Los
presidentes del Grupo Carso, Carlos Slim y de Televisa, Emilio Azcárraga Jean
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Hace unos días, Televisa pidió a la Comisión Federal de Competencia investigar la participación de Telmex en Dish, la empresa de televisión de cable de los discos rojos. Formalmente, Telmex actúa solo como un intermediario para el cobro de los servicios de Dish a través del recibio telefónico. Televisa no mira con buenos ojos a ese competidor.
La empresa conformada en 2009 por MVS y Echostar ha logrado captar un gran número de suscriptores rápidamente, hasta ahora en especial en estratos medios y bajos, con tarifas mucho menores a las de Sky o Cablevisión, que pertenecen a Televisa.
La compañía de televisión satelital apunta ahora tambián a sectores de más poder adquisitivo, en su mayoría suscriptores de Sky, con nuevos paquetes que incluirían el acceso a canales de televisión abierta, entre ellos los de Televisa.
Ofrecer televisión de pago es un objetivo de Slim, pero hasta ahora no ha podido hacerlo por las limitaciones del título de concesión que le otorgó el gobierno cuando privatizó hace dos décadas la empresa pública de telefonía.
En medio de la disputa con Televisa, el conglomerado de Slim decidió esta semana dejar de anunciarse este año en el grupo Televisa, el mayor grupo de medios de comunicación en español.
El anuncio fue hecho el viernes por el vicepresidente de la televisora, Alonso de Angoitia, al dar a conocer los resultados de la compañía y las perspectivas para 2011. La publicidad del consorcio de Slim, con empresas como Telmex, Telcel, la cadena de tiendas Sanborns y el grupo financiero Inbursa, representó en 2010 el 3,8 por ciento de las ventas de Televisa en televisión abierta y el 1,5 por ciento de sus ingresos totales consolidados.
Según el portavoz de Slim, Arturo Elías Ayub, la decisión de retirarse se debió a que no hubo acuerdo por las tarifas. Elías, que no sólo es mano derecha de Slim sino también su yerno, dijo que se podría reconsiderar la decisión si Televisa redujera el costo.
Pero nadie ignora que detrás hay mucho más que la discusión de una pauta publicitaria. Telmex lleva años pugnando por un cambio en su título de concesión que le permita ofrecer servicios de televisión de pago.
Sus competidoras del sector de la televisión ya ofrecen servicios de banda ancha, pero, a la inversa, la televisión está vedada para Telmex. La telefónica, a su vez, es cuestionada por sus competidores en el sector de telefonía como empresa dominante. Esa semana Telmex publicó dos días seguidos avisos en la prensa mexicana en los que negaba cualquier participación directa o indirecta en el capital de Dish, aunque mostraba su deseo de dar un paso más si le dieran la autorización.
Desde 2006, la telefónica no ha conseguido avanzar en su objetivo de brindar televisión. El gobierno mexicano no ha querido modificar el título. "Le ponemos velitas cada año", dijo Slim en enero, en una reunión con periodistas.
El freno "lo único que provoca es retraso en la tecnología, en los beneficios al consumidor, es dar menores alternativas", manifestó.
Una demanda es que Telmex se abra para que sus competidoras puedan usar con bajo costo su infraestructura de telefonía en las zonas más rentables.
Pero Telmex, que tiene presencia en todo el país y es la única empresa que llega a las zonas más apartadas, señala que ha hecho enormes inversiones en el sector.
Este año el grupo de Slim invertirá en México 44.650 millones de pesos (unos 3.720 millones de dólares), de los cuales el 40 por ciento será para telecomunicaciones. El negocio es demasiado jugoso para que no haya disputa.
Reacción de los mercados
“No hubo acuerdo entre el Grupo Carso y Televisa respecto de las tarifas para este año”, declaró al diario La Jornada un vocero del empresario Carlos Slim. Televisa quiso subir el costo de la publicidad más allá de la tendencia de los últimos años, aseguró. Según información obtenida la negociación entre ambas empresas se interrumpió el martes pasado. “Habrá diálogo, pero no está el horno para bollos”, comentó una fuente de la telefónica.
Entre las compañías que dejaron de anunciarse en Televisa están: Teléfonos de México, Telcel, la cadena de tiendas y restaurantes Sanborn’s y las filiales del Grupo Financiero Inbursa.
La parte sustancial de la mercadotecnia que hace el grupo de empresas de Slim tiene que ver con la prestación de servicios telefónicos móvil (Telcel) y fijo (Telmex), así como de conexión a internet a través de Prodigy. En particular las de telefonía móvil e Internet representan dos de las áreas de mayor dinamismo en el mercado de telecomunicaciones en México.
Una fuente de Televisa dijo a este diario que donde no hubo acuerdo fue en la negociación por anticipado del paquete de anuncios del grupo de empresas de Slim para este año. Es usual en el mercado publicitario que las empresas contratan por anticipado sus pautas de anuncios.
En 2010, la empresa de Emilio Azcárraga Jean facturó por concepto de publicidad unos 900 millones de pesos a las compañías de Slim, según una cifra corroborada ayer a este diario por una fuente de la televisora. Esa cantidad representa 1.5 por ciento de sus ingresos totales, que el año pasado fueron de 57 mil 856.8 millones de pesos, y alrededor de 4 por ciento de la facturación en televisión abierta.
