jueves, 3 de diciembre de 2020

El lado B de la primicia mundial

Es jueves 3 de diciembre y en las redacciones de Buenos Aires y alrededores estamos de paro. Los trabajadores y las trabajadoras adherimos a una jornada de lucha, convocada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) en medio de un reclamo urgente: la recomposición del salario y la participación del SiPreBa en las paritarias.

La medida de fuerza, planteada para el 26 de noviembre, se postergó ante la muerte de Diego Armando Maradona. El dolor nos atravesó, pero también el compromiso con la información.

Los gerentes y jefes de Clarín escribieron cartas, notas, columnas y comunicaciones institucionales hablando de los logros en una cobertura única por la muerte de Maradona. Hablaron de “periodismo de excelencia” y del “compromiso de nuestra redacción”, algo que conocemos bien porque somos los trabajadores quienes lo construimos todos los días, casi siempre a pesar de las dificultades que nos imponen aquellos que hoy nos felicitan.

Paramos hoy cansados de negociaciones salariales a nuestras espaldas, con la peor paritaria del país por quinto año consecutivo, hartos del destrato de la empresa y de la falta de respeto hacia nuestro trabajo.

Clarín publicó en tiempo récord un suplemento especial con 44 páginas sobre “El 10”. Olé, que duplicó sus visitas y multiplicó por diez las ventas del diario papel, sumó una revista de 100 páginas sobre Maradona en menos de una semana. Esa tarea maratónica la hicieron periodistas, diseñadores y editores que cobran salarios miserables, que esperaron un año, con una inflación del 50% por un acuerdo paritario que no hace más que empobrecernos. Con sueldos bajos pagados a destiempo, mal liquidados, en cuotas y financiados por el Estado a través del ATP.

Nos cuentan sobre el logro (que vaya si lo es en estos tiempos) que las ventas fueron las más altas del año. No nos sorprende, conocemos el impacto de la noticia y la calidad de los trabajadores a cargo de generar esos contenidos.

La primicia estuvo entre nosotros. Ser los primeros en contar la muerte de Maradona fue doloroso, pero también la consecuencia del profesionalismo, la dignidad y el compromiso de muchos de los integrantes de nuestra asamblea de trabajadores y trabajadoras de Clarín.

¿Cuándo se diga que Clarín tuvo esta primicia, se dirá que la noticia salió de un teléfono que la empresa se niega a pagar?

Los 396.000 usuarios simultáneos que entraron a ver si era cierto que el ídolo popular más importante del país había muerto, ¿sabrán de la mala conexión a Internet que pagamos con nuestros salarios congelados y que llenaron las webs de contenidos?

¿Alguien se preguntará cuánto cobran los periodistas que produjeron los materiales más vendidos de los últimos años y que esos sueldos no alcanzan lo necesario para cumplir con canasta básica? Las 8 millones de páginas vistas hablan del impacto de la noticia, del valor de nuestro trabajo en todas las plataformas, pero no de nuestros salarios magros.

Nadie entre esa audiencia sabe del ajuste, la precarización y los malabares que hacemos para llegar a fin de mes porque #ElSueldoNoAlcanza.

¿Cómo se gesta la primicia que conmueve al mundo?, se preguntaron algunos: se gesta a pesar de los que más alarde hacen sobre ese logro. A pesar de sueldos que no alcanzan a cubrir la canasta básica, con periodistas empujados al pluriempleo y al maltrato cotidiano.

Cuando la empresa celebra los premios y las menciones de honor que reciben contenidos publicados en Clarín, ¿dirá que la realizan con bajo presupuesto porque tuvieron a sus trabajadores y trabajadoras pagando los costos del teletrabajo y sin paritarias durante la crisis más profunda de los últimos años? ¿Darán lecciones sobre las excusas que promueven para no pelear por nuestros sueldos?

En las ceremonias de premiación ¿dirán que les negaron hasta las sillas que se quedaron juntando polvo en la redacción para que produzcan contenidos que lideran los ranking y las páginas vistas durante la pandemia?

Si quieren saber cómo se gesta la primicia que conmueve al mundo pregúntense cuánto cobra la cadena de trabajadores que utilizaron para conseguirla. Si esas fuentes que acercaron el dato se cosechan en celulares que la empresa no paga, en tiempo extra que la empresa no paga, con salarios que no alcanzan a cubrir los gastos básicos de una familia, a costa de madres que crían solas y sin ayuda porque no pueden pagarla.

Los mails y las notas institucionales de felicitación no pagan las cuentas.

Paramos porque nuestro oficio fue considerado esencial, pero esencial y urgente son los salarios dignos.
Asamblea de Clarín/AGEA
Jueves 3 de diciembre de 2020

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