Con la sala llena y una energía colectiva difícil de ignorar, la comunidad audiovisual santafesina volvió a dar un paso firme en su camino hacia una legislación que ampare, potencie y proyecte el trabajo de cientos de realizadores, productores, actores, actrices, técnicos y estudiantes del sector. Este nuevo proyecto de Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica y Audiovisual de Santa Fe esii una iniciativa construida desde la base por organizaciones, colectivos y trabajadores del audiovisual, que fue ingresada formalmente en la Cámara de Diputados de la provincia el viernes 23 de mayo.
El texto, que busca ser una herramienta legal efectiva para la producción, conservación y difusión de obras audiovisuales, plantea como pilares la creación de un fondo de fomento, un festival internacional un archivo provincial y el impulso a las salas y espacios de exhibición, entre otras. Lejos de un reclamo sectorial aislado, la ley representa una apuesta cultural, política y económica frente a un contexto nacional de desfinanciamiento y desmantelamiento de instituciones clave del sector desde la llegada del gobierno de Javier Milei.
Desde la Comunidad Audiovisual Santafesina se espera que el proyecto inicie prontamente su tratamiento en comisiones y avance hacia la votación en ambas cámaras legislativas. Mientras tanto, quienes hacen cine en la provincia continúan organizándose para garantizar que la producción audiovisual no sea solo posible, sino también sostenible, identitaria y colectiva.
Narrar para existir: voces del audiovisual santafesino en plano general
Federico Matteucci – Director de la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario: "Ojalá este momento sea histórico, una nueva fundación que permita que este proyecto, que hoy se va a dar a conocer a muchos integrantes de la comunidad audiovisual, pueda realmente avanzar.
Desde la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario, desde este lugar quiero abrir las puertas de la institución, como lo estamos haciendo hoy, para generar un espacio de debate, de diálogo, de intercambio. Un espacio donde puedan encontrarse todos los sectores que conforman la comunidad audiovisual, así como también los y las representantes políticos que estén dispuestos a conversar sobre este proyecto.
Ofrezco este espacio como un punto de encuentro entre todas las partes interesadas, con la esperanza de que este proyecto pueda avanzar y lograr un resultado verdaderamente positivo en el transcurso de este año".
Gustavo Postiglione – Director, productor y guionista de cine, televisión y teatro: "Hace una semana hablaba de la necesidad urgente de avanzar en algo que tiene que ver con lo más esencial: nuestro trabajo, nuestras posibilidades concretas de seguir produciendo audiovisual en la provincia. Y hoy, en esta instancia, ver esta sala llena emociona. Ojalá también podamos verla así cuando exhibamos nuestras películas, cuando lo que hacemos llegue al público. Porque este proyecto no se trata solamente de una ley, sino de crear las condiciones para que el trabajo audiovisual tenga existencia real, continuidad, y proyección.
Hoy volvemos a poner sobre la mesa una propuesta que fue construida colectivamente, y que ahora debemos seguir desarrollando entre todos. Pero para hacerlo, también necesitamos tomar conciencia de la situación en la que estamos. Porque esta instancia, a la que llegamos con tanto esfuerzo, no surge de la nada. Es el resultado de años de trabajo, de lucha, de resistencia, en un contexto donde la cultura está siendo atacada de forma sistemática.
Algunos ya lo sabrán, otros tal vez no, pero hace pocos días la CONABIP —la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares— comenzó a ser desmantelada. El Instituto Nacional del Teatro atraviesa la misma situación. Y el INCAA, el Instituto Nacional de Cine, está prácticamente paralizado por decisiones políticas del actual gobierno. Estas no son amenazas abstractas: son políticas concretas de desfinanciamiento, vaciamiento y deslegitimación de la cultura. Y esto afecta directamente a compañeros y compañeras con los que trabajamos todos los días. Por eso también nos solidarizamos con ellos. Porque son parte de lo mismo. Porque lo que se pone en juego hoy es un modelo de país.
En este escenario, la cultura en general, y el audiovisual en particular, están siendo atacados de manera permanente. ¿Y qué hacemos nosotros frente a eso? Somos los que hablamos. Somos los que levantamos la voz cuando muchos actores de la política callan. Y sin embargo, necesitamos también que la política institucional nos acompañe. Porque sin su compromiso, no podemos avanzar. Lo que hoy pedimos —y exigimos— es una ley audiovisual para la provincia de Santa Fe.
Santa Fe, hoy, es una provincia desamparada en términos de política audiovisual. No hay beneficios, no hay incentivos, no hay resguardo del Estado para producir. No hay una estructura que nos permita desarrollar una actividad que, además de ser cultural, genera trabajo y movimiento económico. Por eso, hace ya unos cuantos años, desde la comunidad audiovisual decidimos organizarnos. Y eso, para mí, es fundamental. Logramos unir criterios, dejar de lado diferencias, incluso entre personas que quizás en otro momento no podían sentarse en una misma mesa. Entendimos que solo colectivamente podíamos construir algo que sirviera a todos: un proyecto de ley que genere trabajo, que promueva la industria, que amplíe las posibilidades creativas de compañeros y compañeras, y que también abra puertas para quienes egresan de las escuelas de cine.
Porque esta ley no es solo para quienes ya estamos trabajando. Esta ley es también para el futuro. Para ustedes, estudiantes de cine, que están formándose y que merecen un horizonte posible. En un país donde, paradójicamente, el cine argentino es reconocido mundialmente por su calidad —estamos entre los cinco países más prestigiosos en el ámbito cinematográfico— hoy enfrentamos un escenario desolador. Y eso, simplemente, no puede ser aceptado.
Desarrollamos esta propuesta con responsabilidad. Hablamos con funcionarios, con legisladores, con referentes de cultura y producción. El proyecto fue presentado, perdió estado parlamentario, y hoy lo volvemos a presentar. Para nosotros, eso no es empezar de cero, pero sí es volver a poner el tema en discusión. No porque creamos que nuestra propuesta es la única posible, sino porque creemos que tiene que discutirse. Que debe abrirse a todos los sectores. Y que espacios como este, esta escuela de cine, son los lugares adecuados para debatir, compartir y construir colectivamente.
La Ley de Cine no es solo una necesidad sectorial. Es una necesidad social. Pero también es una oportunidad: de diálogo, de construcción política, de pensar el futuro. Porque si el proyecto no se aprueba, nos quedamos sin ley, y con eso se nos cierra la posibilidad de planificar, de producir, de sostener la identidad cultural desde nuestro lugar. Por eso el diálogo es el primer paso. Y es clave que ustedes —los futuros realizadores, técnicos, guionistas— puedan comprender esto, explicarlo, replicarlo. Porque muchas veces la cultura es subestimada. Se la asocia solo al entretenimiento, al goce, a lo emocional. Pero no se la considera como lo que también es: trabajo. Trabajo legítimo, digno, necesario.
Nosotros defendemos nuestra actividad porque somos trabajadores. Y nuestro trabajo tiene valor. No es un capricho hacer películas. No es un hobby. Es nuestra forma de vivir, de expresarnos, de construir comunidad. Y eso, además, forma parte de la identidad de un pueblo. Porque la identidad no se hereda, se construye. Y se reafirma, sobre todo en momentos como estos, donde todo parece querer ser borrado o reemplazado por narrativas que vienen de otro lado.
Si no producimos nuestras propias historias, si no tenemos nuestras propias pantallas, si no tenemos nuestras propias políticas, entonces lo que vamos a ver, lo que se va a contar, va a ser lo que otros decidan. No vamos a ser más productores: vamos a ser solo espectadores de una historia que no es nuestra.
