Por: Marco Schwartz
Cuando finalice la actual operación israelí en Gaza, las noticias sobre la Franja comenzarán a desaparecer de las primeras planas de los diarios. Antes de que ello ocurra, quiero rendir un modesto homenaje a un periódico de Israel que, en un momento de extraordinaria radicalización del país, ha sabido conservar la lucidez y la voz moral que lo ha acompañado en sus 90 años de trayectoria. Me refiero a Haaretz. Un diario de circulación más bien baja en comparación con otros periódicos israelíes, pero que siempre ha sido el medio más seguido –con admiración o con inquina– por las élites políticas e intelectuales del país.
Desde la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, Haaretz ha reclamado la retirada de Israel de Cisjordania y Gaza (a propósito, no tengo noticia de ningún diario árabe que entre 1949 y 1967, cuando Jordania y Egipto ocupaban los mismos territorios, les exigieran la retirada para la creación del Estado palestino). En los últimos 40 años, Haaretz ha sido el diario israelí que con más celo ha denunciado la expansión de los asentamientos judíos y los atropellos a que se ve sometida la población palestina bajo el dominio israelí. Un drama, por cierto, que los palestinos han conocido también entre sus hermanos árabes: Palestina incluía originalmente a la actual Jordania, pero los mandatarios británicos segregaron arbitrariamente este territorio en 1946 para que el rey amigo Abdalá tuviera su reino. Cuando Al Fatah intentó crear en 1970 una especie de estado autónomo dentro de Jordania, el entonces rey, Hussein, perpetró la mayor matanza colectiva en la historia del pueblo palestino. Por lo menos 5.000 perecieron en el infausto Septiembre Negro.
Haaretz, propiedad de la familia Schocken y dirigido por Dov Alfon, se define como un diario liberal. Yo lo describiría como socialdemócrata.
Sin embargo, durante años ha soportado epítetos de “ultraizquierdista” o antiisraelí” por su denuncia de las políticas de sucesivos gobiernos de Israel, su defensa a ultranza de la dignidad y los derechos de los palestinos y su inquebrantable alegato en favor de una paz justa para las partes. Numerosos suscriptores se han dado de baja entre acusaciones públicas de traición a Israel, como la escritora Irit Linur. El periódico atraviesa serias dificultades económicas. Entre los más abominados traidores destacan los columnistas Guideon Levy, ex asesor de Shimón Peres, o Akiva Eldar, exportavoz de Teddy Kolleck, quizá el mejor y más tolerante alcalde que haya tenido Jerusalén.
El último editorial de Haaretz se titular: Parad la operación. “La fuerza militar que Israel ha aplicado en las tres últimas semanas no permite ignorar el sufrimiento terrible experimentado por los residentes de Gaza”, alega.
Cuando todo termine, Haartez podrá mantener la cabeza en alto.
Fuente: Diario Público