martes, 5 de noviembre de 2024

Martín Caparrós: la enfermedad es un piloto kamikaze

"Te cuentan que, al morirte, tu vida desfila ante tus ojos concentrada en segundos. Yo, siempre lento, me he tomado unos meses. Espero que eso me dé derecho, en ese trance, a un espectáculo más interesante. Y así tendría, pese a todo, algo que esperar". En su autobiografía, "Antes que nada" (Random House, octubre de 2024), el escritor Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) desvela que padece ELA, enfermedad que afecta a las neuronas motoras del cerebro y de la médula espinal, y narra las consecuencias de un diagnóstico que recibió hace dos años y medio en un bellísimo y conmovedor capítulo que se reproduce íntegro bajo estas líneas. No obstante, las memorias del autor de obras como "El Hambre" o "Ñamérica" -entre otros títulos mayores- son mucho más que un diagnóstico: "Antes que nada" es el testimonio de uno de los grandes escritores de su generación, maestro del periodismo, de la novela y del ensayo; es un magnífico artefacto literario donde cada palabra cuenta, donde el cómo importa tanto como el qué. Porque en "Antes que nada", Caparrós narra su vida a lo largo de casi 700 páginas: de sus militancias y exilios a sus amores y derrotas, todo Caparrós está en esta fascinante crónica de una vida superlativa.
Por: Martín Caparrós
Martín Caparrós en su casa en la sierra de Madrid, en una imagen del año 2024

Hay veces, todavía, en que puedo rizarme las puntas del bigote; sé que no va a durar. 
Entonces, quizás, empezaré a ser otro. 

Sí, es una vida rara, intervenida. Pero quizá leída –escrita, quizá– parezca más dramática de lo que es en verdad. Son días largos, monótonos pero agradables, horas y horas frente a la pantalla y la ventana, las flores, las urracas, los recuerdos y algún hallazgo leve. Sí, no puedo levantarme; no, no vivo desarmado. Hago lo que puedo y por ahora no es poco. Miro los pajaritos, miro a Tita, tomo mate, como mi chocolate, hablo, escribo. No es dramático; es raro. 

Salvo cuando me acuerdo. 

La idea súbita de que no me quedan muchas chances y todavía no sé muy bien quién soy, cómo soy, qué hice y qué no hice. Tengo tantas ideas pretendidamente claras o establecidas sobre tantas cosas y sobre esta no: voy a morirme sin saber quién fui. No que sirviera para mucho, pero no puedo negar que me molesta –siempre fui, eso sí sé, curioso y caprichoso. 

Hace unos meses que trato de no verme en los espejos. 
(No por nada, pero ¿para qué?) 

Ya me cuesta lavarme la cara o llevarme a la boca la comida, subir a la cama es un deporte olímpico, darme media vuelta en ella un buen recuerdo, pero sigo pudiendo escribir. Pareciera que los últimos movimientos que la puta enfermedad me va a quitar son estos: como si, disfrazada de generosidad, quisiera asegurarse de que voy a contarla hasta que esté por acabarse 
y acabarme: la enfermedad es un piloto kamikaze.

(Una venganza muy menor: la muy hija de puta terminará conmigo. Sí, se termina conmigo.) 

Y esa extrañeza total, la humillación: que sean otros los que manejen mi cuerpo, que precise pedirlo casi todo, que lo más íntimo se me haya vuelto ajeno.

Íntimo es un concepto que se va 
deshaciendo, 
otro músculo que pierdo y se me pierde. 

Ya casi nada, pero todavía podemos coger de tanto en tanto. La enfermedad es rara: te va comiendo poco a poco pero no se come esa energía que uno nunca está seguro de tener. Se diría que la muy turra juega conmigo, se divierte. 

Estoy seguro de que a veces se divierte. 

Ahora ya tiene identidad. Los muchachos la llaman "esclerosis lateral amiotrófica": el nombre es de terror pero después te aclaran que la etiqueta cubre muchos males variados, que no se puede saber cómo va a ser en cada quien, cómo en mi cuerpo.

Y el nombre pertenece, además, a esa clase nueva de denominaciones recién venidas, casi oportunistas. Son tanto más nobles esas enfermedades con su nombre propio –la malaria, la gripe, el cáncer, las paperas– que estos inventos nuevos que acumulan palabras para decir lo que no saben. 

La función más regular de las palabras: 
decir lo que no saben. 

Placer perverso, la pequeña ventaja: en cualquier discusión boba –con funcionarios, policías, esas cosas– alcanza con deslizar en algún pliegue de la conversación que tengo ELA y dejan de contradecirme y se abatatan y conceden. El empoderamiento de la víctima, tan reforzado por el espanto de la enfermedad: tengo un poder, sí, el de hacer evidente que no tengo ninguno, que estoy hecho mierda, que voy a morirme pronto y mal. A veces lo disfruto o, por lo menos, lo utilizo.

Y se puede pensar que lo ¿mejor? de tenerla es que ya no tenés miedo de tenerla. El miedo a algo produce las mayores zozobras: uno debe imaginarse cómo sería ese algo, anticipar sus sufrimientos, aterrarse sin límites. En cambio cuando ese algo te sucede es solo lo que hay: ya no el terror ilimitado sino un conjunto de sufrimientos precisos y concretos. 
No sé si es cierto, quizá me lo parece. Pero, si lo fuera, se podría decir que los miedos siempre son peores que lo temido, porque al vivir lo temido lo limitás –mientras que, al temerlo, lo ampliás incesante. Lo cual se podría decir de casi todo salvo, por razones obvias, de la muerte, donde no vivís nada. 

La función más regular de las palabras:
hablar a medias, siempre 
a medias. 

Temía morir por mis pulmones: géminis, hermes, mercurio, el cigarrillo, todo apuntaba en esa dirección. Y será cierto, solo que será por una enfermedad tan prepotente, tan taimada, que se toma el trabajo de ir parando poco a poco cada músculo, todos mis músculos hasta que llegue, por fin, a los que me hacen respirar. 

A los que me hacen aspirar, 
expirar, pirarme de una vez 
por todas. 

Nos mudamos a una casa nueva –a 50 metros de la casa vieja–, donde las escaleras no son esa barrera insalvable que últimamente eran. Nos instalamos: la casa es agradable, el paisaje magnífico. Mi escritorio se abre a los árboles, flores, cielo, siempre las urracas. Y sin embargo, todo el tiempo, el final que me ataca: ¿cuánto tiempo más podré sentarme aquí? ¿Un año? ¿Dos? ¿Alguno más? 
Es extraño instalarse con un plazo tan cierto. 

Creo –de verdad creo– que esta será mi última casa. 

(Guardo papeles en cajas de cartón sabiendo que no las voy a abrir. Pienso si alguien lo hará. Pienso qué pensará. Pienso que no me importa. Pero sí.)

Lo más extraño es que, hasta que uno se muere, está bastante vivo. 
(Lo suficiente, al menos, como para morirse.) 

Sí, lo más perverso, lo más cruel de morirse es que para hacerlo hay que estar vivo. Y qué cruel que para estar muerto haya que morirse.
Pero qué bien pensado que para internarse en ese lugar tan tenebroso que es la muerte uno ya tenga que estar muerto. 

A veces pienso que setenta años no está mal: son tres más, son la famosa generación del ’27, la Septuaginta, los setentas, todas esas cosas. Y, además, con setenta ya me puedo dar por viejo.