Por eso esta ley es fundamental. Porque no es solo fomento. Es industria, es cultura, es identidad. Es una estrategia para sostener una actividad que atraviesa a toda la sociedad. Porque la cultura es transversal. Y si no la defendemos, estamos perdidos.
Quiero subrayar algo que me parece central: lo que logramos como comunidad audiovisual es haber encontrado un punto en común. Esta ley es ese punto. Es lo que nos une. Y por eso es la ley que estamos dispuestos a defender, a debatir, y a explicar. No porque sea perfecta, sino porque es necesaria. Necesitamos el apoyo de toda la comunidad, de la sociedad en su conjunto. Porque este proyecto está pensado también para lo que viene. Para ustedes. Para el futuro.
Nosotros ya llevamos muchos años trabajando en esto. Pero ustedes, estudiantes de la escuela de Cine y Televisión, están empezando. Y merecen una ley que los contenga, que los ampare, que les permita proyectarse. Porque el futuro está ahí. Y ustedes son ese futuro. Esta ley es para ustedes".
Rubén Plataneo – Director, productor y programador: "Gracias al diputado Carlos del Frade, que tuvo la actitud política y el compromiso concreto de presentar, el viernes 23 de mayo a las 7 de la mañana, el proyecto de Ley de Fomento a la Producción Audiovisual de Santa Fe. Ese proyecto, que hoy vuelve a ingresar a la Legislatura, es el resultado de más de cuatro años de trabajo colectivo, que comenzó a principios de 2021. Ya había sido presentado en un período legislativo anterior por la exdiputada Matilde Bruera, y desde entonces venimos intentando, en múltiples instancias, que el contenido de ese articulado sea escuchado y atendido por legisladores y funcionarios del gobierno provincial.
La motivación para escribir este proyecto nació ante una situación de desamparo, no solo económico y financiero, sino también cultural, que ya veíamos agravarse desde hace años. Entendimos que el sector audiovisual santafesino no contaba con una herramienta legal que reflejara sus derechos, necesidades y particularidades. Había —y hay— una ausencia de legislación específica. Es decir, el sector no tenía un instrumento normativo que garantizara su desarrollo. Por eso lo hicimos: porque si algo tiene la fuerza de obligar al Estado a sostener un sector, es una ley.
Entonces nos abocamos a redactar ese instrumento. Lo hicimos con responsabilidad y datos, lo llenamos de sustancia y de contenido técnico. Elaboramos un texto con cinco capítulos y veinticinco artículos que describen detalladamente cómo funciona nuestra actividad: sus etapas, sus procesos, sus necesidades técnicas, sus tiempos, sus riesgos y su potencial de desarrollo. Todo lo que ustedes conocen porque lo están estudiando, y que muchos otros desconocen, lo pusimos por escrito.
El proyecto contempla todas las fases del trabajo audiovisual: desde la idea inicial y la escritura del guion, hasta el rodaje, la postproducción, la distribución, la exhibición y la circulación en festivales y mercados. Pero no solo busca que la actividad se desarrolle, sino que se potencie. Usamos esa palabra de manera deliberada: potenciar. Porque capacidades hay, conocimiento hay, talento hay, y todo eso ya está en funcionamiento, pero sin acompañamiento estatal no puede escalar, no puede consolidarse como industria.
La clave estructural del proyecto es el artículo 3, que propone la creación de un Fondo de Fomento Audiovisual. Este fondo estaría destinado a cubrir todas las etapas de la producción cinematográfica y audiovisual, con un alcance integral: desde la etapa de desarrollo hasta la exhibición. El artículo 4, a su vez, establece cómo se distribuye ese fondo: el 80% iría a la producción de obras, el 10% a la creación y sostenimiento de un Festival Internacional de Cine con sede rotativa entre Santa Fe y Rosario, y el otro 10% a la creación de una Cinemateca Provincial, que preserve y difunda todo el material audiovisual santafesino, pasado, presente y futuro.
Este fondo de fomento representa apenas el 0,089% del presupuesto provincial. Es un porcentaje ínfimo, pero con un impacto enorme. Con ese monto podríamos, cada año, financiar aproximadamente diez películas y dos series. Es un cálculo concreto, hecho con datos del sector, que muestra que es viable y eficaz. A diferencia de otras actividades económicas, la producción audiovisual requiere un volumen de inversión alto, porque combina arte, industria y tecnología. No hay forma de desarrollarla sin fondos estables y públicos.
El festival internacional que proponemos no solo permitiría mostrar nuestras obras al mundo, sino también traer obras del mundo a nuestra región y establecer un mercado de coproducción y distribución que nos conecte con otras provincias y países. Provincias como Entre Ríos, Misiones, Mendoza, Jujuy ya tienen estructuras similares en funcionamiento. Santa Fe, siendo la segunda provincia exportadora del país, con el segundo mayor PBI luego de Buenos Aires, todavía no cuenta con un sistema de fomento audiovisual estructurado. Es hora de que lo tenga.
El tercer eje central del proyecto es la creación de la Cinemateca Provincial. No podemos seguir dejando que nuestras producciones queden archivadas en discos duros personales o se pierdan con el tiempo. La Cinemateca garantizaría la recolección, la preservación y la difusión del acervo audiovisual santafesino.
Por supuesto, todo esto requiere una estructura administrativa. Por eso también está prevista la designación de una Autoridad de Aplicación, que tendría la función de coordinar los fondos, el festival y la cinemateca. Propusimos que esta autoridad se articule entre el Ministerio de Producción y el Ministerio de Cultura, con una división de funciones ya estipulada en el articulado. Esta articulación es clave, porque refleja la doble naturaleza del audiovisual: como industria productiva y como bien cultural.
Además, al igual que la Ley Nacional de Cine, este proyecto incluye la creación de un Consejo Asesor, compuesto por representantes de las distintas asociaciones del sector. Este consejo tendría el rol de acompañar y asesorar a la autoridad de aplicación en la organización de concursos, en la asignación de recursos del fondo y en las decisiones estratégicas que hacen al crecimiento de la industria.
Por último, el proyecto prevé que, una vez votada, la ley deberá ser reglamentada por el Ejecutivo provincial en un plazo de 90 días. Ese paso es esencial para que el fondo se active, para que se cree la estructura de gestión, y para que finalmente se ponga en marcha.
Venimos trabajando en esto desde hace cuatro años. En ese tiempo, tuvimos decenas de reuniones con legisladores, senadores, funcionarios de cultura y producción, de distintos partidos. Avanzamos, retrocedimos, insistimos. El año pasado, en diciembre, la primera presentación del proyecto perdió estado parlamentario. Pero no bajamos los brazos. Hoy volvemos con más fuerza y con más legitimidad.
Lo que pedimos ahora es claro: que el proyecto empiece a ser tratado. Que pase por las comisiones de Cultura, Economía, Asuntos Constitucionales. Que ingrese al recinto de Diputados y luego a Senadores. Y que finalmente se convierta en ley.
A todos los estudiantes, realizadores, productores, técnicos, docentes y trabajadores del sector: necesitamos que se sumen a este esfuerzo. Que propulsen, reclamen, exijan. Que lo hagan visible. Esta ley no solo impulsa una actividad: garantiza derechos. El derecho al trabajo, el derecho a la cultura, el derecho a producir nuestras propias historias".Carlos del Frade – Diputado del Frente por la Soberanía*: "La verdad es que tengo el privilegio de estar acá, y quiero explicar por qué es un verdadero privilegio. Nosotros, como bloque, somos de los que más proyectos de ley presentamos en la historia de la legislatura. Y también, hay que decirlo, los que más hemos fracasado. Pero esta es la primera vez que presentamos un proyecto de ley junto a estudiantes, con pibas y pibes que están formándose. Y eso lo convierte en una esperanza concreta, no es solo resistencia: es esperanza encarnada.
