Luego de tres meses de plan de lucha, con tres paros generales de 24 horas, seis movilizaciones, bloqueos a empresas, paros parciales, retiros de firmas y asambleas, el martes 16 de julio, en la audiencia numero 22, se firmó la primera paritaria de prensa escrita en después de 38 años. Las bases del acuerdo fueron el resultado de una propuesta de síntesis del Ministerio de Trabajo, virtualmente un laudo, entre las posiciones de la parte sindical y la patronal, que corona un enorme triunfo para los trabajadores de la prensa escrita que impusieron, luego de casi cuatro décadas y tras una primera paritaria para diarios en 2012, una negociación colectiva única para diarios, revistas, agencias nacionales e internacionales y empresas punto.com
La propuesta-síntesis ministerial, que tuvo la forma de un ultimátum con la amenaza de sacar la negociación del arbitraje de la cartera laboral, supone un aumento a los básicos de convenio de 26%, que se eleva como mínimo a 27 con el incremento de la antigüedad a 35 pesos (en la mayoría de las empresas estaba entre 17 y 25), con una garantía de aumento real para los salarios que están por encima del escalafón de 23% hasta sueldos de 12.500 brutos y de 22 para los que superen ese ingreso. En estos dos últimos casos también debe computarse al menos un punto más por el aumento de la antigüedad liquidado aparte.
Los porcentajes serán abonados en tres tramos no acumulativos, de 10% en abril, 9% en agosto y la última cuota de 7% ó 4% ó 3%, según sea el caso, en enero de 2014. A esto hay que agregar que, a partir de abril de 2014, se recupera tras más de 40 años que el ítem antigüedad se pague con un porcentaje atado al salario, en este caso el 1% al básico del aspirante, aunque con la limitación de que será para los años de antigüedad de ahí en adelante. La antigüedad “pasada” tendrá como piso los 35 pesos establecidos ahora, más una cláusula de enganche asegurada para elevar el ítem según los aumentos salariales que se logren cada año.
Colaboradores, presentes
El acuerdo, que fue refrendado en las asambleas de base, establece para “los colaboradores /periodistas comprendidos en el Estatuto” una cláusula de enganche del 23% en los mismos tres tramos del aumento a los trabajadores de planta.
Se trata de un avance inédito, sin precedentes, para el sector más precarizado del gremio, que sienta las bases para darle un nuevo impulso a su organización en torno a las comisiones internas de cada empresa y es un primer paso para empezar a cambiar de raíz una de las ecuaciones más perversas en las que está montada la estructura de explotación capitalista de los periodistas de la prensa escrita. Son decenas y decenas las revistas, suplementos y todo tipo de productos editoriales cuya salida está garantizada por un ejército de miles de compañeros dispersos (trabajan desde sus casas, para varios medios al mismo tiempo) que hacen exactamente la misma tarea que los trabajadores de planta, pero con pagos por colaboración irrisorios, sin aportes, ni cobertura de ningún tipo, como monotributistas y financiando de su bolsillo la infraestructura y los costos de producción de sus notas (teléfono, internet, transporte, uso de computadoras, etcétera).
La inclusión de los colaboradores en el acuerdo solo se explica por la tozudez de la comisión paritaria, que resistió uno por uno los intentos de las patronales de ningunear el reclamo y aguantó la presión del Ministerio que hasta último momento apoyaba la propuesta patronal de restringir el enganche a los “colaboradores permanentes”, es decir apenas el 10% del universo de colaboradores, una refriega que dejó como botín para las patronales la desaparición del piso mínimo garantizado por colaboración.
La salida acordada para “colaboradores” será un territorio de disputa con las patronales, pero en un nuevo escenario. La ausencia de un piso mínimo por colaboración deberá requerir de la intervención activa de las comisiones internas en cada empresa para que las patronales no licuen, mediante maniobras, el aumento obtenido.
Las patronales pretenderán, además, valerse de la remisión al Estatuto para restringir el universo de beneficiarios de la cláusula de enganche. Se trata de otra truchada, ya que el Estatuto legisla sobre un tipo de colaboradores (los especialistas, que no elaboran materiales de uso corriente en las redacciones) que han sido objeto de distorsión por las prácticas patronales. Así, la idea empresaria de hacer un corte por cantidad de colaboraciones para dejar afuera a compañeros debe ser rechazada por los delegados, quienes pueden y deben valerse para esta lucha de la ejemplar conciencia que, sobre esta cuestión, primó en las asambleas de los trabajadores de planta.
La base está en que las asambleas nunca bajaron el reclamo de los compañeros colaboradores y lo defendieron estratégicamente como propio en todas las instancias de la lucha, y a la par de los restantes puntos del pliego que los afectaba directamente.
Más conquistas
El acuerdo incluye una reparación histórica insoslayable, como es la recuperación del feriado gremial del 7 de junio, arrebatado por la dictadura. Será no laborable aunque con la opción a favor de las empresas de requerir la concurrencia del trabajador, para lo cual deberá pagarlo como un feriado, es decir al 200%. También se obtuvo un aumento del pago por guardería de 1.100 pesos y la devolución de los salarios caídos por los paros en aquellas empresas que practicaron descuentos.
