Cerdos & Peces, la mítica publicación creada en 1983 por Enrique Symns, volverá a salir una vez más a través de una edición especial -la número 60- que tendrá 152 páginas, según anunció a través de un video el periodista, que confesó: "Me queda una bala en la recámara".
"Hola amigos, desconocidos, conocidos, expertos, inexpertos. Yo estoy acá, postrado, como verán, y no me puede mover hace mucho y mi cabeza tampoco. Mi vida fue en gran parte Cerdos y Peces. Fue un error, una equivocación, un yerro que cometió la naturaleza básica de los instintos del mundo. Me hubiera gustado manejar un tren en vez de ser periodista, pero bueno, es lo que me tocó. Espero que les guste este último número, que yo no voy a disfrutar porque seguramente voy a estar muerto cuando salga. Hasta pronto", dice Symns en el video que anuncia el retorno de la revista.
Nacida luego de la dictadura, en el lento despertar democrático de 1983 como un "Suplemento marginoliento de El Porteño -la revista que dirigía Gabriel Levinas, con la colaboración como jefe de redacción de Miguel Briante-, la publicación que mostraba los "últimos rastros salvajes de la vida" -como la identificaba su director- se independizó en abril de 1984 y permaneció durante quince años hasta 1998.
Legalización de drogas, homosexualidad, sexo explícito, anarquismo, okupas, eran sus temas centrales instalados como polémicas en el ambiente. Al comienzo fue una sorpresa para sus lectores hallar un espacio de libertad que hoy en día sigue cuestionado o marginado.
En el regreso "por única y última vez" de "Cerdos & Peces" habrá una "edición homenaje" de 152 páginas con la colaboración de muchos de sus autores además de escritores de la escena literaria actual como Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Andrés Calamaro, Fernando Noy, Maitena, Camila Sosa Villada, Mariana Enriquez, Fabián Casas, Dolores Reyes y Carlos Busqued, entre tantos otros.
El relato acorde al espíritu de la publicación dice que nostálgicos le insistieron a Symns, para que Cerdos & Peces regresara. El escritor aceptó con dos condiciones: que solo sea un solo número y que el contenido no sea un refrito de ediciones viejas, sino que todo el que se sume aporte material nuevo o inédito. Por este motivo para esta "edición homenaje" escribió un editorial e incluirá dos relatos inéditos propios, según parece uno de ellos "censurado" en algún momento.
Los colaboradores de este número son Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Semilla Bucciarelli Andrés Calamaro, Daniel Melingo, Fernando Noy, Maitena, Fabián Casas, Camila Sosa Villada, Adrián Caetano, Carlos Busqued, Naty Menstrual, Mariana Enriquez, Juan Mendoza, Dolores Reyes, Bruno Stagnaro, César González, Bruno Stagnaro, Luis Ortega, Kike Ferrari, Federico Bianchini y Willy Crook.
La revista puesta en un nuevo contexto parece una parodia de lo que fue: Cerdos & Peces en el fin de la dictadura y en el lento comienzo de la democracia tuvo una fuerza difícil de calcular desde la perspectiva actual. Varios de sus temas abordados siguen siendo tratados, pero desde una mirada menos marginal, incluso algunos de esos temas alejados del centro hoy son parte de la agenda pública.
Desde su primer número de 16 páginas, la revista planteaba temas de vanguardia o tabúes, donde nada debía estar prohibido. Una nueva edición y clausura es un hecho antropológico o cargado de melancolía que no podrá leerse jamás como fue leído en su momento, pero que sirve como muestra actualizada de lo que era un espacio progresista en los años ochenta.
Qué fue la Cerdos
Cerdos y Peces fue una revista creada y dirigida por el escritor y periodista maldito Enrique Symns. Su aparición se dio en el año 1983, a la par del retorno de la democracia y el final de la última dictadura militar argentina. Con una libertad de expresión aún restringida, la Cerdos y Peces se animó a abordar temáticas sociales que estaban silenciadas o excluidas de la cultura oficial: homosexualidad, prostitución, travestismo, legalización del consumo de marihuana, pedofilia. Con un lenguaje directo y sin tapujos publicó notas sobre sexualidad en todas las variantes y formas posibles. Arremetió contra estructuras y mandatos sociales tales como la familia, la iglesia, el trabajo, la monogamia. También fue pionera en darles un espacio a distintos organismos de derechos humanos que se organizaban para denunciar abusos perpetrados desde el Estado, como maltratos en las cárceles, hogares de menores o casos de violencia policial, que luego serían conocidos como casos de “gatillo fácil”. La línea editorial que enarboló la revista fue también toda una revelación para la época. Su estilo se diferenció claramente del llamado “periodismo objetivo”. La premisa de Symns era que si se escribía sobre algún leprosario, manicomio o cárcel, los que debían hablar en la nota eran los leprosos, los locos y los presos, y no las autoridades médicas o judiciales de esas instituciones. Esta impronta antropológica y el carácter vivencial de sus notas ejercerían una influencia decisiva en lo que hoy se conoce como “periodismo narrativo”. Por sus páginas también desfilaron como colaboradores algunos de los principales referentes del underground porteño de la década del ochenta y comienzo de los años noventa: el Indio Solari, Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Fernando Noy, y una variedad de músicos, escritores, dibujantes, intelectuales, actores y actrices que por ese entonces formaban parte de la llamada contracultura argentina.
