"Con relación a la nota publicada el pasado 4 de abril en vuestro diario me veo obligado a hacer unas precisiones en mi calidad de partícipe fundador de Papel Prensa y director legal y apoderado general del proyecto, en honor a la verdad de los acontecimientos.
"El verdadero y único padre de la criatura llamada Papel Prensa fue el señor César Augusto Civita, quien, con sus inquietudes empresariales a riesgo propio y cultor de aportes a la industrialización del país, decidió presentarse junto con su empresa Editorial Abril SA (la principal editora de revistas y fascículos de la Argentina) como oferente en el "Concurso Público Internacional" para la instalación de la primera planta productora de papel para diario que convocara el Estado nacional en el año 1971.
"En esta idea César Civita y Editorial Abril constituyeron Papel Prensa SA, siendo la elaboración de su documentación societaria como también la elaboración y presentación de oferta, a mi cargo y bajo mi responsabilidad profesional. Abierto el acto el 18 de octubre de 1971, se presentaron tres ofertas: a) la de Civita y Editorial Abril, con Papel Prensa; b) la del grupo Impresit Sideco SA, y c) la del grupo Latino Consult SA.
"Cumplidos los recaudos legales, se adjudicó la oferta en forma condicional, por el lapso de 180 días, dentro de los cuales debía probarse la calidad y eficiencia de la fórmula química para la elaboración de la pasta celulósica, que fuera presentada en la oferta, como el aporte tecnológico realmente distintivo y significativo, ya que la fórmula utilizada invierte los componentes universales en la materia, al combinar 80% de fibras cortas (sauces y álamos) y 20% de fibra larga (pinos y coníferas). A tal fin, se produjo papel en Finlandia utilizando la nueva fórmula y las materias primas argentinas, lográndose un papel que fue probado exitosamente.
"Se suscribió el contrato de adjudicación a Papel Prensa, con la fianza solidaria de Editorial Abril y Civita, y durante el año y medio siguiente se avanzó en la contratación de las máquinas y la ejecución de las obras. La planta se localizó en San Pedro, lugar elegido para la radicación de la planta por su cercanía con las islas Lechiguanas, proveedoras de la principal materia prima. La ejecución del proyecto estaba en plena evolución, hasta que en septiembre de 1973 comenzaron las presiones del nuevo gobierno justicialista, bajo distintos requerimientos puntuales e inexplicables cursados por el Ministerio de Economía, a cargo del lamentable José Ber Gelbard, con la finalidad de entorpecer el cumplimiento de los contratos suscriptos con el exterior bajo riesgo de su decaimiento y consumar el propósito de forzar la venta del paquete accionario Clase A (socios fundadores).
"El objetivo perseguido de «disuadir» fue logrado y la venta «sugerida» se materializó el 27 de diciembre de 1973, a favor de testaferros de David Graiver (persona sin antecedente alguno en el mundo industrial y productivo). El pago de las acciones adquiridas se hizo mediante tres cheques, a favor de Civita y Editorial Abril, del Banco Comercial de La Plata, propiedad de David Graiver, quien tuvo el caradurismo de proponerle a Civita que depositara los cheques en cuentas que le había abierto en su propio banco. Quedó así consumada la típica maniobra arraigada en quienes se dicen justicialistas y que al acceder al poder comulgan con una curiosa concepción: la del «capitalismo de Estado, pero sólo para ellos mismos o los amigos bien seleccionados».
"Asimismo, sirvan las presentes precisiones como homenaje a César A. Civita, quien siempre vivió y arriesgó todo por el desarrollo del país y supo dispensarme su entera confianza en el desafío que significó Papel Prensa, su dilecta y exclusiva creación."
Dr. Eduardo Barreira Delfino
LE 4.391.693