Y me pregunto si ahora debería hacer algún balance, tratar de decidir qué fue mi vida, qué me importó de ella, qué conseguí y qué no. Lo intento: por un oscuro respeto de los ritos finales llevo un tiempo intentándolo, y no llego a conclusiones claras. Me gusta haber querido, haber sido querido, haber hecho la mitad de un hijo, haber viajado, haber escrito. Me gusta haber tratado de mirar el mundo, no haberme encerrado en cualquiera de las innumerables celdas suaves, acolchadas que estos tiempos ofrecen. Me gusta haber tratado de entender cosas que no entendí, e incluso dos o tres que sí –o que creí que sí. Me gusta esta sensación de haber hecho bastante con mi vida, aunque sé que podría haber hecho tanto más. 

Por eso, a veces, me decepciona haber sido un escritor y me duele, sobre todo, la sensación de arar en un pantano. La pretensión insostenible inconfesable de que todo podría ser mejor si más gente escuchara y asumiera lo que algunos decimos, esa sorpresa bochornosa de que sean tan tarados como para armarse tantas vidas sin gracia, ambiciones menores, ideas repetidas, desinterés por cualquier cosa que no sea ellos mismos, que sean tan tarados. O que sus ambiciones sean tan pobres. Y, una vez más, la duda de si es una época particular, la que la suerte o mala suerte nos tiró a la cabeza, o realmente los hombres somos esto. No creo en las ontologías pero sí creo en lo que veo, en lo que aprendo. El pronóstico no parece bueno, y sin embargo mi esperanza –que ya se va volviendo ajena. 

Los balances son mitos 
que alguien construye 
para creer que ha sido siempre 
uno.

Han sido meses duros. Se murieron personas que quise, que quería: Jorge Dorio, Marcelo Cohen, el Polaco Chejfec, Luis Chitarroni y Blas de Santos, el ex marido de mi madre, el abuelo de mi hijo. Hombres, parece: siempre hombres, demasiadas muertes. Esas muertes solían darme mucha culpa: ellos muertos y yo sigo vivo. Ahora, por razones obvias, no. Es más: me da, con ellos, como una rara solidaridad. Yo sé de qué se trata –aunque no sepa tres carajos. Y ellos, que sí saben, ya no saben. 

La extraña promesa de al fin no saber nada. 
El alivio de terminar por no saber. 

Mientras, creo que solo hay una cosa peor que escribir fallecer: fallecer. Y yo no pienso hacerlo. Por ustedes, por mí: cuando me muera digan por favor que me morí. 

No quiero, no sabría, no debo fallecer. 

Y entonces pienso que tengo dos maneras de pensar mi muerte: como esta larga historia que lleva tanto tiempo matándome de a poco, sacándome de a poco todo lo que tenía, o como unos minutos que no merecen que los piense tanto. 
Ojalá pudiera convencerme. 

Cuando de golpe se me cruzó una forma de decirlo que me sonó más atractiva o, por lo menos, más interesante: no "me voy a morir pronto" sino "me voy a tener que morir pronto". 
Vale la pena encontrar las diferencias. 

Aunque lo malo de saber que te vas a morir pronto es que te apena. 
Y te provoca incluso dudas bobas. 

Digamos, por ejemplo: ¿de quién son estas historias que he contado? ¿Quién es –quién era– ese muchacho que, se dice, andaba por París o Sudán, por San Telmo o Segovia, por Mongolia? ¿Qué relación puedo tener ahora con él? ¿Cómo seguir simulando que soy yo?

Esas historias, parece, son las mías. Pero su protagonista no soy yo. Su protagonista, creo, es un pariente lejano que se murió hace mucho. Qué cosa rara es la familia. Pronto lo voy a acompañar.

(Y mientras tanto juego con la idea de que, entre todas estas historias, estas escenas, estas sensaciones, debo incluir alguna falsa. Una sola: lo suficiente como para plantar la duda, para que un lector –sigo pensando, piense lo que piense, en un lector– pueda dudar de todo, deba dudar de todo, porque nunca sabrá cuál es la falsa: la ley del 28 de diciembre. No decido si hacerlo o no hacerlo: yo también dudo de todo o casi todo. Quizá sí. 
O no, quién sabe: venganzas de la duda.) 

Pero es cierto que cuando todo se derrumba –cuando ya ni intento caminar, cuando no puedo hacer casi nada de lo que solía– escribir es el penúltimo refugio: aquí todavía puedo, aquí todavía soy, de algún modo, el que era; aquí todavía consigo, algunas frases, quererme o aliviarme o admirarme –con perdón. 

(Aquí, a veces, sentado en mi escritorio, tecleando todavía, concentrado, me olvido de que ya. Me creo, por un rato, que sigo siendo el mismo 
yo mismo. 
Nada nunca lo es.).

Me quedan en el tintero –¿en el tintero?– varios libros: además de la Enciclopedia del adiós hay uno que me importa mucho y se llama BUE o Azar acecha, quizá mi mejor novela después de La historia, un estallido de trozos y trocitos para armar Buenos Aires; uno, cortito y repugnante, que se llama El odio, el inodoro y trata del general Videla, su bruta vida y su mierdosa muerte; uno, vulgar, que se llama Recursos Humanos y es una compilación comentada de tantas entrevistas: Fuentes, Cortázar, Bioy, Rulfo, Vargas, Kapuscinski, María Elena Walsh, pero también ciertos ladrones, un condenado a muerte, un almirante fusilador y muchos otros; uno, extraño y casi aireano por lo malo, que se llama Lapapada y se dedica a recorrer la mía y sus estribaciones; uno, tan deseado y cantado y dibujado, la Vida de José Hernández contada por su personaje Martín Fierro en versos gauchescos, ilustrados por mi amigo Rep; uno, metódico, que se llama Las palabras de la tribu y recopila ese intento de escuchar realmente cómo hablamos –leer cómo escribimos– que he publicado en el diario El País durante años; ese que se llama Los abuelos y edité yo mismo para regalar a mis amigos cuando cumplí sesenta años –y alguno más, seguramente. Me resulta tan raro pensar en esos libros que, si acaso, se publicarán –o no se publicarán– cuando yo ya no pueda verlos: ¿cómo será un libro mío que yo ignore? 

Un libro mío que solo verán otros. 

Mientras tanto, me cambié de hospital: ya no me atiende un médico notario resignado sino un equipo de varios y varias enfermeras y otro personal, y están llenos de iniciativas y sonrisas. En todo caso se empeñan en conocer a sus pacientes, nombres historias, preocupaciones –y mostrarles que se ocupan de ellos. En estas enfermedades sin esperanzas de curarse, lo que uno quiere, creo, es calor y sonrisas. 

Al menos las sonrisas. 

A veces me alegra pensar lo relativamente calmo que he llegado hasta aquí. A veces, esas misma veces, me aterra pensar que ya llegué hasta aquí: no queda mucho. 
Y me sorprende que, desahuciado como estoy, no esté más deprimido, más aterrado, más descorazonado. A veces temo no haberme dado cuenta todavía –y lo que pueda pasar cuando suceda. 
Pero por ahora me lo tomo con una suavidad que no me convence. Sospecho que en algún momento voy a desesperarme, casi espero ese momento de desesperación –como algo que será más verdadero, más real que esta ¿resignación? 
Esto que se podría confundir con entereza. 

Aunque a veces creo que no me lo creo. A veces, muchas veces: que si me lo creyera no podría soportarlo. 

Si lo creyera, no 
podría soportarlo.

Últimamente cada vez que tengo que hacer algo difícil –un movimiento oblicuo, un esfuerzo para el que no me dan las fuerzas– cierro fuerte los ojos. Después cuando los abro veo cuánto más amplio, más claro, más sugerente resulta todo con los ojos abiertos. Ojalá los tenga así cuando me toque.

"Para entrar en la muerte 
con los ojos abiertos", 
dice el poema que todos escribimos. 