Que ustedes le den forma y sostén a este proyecto impulsado por trabajadoras y trabajadores del sector audiovisual es maravilloso. Tal vez no lo vean ahora, porque no están en el día a día de la dinámica legislativa, con leyes, pedidos de informe, proyectos de comunicación. Pero les aseguro —y lo digo junto a nuestra querida compañera Ana Laura Pinto, que coordinó este trabajo con enorme dedicación— que esto es excepcional: ver a jóvenes comprometerse con su pasión, con su futuro laboral y artístico, es profundamente conmovedor. Gracias también a la escuela por recibirnos.
Ahora bien, el proyecto ya tiene número de expediente: 56.370. Anótenlo, repítanlo, difúndanlo. No solo sirve para jugar a la quiniela —aunque también—, sino para que lo reclamen. Escríbanle al gobernador Maximiliano Pullaro, a la ministra de Cultura, Susana Rueda; al ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini y al ministro de Economía, Pablo Olivares. Digan: "Queremos que se trate el proyecto 56.370". Así se logra avanzar. La experiencia nos lo enseñó: la expropiación del edificio para la Escuela Carlos Guido y Spano fue posible porque las y los estudiantes presionaron desde afuera. Los funcionarios no pudieron ignorar esa oleada de reclamos. Así se ganan las leyes: de afuera hacia adentro, no al revés.
Este proyecto es necesario porque siembra futuro. Y no hay nada que proyecte más futuro que el arte, el cine, la producción audiovisual. No estamos hablando de un lujo: estamos hablando de trabajo, de cultura, de identidad.
Y lo digo con total claridad: no estamos pidiendo un favor. Estamos exigiendo fomento para una industria que genera empleo, valor simbólico y arraigo. No somos delirantes. ¿Sabían que empresas como Dreyfus no pagan Ingresos Brutos? ¿Y nosotros no podemos pedir una Ley de Cine? Es absurdo.
Entendemos que el contexto es difícil. Otras industrias también están golpeadas —basta con mirar lo que ocurre en General Motors—, pero por eso mismo tenemos que defender lo nuestro. Apostar a nuestra capacidad de trabajo, a nuestra dignidad como laburantes y como creadores de sentido colectivo.
Esta cruzada no va a ser fácil. De hecho, si me preguntan, el fracaso está garantizado... si no peleamos. Pero si salimos a militar este proyecto por fuera de la Legislatura, si hacemos presión social, si lo convertimos en una causa de ustedes, podemos lograrlo.
Y quiero que piensen en esto: el presupuesto de la provincia de Santa Fe es de 10 billones 400 mil millones de pesos. Un número de catorce cifras: 10.400.000.000.000 pesos. ¿Saben cuánto se destina al Ministerio de Cultura? El 0,12%. Doce centavos cada cien pesos. Nada. Casi simbólico.
Santa Fe es la principal exportadora del país: el 40% de las exportaciones nacionales salen de nuestra provincia. Pero también somos una potencia cultural. Desde Fernando Birri en adelante, tenemos una historia cinematográfica extraordinaria. ¿Cómo no vamos a apostar a esta ley?
Este proyecto va a entrar por la Comisión de Cultura y también por la de Industria. Pero vamos a pedir el giro a Asuntos Constitucionales, porque ya se trató anteriormente en esas comisiones. Constitucionales es la comisión que permite que un proyecto se trate en el recinto. Y aunque somos una minoría, si hay presión desde afuera, hay chances reales.
Así que insisto: tomen el ejemplo de la Guido y Spano. Si ustedes se organizan, si presionan, si lo hacen visible, ¿quién dice que antes de fin de año no tengamos media sanción en Diputados? Y después, bueno, veremos cómo abordamos el debate en el Senado. Pero lograr la media sanción sería una bandera enorme para esta escuela, para la comunidad audiovisual santafesina, para la cultura.
Estamos profundamente felices. Porque en tiempos tan duros como los que vivimos, apostar a una Ley de Cine junto a ustedes es una verdadera celebración.
*Presentó el proyecto de ley por segunda vez, tras haber perdido estado parlamentario la propuesta original de la exdiputada Matilde Bruera
*Louis Dreyfus Company (LDC) es una de las mayores empresas del país. En General Lagos tiene el segundo puerto privado más grande de Argentina, además de una planta en Timbues dónde tiene una planta de procesamiento de oleaginosas Fotos: Señales, gentileza Mariano Antenore
Desde la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario, desde este lugar quiero abrir las puertas de la institución, como lo estamos haciendo hoy, para generar un espacio de debate, de diálogo, de intercambio. Un espacio donde puedan encontrarse todos los sectores que conforman la comunidad audiovisual, así como también los y las representantes políticos que estén dispuestos a conversar sobre este proyecto.
Ofrezco este espacio como un punto de encuentro entre todas las partes interesadas, con la esperanza de que este proyecto pueda avanzar y lograr un resultado verdaderamente positivo en el transcurso de este año".
Gustavo Postiglione – Director, productor y guionista de cine, televisión y teatro: "Hace una semana hablaba de la necesidad urgente de avanzar en algo que tiene que ver con lo más esencial: nuestro trabajo, nuestras posibilidades concretas de seguir produciendo audiovisual en la provincia. Y hoy, en esta instancia, ver esta sala llena emociona. Ojalá también podamos verla así cuando exhibamos nuestras películas, cuando lo que hacemos llegue al público. Porque este proyecto no se trata solamente de una ley, sino de crear las condiciones para que el trabajo audiovisual tenga existencia real, continuidad, y proyección.
Hoy volvemos a poner sobre la mesa una propuesta que fue construida colectivamente, y que ahora debemos seguir desarrollando entre todos. Pero para hacerlo, también necesitamos tomar conciencia de la situación en la que estamos. Porque esta instancia, a la que llegamos con tanto esfuerzo, no surge de la nada. Es el resultado de años de trabajo, de lucha, de resistencia, en un contexto donde la cultura está siendo atacada de forma sistemática.
Algunos ya lo sabrán, otros tal vez no, pero hace pocos días la CONABIP —la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares— comenzó a ser desmantelada. El Instituto Nacional del Teatro atraviesa la misma situación. Y el INCAA, el Instituto Nacional de Cine, está prácticamente paralizado por decisiones políticas del actual gobierno. Estas no son amenazas abstractas: son políticas concretas de desfinanciamiento, vaciamiento y deslegitimación de la cultura. Y esto afecta directamente a compañeros y compañeras con los que trabajamos todos los días. Por eso también nos solidarizamos con ellos. Porque son parte de lo mismo. Porque lo que se pone en juego hoy es un modelo de país.
En este escenario, la cultura en general, y el audiovisual en particular, están siendo atacados de manera permanente. ¿Y qué hacemos nosotros frente a eso? Somos los que hablamos. Somos los que levantamos la voz cuando muchos actores de la política callan. Y sin embargo, necesitamos también que la política institucional nos acompañe. Porque sin su compromiso, no podemos avanzar. Lo que hoy pedimos —y exigimos— es una ley audiovisual para la provincia de Santa Fe.