En el camino también queda la pretensión patronal, fogoneada insistentemente en sus comienzos por el Ministerio de Trabajo, de convertir a la paritaria única en un saludo a la bandera subdividiendo la negociación en “capítulos” o “ramas” con arreglo a las heterogeneidades del sector patronal.
Escalas y fragmentación
A pesar de que por la permisividad de la cartera laboral y la correlación de fuerzas alcanzada quedaron en pie dos escalas, la lucha permitió superar la fragmentación que querían imponer las empresas, pretensión que empantanó toda la primera fase de la paritaria y que mostró las miserias de los contubernios y celadas orquestadas entre las patronales oficialistas y las de la Corpo para quebrar la negociación. Los objetivos políticos de la Ley de Medios terminaron de sepultarse por la lucha común de los trabajadores de los medios de las dos CKorpos, que preservaron su unidad de clase contra cualquier canto de sirena para alinearlos en uno u otro bando.
Porque no hubo, a su vez, distingos entre los “hegemónicos” y los “contra hegemónicos” a la hora de realizar ofertas de miseria y aprovechar las dilaciones que ellos mismos creaban para imponer aumentos unilaterales que desvirtuaran la paritaria. Tan juntitos quedaron arrinconados por los trabajadores que en la última audiencia hasta se olvidaron de consignar sus diferencias con la tradicional manifestación de AEDBA de arrogarse el monopolio de la representación de los diarios. Del texto desapareció también la pretensión de la patronal de Infobae de una escala propia para aplicar el aumento y tuvo que presentar una propuesta de adecuación a la escala AEDBA que fue aprobada por la comisión paritaria y la asamblea de trabajadores de Infobae.
Es la explotación, estúpido
La paritaria de la prensa escrita de Buenos Aires fue una de las últimas en cerrarse y una de las más peleadas de los últimos años en el movimiento obrero. Aunque por su peso numérico y su incidencia en la economía podría decirse que es un sector que no mueve el amperímetro de la pelea salarial en la Argentina, la lucha de los periodistas estuvo por momentos en el centro de la escena y concitó una atención política por momentos equiparable con algunas de las gestas docentes, con la de la alimentación del año 2010 y con algunas de los trabajadores telefónicos.
El trasfondo de la dureza de las posiciones y de la fatigosa intervención del Ministerio de Trabajo es que la paritaria puso en entredicho todo el andamiaje de la particular forma de explotación de un sector de los trabajadores bajo la forma que adquirió en los últimos 20 años, algo que, con la excepción de la lucha de los pasantes y tercerizados telefónicos o de los tercerizados ferroviarios por el pase a planta con el emblema de Mariano a la cabeza, no ha estado presente en casi ninguna pelea sindical reciente.
La paritaria puso frente a frente a dos actores en plena mutación estructural. De un lado, trabajadores de prensa que llevan décadas procesando su derrumbe salarial y de sus condiciones de trabajo y de vida en descarnadas peleas defensivas y autoconvocadas por la inexistencia del sindicato, contra los despidos, el ajuste y luego por la recuperación de las paritarias por empresa. Del otro a los capitalistas de una industria sumida en una profunda transformación producto de la obsolescencia de su forma de gestionar la comunicación social puesta en evidencia por las redes sociales y las formas expansivas e intuitivamente anticapitalistas con las que se vale la gente para comunicarse usando las nuevas tecnologías. A esto se debe incorporar la crisis por las perspectivas inciertas que le plantea a las empresas el cambio de soporte por la emergencia de lo digital.
A la puesta en cuestión del oneroso curro histórico con los colaboradores, los trabajadores de prensa incorporamos en esta paritaria la inclusión en la lucha de las empresas punto.com, que se sumaron a la paritaria con sus nuevas comisiones internas y con una notable capacidad de movilización y un compacto cumplimiento de las medidas de fuerza. Todo un problema para las patronales que habían hecho de las redacciones digitales el laboratorio de prueba de todas las variantes de la flexibilidad, la polivalencia y la polifuncionalidad, de tal manera de convertir en oportunidad la crisis que les plantea la reestructuración de los soportes.
El fondo
En este cuadro, con los medios de comunicación como eje de una de las divisorias entre un sector de capitalistas con el bando capitalista apoyado por el Gobierno, la emergencia de una discusión salarial llevada adelante por paritarios electos en asamblea y responsables ante sus bases le dio un plafón tal a la intervención de los trabajadores que incluso proyectó la lucha reivindicativa al debate por los contenidos. Excepto en períodos revolucionarios, este ha sido un territorio inexpugnable de las patronales aún en el marco de las más tenaces disputas sindicales. Sin embargo, en el medio del proceso paritario, los compañeros de distintas empresas se dieron lugar para fijar, de manera organizada, posiciones sobre contenidos editoriales elaborados por sus patronales, como en Clarín, La Nación, en TelAm y otras empresas.
Queda así una simiente inmejorable para avanzar en la lucha para que los trabajadores y el pueblo en su conjunto hagan converger el desafío que imponen desde las redes sociales y todas las variantes de la comunicación alternativa con la necesidad de que tomemos en nuestras manos la dirección también de los medios tradicionales abriéndolos a la gestión popular y liberando todas sus potencialidades reprimidas por el corset del lucro y el beneficio privado.
La lucha de las paritarias de la prensa escrita 2013 ha significado un paso decisivo para liberar la palabra también del monopolio del capital.
Fuente: La Naranja de Prensa