Aunque a veces estoy digamos en el inodoro y pienso bueno entonces cuando me levante tengo que lavarme las manos y después ir hasta la cocina, y quizás recién entonces me doy cuenta de que me estoy pensando como ya no soy. 
Me pasa demasiado. 

Pero, al mismo tiempo, esta rara sensación muy tenue, siempre presente, casi imperceptible, de que yo soy este. Nunca podría ser otro, no soy uno que podría haber vivido veinte años más y solo va a vivir tres o cuatro; soy uno que va a vivir tres o cuatro años más, y eso es lo que hay –y lo que soy. 

O, peor: uno que no camina porque no habría ninguna posibilidad de que sí, porque así era. Lo más patético que puedo pensar, lo más estúpido: que el mundo me quedó debiendo veinte años, y todo lo que podría haber hecho en ellos. Intento desecharlo. 
(Como si al mundo le importara algo.) 

Recién ahora empiezo a entender –trato de convencerme– que es tan raro que lo que se lamente sea la muerte y no la vida. Digo: quien vivió vivió, y todo se termina y es así. El problema es quien se muere sin haber vivido, y son tantos, tantos, 
tantos. 

Y, de mientras, la idea de que vivir se me irá volviendo un esfuerzo intolerable. O quizá ni siquiera intolerable, pero más doloroso que no hacerlo.
Y cierta urgencia, incluso, en estas páginas: poder terminarlas antes de no poder.

Te cuentan que, al morirte, tu vida desfila ante tus ojos concentrada en segundos. Yo, siempre lento, me he tomado unos meses. Espero que eso me dé derecho, en ese trance, a un espectáculo más interesante. 
Y así tendría, pese a todo, algo que esperar.

Es extraño el tiempo sin futuro, tan 
vacío. 
Para qué hacer las cosas que uno hace. 

(Lo decía: ahora aprender algo interesante –una de las cosas que siempre me dieron más placer– suele teñirse de melancolía: lástima que lo sabré tan poco tiempo.) 

¿Para qué hacer las cosas que uno hace? 
¿Solo porque después será imposible?

Y lo brutal de esta certeza de que no hay mejora: que todo va a ser siempre un poco peor, hasta que ya sea nada. Lo brutal es dejar atrás miles de años de cultura que, por tan diversos métodos y medios, siempre trataron de convencerse de que hay algo mejor, allí adelante, de que el futuro, el dios, la cura, algo. 
Acá no hay nada –más que el deterioro. 
Saber que todo es cuesta abajo, que no tengo siquiera la esperanza de conseguir una esperanza. Saber que no puedo hacer nada, intentar nada, ni siquiera engañarme pensando que algo puede mejorar. Saber que cada uno de estos días de mierda es el mejor del resto de mi vida, la concha de su madre. 

O, dicho de otra manera: todo esto parece un poco innecesario. Con lo bien que se vive con un buen infarto de miocardio –diez minutos y ya. 

Mientras, voy perdiendo mi penúltimo espacio: en cada vez más sueños soy el de ahora, el que no puede. 

Creo que nunca en mi vida aprendí algo tan útil: cuando tenía veinte años tuve que aprender a tipear con todos los dedos para poder usar las IBM de aquel taller parisino. Tipear con todos los dedos es olvidarse de los dedos, dejar que el cuerpo funcione por su lado –y confiar en él. Desde entonces, escribir fue pensar palabras que mis dedos iban reproduciendo sobre el papel, primero, y la pantalla, después, sin el menor esfuerzo: como sin mediaciones. Digo: escribir era pensar y verlo en la pantalla. 
Pero ya no: mis dedos están dejando de hacer lo que les digo. No sé si podré escribir de otra manera, no sé si –por un lapso más o menos breve– podré hacerlo dictando; sé que, hasta ahora, nada me acercó tanto a la muerte. 

Sé –imagino– que cuando se ponga insoportable lo puedo terminar. No me entusiasma mucho lo que viene después, pero supongo que no hay más salidas. 
Y entonces sí, por fin, democrático al fin, voy a estar con la inmensa mayoría. 

Aunque nunca seré el que quise, el que esperaba. 
Soy, si acaso, este que cuenta esto. 

Pero a menudo me pregunto dónde está todo esto que cuento en estas páginas. No está sin duda en estas páginas ni en ninguna otra parte: no está, y sin embargo.
Foto: Lisbeth Salas
Fuente: Lengua

domingo, 3 de noviembre de 2024

Reclaman por la continuidad de obras en barrios populares

En las Señales recibimos a Anabel Amarillo, de barrio Las Flores, y Agustín González Chendo, referente del barrio Saladillo. Forman parte de la Mesa Regional de Barrios Populares. En un reciente comunicado se manifestó la preocupación por la paralización de obras en Barrios Populares de Rosario que afecta a miles de familias.

La Mesa Regional se formó hace aproximadamente 10 meses, con el objetivo de reunir a cooperativas que trabajan en proyectos de urbanización en colaboración con la Secretaría de Integración Sociourbana. Sin embargo, desde la asunción del actual gobierno de Javier Milei, las obras han sido paralizadas. En la actualidad, la mesa está compuesta por ocho cooperativas, que han tenido un impacto directo en más de 2.600 familias.

Trabajo y proyectos en curso
Anabel explicó que su cooperativa: Agustín Tosco, Polo Productivo, de barrio Las Flores, está llevando a cabo un proyecto para llevar  agua potable que beneficiará a 129 familias. "Es uno de los trabajos más grandes que pudimos hacer en el barrio fue la obra intradomiciliaria, que es la conexión del caño madre de agua hacia la caja, dentro de la casa. Completamos el servicio a 65 familias, o sea, terminadas con luz también para la bomba de agua, la cisterna, la torre, el tanque, y para eso hay que tener una conexión de luz adecuada. A las 129 viviendas les conectamos la caja directo hacia ahí, nos falta terminar el 40%", señala y destaca que había 20 trabajadores "entre esos 5 eran mujeres, porque también eso era algo nuevo para nosotros. Un 75% de los trabajadores eran provenientes del barrio, personas que laburaron y cobraron su sueldo".

Por su parte, Agustín comentó sobre la situación en el barrio Saladillo, donde la falta de servicios básicos ha llevado a problemas graves, como incendios provocados por la deficiencia eléctrica. A través de la cooperativa Flor de Ceibo, del Movimiento Evita, se han implementado proyectos para mejorar la infraestructura y garantizar derechos básicos como el acceso al agua y la electricidad.
Un Estado ausente
Ambos representantes señalaron que, a pesar de los convenios firmados y el avance inicial de las obras, no han recibido respuestas adecuadas del gobierno nacional, provincial y municipal. A pesar de los intentos de diálogo, la falta de acciones concretas ha dejado a muchas familias en la incertidumbre.

En este contexto, Anabel y Agustín resaltaron la importancia de la urbanización como un medio para mejorar la calidad de vida en los barrios populares. "Defendemos la idea de una ciudad integrada y completa", afirmaron, recordando que la urbanización no solo se trata de infraestructura, sino también de dignidad y derechos.

Anabel Amarillo sentenció: "Desde que asumió el nuevo gobierno, nuestras obras se han paralizado. Esas obras habían iniciado y hemos llegado a un 20, un 30% de avance real con todos los certificados y las auditorías que requería la Secretaría para obtener el segundo desembolso, pero desde la asunción de Javier Milei no hemos tenido ninguna novedad a raíz de estas obras. Defendemos la urbanización como una necesidad para garantizar derechos básicos, como el acceso al agua y la electricidad", sostuvo la también integrante de Nuestramérica.
"En Las Flores, logramos conectar muchas familias a la red de agua. Este proyecto no solo mejora su calidad de vida, sino que también genera empleo para nuestros vecinos".