Santa Fe, hoy, es una provincia desamparada en términos de política audiovisual. No hay beneficios, no hay incentivos, no hay resguardo del Estado para producir. No hay una estructura que nos permita desarrollar una actividad que, además de ser cultural, genera trabajo y movimiento económico. Por eso, hace ya unos cuantos años, desde la comunidad audiovisual decidimos organizarnos. Y eso, para mí, es fundamental. Logramos unir criterios, dejar de lado diferencias, incluso entre personas que quizás en otro momento no podían sentarse en una misma mesa. Entendimos que solo colectivamente podíamos construir algo que sirviera a todos: un proyecto de ley que genere trabajo, que promueva la industria, que amplíe las posibilidades creativas de compañeros y compañeras, y que también abra puertas para quienes egresan de las escuelas de cine.
Porque esta ley no es solo para quienes ya estamos trabajando. Esta ley es también para el futuro. Para ustedes, estudiantes de cine, que están formándose y que merecen un horizonte posible. En un país donde, paradójicamente, el cine argentino es reconocido mundialmente por su calidad —estamos entre los cinco países más prestigiosos en el ámbito cinematográfico— hoy enfrentamos un escenario desolador. Y eso, simplemente, no puede ser aceptado.
Desarrollamos esta propuesta con responsabilidad. Hablamos con funcionarios, con legisladores, con referentes de cultura y producción. El proyecto fue presentado, perdió estado parlamentario, y hoy lo volvemos a presentar. Para nosotros, eso no es empezar de cero, pero sí es volver a poner el tema en discusión. No porque creamos que nuestra propuesta es la única posible, sino porque creemos que tiene que discutirse. Que debe abrirse a todos los sectores. Y que espacios como este, esta escuela de cine, son los lugares adecuados para debatir, compartir y construir colectivamente.
La Ley de Cine no es solo una necesidad sectorial. Es una necesidad social. Pero también es una oportunidad: de diálogo, de construcción política, de pensar el futuro. Porque si el proyecto no se aprueba, nos quedamos sin ley, y con eso se nos cierra la posibilidad de planificar, de producir, de sostener la identidad cultural desde nuestro lugar. Por eso el diálogo es el primer paso. Y es clave que ustedes —los futuros realizadores, técnicos, guionistas— puedan comprender esto, explicarlo, replicarlo. Porque muchas veces la cultura es subestimada. Se la asocia solo al entretenimiento, al goce, a lo emocional. Pero no se la considera como lo que también es: trabajo. Trabajo legítimo, digno, necesario.
Nosotros defendemos nuestra actividad porque somos trabajadores. Y nuestro trabajo tiene valor. No es un capricho hacer películas. No es un hobby. Es nuestra forma de vivir, de expresarnos, de construir comunidad. Y eso, además, forma parte de la identidad de un pueblo. Porque la identidad no se hereda, se construye. Y se reafirma, sobre todo en momentos como estos, donde todo parece querer ser borrado o reemplazado por narrativas que vienen de otro lado.
Si no producimos nuestras propias historias, si no tenemos nuestras propias pantallas, si no tenemos nuestras propias políticas, entonces lo que vamos a ver, lo que se va a contar, va a ser lo que otros decidan. No vamos a ser más productores: vamos a ser solo espectadores de una historia que no es nuestra.
Por eso esta ley es fundamental. Porque no es solo fomento. Es industria, es cultura, es identidad. Es una estrategia para sostener una actividad que atraviesa a toda la sociedad. Porque la cultura es transversal. Y si no la defendemos, estamos perdidos.
Quiero subrayar algo que me parece central: lo que logramos como comunidad audiovisual es haber encontrado un punto en común. Esta ley es ese punto. Es lo que nos une. Y por eso es la ley que estamos dispuestos a defender, a debatir, y a explicar. No porque sea perfecta, sino porque es necesaria. Necesitamos el apoyo de toda la comunidad, de la sociedad en su conjunto. Porque este proyecto está pensado también para lo que viene. Para ustedes. Para el futuro.
Nosotros ya llevamos muchos años trabajando en esto. Pero ustedes, estudiantes de la escuela de Cine y Televisión, están empezando. Y merecen una ley que los contenga, que los ampare, que les permita proyectarse. Porque el futuro está ahí. Y ustedes son ese futuro. Esta ley es para ustedes".
Rubén Plataneo – Director, productor y programador: "Gracias al diputado Carlos del Frade, que tuvo la actitud política y el compromiso concreto de presentar, el viernes 23 de mayo a las 7 de la mañana, el proyecto de Ley de Fomento a la Producción Audiovisual de Santa Fe. Ese proyecto, que hoy vuelve a ingresar a la Legislatura, es el resultado de más de cuatro años de trabajo colectivo, que comenzó a principios de 2021. Ya había sido presentado en un período legislativo anterior por la exdiputada Matilde Bruera, y desde entonces venimos intentando, en múltiples instancias, que el contenido de ese articulado sea escuchado y atendido por legisladores y funcionarios del gobierno provincial.
La motivación para escribir este proyecto nació ante una situación de desamparo, no solo económico y financiero, sino también cultural, que ya veíamos agravarse desde hace años. Entendimos que el sector audiovisual santafesino no contaba con una herramienta legal que reflejara sus derechos, necesidades y particularidades. Había —y hay— una ausencia de legislación específica. Es decir, el sector no tenía un instrumento normativo que garantizara su desarrollo. Por eso lo hicimos: porque si algo tiene la fuerza de obligar al Estado a sostener un sector, es una ley.
Entonces nos abocamos a redactar ese instrumento. Lo hicimos con responsabilidad y datos, lo llenamos de sustancia y de contenido técnico. Elaboramos un texto con cinco capítulos y veinticinco artículos que describen detalladamente cómo funciona nuestra actividad: sus etapas, sus procesos, sus necesidades técnicas, sus tiempos, sus riesgos y su potencial de desarrollo. Todo lo que ustedes conocen porque lo están estudiando, y que muchos otros desconocen, lo pusimos por escrito.
El proyecto contempla todas las fases del trabajo audiovisual: desde la idea inicial y la escritura del guion, hasta el rodaje, la postproducción, la distribución, la exhibición y la circulación en festivales y mercados. Pero no solo busca que la actividad se desarrolle, sino que se potencie. Usamos esa palabra de manera deliberada: potenciar. Porque capacidades hay, conocimiento hay, talento hay, y todo eso ya está en funcionamiento, pero sin acompañamiento estatal no puede escalar, no puede consolidarse como industria.
La clave estructural del proyecto es el artículo 3, que propone la creación de un Fondo de Fomento Audiovisual. Este fondo estaría destinado a cubrir todas las etapas de la producción cinematográfica y audiovisual, con un alcance integral: desde la etapa de desarrollo hasta la exhibición. El artículo 4, a su vez, establece cómo se distribuye ese fondo: el 80% iría a la producción de obras, el 10% a la creación y sostenimiento de un Festival Internacional de Cine con sede rotativa entre Santa Fe y Rosario, y el otro 10% a la creación de una Cinemateca Provincial, que preserve y difunda todo el material audiovisual santafesino, pasado, presente y futuro.
Este fondo de fomento representa apenas el 0,089% del presupuesto provincial. Es un porcentaje ínfimo, pero con un impacto enorme. Con ese monto podríamos, cada año, financiar aproximadamente diez películas y dos series. Es un cálculo concreto, hecho con datos del sector, que muestra que es viable y eficaz. A diferencia de otras actividades económicas, la producción audiovisual requiere un volumen de inversión alto, porque combina arte, industria y tecnología. No hay forma de desarrollarla sin fondos estables y públicos.
