la forma más clara posible: "No comerte el personaje. Yo soy un periodista ahí".

Hace ocho años que Nahuel Gallotta viene a Rosario, y en ese tiempo ha recorrido sus calles, sus barrios y sus historias, enfocándose en la violencia, el crimen y el narcotráfico que atraviesan la ciudad. Al hacer un balance de lo que ha descubierto, Gallotta confiesa que lo que más lo sorprendió es que Rosario es la única ciudad donde todo el que vende droga tiene que pagar para poder hacerlo, y no a la policía. "Eso es lo que me sorprende por sobre todas las cosas", dice. Además, sostiene que aquí el estatus lo tiene el narco y no el ladrón. Esa constatación fue la que lo llevó a escribir sobre Rosario. Para él, se trata de algo que los expedientes judiciales apenas registran y, por eso, es difícil que se conozca: "La industria de la protección, eso es propio solo de Rosario, de estos barrios, y está instalado acá y en ningún otro lado más".

Gallotta también aborda la implicancia de la policía y del poder político en esta trama. Señala que siempre hay nexos, reuniones y contactos con el poder político, aunque no siempre se puedan comprobar judicialmente. "El poder político siempre es nombrado en las entrevistas. Siempre hay reuniones, siempre hay nexos con el poder político. Bueno, hay cosas que no están comprobadas judicialmente, pero sí que se habla en los cafés y tiene lógica cuando ves que los homicidios bajaron notoriamente y el mensaje oficial es que la causa de esa baja es mayor presencia policial: que en lugar de 30 patrulleros hay 60 y mayor control en las unidades penitenciarias. No sé, a mí como periodista me da por preguntar ¿de verdad es solo eso?. En los cafés se dice otra cosa: que hay acuerdos, que hay pactos. Me consta de una investigación, de una declaración; de hecho, en el libro está, pero no hay mucho más que eso".

Explica que esos acuerdos suelen tener objetivos concretos, como bajar la violencia en las calles: "Existe un grupo que viene y te plantea esto: de hecho, necesitan que bajen las armas, que no haya tiros. Entonces sí, el poder político siempre está. Y yo creo que no solo en Rosario, a nivel nacional siempre hay. Siempre se habla de que, para hacer el negocio más grande de este mundo del narcotráfico, que es la exportación vía buques hacia Europa, siempre se dice que tenés que tener los contactos en el puerto, y que son contactos políticos. Ahí no llega el comisario gordo que te pide una moneda por el búnker. Es como que el negocio de abajo es de los policías y el negocio de arriba es del poder político. O sea, vos tenés que tener contacto con ellos si querés que te salga bien. No porque vos quieras perder cargamentos y regalar, acá llega un punto en el que hay demasiado dinero en juego y nadie lo quiere arriesgar. Nadie va a hacer una inversión de un millón de dólares si no es seguro que va a salir bien, entonces vos tenés que buscar esos contactos que te aseguren que la mercadería va a llegar o que va a bajar en destino y que vos la vas a poder vender".

Mapa de la violencia, un trabajo que pudo molestar al poder
En la charla se le recordó a Sergio Naymark el trabajo que hicieron con el mapa de la violencia, un proyecto que ya no está disponible de manera completa. "La investigación se desarrolló entre 2017 y 2018, durante años de picos de homicidios en la ciudad, y buscaba reflejar la realidad no solo a partir de los números oficiales, sino también de los no oficiales", señaló el colega y sumó: "Eso es otro tema: no son los mismos números los que te ofrecían en aquel momento de parte del Ministerio de Seguridad en cuanto a la cantidad de muertos. Vos te enterabas saliendo a la calle que había más muertos que los que esos números decían. Metiendo esos dos, ese combo de números en un bolillero y los nombres de las personas y los barrios, y tratando de hurgar en los motivos que llevaron a esos homicidios, se trató de armar este mapa lo más fielmente posible. Fue un trabajo en el que participaron todos los compañeros de la sección: nadie quedó excluido. Algunos trabajaban con los números, otros con infografías, otros con trabajo territorial, entrevistas, redacción de texto. Bueno, fue un trabajo grupal y, qué bueno que afortunadamente tuvo su rédito, al menos tener un diplomita, una mención en tu casa diciendo: 'Che, para esto que hicimos, para algo valió'. Y si no está más, bueno".