A su lado, Agustín González Chendo señaló: "Saladillo es un barrio que ha sido olvidado. La falta de servicios ha llevado a situaciones extremas, como incendios en casas. Necesitamos respuestas del Estado para reanudar las obras que fueron prometidas y que son urgentes."

"Lo que buscamos es la integración de nuestros barrios en la ciudad. La urbanización no es solo cuestión de infraestructura; es un tema de dignidad y de derechos para todas las familias que aquí viven", subrayó.

"Queremos que se visibilice nuestra lucha. Estamos aquí para defender no solo a nuestras cooperativas, sino también a todas las familias que dependen de estas obras para mejorar su vida cotidiana. La política debe estar al servicio de la comunidad, y no al revés", concluye el integrante del Movimiento Evita.
El Gobierno nacional no cumple con la Ley 27.453, que establece el "Régimen de regularización dominial para la integración socio-urbana".
Un Llamado a la Acción
La visita a Aire Libre Radio Comunitaria fue una oportunidad para visibilizar la lucha de estas comunidades. Los representantes hicieron un llamado a la sociedad y a las autoridades para que retomen las obras y atiendan las necesidades urgentes de los barrios. "La política que necesitamos es la que trabaja en el territorio, la que escucha y responde a la comunidad", concluyeron.

La Mesa Regional de Barrios Populares es un ejemplo de organización y resistencia, cómo decenas de organizaciones en las barriadas populares. A través de su trabajo, buscan no solo mejorar la infraestructura de sus barrios, sino también reconstruir el tejido social y fomentar la participación comunitaria, en la búsqueda de un futuro más justo y equitativo para todos.
Hacia la integración

Hasta el año 2016, en Argentina, no existía información oficial sobre la cantidad de barrios populares existentes en el territorio. Ese mismo año, 13 mil encuestadores de organizaciones realizaron un acuerdo con el Estado nacional para relevar estos datos por primera vez. El registro se oficializó en 2017 y, seis años más tarde, con su ampliación, quedó confirmado con 6.467 barrios populares, es decir, aquellos que carecen de servicios básicos y esenciales para la vida, como el agua, la electricidad o una red cloacal.

Este fue el impulso para la sanción de la Ley 27.453, motorizada por movimientos sociales y aprobada por unanimidad en el Congreso, en el año 2018. La normativa está destinada a mejorar la infraestructura de los territorios incluidos en el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP) y garantizar los derechos de sus poblaciones. Además, es una fuente laboral para miles de familias, ya que establece que el 25% de los trabajos a realizar deben ser hechos por las propias vecinas y vecinos, organizadxs en cooperativas.

A través del decreto que reglamentó la ley, se creó el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), con el objetivo de financiar las obras destinadas a la integración de los barrios. Desde el año 2021, se destina al FISU un 9% del Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS), que luego se reforzó con un 15% del Aporte de las Grandes Fortunas.

Sin embargo, desde que asumió el gobierno de Javier Milei en alianza con el PRO, las obras en los barrios se encuentran frenadas: "A seis meses de haber asumido, el gobierno sigue recaudando el impuesto, pero decide no pagar: no ha continuado ni una sola obra y adeuda el pago de las que están en proceso y auditadas", indicó un anterior comunicado de la Mesa Regional de Barrios Populares.
Paralización de obras en Barrios Populares de Rosario afecta a miles de familias
Miembros de la Mesa Regional de Barrios Populares reclamaron por los trabajos de urbanización que comenzaron en ocho barrios de la ciudad y llevan ya diez meses paralizados. Este martes Nación y provincia firmaron el convenio para culminar la urbanización del cordón Ayacucho, en el barrio Tablada. Se trata de proyectos para regularizar conexiones eléctricas y de agua, construir veredas o levantar salones de usos múltiples para el desarrollo de talleres de formación, comedores, actividades de salud, sociales o recreativas.

El desarrollo de las obras estaba previsto en barrios como La Bombacha, Santa Rosa, Los Pumitas, San Francisquito, Villa Banana, Saladillo, San Martín Sur, y Las Flores Sur, beneficiando a unas 2.600 familias.

Las obras financiadas por el Fideicomiso de Integración Socio-Urbana, a través de la Secretaría de Integración Socio-Urbana del ex Ministerio de Desarrollo Social, para el período 2022/2024 fueron paralizadas en el transcurso de este año, afectando profundamente a las comunidades locales.

Las mismas, están destinadas a mejorar la infraestructura en barrios populares de Rosario inscritos en el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP) y abarcan múltiples mejoras, desde conexiones eléctricas y de agua hasta construcción de veredas y equipamiento comunitario, beneficiando a un total de 2,600 familias en situación de vulnerabilidad.
Obras y su impacto en los Barrios
Conexiones Eléctricas
Las obras en conexiones eléctricas incluyen el mejoramiento del tendido eléctrico, la implementación de bajadas seguras y la instalación de medidores y conexiones intradomiciliarias. Estas mejoras tienen como objetivo no solo proporcionar acceso a un servicio eléctrico seguro y estable, sino también reducir el riesgo de accidentes en épocas de alto consumo energético. Los barrios más beneficiados con estas obras incluyen:
- Villa Banana: 250 familias beneficiadas, con un avance de obra entre el 35% y el 65%.
- La Bombacha: 200 familias, con menos del 35% de avance.
- San Martín Sur103 familias, con un progreso inferior al 35%.
- San Francisquito: 100 familias, con un avance estimado entre el 35% y el 65%.
- Saladillo: 49 familias beneficiadas, con menos del 35% de avance.
Conexiones de Agua
El proyecto de conexiones de agua se centra en el polígono del barrio Las Flores Sur, donde 129 familias ya contaban con un avance de obra superior al 65%. Las nuevas conexiones brindan acceso a agua potable sin depender de la presión del servicio durante los picos de consumo, ya que cada vivienda cuenta con su propio tanque de almacenamiento. Este acceso garantiza mejores condiciones de higiene y limpieza, reduciendo la propagación de enfermedades y mejorando la calidad de vida de los habitantes.

Construcción de Veredas
El proyecto de veredas tenía como objetivo mejorar la transitabilidad de los barrios, protegiendo a las viviendas de inundaciones durante lluvias y dando una imagen urbana ordenada. La construcción de veredas también ayuda a limitar el uso de la calzada, proporcionando seguridad y accesibilidad para los peatones. Algunos de los barrios beneficiados incluyen:
- Villa Banana: 250 familias, con un avance de obra menor al 35%.
- Santa Rosa: 300 familias, con un progreso entre el 35% y el 65%.
- San Francisquito: 100 familias, con un avance estimado entre el 35% y el 65%.

Equipamiento Comunitario
Para el barrio Los Pumitas, el proyecto incluía la construcción de un centro comunitario y la mejora de espacios públicos, beneficiando a 1,500 familias. Estos espacios públicos están diseñados para fomentar la cohesión social y el desarrollo de actividades vecinales, ofreciendo un espacio seguro para el encuentro y la recreación. A pesar de su importancia para la integración social, la obra presenta un avance menor al 35%, lo que limita su impacto en la comunidad.
Implicaciones Sociales de la Paralización
Las familias que residen en estos barrios dependen de estas mejoras para acceder a servicios básicos y vivir en condiciones más dignas. En barrios como La Bombacha, Santa Rosa, Los Pumitas, San Francisquito, Villa Banana, Saladillo, San Martín Sur, y Las Flores Sur, la interrupción de las obras ha generado un impacto adverso en aspectos fundamentales de la vida diaria, afectando la seguridad, la salud y la cohesión social.