El festival internacional que proponemos no solo permitiría mostrar nuestras obras al mundo, sino también traer obras del mundo a nuestra región y establecer un mercado de coproducción y distribución que nos conecte con otras provincias y países. Provincias como Entre Ríos, Misiones, Mendoza, Jujuy ya tienen estructuras similares en funcionamiento. Santa Fe, siendo la segunda provincia exportadora del país, con el segundo mayor PBI luego de Buenos Aires, todavía no cuenta con un sistema de fomento audiovisual estructurado. Es hora de que lo tenga.
El tercer eje central del proyecto es la creación de la Cinemateca Provincial. No podemos seguir dejando que nuestras producciones queden archivadas en discos duros personales o se pierdan con el tiempo. La Cinemateca garantizaría la recolección, la preservación y la difusión del acervo audiovisual santafesino.
Por supuesto, todo esto requiere una estructura administrativa. Por eso también está prevista la designación de una Autoridad de Aplicación, que tendría la función de coordinar los fondos, el festival y la cinemateca. Propusimos que esta autoridad se articule entre el Ministerio de Producción y el Ministerio de Cultura, con una división de funciones ya estipulada en el articulado. Esta articulación es clave, porque refleja la doble naturaleza del audiovisual: como industria productiva y como bien cultural.
Además, al igual que la Ley Nacional de Cine, este proyecto incluye la creación de un Consejo Asesor, compuesto por representantes de las distintas asociaciones del sector. Este consejo tendría el rol de acompañar y asesorar a la autoridad de aplicación en la organización de concursos, en la asignación de recursos del fondo y en las decisiones estratégicas que hacen al crecimiento de la industria.
Por último, el proyecto prevé que, una vez votada, la ley deberá ser reglamentada por el Ejecutivo provincial en un plazo de 90 días. Ese paso es esencial para que el fondo se active, para que se cree la estructura de gestión, y para que finalmente se ponga en marcha.
Venimos trabajando en esto desde hace cuatro años. En ese tiempo, tuvimos decenas de reuniones con legisladores, senadores, funcionarios de cultura y producción, de distintos partidos. Avanzamos, retrocedimos, insistimos. El año pasado, en diciembre, la primera presentación del proyecto perdió estado parlamentario. Pero no bajamos los brazos. Hoy volvemos con más fuerza y con más legitimidad.
Lo que pedimos ahora es claro: que el proyecto empiece a ser tratado. Que pase por las comisiones de Cultura, Economía, Asuntos Constitucionales. Que ingrese al recinto de Diputados y luego a Senadores. Y que finalmente se convierta en ley.
A todos los estudiantes, realizadores, productores, técnicos, docentes y trabajadores del sector: necesitamos que se sumen a este esfuerzo. Que propulsen, reclamen, exijan. Que lo hagan visible. Esta ley no solo impulsa una actividad: garantiza derechos. El derecho al trabajo, el derecho a la cultura, el derecho a producir nuestras propias historias".Carlos del Frade – Diputado del Frente por la Soberanía*: "La verdad es que tengo el privilegio de estar acá, y quiero explicar por qué es un verdadero privilegio. Nosotros, como bloque, somos de los que más proyectos de ley presentamos en la historia de la legislatura. Y también, hay que decirlo, los que más hemos fracasado. Pero esta es la primera vez que presentamos un proyecto de ley junto a estudiantes, con pibas y pibes que están formándose. Y eso lo convierte en una esperanza concreta, no es solo resistencia: es esperanza encarnada.
Que ustedes le den forma y sostén a este proyecto impulsado por trabajadoras y trabajadores del sector audiovisual es maravilloso. Tal vez no lo vean ahora, porque no están en el día a día de la dinámica legislativa, con leyes, pedidos de informe, proyectos de comunicación. Pero les aseguro —y lo digo junto a nuestra querida compañera Ana Laura Pinto, que coordinó este trabajo con enorme dedicación— que esto es excepcional: ver a jóvenes comprometerse con su pasión, con su futuro laboral y artístico, es profundamente conmovedor. Gracias también a la escuela por recibirnos.
Ahora bien, el proyecto ya tiene número de expediente: 56.370. Anótenlo, repítanlo, difúndanlo. No solo sirve para jugar a la quiniela —aunque también—, sino para que lo reclamen. Escríbanle al gobernador Maximiliano Pullaro, a la ministra de Cultura, Susana Rueda; al ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini y al ministro de Economía, Pablo Olivares. Digan: "Queremos que se trate el proyecto 56.370". Así se logra avanzar. La experiencia nos lo enseñó: la expropiación del edificio para la Escuela Carlos Guido y Spano fue posible porque las y los estudiantes presionaron desde afuera. Los funcionarios no pudieron ignorar esa oleada de reclamos. Así se ganan las leyes: de afuera hacia adentro, no al revés.
Este proyecto es necesario porque siembra futuro. Y no hay nada que proyecte más futuro que el arte, el cine, la producción audiovisual. No estamos hablando de un lujo: estamos hablando de trabajo, de cultura, de identidad.
Y lo digo con total claridad: no estamos pidiendo un favor. Estamos exigiendo fomento para una industria que genera empleo, valor simbólico y arraigo. No somos delirantes. ¿Sabían que empresas como Dreyfus no pagan Ingresos Brutos? ¿Y nosotros no podemos pedir una Ley de Cine? Es absurdo.
Entendemos que el contexto es difícil. Otras industrias también están golpeadas —basta con mirar lo que ocurre en General Motors—, pero por eso mismo tenemos que defender lo nuestro. Apostar a nuestra capacidad de trabajo, a nuestra dignidad como laburantes y como creadores de sentido colectivo.
Esta cruzada no va a ser fácil. De hecho, si me preguntan, el fracaso está garantizado... si no peleamos. Pero si salimos a militar este proyecto por fuera de la Legislatura, si hacemos presión social, si lo convertimos en una causa de ustedes, podemos lograrlo.
Y quiero que piensen en esto: el presupuesto de la provincia de Santa Fe es de 10 billones 400 mil millones de pesos. Un número de catorce cifras: 10.400.000.000.000 pesos. ¿Saben cuánto se destina al Ministerio de Cultura? El 0,12%. Doce centavos cada cien pesos. Nada. Casi simbólico.
Santa Fe es la principal exportadora del país: el 40% de las exportaciones nacionales salen de nuestra provincia. Pero también somos una potencia cultural. Desde Fernando Birri en adelante, tenemos una historia cinematográfica extraordinaria. ¿Cómo no vamos a apostar a esta ley?
Este proyecto va a entrar por la Comisión de Cultura y también por la de Industria. Pero vamos a pedir el giro a Asuntos Constitucionales, porque ya se trató anteriormente en esas comisiones. Constitucionales es la comisión que permite que un proyecto se trate en el recinto. Y aunque somos una minoría, si hay presión desde afuera, hay chances reales.
Así que insisto: tomen el ejemplo de la Guido y Spano. Si ustedes se organizan, si presionan, si lo hacen visible, ¿quién dice que antes de fin de año no tengamos media sanción en Diputados? Y después, bueno, veremos cómo abordamos el debate en el Senado. Pero lograr la media sanción sería una bandera enorme para esta escuela, para la comunidad audiovisual santafesina, para la cultura.
Estamos profundamente felices. Porque en tiempos tan duros como los que vivimos, apostar a una Ley de Cine junto a ustedes es una verdadera celebración.
