Esta semana, la Secretaría de Comunicaciones dio los últimos pasos como para ir cerrando la licitación de 4G, proceso que todavía se encontraba inconcluso. Las noticias fueron dos: la asignación (finalmente) del espectro en 700 MHz para Claro, Movistar y Personal, y la asignación completa de espectro (para 2/3G, AWS y 700 MHz) a Arlink, que además fue registrada para la prestación de servicios móviles.
La asignación de los 700 MHz es importante porque facilita la llegada del servicio a zonas de baja densidad poblacional. Esto se debe a que cuanto más baja la frecuencia, mayor es su cobertura geográfica, lo que permite cubrir una misma área con menos antenas que en frecuencias más altas. Se trata de una capacidad importante no sólo para las áreas rurales sino también para ofrecer cobertura en las rutas, las cuales están incluidas en las distintas etapas previstas para el despliegue de 4G. Por otra parte, las frecuencias más bajas tienen mejor propagación, lo cual les permite penetrar en edificios, algo beneficioso en áreas de urbana.
Claro que la llegada con atraso de los 700 MHz seguramente impactará en los tiempos de despliegue. Hay que recordar que la primera etapa tiene una duración de 18 meses, lo que en teoría implica que se cumpliría hacia junio/julio de 2016. Pero siendo que la frecuencia de mayor cobertura se asignó 6 meses después que la de AWS y que esta es indicada para los corredores viales (que en total suman más de 5.000 Km en la primera etapa), no sería de extrañar que las empresas reclamen que el plazo de 18 meses comience a correr a partir de la entrega de los 700 MHz y no desde diciembre pasado, cuando se les asignó únicamente frecuencia AWS (que es la utilizada hoy para dar servicios 4G).
Por otra parte, el registro de Arlink como prestador de servicios móviles y la asignación del espectro para tal fin implican el surgimiento del 4° operador móvil (o 5° si se tiene en cuenta a Nextel, aunque con otra tecnología y frecuencias). En el mercado siempre hubo dudas respecto de la capacidad económica de Arlink para hacer frente a las obligaciones que tiene por delante (espectro y despliegue de red). Las mismas quedarán develadas la semana próxima, cuando venza el plazo para que Arlink deposite el pago por el espectro.
Más allá de los nombres, lo cierto es que las condiciones para el 4° operador son draconianas. Se trata de un actor que arranca en franca desventaja respecto de los otros tres, sin red, sin sitios para antena y sin clientes. No obstante, el precio fijado al espectro para el 4° operador no fue sustancialmente menor que para los existentes. De hecho, Arlink ofreció US$ 506 millones. A esto hay que sumar el desembolso en el despliegue de red. Aquí es más difícil determinar su envergadura, pero si cada uno de los operadores existentes estima que deberá invertir alrededor de US$ 2 mil millones en total, claramente lo que deba desembolsar un operador sin nada de red previa será un monto superior. Por otro lado, en términos de plazos para el despliegue, el 4° operador apenas si tiene 6 meses más por etapa, en el mejor de los casos. Todo esto para alguien que debe ingresar a un mercado maduro, con una penetración en líneas superior al 100% de la población. Bajo estas condiciones, el surgimiento de un 4° operador es una quimera.
Con este escenario, los próximos días serán seguramente ricos en definiciones. Como dicen los gringos, “stay tuned”.
Fuente: Carrier y Asoc.