Es por ello que se dirigieron por nota al secretario de Integración Socio-Urbana de Nación, Sebastián Pareja, un funcionario cercano a Karina Milei, le piden la continuidad de las obras paralizadas y reunión con mesa regional, la cual nuclea Cooperativas de Trabajo, con obras conveniadas y en proceso, con la Secretaria de Integración Socio Urbana, y actualmente paralizadas. Con la finalidad de solicitarle la reanudación de las obras, y/o en su defecto un encuentro con esta mesa para dialogar sobre un plan para la reactivación de la totalidad de las obras. Aguardan una pronta respuesta.
En las fotos los trabajos que realizaban las cooperativas Agustín Tosco, Polo Productivo, de barrio Las Flores y 
Flor de Ceibo, una cooperativa de trabajo del Saladillo, que forma parte del Movimiento Evita

Javier Milei va contra Clarín

En el grupo temen que vuelvan los tiempos del acoso a sus activididades
Por: Javier Calvo
Aún no le declaró la guerra, pero ya abrió una suerte de inicio de las hostilidades. Javier Milei ha empezado a apuntar en los últimos días contra Clarín, el grupo mediático y telecomunicacional argentino más importante.

Los dardos presidenciales al respecto mutaron. Dejaron de pasar por su habitual andanada de insultos y descalificaciones a periodistas que se desempeñan en alguno de los medios de ese conglomerado (y de muchos otros), para dirigirse a sus intereses empresariales.

Vale el repaso de ciertas pistas. En el inicio de la semana pasada, el Gobierno anunció la reconversión de la AFIP por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y el arribo de un tal Andrés Vázquez al frente de la DGI.

De larga experiencia y sinuosa trayectoria en el organismo impositivo, a Vázquez se lo vincula con los servicios de inteligencia. Pero se lo recuerda esencialmente como el líder de los sabuesos que desembarcaron en la sede de Clarín en 2009, para revisarle todos los números por orden del kirchnerismo.

El entonces director de la AFIP, Ricardo Echegaray, le adjudicó el mandato a Néstor Kirchner. Atrás habían quedado los tiempos de idilio con el por entonces expresidente (y su jefe de Gabinete, Alberto Fernández) que le habían permitido a Clarín hacerse de varios negocios. El más importante de ellos, la fusión Multicanal-Cablevisión.

Volvamos al presente. La flamante designación de Vázquez por parte de la administración libertaria encendió las primeras luces de alerta en el grupo comandado por Héctor Magnetto.

También se prestó atención al aviso oficial de que se eliminará el ENaCom y se buscará privatizar Arsat. Tradicionalmente, Clarín siempre tuvo mucho interés por el rumbo del ente controlador de las comunicaciones. Máxime desde que cumplió su sueño de quedarse con Telecom (la actual Personal). Sin el ENaCom, ¿con quién habrá que tener interlocución en el lobby de las cuestiones regulatorias?
Funcionarios empiezan a notar una predisposición contra Clarín a la que no sería ajeno el asesor premium Santiago Caputo
Por caso, durante el gobierno anterior, el ENaCom le adjudicó gratuitamente a Arsat espectro para 5G, por el que las compañías privadas debieron pagar. El interrogante que circula por Clarín es si la privatización de la empresa estatal de telecomunicaciones (con las bandas de 5G que tiene) busca que algún actor extranjero se sume a la competencia. Las sospechas se dirigen a Elon Musk y su Starlink.

La otra medida que terminó por poner los pelos de punta al Grupo fue la declaración de que será reinstalado el IVA del 21% para los diarios y las revistas, sea en formato digital o papel. La iniciativa, que no se formalizó aún, hasta fue celebrada por uno de los empresarios incondicionales de Milei, Marcos Galperin.

Exceptuados de esos aportes tributarios a través de una ley del Congreso, los medios afectados darán batalla más allá de las notas ácidas que ya han publicado al respecto. Una vez que se formalice la idea a través de su publicación en el Boletín Oficial, fuentes bien informadas dejan trascender que la cámara que agrupa a los diarios (AdEPA) tiene preparada una presentación judicial para intentar frenarla. AdEPA es presidida por Martín Etchevers, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones del Grupo Clarín.

La andanada más reciente del Presidente ocurrió esta semana, tal vez dejada en un segundo plano por formar parte de una frase con una diatriba superior e insólita. Fue en la Fundación Mediterránea, cuando Milei decidió acusar a Raúl Alfonsín (el mismo día en que se cumplían 41 años de su triunfo electoral en el retorno democrático) y Eduardo Duhalde de hacerle un golpe de Estado a Fernando de la Rúa en 2001.

"Paradójicamente a Alfonsín lo muestran como el padre de la democracia, siendo que fue partidario de un golpe de Estado. Evidentemente, pesificarle la deuda a Clarín hizo mostrarlo como un héroe", sostuvo Milei.

Apunte al pie. No trata esta nota de las distorsiones históricas a las que nos tiene acostumbrados el presidente de la Nación, cuando pretende enlazar convencimientos personales con hechos objetivos del pasado o del presente. Tampoco es muy original en ese aspecto.

Regresemos. Cuesta creer que la mención a Clarín en ese discurso es fruto de la casualidad. Amén de que fueron muchas las empresas que, ante la caída de la convertibilidad, se beneficiaron con la pesificación de sus deudas en dólares y los medios además tuvieron una Ley de Bienes Culturales muy protectora. Milei solo mencionó a Clarín.

Algunas fuentes oficiales niegan que el Gobierno tenga en la mira al Grupo. Aunque admiten que al jefe de Estado le disgusta que desde la tapa del diario o la pantalla de TN "busquen marcarle la cancha", como consideran que sucede muchas veces.

En tren de sostener esa defensa, los voceros señalan como indicador que Milei "a Magnetto no lo mencionó nunca y sí a Saguier (por Julio, presidente de La Nación) o al dueño de Editorial Perfil", a quien le auguró la quiebra.

Sin embargo, otros funcionarios reconocen que empiezan a notar una predisposición contra Clarín, de la que no sería ajeno el asesor premium todoterreno Santiago Caputo. ¿Habrá relación entre esta estrategia y la proximidad de algunas movidas mediáticas frenéticas?

"No será como lo que hizo Cristina (Kirchner), pero creo que hay una voluntad para mostrarles los dientes, condicionarlos y que sean más amigables con la temporada de buenas noticias", señalan estas fuentes.

En Clarín desestiman que estas señales desemboquen en un conflicto abierto y tengan que volver a apelar al "periodismo de guerra", como lo llamó su fallecido editor Julio Blanck. Y prefieren enmarcarlo dentro del hostigamiento presidencial general ante cualquier tipo de crítica periodística.

A seguir con atención esta tensión creciente. Como le gusta a Milei.
Fuente: Diario Perfil

viernes, 1 de noviembre de 2024

Alertan sobre la censura educativa y advierten sobre el impacto en generaciones futuras

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresa su profunda preocupación por la censura educativa en Estados Unidos a medida que aparecen informes indicando un aumento sin precedentes de órdenes mordaza y prohibiciones de libros. La RELE ha instado repetidamente a las autoridades estadounidenses a crear las condiciones necesarias para una deliberación amplia, pluralista y vigorosa sobre asuntos de interés público, incluidos aquellos considerados controversiales. Sin embargo, las barreras actuales al acceso, debate y difusión de la información amenazan con limitar la capacidad de los niños, niñas y adolescentes y adultos jóvenes para convertirse en ciudadanos informados, tolerantes y comprometidos en sociedades diversas y complejas.