*Presentó el proyecto de ley por segunda vez, tras haber perdido estado parlamentario la propuesta original de la exdiputada Matilde Bruera
Ana Taleb – APPAS (Asociación de Productoras y Productores Audiovisuales de Santa Fe Provincia): "Nos conformamos hace cinco, casi seis años, justo antes de la pandemia. Desde APPAS, lo que buscamos es generar un espacio donde podamos dialogar y nuclear a realizadores y realizadoras integrales, así como a productores y productoras, con una mirada que se diferencia de la concepción tradicional del productor como sinónimo de empresa. Esto tiene mucho que ver con la idiosincrasia del sector audiovisual en nuestra provincia.
En relación a la Ley de Cine, pienso en lo fundamental que es hoy discutir los fondos regionales en Argentina, especialmente en un contexto donde el INCAA está paralizado. Es clave que podamos generar oportunidades para que estudiantes de cine participen en rodajes, en películas. Doy clases en la escuela, y muchos me cuentan que nunca tuvieron la oportunidad de trabajar como meritorios o aprendices, roles que son el primer paso para ingresar a una producción audiovisual. Y es ahí, en el hacer, donde realmente se aprende este oficio.
Algunos se preguntarán por qué no se van a Buenos Aires si quieren hacer cine en Argentina. Pero justamente, la lucha por una Ley de Cine provincial tiene que ver con eso: con poder hacer cine acá, en Rosario donde elegimos vivir, en esta provincia. Poder escribir guiones, filmar, producir, contar nuestras propias historias desde nuestro lugar. Que no vengan de afuera a contarlas por nosotros.
También se trata de profesionalizarnos como técnicos y técnicas, de tener trabajo, de generar cultura e identidad. Si no peleamos nosotros por esta ley, nadie lo va a hacer por nosotros. Puede venir alguien con el discurso de que nuestra propuesta es demasiado ambiciosa, pero no lo es. Es simplemente lo que nos corresponde. Porque una Ley de Cine no solo genera trabajo: sostiene la cultura y garantiza nuestros derechos, también los culturales.
Y eso es una batalla que debemos dar, más aún ahora, en un contexto nacional donde incluso se está discutiendo el rol de la Constitución. La Ley de Cine es también el derecho a la cultura. Y esta ley no es solo nuestra: es de ustedes, de los estudiantes de cine.
Carlos Golti – Prosecretario Gremial del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina: "Quiero ir directo al punto: esta es una actividad económica altamente rentable, con un potencial enorme y una capacidad inmensa de generar puestos de trabajo. No solo hablamos de los empleos directos —técnicos, actores, extras—, sino también de todo un entramado de sectores que se benefician con cada producción audiovisual.
Una inversión en cine y televisión impacta desde un chofer de taxi hasta empresas proveedoras de tecnología de punta. Se trata de una cadena muy amplia que incluye alquiler y venta de equipos específicos, catering, hotelería, transporte, locaciones, construcción, vestuario y muchísimo más. Son muchas las personas y sectores que se ven beneficiados directa e indirectamente por esta industria.
Y es importante recalcar esto, porque estamos en un momento donde parece que si no se habla de dinero, no se habla de nada. Bueno, hablemos de dinero: esto genera plata, y mucha. Y esa riqueza puede quedarse en nuestra provincia. No todo tiene que ser biodiesel y soja. El audiovisual también puede mover la economía santafesina. Y no estamos hablando de algo que viene de afuera: lo podemos hacer nosotros. Mejor dicho, ustedes. Porque esta lucha es por el futuro, y ese futuro lo representan ustedes, los y las estudiantes, las nuevas generaciones.
Además, esta industria no solo genera trabajo: tiene un valor agregado que no muchas otras tienen. Genera identidad. Promueve nuestra narrativa como nación. Somos nosotros quienes tenemos que contar nuestras historias. Si no lo hacemos nosotros, vendrán otros a contarlas desde miradas ajenas.
Por eso es fundamental que participemos activamente, no solo por nuestro futuro laboral y el sustento de nuestras familias, sino por lo que esto representa culturalmente. No somos ambiciosos ni delirantes: estamos pidiendo políticas de fomento para una industria concreta. Pensemos que empresas como Dreyfus* no pagan ingresos brutos. Es una locura.
Sí, el contexto es difícil. Sabemos que muchas industrias están atravesando momentos complicados —basta ver lo que está pasando con los compañeros de General Motors—, pero nosotros tenemos que apostar por lo nuestro. Apostar a nuestra capacidad de trabajo, a nuestra dignidad como trabajadores y trabajadoras, y como generadores de identidad.
Esta cruzada no va a ser fácil. Pero si frenamos, va a ser aún más difícil. Así que adelante. Sigamos".
En relación a la Ley de Cine, pienso en lo fundamental que es hoy discutir los fondos regionales en Argentina, especialmente en un contexto donde el INCAA está paralizado. Es clave que podamos generar oportunidades para que estudiantes de cine participen en rodajes, en películas. Doy clases en la escuela, y muchos me cuentan que nunca tuvieron la oportunidad de trabajar como meritorios o aprendices, roles que son el primer paso para ingresar a una producción audiovisual. Y es ahí, en el hacer, donde realmente se aprende este oficio.
Algunos se preguntarán por qué no se van a Buenos Aires si quieren hacer cine en Argentina. Pero justamente, la lucha por una Ley de Cine provincial tiene que ver con eso: con poder hacer cine acá, en Rosario donde elegimos vivir, en esta provincia. Poder escribir guiones, filmar, producir, contar nuestras propias historias desde nuestro lugar. Que no vengan de afuera a contarlas por nosotros.
También se trata de profesionalizarnos como técnicos y técnicas, de tener trabajo, de generar cultura e identidad. Si no peleamos nosotros por esta ley, nadie lo va a hacer por nosotros. Puede venir alguien con el discurso de que nuestra propuesta es demasiado ambiciosa, pero no lo es. Es simplemente lo que nos corresponde. Porque una Ley de Cine no solo genera trabajo: sostiene la cultura y garantiza nuestros derechos, también los culturales.
Y eso es una batalla que debemos dar, más aún ahora, en un contexto nacional donde incluso se está discutiendo el rol de la Constitución. La Ley de Cine es también el derecho a la cultura. Y esta ley no es solo nuestra: es de ustedes, de los estudiantes de cine.
Carlos Golti – Prosecretario Gremial del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina: "Quiero ir directo al punto: esta es una actividad económica altamente rentable, con un potencial enorme y una capacidad inmensa de generar puestos de trabajo. No solo hablamos de los empleos directos —técnicos, actores, extras—, sino también de todo un entramado de sectores que se benefician con cada producción audiovisual.
Una inversión en cine y televisión impacta desde un chofer de taxi hasta empresas proveedoras de tecnología de punta. Se trata de una cadena muy amplia que incluye alquiler y venta de equipos específicos, catering, hotelería, transporte, locaciones, construcción, vestuario y muchísimo más. Son muchas las personas y sectores que se ven beneficiados directa e indirectamente por esta industria.
Y es importante recalcar esto, porque estamos en un momento donde parece que si no se habla de dinero, no se habla de nada. Bueno, hablemos de dinero: esto genera plata, y mucha. Y esa riqueza puede quedarse en nuestra provincia. No todo tiene que ser biodiesel y soja. El audiovisual también puede mover la economía santafesina. Y no estamos hablando de algo que viene de afuera: lo podemos hacer nosotros. Mejor dicho, ustedes. Porque esta lucha es por el futuro, y ese futuro lo representan ustedes, los y las estudiantes, las nuevas generaciones.
