El proyecto oficial pone límites a las telefónicas para acceder a licencias de televisión por cable. El Gobierno espera que se calmen las aguas.
La guerra mediática que planifica ahora el Gobierno para abrir el debate de la nueva ley de radiodifusión usará artillería más liviana y por ende la embestida contra el Grupo Clarín será menos violenta de lo que imaginaban hace apenas unas semanas atrás.
La primera reacción que tuvo la jefa de Estado luego de la estocada parlamentaria por las retenciones móviles fue suspender uno de los frentes de conflicto que estaban agendados para el resto del año. Se trató de una decisión amparada en el temor a otra derrota en el Congreso. Tras la parálisis inicial, Fernández de Kirchner ordenó recuperar la iniciativa, aunque con cautela. Esperará a que se reorganicen los bloques de legisladores de ambas cámaras para saber con qué fuerzas cuenta para esta batalla. En la Casa Rosada estiman que las aguas se habrán calmado para la segunda quincena de agosto. Por ahora, Diputados está de receso formal y el jefe de la bancada, Agustín Rossi, está de viaje en Europa.
Después de que el sábado último Crítica de la Argentina publicara que el proyecto de ley había sido congelado, la propia Presidenta se comunicó con el secretario de Medios, Enrique Albistur, para indicarle que podía volver a hablarse sobre la radiodifusión. Pero con límites:
• El proyecto que salió hace unas semanas del ComFeR preveía que las telefónicas podían competir en el mercado de la televisión por cable, lo que implicaba un golpe duro para el monopolio de Clarín que integran Cablevisión y Multicanal. El texto recuperó ahora la prohibición para que las empresas de servicios públicos sean adjudicatarias de licencias de radiodifusión, un principio que existe en la ley vigente pero que no se cumple: por caso, Telefónica es la propietaria mayoritaria de Telefe y en Santiago del Estero el grupo empresario Ick es dueño al mismo tiempo de la empresa de energía Edese, de dos FM, un canal de TV y diez repetidoras.
• En cambio, el proyecto sí les permitirá a las cooperativas telefónicas a operar al mismo tiempo licencias de televisión por cable. Y las compañías como Telefónica y Telecom podrán subcontratar su infraestructura para que otras empresas utilicen el tendido de cable para brindar servicios complementarios de TV.
Hay otros detalles, menores, que también siguen en discusión. Por ejemplo, aún no está definido el rol que tendrán las provincias dentro de la estructura del futuro ComFeR y en el nuevo Sistema de Medios Públicos.
Desde el Gobierno no admiten que la actualidad política haya interferido en la redacción del proyecto. “El voto de Cobos no endureció ni ablandó el proyecto. Ésta es la ley que necesita la democracia. Está sustentada en la racionalidad”, afirmó Gabriel Mariotto, el interventor del ComFeR y uno de los responsables de la iniciativa.
Desde el Comité Federal de Radiodifusión planifican otra batalla para cuando el debate avance en el Parlamento. En agosto vence el plazo para que todos los titulares de licencias de radiodifusión blanqueen el origen de su capital. El dato no es menor: la ley limitará a 30% –como obliga la Ley de Bienes Culturales– la participación de empresas extranjeras en los medios de comunicación. Esta estrategia de Mariotto pretende ser un “golpe democrático”: afectará a todos los grandes grupos por igual. Junto con el proyecto, en la Casa Rosada también trabajan en la red jurídica con que pretenden atajar la ola de juicios que sobrevendrá a la sanción de la ley. Si es que antes el proyecto no regresa al freezer.
Nadie se mueve de la Secretaría de Medios
“Estamos tranquilos. De acá nadie se va.” El funcionario de la Secretaría de Medios de la Nación está convencido de que la salida del jefe de Gabinete, de quien depende esa repartición, no cambiará la geografía de la oficina que comanda Enrique Pepe Albistur. “Hoy trabajamos como si nada. Y Pepe estuvo con (Carlos) Zannini trabajando en la Ley de Radiodifusión”, avanzó el funcionario.
Albistur está tranquilo. Sabe que la relación con el matrimonio Kirchner excede los límites de Alberto Fernández. De hecho, en el peor momento de la relación entre el Gobierno y el Grupo Clarín, fue en él en quien confiaron la negociación con el monopolio. El ahora ex jefe de Gabinete había sido desplazado del rol de mediador por el propio Néstor Kirchner, que había interpretado que Fernández no estaba dispuesto a llevar la batalla hasta los límites que él reclamaba.
“Hoy sigue liderando el equipo que trabaja en el proyecto de reforma de la Ley de Radiodifusión”, señaló el funcionario de Medios.
Fuente: Crítica de la Argentina