Esta semana el tema telcos-TV volvió a los medios por la aprobación de la AFTIC del cambio del objeto social en el estatuto de Telecom Argentina, agregando la provisión de servicios audiovisuales. En definitiva, no es más que un reconocimiento regulatorio a la característica convergente de las industrias de telecomunicaciones y audiovisual, pero lejos está de ser un paso relevante en cuanto a su impacto real en el corto plazo.
Para que las telcos ingresen seriamente al mercado audiovisual (básicamente, la evolución de la radio y TV) necesitan cuatro cosas: la posibilidad regulatoria, la plataforma tecnológica (hardware y software específico), los contenidos y la red de distribución. Todas las telcos tienen hoy la posibilidad desde el punto de vista regulatorio de dar el servicio porque así lo admite la ley Argentina Digital promulgada en diciembre del año pasado. La plataforma tecnológica Telecom la tiene, ya que hace años la adquirió apostando quizás a que la Ley de SCA le permitiera ingresar al negocio, tal como se planteó en el proyecto original. La estuvo probando hace unos años y la tenía en el freezer. Los contenidos están disponibles, es solo cuestión de negociar. El talón de Aquiles es la red de distribución.
La tecnología ADSL, utilizada por las telefónicas, fue clave en la reutilización del cableado de cobre, pensado originalmente para dar voz y potenciado luego, vía ADSL, para dar banda ancha. No obstante, tiene la limitación de tener pérdida de capacidad en la medida en que la distancia recorrida por el cobre es mayor. Agregar video con resolución HD al tráfico sobre una red ADSL requiere que ese tramo de cobre sea lo más corto posible para asegurar capacidad. O visto de otra forma, que la fibra óptica llegue lo más cerca posible del destino final (el domicilio del cliente). Esto implica no sólo fuertes inversiones en la extensión de la fibra óptica sino también tiempo físico necesario para realizar tal despliegue.
Dicen los que entienden, que se necesita mínimamente una conexión de 10 Mb para poder dar IPTV, la tecnología a usar por las telefónicas. Esto alcanza para los 4 a 6 Mb necesarios para ofrecer TV en definición estándar (SD) y el resto para Internet. Pero este piso deberá ser mayor si se quieren ver en HD (aquí ya se habla de 10 Mb), dos contenidos distintos en dos televisores distintos, o si mientras alguien mira TV otra persona se conecta a Internet usando aplicaciones intensivas en términos de datos, como videos de YouTube de buena definición o a través de servicios tipo Netflix. O sea con un uso normal (no básico), el mínimo serían de 20 Mb o más. Es en este escenario que las actuales redes de ADSL se resienten. De hecho, la capacidad máxima de una conexión comercial ADSL de Telefónica es de 10 Mb. En el caso de Telecom, si bien tiene productos de 20 y 30 Mb, éstos ni siquiera aparecen en el tarifario común, lo que evidencia una zona de cobertura con esta capacidad por ahora muy limitada. En este sentido, operadores de TV por cable, que no usan tecnología ADSL, ofrecen capacidades mayores. Fibertel tiene productos de hasta 50 Mb. Telecentro llega a los 100 Mb. El mismo Claro, que tiene tendidos de red fija en base a fibra óptica en el Gran Buenos Aires, tiene capacidades que van de 10 a 30 Mb, aunque todavía no empezó a dar servicios de TV.
Por otra parte, el desembarco de las telcos en el negocio audiovisual se da un poco tarde. Argentina tiene hoy una penetración del orden del 70% de los hogares en materia de TV paga (considerando cable, IPTV y satélite). Un mercado muy maduro que hace más difícil ganar clientes. Si fuera un mercado en expansión, podrían ganar terreno entre los nuevos usuarios. Siendo un mercado maduro, tienen que salir a seducir actuales clientes de otros proveedores. O, por qué no, adquirir proveedores medianos que ya tengan una base de clientes atractiva.
Así se entiende la desazón de las telefónicas cuando al momento del tratamiento de la ley Argentina Digital se eliminó la posibilidad de que ofrezcan servicios satelitales. Esto hubiera introducido rápidamente competencia en el sector audiovisual aunque en condiciones desiguales con los cables ya que el satélite opera con licencia única en todo el país (no se le aplica el tope de 24 licencias locales). Pero no hubiera servido de incentivo para que éstas mejoren las capacidades de sus redes fijas de banda ancha.
Así, el único camino que tienen las telcos por delante es invertir. Inversión que podrá ser potenciando su propia red con fibra óptica combinada con evoluciones de la tecnología ADSL y/o adquiriendo cables medianos que le den capacidad y clientes. De todos modos, independientemente de que opten o no por dar servicios audiovisuales, con el aumento del tráfico de video actual, todo operador (sea telco, cablera u otro) deberá aumentar la capacidad de sus redes. Algunos más que otros.
Nuevo consumidor
La habilitación a las telcos de ingresar al mercado audiovisual se da en momentos en que comienzan a surgir segmentos de consumidores que ya no se ven atraídos por los servicios que ofrece la TV paga. Estos nuevos consumidores combinan las opciones gratuitas de TV con distintas modalidades de consumo online.
Los recortadores son aquellos suscriptores a un servicio de TV paga por cable o satelital, que redujeron su consumo a los paquetes básicos, complementándolos con TDA y con video online. La TDA está teniendo una mayor adopción a partir del momento en que se hizo más habitual que los nuevos televisores incorporaran el sintonizador en forma nativa y no como un decodificador independiente. Solucionada esta barrera de ingreso, la TDA tiene un gran activo: el fútbol en HD. Así, la TDA satisface en gran medida las demandas por TV lineal y de alta calidad técnica. El complemento es el video online, ya sea a través de streaming gratuito legal o ilegal, descargas y/o, cada vez más, OTT al estilo Netflix. El video online es el indicado para el consumo a demanda, permitiendo adicionalmente un acceso a un menú de contenidos superior al de cualquier propuesta de TV paga tradicional.
Los cortadores son aquellos que fueron un paso más allá y dieron de baja sus servicios de TV paga en su totalidad para pasar a un modelo gratuito para lo que es TV lineal de broadcasting (tanto la TV abierta analógica como la TDA) y combinándola con una o más de las variantes online recién mencionadas.
Los jamases son aquellos que no dieron de baja ningún servicio de TV paga porque nunca lo tuvieron desde que hacen vida adulta. En este grupo están los jóvenes que en su mayoría tuvieron TV paga en casa de sus padres pero que al comenzar su vida adulta (solos, con amigos o en pareja) su prioridad es una conexión de banda ancha y no un servicio de TV paga. A veces ni siquiera llegan a complementar el video online con alguna opción de TV de aire analógica o digital, accediendo a esos contenidos vía streaming, ya sea en canales de Youtube (como pasa con el Fútbol Para Todos) o en los propios sitios de los canales de TV.
El acceso a contenidos en video en forma online tiende a crecer en la medida en que más joven es el consumidor. Por eso, si bien estos nuevos perfiles son todavía incipientes, seguramente irán ganando volumen en la medida en que las generaciones más jóvenes ingresen en la vida adulta, tomando sus propias decisiones de consumo. Los proveedores, tanto de redes como de contenidos, deben tomar nota de este cambio y adelantar sus movidas antes de quedar mortalmente descolocados.
Fuente: Comentarios - Carrier y Asoc.