Además, esta industria no solo genera trabajo: tiene un valor agregado que no muchas otras tienen. Genera identidad. Promueve nuestra narrativa como nación. Somos nosotros quienes tenemos que contar nuestras historias. Si no lo hacemos nosotros, vendrán otros a contarlas desde miradas ajenas.
Por eso es fundamental que participemos activamente, no solo por nuestro futuro laboral y el sustento de nuestras familias, sino por lo que esto representa culturalmente. No somos ambiciosos ni delirantes: estamos pidiendo políticas de fomento para una industria concreta. Pensemos que empresas como Dreyfus* no pagan ingresos brutos. Es una locura.
Sí, el contexto es difícil. Sabemos que muchas industrias están atravesando momentos complicados —basta ver lo que está pasando con los compañeros de General Motors—, pero nosotros tenemos que apostar por lo nuestro. Apostar a nuestra capacidad de trabajo, a nuestra dignidad como trabajadores y trabajadoras, y como generadores de identidad.
Esta cruzada no va a ser fácil. Pero si frenamos, va a ser aún más difícil. Así que adelante. Sigamos".
*Louis Dreyfus Company (LDC) es una de las mayores empresas del país. En General Lagos tiene el segundo puerto privado más grande de Argentina, además de una planta en Timbues dónde tiene una planta de procesamiento de oleaginosas
Luciana Labrasa – Presidenta de la Cámara de Empresas Productoras Audiovisuales de Santa Fe: "Quiero destacar que incluso personas que no forman parte directa de la comunidad audiovisual se solidarizaron con nosotres y aportaron su conocimiento para que este proyecto pudiera llegar a esta instancia. Desde nuestro punto de vista —y creo representar a quienes integramos la Cámara— este es un proyecto muy sólido, porque contempla todo el proceso productivo: desde subsidios para el desarrollo de guiones, hasta la creación de mercados donde posicionar obras y encontrar financiamiento para producirlas.
Somos un sector diverso. Hoy acá hay representantes de tres organizaciones diferentes dentro del audiovisual santafesino. El hecho de que existan organizaciones ya habla de un sector consolidado, que necesita espacios colectivos, que construye comunidad. Este proceso nos puso a todos en la necesidad de sentarnos, dialogar, consensuar, y lo logramos. Por eso creemos que también deberían hacerlo quienes tienen responsabilidades en la función pública.
Y no lo decimos desde un lugar de soberbia, sino desde la experiencia concreta: desde la praxis. Queremos una ley que no solo sea posible, sino que también sea útil. Porque una ley "posible" pero mal diseñada no le sirve a nadie. Esta actividad es cultural, sí, pero también es económica, y genera trabajo. No solo para quienes estudiamos o nos especializamos en esto, sino para mucha más gente, a lo largo de toda la cadena productiva.
También me quedó resonando algo que se dijo acá: que un proyecto se trata cuando hay más de uno presentado. Me parece bien que se presenten todos los proyectos que hagan falta; eso demuestra que el tema es relevante. Pero también es clave que exista una base social movilizada. Que hagamos ruido, que levantemos la voz, que vayamos y digamos: "¡Dale, somos un montón!". Porque también es cierto que estudiar para insertarse en una industria que está destruida, sinceramente, no es algo que se pueda recomendar con entusiasmo. Entonces movilicémonos para construir futuro.
Entiendo que en un contexto de tanta hostilidad, el ánimo decae. Nos cuesta sostener la energía. Pero les hablo —y me hablo también— para decir: tratemos de levantarnos. De entender que si no lo hacemos nosotros, si no arrobamos, si no etiquetamos, si no usamos las redes, nadie más lo va a hacer por nosotres. Hoy, parte de la militancia pasa por el teléfono. Y si no se visibiliza, no existe.
Gracias por estar acá. Para quienes llevamos muchos años en esta actividad, verlos y verlas comprometidas es algo que realmente valoramos muchísimo. A mis colegas que también se acercaron: fuerza para todos".
Mario Herrero – Asociación Argentina de Actores, delegación Rosario: "Generalmente, la mayoría de quienes trabajan en el sector audiovisual están detrás de cámara, pero frente a cámara estamos nosotras y nosotros: actrices y actores. Y, como decía, cuando se necesita generar experiencia, somos nosotros quienes tenemos que estar trabajando.
Me comprometo a movilizar, a través de los distintos colectivos y grupos de WhatsApp que tenemos, para que desde nuestro sector también impulsemos esta iniciativa. Es fundamental que acompañemos el proyecto de ley y generemos un movimiento conjunto con ustedes.
En su momento se habló de la posibilidad de realizar diez películas y dos series por año. Eso sería excelente para nuestra comunidad, especialmente considerando el contexto actual, donde la cultura está siendo atacada. El Instituto Nacional del Teatro está siendo desmantelado: han despedido a la mayoría de sus delegados en todo el país. La Ley Nacional del Teatro también está siendo avasallada; hoy solo se ejecuta el 30% de lo que la ley establece. Esto no es casual: hay una intención clara de destruir el entramado cultural.
Por eso necesitamos organizarnos, movilizarnos y mostrar todo lo que la cultura puede generar. La comunidad audiovisual y el cine son un núcleo potente. Desde nuestro lugar podemos contar lo que somos, lo que hacemos cada día, porque nadie mejor que nosotros para transmitir nuestra realidad.
Este proyecto es muy importante también porque genera trabajo. Una sola película implica empleo para muchas personas: actrices, actores, docentes, técnicos, transportistas, y tantos otros rubros. Eso es lo que necesitamos: trabajo digno y sostenido.
Así que vamos para adelante. Ojalá esta ley se apruebe lo antes posible".
Matías Gómez – Abogado (Asesor del proyecto de ley): "Me sumé a este proyecto desde mi rol como abogado, intentando aportar desde lo técnico, pero sobre todo, desde el compromiso. Fue un proceso de aprendizaje enorme. Pude conocer de cerca al sector, sus necesidades reales. Más allá de mi amor personal por el cine y el audiovisual, entendí la dimensión de esta industria como generadora de empleo, como espacio de dedicación y esfuerzo colectivo.
A veces, a las ocho de la noche, agotados, seguíamos discutiendo estrategias, puliendo el proyecto. Esas horas de trabajo, esas discusiones intensas, me hicieron pensar que este tipo de experiencias son las que realmente pueden refundar la política. Porque claro, existe el sistema de partidos, las elecciones, las estructuras formales. Pero también existen estas otras formas de participación política: genuinas, comprometidas, colectivas.
Acá hay un recorrido de años, impulsado por compañeras y compañeros que vienen militando esta causa. Hoy el contexto es diferente, la crisis se agudizó. Pero justamente por eso, estas experiencias son aún más necesarias. Que estudiantes vivan una experiencia de participación política real; que referentes, actores, actrices y trabajadores del sector tengan protagonismo; que se pueda actualizar esa práctica militante, creativa, colectiva: eso es refundar la política.
Por supuesto, está la batalla legislativa, con su calendario institucional. Pero también está la disputa simbólica, la de reinstalar en la sociedad el valor de la cultura, especialmente en una ciudad como esta, que tiene una tradición de políticas culturales. Podremos criticarla, querer mejorarla, pero existe, y es valiosa si la comparamos con otras provincias del país. Esa discusión merece volver a los espacios públicos, merece ser parte del debate social.
Yo me involucré porque creo en la causa, no en la espera pasiva de que tal o cual dirigente venga a "salvarnos". Por eso quiero transmitir fuerza y apoyo a quienes, después de largas jornadas de trabajo, igual se sientan a pensar cómo seguir. Hay que dar esta pelea, entendiendo que requiere tiempo y estrategia.