En los últimos años, la Relatoría Especial ha recibido estimaciones anuales sobre órdenes mordaza y prohibición de libros en instituciones educativas de todo Estados Unidos. Informes de organizaciones de la sociedad civil indican que entre enero de 2021 y octubre de 2024 se aplicaron en 23 estados 47 órdenes mordaza en escuelas de primaria a secundaria, así como 10 restricciones adicionales en instituciones de educación superior. Estos informes también sugieren que al menos 10.000 prohibiciones de libros habrían sido documentadas en el año escolar 2023-2024, marcando un aumento de casi el 70% en comparación a las 3.300 prohibiciones en 2022-2023, que a su vez habrían aumentado a partir de 2.500 en 2021-2022. Gran parte de los planes de estudio y las obras literarias prohibidas o severamente limitadas se centrarían en el racismo, la orientación sexual, la identidad de género, los derechos reproductivos y la violencia de género. Florida, Texas, Pensilvania, Wisconsin y Tennessee han sido identificados por la sociedad civil como los estados con mayores niveles de censura educativa.

La Oficina del Relator Especial también ha tomado conocimiento de presuntos casos de autocensura, en los que instructores y bibliotecarios, temiendo sanciones por parte de empleadores y autoridades, se han abstenido de enseñar contenidos o mostrar obras consideradas “impugnadas” o previamente censuradas en otras jurisdicciones. Además, la Oficina ha recibido informes adicionales sobre nuevas restricciones en los planes de estudio y en la compra de libros, la eliminación preventiva de asignaturas de los programas escolares y de libros de las colecciones de las bibliotecas, la relegación de determinados títulos a secciones restringidas de las bibliotecas, y la cancelación de actos académicos y literarios, como conferencias, talleres, visitas de autores y ferias del libro. A través de su correspondencia con los EE.UU., la RELE ha sido informada del papel del Departamento de Educación en la investigación de estos asuntos y la protección de los derechos civiles de los estudiantes.

Los estudios recibidos por esta Oficina afirman que la legislación estatal sería uno de los principales impulsores de la censura educativa. Múltiples leyes estatales incluyen ahora disposiciones sobre “adecuación a la edad” que han sido supuestamente utilizadas por las autoridades y residentes locales para impugnar legalmente planes de estudios y libros considerados “explícitos” o “sensibles” para los menores. Otras leyes y políticas estatales, incluidas órdenes ejecutivas, han citado la “diversidad de puntos de vista”, la “neutralidad institucional” y la “división” como justificaciones para restringir u obligar a que se incluyan determinados contenidos en las aulas y bibliotecas. Estas nuevas normativas también habrían establecido procedimientos para supervisar y objetar los planes de estudios, adquirir y retirar material didáctico, e imponer directrices curatoriales a instructores y bibliotecarios.

La RELE ha considerado que una sociedad libre y democrática se define por su capacidad de autorreflexión amplia, pluralista y vigorosa. Las órdenes de mordaza educativas y las prohibiciones de libros, como explicó el Relator Especial en diciembre de 2023, sofocan el discurso público, en particular sobre cuestiones críticas como la discriminación, la estigmatización y la difusión de información errónea y desinformación relacionadas con la raza, la identidad de género, la orientación sexual, los derechos reproductivos y la violencia de género. En octubre de 2022, la CIDH y su Relatoría Especial instaron a EE.UU. a fomentar las condiciones para un discurso público genuino sobre asuntos que afectan a toda la ciudadanía, asegurando la inclusión de voces diversas para abordar las tensiones y fricciones que surgen inherentemente en la sociedad de una manera abierta y pacífica, respetuosa de los derechos humanos.

Esta Oficina está especialmente alarmada por el impacto desproporcionado que tienen los contenidos frecuentemente censurados en las escuelas primarias, secundarias, universidades y bibliotecas públicas sobre los estudiantes, académicos y autores de grupos históricamente marginados. Estas personas se ven ahora privadas de ver reflejadas sus luchas y contribuciones a la sociedad en los planes de estudio y los materiales educativos, al tiempo que pierden oportunidades fundamentales en los espacios de aprendizaje para fomentar la empatía, el pensamiento crítico, la sensibilización y el cambio social. En consonancia con los estándares interamericanos de lucha contra la discriminación, los Estados tienen el deber de salvaguardar las distintas formas de expresión de los grupos excluidos durante mucho tiempo del discurso público, promover la conservación de la memoria colectiva, y fomentar una mayor tolerancia y respeto en la sociedad.

La RELE enfatiza que, tal como se detalla en los estándares interamericanos relevantes sobre menores, la libertad de expresión es un derecho reconocido para todos los individuos, independientemente de su edad. Este derecho, consagrado en el artículo 4 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, desempeña un papel crucial en el fomento de la capacidad de los niños y adolescentes para pensar de manera independiente sobre los asuntos que les afectan y para entender el mundo a través de su propia visión. A nivel individual, les permite expresar e intercambiar ideas, mientras que, a nivel colectivo, facilita su capacidad para buscar, recibir y difundir información, explorar diversos puntos de vista, y participar en la sociedad como ciudadanos informados. En la esfera de la educación superior, los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica indican que imponer restricciones estatales a la investigación, discusión o publicación de ciertos temas, así como limitar el acceso a publicaciones, bibliotecas o bases de datos físicas y en línea, constituye censura previa. Tales acciones no cumplen con los estándares democráticos de legalidad, legitimidad, necesidad y proporcionalidad.

A pesar de los reiterados llamados, la Relatoría Especial lamenta que las condiciones necesarias para una deliberación pública amplia, pluralista y vigorosa—incluso sobre temas considerados controvertidos, chocantes o inquietantes por algunos—sigan sin cumplirse, y recuerda a las autoridades estadounidenses la necesidad crítica de respetar los derechos humanos y defender los estándares y principios interamericanos sobre libertad de expresión. Por último, la RELE advierte que la censura educativa plantea riesgos significativos a largo plazo para las generaciones futuras, ya que restringir el acceso, la discusión y la difusión de información para niños, adolescentes y adultos jóvenes socava su capacidad de convivir y prosperar en sociedades diversas y complejas que aún requieren marcos institucionales sólidos para combatir la intolerancia, promover la inclusión social y fomentar el entendimiento intercultural.

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión es una oficina creada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para estimular la defensa hemisférica del derecho a la libertad de pensamiento y expresión, considerando su papel fundamental en la consolidación y desarrollo de los sistemas democráticos.

Anulan el fallo que sobreseyó a Javier Milei por injuriar a Jorge Fontevecchia

La Cámara Federal revocó el sobreseimiento de Javier Milei en la causa por injurias iniciada por Jorge Fontevecchia. Y también decidió apartar al juez Sebastián Ramos Padilla del expediente.

El periodista y editor de Perfil había denunciado a Milei por haberlo llamado "ensobrado" y que "vive de la pauta", entre otros epítetos. Ramos Padilla había sobreseído al presidente, pero ahora el camarista de la sala I del Tribunal de Apelaciones, Carlos Farah, sostuvo que aquella resolución "es nula, por extemporánea (prematura) y por confusa y genérica".

El pasado 10 de octubre, el juez Ramos Padilla consideró que calificar de esa manera a un periodista forma parte del "interés público" y, en consecuencia, no puede ser encuadrado en una tipificación penal. Para el magistrado, en el episodio entran en colisión el derecho de Jorge Fontevecchia a defender su honor ante un agravio y el derecho de Milei a expresarse libremente.

Ante esa decisión, la defensa del editor de Perfil presentó una apelación, que este jueves fue respondida por el camarista de la sala I del Tribunal de Apelaciones.

Farah resolvió la apelación de la querella, pero además apartó al juez federal Ramos Padilla por "haber anticipado opinión" y dispuso que otro magistrado tramite la causa. "La decisión apelada exhibe entonces un vacío argumental que la priva de sentido, dogmática, por ende, arbitraria y, por ello, nula", sostuvo el magistrado.