Reporte en The Wall Streer Journal
El anuncio sobre la decisión de las firmas de Slim lo hizo Alonso de Angoitia, vicepresidente de Televisa, en una conferencia con analistas realizada este viernes en la que presentó los resultados de la televisora en 2010. También ayer, el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó la primera información sobre este tema.
La decisión de Slim de no publicitar a sus empresas en la televisora ocurrió en la misma semana en que Televisa solicitó a la Comisión Federal de Competencia (CFC) que investigue una posible violación por parte de Teléfonos de México a su título de concesión emitido en 1991, que no considera la posibilidad de que preste servicios de televisión restringida.
En la demanda ante el organismo antimonopolio, Televisa cuestiona la asociación entre Telmex y Dish, empresa proveedora de servicios de televisión por cable, propiedad en parte del empresario Joaquín Vargas, presidente de MVS Multivisión. En esa asociación, Telmex participa sólo como intermediario para que los usuarios de Dish puedan pagar la suscripción por medio del recibo telefónico.
La petición de Televisa se hizo a casi dos años de que la CFC autorizó que Echostar y Multivisión integraran una sociedad para constituir Dish México, la primera empresa de televisión de paga que ofreció a los usuarios tarifas más bajas a las que entonces tenían Sky o Cablevisión, ambas empresas de Televisa. Actualmente Dish tiene 2.6 millones de suscriptores.
La empresa de Azcárraga Jean argumenta que la sociedad puede ir más allá de un contrato comercial para efectos de cobranza de un servicio, y sería parte de una sociedad mediante la cual Telmex estaría participando en el negocio de la televisión restringida, área de actividad que no está considerada en el título de concesión de 1991, emitido después de la privatización de la compañía, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
El argumento de la televisora para presentar la demanda fue rechazado por Telmex en un desplegado publicado el pasado miércoles y jueves en varios periódicos -incluido La Jornada-. En ese documento, la telefónica asegura que no participa de manera directa o indirecta en el capital social de Dish. Añade: “en el futuro podríamos participar directamente en una inversión conjunta con Dish México, en caso de que sea aprobada por las autoridades correspondientes, como Telmex ha comunicado reiteradamente en sus reportes bursátiles”.
De acuerdo con lo establecido en la cláusula cuatro del título de concesión de Telmex que se dio a Slim en 1991, la empresa está impedida para ofrecer servicios de video, que en el mercado se dan como televisión. El interés del empresario por entrar a ese mercado responde a que como resultado de la evolución tecnológica y reformas legales, desde hace tres años sus competidores pueden ofrecer televisión por cable, Internet y telefonía fija, el llamado triple play, que es el negocio del futuro en telecomunicaciones. Actualmente, Telmex es la única compañía telefónica que opera en México que tiene prohibido vender el servicio de tv en cualquiera de sus modalidades.
Más allá de la última disputa legal o del limitado efecto económico en Televisa por el retiro de las empresas de Slim como anunciantes, entre ambos consorcios existe una añeja disputa en la que de diferentes maneras se han involucrado las dos últimas administraciones federales panistas.
En el sexenio de Vicente Fox, el entonces secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz -ahora presidente en México de la filial de la española Telefónica- se opuso a que fuera modificado el título de concesión de Telmex para que pudiera participar en la industria televisiva. En favor de la modificación se pronunciaba Pedro Cerisola, ex directivo de Telmex y entonces secretario de Comunicaciones y Transportes.
“Nos quiere destruir”
Ya en esta administración, Slim aseguró que una propuesta del mandatario Felipe Calderón buscaba “destruir” a Telmex. La revelación fue hecha por la revista New Yorker, uno de los medios de referencia en Estados Unidos (una nota al respecto fue publicada por La Jornada el 28 de mayo de 2009). Según la revista, el presidente Felipe Calderón y Luis Téllez, su ex secretario de Comunicaciones, ofrecieron a Slim eliminar la restricción legal para que Telmex participe en el mercado de televisión a cambio de que permita a sus competidores usar -a bajo costo- la infraestructura de la telefónica en las zonas más rentables del país. Después de una tensa reunión de más de dos horas en la residencia oficial de Los Pinos, Slim rechazó la propuesta con el argumento de que aceptarla sería destruir a Telmex.
Televisa se siente amenazada por la entrada de Slim a la televisión, lo cual es una buena noticia para la competencia, dijo entonces a la revista Rafael del Villar, quien es uno de los comisionados de Comisión Federal de Telecomunicaciones (CoFeTel) y que estuvo presente en la reunión entre Calderón, Téllez y Slim, realizada en marzo de 2008. El 6 de mayo de 1999, Carlos Slim Helú se convirtió en el tercer mayor accionista de Televisa, al adquirir 24 por ciento de su capital en 500 millones de dólares. Slim aportó recursos frescos en un momento en que la televisora enfrentaba un elevado costo por su deuda. La transacción permitió a Azcárraga consolidarse como accionista de control, posición que no tenía asegurada tras la muerte de su padre. Slim se comprometió a venderle sus títulos y a secundar sus decisiones mientras permaneciera como accionista.