Porque esta no es solo una ley: es una propuesta que compromete derechos humanos, el derecho al trabajo, y sobre todo, el derecho a la cultura. Y nuestra ciudad, nuestra provincia, se merece eso.
Por eso, también es fundamental participar en la Comisión Constituyente, instalar este debate con fuerza. La ley tiene que ser la realización concreta del derecho a la cultura. Tenemos que convocar a todas las fuerzas políticas. Las leyes más importantes, las que cambian estructuras, son transversales. Se necesita construir mayorías.
Más allá de nuestras convicciones y de nuestra tradición de acompañar proyectos populares, tenemos que construir una estrategia legislativa sólida: sumar, invitar, abrir el juego a todos los referentes posibles.
En definitiva, esta es una instancia para refundar la política. En la práctica, en el modo de vivirla, en cómo nos involucramos. Y eso —para mí— es lo más valioso de todo este proceso".
Somos un sector diverso. Hoy acá hay representantes de tres organizaciones diferentes dentro del audiovisual santafesino. El hecho de que existan organizaciones ya habla de un sector consolidado, que necesita espacios colectivos, que construye comunidad. Este proceso nos puso a todos en la necesidad de sentarnos, dialogar, consensuar, y lo logramos. Por eso creemos que también deberían hacerlo quienes tienen responsabilidades en la función pública.
Y no lo decimos desde un lugar de soberbia, sino desde la experiencia concreta: desde la praxis. Queremos una ley que no solo sea posible, sino que también sea útil. Porque una ley "posible" pero mal diseñada no le sirve a nadie. Esta actividad es cultural, sí, pero también es económica, y genera trabajo. No solo para quienes estudiamos o nos especializamos en esto, sino para mucha más gente, a lo largo de toda la cadena productiva.
También me quedó resonando algo que se dijo acá: que un proyecto se trata cuando hay más de uno presentado. Me parece bien que se presenten todos los proyectos que hagan falta; eso demuestra que el tema es relevante. Pero también es clave que exista una base social movilizada. Que hagamos ruido, que levantemos la voz, que vayamos y digamos: "¡Dale, somos un montón!". Porque también es cierto que estudiar para insertarse en una industria que está destruida, sinceramente, no es algo que se pueda recomendar con entusiasmo. Entonces movilicémonos para construir futuro.
Entiendo que en un contexto de tanta hostilidad, el ánimo decae. Nos cuesta sostener la energía. Pero les hablo —y me hablo también— para decir: tratemos de levantarnos. De entender que si no lo hacemos nosotros, si no arrobamos, si no etiquetamos, si no usamos las redes, nadie más lo va a hacer por nosotres. Hoy, parte de la militancia pasa por el teléfono. Y si no se visibiliza, no existe.
Gracias por estar acá. Para quienes llevamos muchos años en esta actividad, verlos y verlas comprometidas es algo que realmente valoramos muchísimo. A mis colegas que también se acercaron: fuerza para todos".
Mario Herrero – Asociación Argentina de Actores, delegación Rosario: "Generalmente, la mayoría de quienes trabajan en el sector audiovisual están detrás de cámara, pero frente a cámara estamos nosotras y nosotros: actrices y actores. Y, como decía, cuando se necesita generar experiencia, somos nosotros quienes tenemos que estar trabajando.
Me comprometo a movilizar, a través de los distintos colectivos y grupos de WhatsApp que tenemos, para que desde nuestro sector también impulsemos esta iniciativa. Es fundamental que acompañemos el proyecto de ley y generemos un movimiento conjunto con ustedes.
En su momento se habló de la posibilidad de realizar diez películas y dos series por año. Eso sería excelente para nuestra comunidad, especialmente considerando el contexto actual, donde la cultura está siendo atacada. El Instituto Nacional del Teatro está siendo desmantelado: han despedido a la mayoría de sus delegados en todo el país. La Ley Nacional del Teatro también está siendo avasallada; hoy solo se ejecuta el 30% de lo que la ley establece. Esto no es casual: hay una intención clara de destruir el entramado cultural.
Por eso necesitamos organizarnos, movilizarnos y mostrar todo lo que la cultura puede generar. La comunidad audiovisual y el cine son un núcleo potente. Desde nuestro lugar podemos contar lo que somos, lo que hacemos cada día, porque nadie mejor que nosotros para transmitir nuestra realidad.
Este proyecto es muy importante también porque genera trabajo. Una sola película implica empleo para muchas personas: actrices, actores, docentes, técnicos, transportistas, y tantos otros rubros. Eso es lo que necesitamos: trabajo digno y sostenido.
Así que vamos para adelante. Ojalá esta ley se apruebe lo antes posible".
Matías Gómez – Abogado (Asesor del proyecto de ley): "Me sumé a este proyecto desde mi rol como abogado, intentando aportar desde lo técnico, pero sobre todo, desde el compromiso. Fue un proceso de aprendizaje enorme. Pude conocer de cerca al sector, sus necesidades reales. Más allá de mi amor personal por el cine y el audiovisual, entendí la dimensión de esta industria como generadora de empleo, como espacio de dedicación y esfuerzo colectivo.
A veces, a las ocho de la noche, agotados, seguíamos discutiendo estrategias, puliendo el proyecto. Esas horas de trabajo, esas discusiones intensas, me hicieron pensar que este tipo de experiencias son las que realmente pueden refundar la política. Porque claro, existe el sistema de partidos, las elecciones, las estructuras formales. Pero también existen estas otras formas de participación política: genuinas, comprometidas, colectivas.
Acá hay un recorrido de años, impulsado por compañeras y compañeros que vienen militando esta causa. Hoy el contexto es diferente, la crisis se agudizó. Pero justamente por eso, estas experiencias son aún más necesarias. Que estudiantes vivan una experiencia de participación política real; que referentes, actores, actrices y trabajadores del sector tengan protagonismo; que se pueda actualizar esa práctica militante, creativa, colectiva: eso es refundar la política.
Por supuesto, está la batalla legislativa, con su calendario institucional. Pero también está la disputa simbólica, la de reinstalar en la sociedad el valor de la cultura, especialmente en una ciudad como esta, que tiene una tradición de políticas culturales. Podremos criticarla, querer mejorarla, pero existe, y es valiosa si la comparamos con otras provincias del país. Esa discusión merece volver a los espacios públicos, merece ser parte del debate social.
Yo me involucré porque creo en la causa, no en la espera pasiva de que tal o cual dirigente venga a "salvarnos". Por eso quiero transmitir fuerza y apoyo a quienes, después de largas jornadas de trabajo, igual se sientan a pensar cómo seguir. Hay que dar esta pelea, entendiendo que requiere tiempo y estrategia.
Porque esta no es solo una ley: es una propuesta que compromete derechos humanos, el derecho al trabajo, y sobre todo, el derecho a la cultura. Y nuestra ciudad, nuestra provincia, se merece eso.
Por eso, también es fundamental participar en la Comisión Constituyente, instalar este debate con fuerza. La ley tiene que ser la realización concreta del derecho a la cultura. Tenemos que convocar a todas las fuerzas políticas. Las leyes más importantes, las que cambian estructuras, son transversales. Se necesita construir mayorías.
Más allá de nuestras convicciones y de nuestra tradición de acompañar proyectos populares, tenemos que construir una estrategia legislativa sólida: sumar, invitar, abrir el juego a todos los referentes posibles.
En definitiva, esta es una instancia para refundar la política. En la práctica, en el modo de vivirla, en cómo nos involucramos. Y eso —para mí— es lo más valioso de todo este proceso".