Cabe recordar que una denuncia similar contra Javier Milei fue presentada por Jorge Lanata en el Juzgado 4 del mismo fuero, a cargo del juez Ariel Lijo, quien aún no se expidió. Desde que llegó al Gobierno, Milei viene encarando una dura embestida contra casi todos los periodistas que de alguna manera lo cuestionan. Fontevecchia y Lanata son sólo dos de ellos, pero también han sufrido fuertes ataques del Presidente Marcelo Longobardi, Marcelo Bonelli, María O'Donnell e incluso el canal TN (al que recientemente acusó de poner "tosedores" en una entrevista para distraerlo), entre muchos otros.

Ramos había sobreseído al presidente Milei ante un planteo de excepción de falta de acción por inexistencia de delito.
Y Visto:
Este incidente N° 1 formado en causa N° 2368/2024 del Juzgado Federal N° 2, Secretaría N° 4, en el que fui designado por sorteo para resolver en forma unipersonal (art. 31 bis, inc. 3, del CPPN) respecto de la apelación de la querella contra la decisión de 1a instancia por la que se hizo lugar a la excepción de falta de acción y se sobreseyó al querellado.

Y Considerando:
Que la excepción de falta de acción antedicha fue planteada por el abogado del querellado Javier Milei, ni bien aceptó el cargo, invocando la atipicidad de las expresiones que usó para referirse al querellante Jorge Fontevecchia en atención a su vinculación con asuntos de interés público, con sustento en lo dispuesto en el art. 110 del Código Penal.

El Juez hizo lugar a la excepción, por esa razón, y dictó el sobreseimiento.

La resolución es nula, por extemporánea (prematura) y por confusa y genérica:

1) La oportunidad procesal establecida en el Código para oponer excepciones es posterior al momento en que el abogado del querellado lo hizo. Expresamente así lo prevé el art. 428 del CPPN: “Citación a juicio y excepciones. Si no se realizare la audiencia de conciliación por ausencia del querellado o realizada, no se produjo conciliación ni retractación, el tribunal

citará al querellado para que en el plazo de diez (10) días comparezca y ofrezca prueba. Durante ese término el querellado podrá oponer excepciones previas, de conformidad con el título VI del libro II, inclusive la falta de personería...” (subrayo la parte específica de la disposición legal).

Entonces, es válida la protesta del querellante de afectación al debido proceso por la decisión del juez que le dio trámite a la excepción antes del momento establecido por la ley, privándolo así del derecho a conocer la contestación que aquel pudiera querer dar respecto de la acción entablada y la prueba que podría ofrecer en su descargo, y anticipando la decisión del caso sobre la base de una litis (conflicto) aún no trabado integralmente.

Si bien jurisprudencialmente en diversos casos se admitió la viabilidad de la excepción en momentos anteriores incluso a la audiencia de conciliación, siempre quedó reservado para supuestos en los que la “atipicidad” fuere “manifiesta” (conf. de esta Sala, Causa N° 29.175 “Anibal Fernández” del 12/7/2010; causa N° 28.920 “Elisa Carrió”, del 6/5/2010), y esa situación, que el excepcionante invoca y que el querellante discute, no fue ni bien ni suficientemente tratada en la resolución apelada, por lo que a continuación se dirá.

2) El Juez de 1a instancia advirtió en su decisión que algunas de las expresiones por las que se promovió esta querella por injurias [concretamente, en el programa televisivo “+ Viviana” emitido por el canal de cable y de Televisión Digital Abierta “La Nación +”] corresponden a una fecha (del 27 de febrero de 2023) en la que el querellado ejercía el cargo de Diputado Nacional y que, por ende, “... al margen de tratarse de cuestiones de interés general ...” (sic) estaban alcanzadas por la inmunidad de opinión del art. 68 de la Constitución Nacional.

Sin embargo, la decisión desvinculatoria en relación a esas expresiones no está fundada por el juez en esa inmunidad (que tampoco fue invocada por el querellado, al menos hasta hoy) sino en la causal de atipicidad que opuso su abogado, con referencia al texto del art. 110 del CP, lo que revela una inconsistencia entre los argumentos empleados y el tenor de la decisión adoptada que la descalifica como acto jurisdiccional válido.

3) En relación a las expresiones del día 8 de abril de 2024 [fecha en la que concurrió, ya no como Diputado Nacional sino siendo Presidente de la Nación, al programa “Multiverso Fantino” que se emite por el canal de internet “Neura Media”, y por radio FM 89.7], la resolución apelada incurre en generalizaciones.

El juez a quo no hizo ninguna disquisición entre las expresiones utilizadas por el querellado, a sus contenidos, los temas o asuntos a los que se vinculaban, al contexto que las rodeó, ni al carácter escindible o no entre ellas.

Las englobó, indiscriminadamente, como asuntos vinculados al interés público. No explicó por qué; solo dijo poner “... especial énfasis...” en la “... personalidad pública...” del querellante en base a su actividad profesional.

Esta indicación –aun cuando pudiera reconocérsele cierta influencia en el análisis del caso– es insuficiente por sí sola para dar adecuado fundamento a la decisión.

Lo que debía explicar era cuál resultaba el asunto de interés público en el que esa personalidad pública está involucrada. No bastaba –estando estrictamente a los términos de la cláusula que excluye la tipicidad del art. 110 del Código Penal– con decir que “... el nombrado cumple un rol fundamental dentro del diagrama social, de modo tal que puede sostenerse, razonadamente, que resulta ser una figura pública ligada a asuntos de interés público, por lo que, en lo que concierne a dichas cuestiones, cuenta con una protección relajada del honor...”.

Como se ve, el argumento es circular y elude definir los “asuntos”.

La generalización se advierte también en la conclusión del juez en el sentido de que “... las frases proferidas se vinculan estrictamente con el rol de Fontevecchia como dueño del Grupo Perfil y no con aspectos de su vida privada...”, pues no explica cómo esa conclusión se compadece con las alusiones al cabello y a la forma escogida para cubrir sus canas que el querellante tilda como expresiones utilizadas para burlarse de él y desacreditarlo públicamente.

No es obvio que el “interés público” pueda estar involucrado en la capacidad de un empresario para el manejo de sus negocios, que lo excluya del ámbito de protección del art. 19 de la Constitución Nacional, en la medida en que ese tipo de aspectos por lo general pertenecen a ese ámbito de reserva y “... mantienen ese carácter por más que se realicen a plena luz del día y con amplio conocimiento público...” (conf. Humberto Quiroga Lavié, Derecho Constitucional Argentino, editorial Rubinzal Culzoni, Tomo I, páginas 147 a 155).

En la pretensión del querellante (que el Juez no consideró) no estaba solo invocado el derecho al honor frente a la libertad de expresión, sino también la privacidad.

La omisión de transitar ese camino de análisis priva de sustento argumental al fallo. Y lo invalida.

4) Misma reflexión merece la falta de fundamento que advierto en el examen –precipitado– de las restantes expresiones cuestionadas por el querellante.

Parece compartirse en el fallo la alegación del abogado del querellado al interponer la excepción, según la cual resultan asimilables las calificaciones de “vive de la pauta” y “ensobrado”.

Pero no se explicó por qué; no se argumentó cómo la significación de lo primero habría intentado relacionarse a lo segundo, cuando a simple vista, lo primero parece estar relacionado con la discrecionalidad (o si se quiere, la arbitrariedad) en la distribución de pauta publicitaria estatal y su destino, en tanto que lo segundo sugeriría algo distinto y, si se quiere, más delicado: el precio que se pagaría para dar una noticia o no darla, para decir una cosa en lugar de otra, o para darle determinado énfasis, o para opinar de tal o cual modo, o para favorecer o denostar a alguien, etc.