"Hola amigos, desconocidos, conocidos, expertos, inexpertos. Yo estoy acá, postrado, como verán, y no me puede mover hace mucho y mi cabeza tampoco. Mi vida fue en gran parte Cerdos y Peces. Fue un error, una equivocación, un yerro que cometió la naturaleza básica de los instintos del mundo. Me hubiera gustado manejar un tren en vez de ser periodista, pero bueno, es lo que me tocó. Espero que les guste este último número, que yo no voy a disfrutar porque seguramente voy a estar muerto cuando salga. Hasta pronto", dice Symns en el video que anuncia el retorno de la revista.
Nacida luego de la dictadura, en el lento despertar democrático de 1983 como un "Suplemento marginoliento de El Porteño -la revista que dirigía Gabriel Levinas, con la colaboración como jefe de redacción de Miguel Briante-, la publicación que mostraba los "últimos rastros salvajes de la vida" -como la identificaba su director- se independizó en abril de 1984 y permaneció durante quince años hasta 1998.
Legalización de drogas, homosexualidad, sexo explícito, anarquismo, okupas, eran sus temas centrales instalados como polémicas en el ambiente. Al comienzo fue una sorpresa para sus lectores hallar un espacio de libertad que hoy en día sigue cuestionado o marginado.
En el regreso "por única y última vez" de "Cerdos & Peces" habrá una "edición homenaje" de 152 páginas con la colaboración de muchos de sus autores además de escritores de la escena literaria actual como Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Andrés Calamaro, Fernando Noy, Maitena, Camila Sosa Villada, Mariana Enriquez, Fabián Casas, Dolores Reyes y Carlos Busqued, entre tantos otros.
El relato acorde al espíritu de la publicación dice que nostálgicos le insistieron a Symns, para que Cerdos & Peces regresara. El escritor aceptó con dos condiciones: que solo sea un solo número y que el contenido no sea un refrito de ediciones viejas, sino que todo el que se sume aporte material nuevo o inédito. Por este motivo para esta "edición homenaje" escribió un editorial e incluirá dos relatos inéditos propios, según parece uno de ellos "censurado" en algún momento.
Los colaboradores de este número son Vera Land, Ricardo Ragendorfer, Semilla Bucciarelli Andrés Calamaro, Daniel Melingo, Fernando Noy, Maitena, Fabián Casas, Camila Sosa Villada, Adrián Caetano, Carlos Busqued, Naty Menstrual, Mariana Enriquez, Juan Mendoza, Dolores Reyes, Bruno Stagnaro, César González, Bruno Stagnaro, Luis Ortega, Kike Ferrari, Federico Bianchini y Willy Crook.
La revista puesta en un nuevo contexto parece una parodia de lo que fue: Cerdos & Peces en el fin de la dictadura y en el lento comienzo de la democracia tuvo una fuerza difícil de calcular desde la perspectiva actual. Varios de sus temas abordados siguen siendo tratados, pero desde una mirada menos marginal, incluso algunos de esos temas alejados del centro hoy son parte de la agenda pública.
Desde su primer número de 16 páginas, la revista planteaba temas de vanguardia o tabúes, donde nada debía estar prohibido. Una nueva edición y clausura es un hecho antropológico o cargado de melancolía que no podrá leerse jamás como fue leído en su momento, pero que sirve como muestra actualizada de lo que era un espacio progresista en los años ochenta.
Qué fue la Cerdos
Cerdos y Peces fue una revista creada y dirigida por el escritor y periodista maldito Enrique Symns. Su aparición se dio en el año 1983, a la par del retorno de la democracia y el final de la última dictadura militar argentina. Con una libertad de expresión aún restringida, la Cerdos y Peces se animó a abordar temáticas sociales que estaban silenciadas o excluidas de la cultura oficial: homosexualidad, prostitución, travestismo, legalización del consumo de marihuana, pedofilia. Con un lenguaje directo y sin tapujos publicó notas sobre sexualidad en todas las variantes y formas posibles. Arremetió contra estructuras y mandatos sociales tales como la familia, la iglesia, el trabajo, la monogamia. También fue pionera en darles un espacio a distintos organismos de derechos humanos que se organizaban para denunciar abusos perpetrados desde el Estado, como maltratos en las cárceles, hogares de menores o casos de violencia policial, que luego serían conocidos como casos de “gatillo fácil”. La línea editorial que enarboló la revista fue también toda una revelación para la época. Su estilo se diferenció claramente del llamado “periodismo objetivo”. La premisa de Symns era que si se escribía sobre algún leprosario, manicomio o cárcel, los que debían hablar en la nota eran los leprosos, los locos y los presos, y no las autoridades médicas o judiciales de esas instituciones. Esta impronta antropológica y el carácter vivencial de sus notas ejercerían una influencia decisiva en lo que hoy se conoce como “periodismo narrativo”. Por sus páginas también desfilaron como colaboradores algunos de los principales referentes del underground porteño de la década del ochenta y comienzo de los años noventa: el Indio Solari, Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Fernando Noy, y una variedad de músicos, escritores, dibujantes, intelectuales, actores y actrices que por ese entonces formaban parte de la llamada contracultura argentina.
Sería difícil definir a la Cerdos y Peces como una revista periodística, ya que tanto por su estilo como por su contenido trascendió el formato de cualquier medio gráfico. Tal vez lo que más la represente sean aquellas palabras de Antonín Artaud cuando dijo que todo acto creativo no debería tener otro objetivo que el de sacudir y despertar a la conciencia pública. La Cerdos y Peces, como tal, cumplió al pie de la letra con esa aspiración.
Fuentes: Agencia TelAm, Señales