Naymark también reflexiona sobre la relación entre el periodismo, el poder político y el narcotráfico, señalando que la censura o el control editorial a veces hacen desaparecer trabajos que podrían resultar incómodos. "Recién terminabas de hablar vos conmigo de cómo incide o qué relación puede haber entre el campo narco y el campo político, y en el periodismo pasa lo mismo. Vio, usted sabe de eso: a veces hay cuestiones…", dice Naymark.

El periodista aclara que actualmente se denomina control editorial. "Control editorial es la palabra que se usa ahora. Bueno, hay algunas cuestiones de control editorial que hacen que esos trabajos desaparezcan, cuando las personas que hacen ese control editorial, en el momento en el cual aquel trabajo se hizo, ocupaban otro rol. Entonces son trabajos que pueden molestar", señala el cronista que pasó por la redacción de La Capital, decano de la prensa argentina.

Al escuchar a Gallotta hablar de su producción en Rosario durante estos años, uno siente una mezcla de admiración y cierta envidia. "A veces decís: che, tuvo que venir un tipo de Buenos Aires para explicarnos cómo se hace esto. Después, cuando pensás en frío, decís: no, en realidad no te está enseñando. Nosotros lo hacíamos, no con la profundidad, eso seguro, con la profundidad que le hizo Nahuel, pero uno tenía acceso quizás a las mismas fuentes o a las mismas relaciones y no lo hiciste. Y no lo hacíamos, creo, en gran parte por culpa de uno".

Recuerda Naymark la presentación de un libro y la reacción de Lorena Verdún, que le hizo percibir que había algo que podía investigar: "Vino a la presentación de un libro, ve a Lorena Verdún reaccionar de determinada manera y, a partir de esa reacción, dice: 'Che, tiene razón esta mína, ¿no? A ver, le voy a ir a preguntar por qué'. Y a partir de esa relación, empezar a construir una historia. Yo tuve oportunidades varias veces de hablar con Lorena y, sin embargo, y estuve en la presentación del libro y, sin embargo, a mí como periodista no, no tuve esa cuestión de olfato, decirle: 'Che, claro, tendría que haber ido a preguntarle'. Bueno, esas son las cosas que diferencian, por ahí, el quehacer cotidiano, la sapiencia o el conocimiento de cada uno de nosotros".

Naymark también describe las dificultades que enfrentó al intentar publicar entrevistas con personas ligadas al narcotráfico: "Si yo voy al diario La Capital y le ofrezco una entrevista con Lorena Verdún o con Monchi Cantero o con XX, ¿me la van a publicar? Y lo más probable que no. Yo tuve serios inconvenientes las veces que he podido entrevistar a gente ligada al mundo del hampa, no solo del narcotráfico: llegar a la redacción y chocarte con secretarios o con jefes de redacción que te decían: 'No, no, esto no va. ¿A quién le interesa lo que dice Julio Rodríguez Grantón, el peruano? No, ya está, aparte ya lo publicamos, ya dijimos quién es, qué hace, qué condena tiene. Bueno, pero acá habla él, no habla el expediente'. Que es un poco lo que cuenta Nahuel a partir de su experiencia. Te rebotaban las notas, entonces te la rebotan una, te la rebotan dos, te la rebotan tres a la cuerda. Vos decís: 'No la hago, ¿para qué?'".

Finalmente, Nahuel Gallotta invita a seguir descubriendo la historia no oficial del narcotráfico en Rosario. Su libro se consigue a través de la tienda de Orsai y en Homo Sapiens, Sarmiento 839. A través de ocho años de investigación, Gallotta construyó un relato que revela los hilos invisibles del poder, la violencia y el crimen en Rosario, un mapa que no aparece en las estadísticas oficiales pero que palpita con intensidad en los barrios, las calles y las historias de la ciudad.

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