En este último caso el “asunto” (palabra que utiliza el art. 110 del Código Penal) ya no estaría haciendo alusión al destino de los recursos públicos que se gastan en publicidad oficial sino a una defraudación a la confianza social, al contrato que la ciudadanía tiene con el periodismo en una sociedad democrática para ser libre y correctamente informada, a cambio de lo cual se protege especialmente la labor periodística de toda injerencia que pretenda censurarla, digitarla, manipularla, etc.

Puesto que el “interés público” que resta tipicidad al agravio al honor debe estar referido a un “asunto” concreto, a mi entender era necesario precisarlo correctamente abordando todas estas cuestiones que están ínsitas desde el inicio de la causa en la querella instaurada.

Pero además, en este contexto de indeterminación que observo en la resolución apelada, la importancia de establecer cuál es ese “asunto” está dada por la necesidad de que se trate de un asunto “real”, esto es, no creado ficticiamente para dar un marco de “interés general” a la crítica ofensiva. No está librado a la voluntad del supuesto ofensor la existencia misma del tema/materia de interés público, sino a la prueba, debate y constatación judicial: por ejemplo, si criticando la actuación de una Corte alguien dijera que se practican rituales satánicos en sus despachos para resolver causas y eso no fuera cierto, ¿podría aceptarse como causal de atipicidad la invocación de que la actividad de los jueces es de interés público?

La decisión apelada exhibe entonces un vacío argumental que la priva de sentido, dogmática, por ende arbitraria y, por ello, nula.

A ello se suma, insisto, que la decisión prematura evitó la instancia procesal llamada por ley para que el propio denunciado expusiere cuanto tuviese para decir al respecto, sobre el contenido y sentido que le quiso dar a cada una de sus expresiones, sobre el contexto que lo habría rodeado, etc. y que, entonces, de ese modo, la litis estuviera integrada completamente.

5) No me escapa –ni debió escapar al análisis de un fallo como el dictado– que la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, al tiempo de reconocer expresamente que “... los funcionarios públicos, como todas las personas, son titulares del derecho a la libertad de expresión en sus más diversas manifestaciones...” (conf. el Informe que se cita más abajo), delinearon ciertas pautas para compatibilizar su ejercicio con otros derechos y garantías también consagradas en la Convención Americana de Derechos Humanos.

En tal sentido, ha dicho la Comisión que:

“... el ejercicio de esta libertad fundamental adquiere ciertas connotaciones y características específicas que han sido reconocidas por la jurisprudencia interamericana...”.

Cuando los funcionarios públicos ejercen su libertad de expresión, sea en cumplimiento de un deber legal o como simple ejercicio de su derecho fundamental a expresarse  “están sometidos a ciertas limitaciones en cuanto a constatar en forma razonable, aunque no necesariamente exhaustiva, los hechos en los que fundamentan sus opiniones, y deberían hacerlo con una diligencia aún mayor a la empleada por los particulares, en atención al alto grado de credibilidad de la que gozan y en aras de evitar que los ciudadanos reciban una versión manipulada de los hechos” (Corte I.D.H., Caso Apitz Barbera y otros Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 5 de agosto de 2008, Serie C N° 182, párr. 131)...

... Por las obligaciones estatales de garantía, respeto y promoción de los derechos humanos, es deber de los funcionarios públicos asegurarse de que al ejercer su libertad de expresión no estén causando el desconocimiento de derechos fundamentales. En palabras de la Corte Interamericana, “deben tener en cuenta que en tanto funcionarios públicos tienen una posición de garante de los derechos fundamentales de las personas y, por tanto, sus declaraciones no pueden llegar a desconocer dichos derechos” (mismo fallo antes citado)...

... En consecuencia, los funcionarios no pueden, por ejemplo, vulnerar el principio de presunción de inocencia al imputar a medios de comunicación o a periodistas delitos que no han sido investigados y definidos judicialmente...

... Los funcionarios públicos también tienen el deber de asegurarse que con sus pronunciamientos no están lesionando los derechos de quienes contribuyen a la deliberación pública mediante la expresión y difusión de su pensamiento, tales como periodistas y medios de comunicación. A este respecto, la Corte Interamericana ha indicado que los funcionarios deben atender al contexto en el cual se expresan para asegurarse de que sus expresiones no constituyen  “formas de injerencia directa o indirecta o presión lesiva en los derechos de quienes pretenden contribuir a la deliberación pública mediante la expresión y difusión de su pensamiento”...

Este deber de los funcionarios se acentúa en situaciones en las que se presenta “conflictividad social, alteraciones del orden público o polarización social o política” debido a los “riesgos que pueden implicar para determinadas personas o grupos en un momento dado (Corte I.D.H., Caso Ríos y otros. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009).

Serie C N° 194, párr. 139; (Corte I.D.H., Caso Perozo y otros. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 28 de enero de 2009.

Serie C N° 195, párr. 151)...

... En otros casos en los cuales la Relatoría Especial y la CIDH han constatado que los discursos oficiales aumentan la vulnerabilidad de periodistas y medios de comunicación y, con ello, el riesgo de sufrir afectaciones de sus derechos fundamentales, citando la doctrina y la jurisprudencia interamericana, han indicado que los funcionarios públicos, especialmente los que ocupan las más altas posiciones del Estado, tienen el deber de respetar la circulación de informaciones y opiniones, incluso cuando estas son contrarias a sus intereses y posiciones...

... En este sentido, deben promover de manera activa el pluralismo y la tolerancia propios de una sociedad democrática. Esta obligación se deriva de la obligación de proteger los derechos humanos de todas las personas y, en particular, de quienes se encuentran en situación de riesgo extraordinario, como los periodistas o defensores de derechos humanos que han sido objeto de amenazas o que cuentan con medidas de protección nacionales o internacionales. En estos casos, el Estado no solo debe ejercer diligentemente su deber de garantía, sino que también tiene que evitar incrementar el deber de riesgo al cual estas personas se encuentran expuestas...”.

Ver en extenso el Informe Anual de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, OEA, 2009, páginas 199/200, 308/309 y 312, y sobre su valor y aplicabilidad en el orden interno el minucioso trabajo “¿Son vinculantes los pronunciamientos de la Comisión y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos? (control de constitucionalidad y convencionalidad)”, de Juan Carlos Hitters, publicado en https://www.corteidh.or.cr/tablas/r25295.pdf.

Entonces, a la par de evaluar la “personalidad pública” del querellante, la decisión debió considerar todas las circunstancias del caso que antes se han mencionado, como también las implicancias que tiene la jurisprudencia referida a la protección de la privacidad y de la libertad de prensa, máxime cuando ello podría eventualmente generar responsabilidad internacional en términos como los arriba señalados.

Este análisis podrá –en el momento procesal oportuno– llegar a la conclusión de que todos son asuntos de “interés público” y por ende no punibles para el art. 110, Código Penal. Pero para ser válido, tiene necesariamente que considerar todas las aristas mencionadas.

El fallo no lo ha hecho. Es nulo (art. 123, CPPN). Cabe así declararlo, haciendo uso de la facultad del art. 173, CPPN. Sin costas, pues ambas partes han tenido razones plausibles para litigar y la cuestión seguir abierta a discusión.

En base a lo dicho, Resuelvo:

Declarar la nulidad de la decisión apelada y apartar al juez por haber anticipado opinión sobre el fondo, debiendo proseguirse el trámite de acuerdo al procedimiento establecido en el CPPN. Sin costas.

Regístrese, hágase saber y remítase a la Secretaría General a los fines de sortear al nuevo magistrado que intervendrá, debiendo este seguir el trámite conforme lo aquí encomendado.

Eduardo Guillermo Farah
Juez de Cámara

Nicolás Antonio Pacilio
Secretario de Cámara
CN° 47.754; Reg nro 52.714

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