Desempato Julio Cobos a favor del campo. Quebró el enlace con Cristina y la paridad en votos de 36 a 36 en que quedo dividido el senado y el país
Dilema histórico con imprevisto final, esta madrugada, para Julio Cleto Cobos, vicepresidente de la Nación y titular del Senado, un ingeniero mendocino con disponibilidad de un doble voto para zanjar cualquier empate en la Cámara.
Y este resultado se dio: 36 contra 36, en una carrera que siempre parecía ganada por el oficialismo y en la que, finalmente, quedó a la par de la oposición. Curioso: en el cuerpo que le debía ser más accesible el dominio, al menos frente a Diputados, los kirchneristas no pudieron imponer su número. Inclusive, hasta quedaron desairados: descorchaban champán para el festejo y se amargaron a última hora, cuando los radicales, discretos, supieron guardar al senador santiagueño Emilio Rached para que se presentara y votase en contra del proyecto oficial. Sufragio determinante.
Una venganza con 24 años de historia, la devolución de aquel revés que padeció el alfonsinismo cuando por un voto de origen peronista abortó la ley Mucci contra los sindicatos.
Cobos «en el día más difícil de mi vida» observó ayer la interminable sesión de discursos, en ocasiones ocupó la titularidad del cuerpo y mantuvo en vilo a las dos partes en pugna sin pronunciarse a medida que avanzaba el debate. Los más temerosos de la noche eran los kirchneristas: al vicepresidente lo castigaron desde hace un mes, cuando asumió la necesidad de promover una instancia negociadora con los gobernadores para superar el conflicto con el campo, hecho que irritó en particular a Néstor Kirchner. No se arredró este radical K por los ataques recibidos (es un consumado fondista de práctica semanal), debió distinguirse señalando que no era Daniel Scioli ni Carlos Chacho Alvarez, y, hace menos de 48 horas, hasta asimiló un destituyente pedido de renuncia formulado por una de las espadas oficialistas (Miguel Pichetto, quien en el último discurso del debate, hoy, más que pedirle apoyo, lo dibujó como un oportunista). Optó Cobos, ante la primera votación empatada, pasar a un cuarto intermedio para buscar un consenso entre los senadores. No aceptaron los jefes partidarios (Pichetto, «tengo instrucciones»; Ernesto Sanz, «por la salud y seguridad de los senadores, no dilatemos más». Finalmente, disculpándose, decidió la irreverencia del divorcio de su débil por la crisis compañera de fórmula y presidente, con la que formuló enlace hace apenas 7 meses, desestimando la versión oficialista de que su voto contrario implicaba un presunto riesgo institucional.
«Voto con el corazón», confesó, sin amilanarse ante el tremendismo multiplicado de Néstor Kirchner, quien intentó convertir en golpistas las exigencias económicas del sector agropecuario. Expuso, en consonancia con la Iglesia y la rebeldía de otros políticos del interior, de diversa procedencia, la necesidad de una negociación integral con los ruralistas. En definitiva, un pecado imperdonable para la verticalidad oficialista. Más tarde que temprano había propuesto una alternativa Cobos a la crisis que en la víspera ya registró 127 días con penoso saldo de pérdidas en tiempo, dinero y actividad por una ficcional batalla ideológica.
Nadie lo acompañó desde el gobierno, obviamente patéticos negadores del capital que han dilapidado en esta parte del año y ni siquiera logró adhesiones en el tronco original del partido radical del cual desertó para unirse al kirchnerismo; solitario, casi mudo, hoy a las 4.26 tuvo la oportunidad y responsabilidad de pronunciarse y votar de acuerdo con sus últimas prédicas. Singularmente, esa de cisión robusteció el protagonismo y significado perdidos del Senado; también el rol de una vicepresidencia que eternamente, en la Argentina, estuvo siempre devaluada en casi todas las administraciones. El proyecto fue rechazado y no se puede volver a tratar durante un año. Regiría aún la resolución 125 pero sin respaldo de ley. El mapa político del país ocurra lo que ocurra con la suba de las retenciones ofrece una nueva diversidad. A un costo exagerado, sin duda.
El periodismo oficialista titula:
Para PáginaI12 la votación de Carlos Cleto Cobos es satánico
Severa derrota del oficialismo en el Senado. Ante el empate de los votos, el vicepresidente Cobos se inclinó por la negativa y frenó las retenciones móviles. “La historia me juzgará”, dijo a la hora de emitir su decisión. Pero antes de esto pronosticó que las retenciones eran Ley y luego se desdijo:Crítica destaca que: "Ramón Saadi, el enemigo que votó por el Gobierno. Pago fácil.
Desapareció seis horas, mientras su hermana Alicia negociaba en la Casa Rosada. Obtuvo cargos públicos para su familia y apoyo político-financiero para su vuelta como gobernador en Catamarca.