Una exposición a cargo de la doctora Adriana Amado presentó una crítica radiografía del periodismo argentino, situado en el marco de una investigación global
Por: Pablo Russo pablomarianorusso@gmail.com
La docente e investigadora Adriana Amado compartió una serie de resultados sobre el periodismo argentino que encienden una alarma sobre la profesión, en el marco del XV Encuentro Nacional de Carreras de Comunicación que se desarrolló en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, entre el miércoles y el viernes. De su conferencia sobre la cultura periodística de nuestro país se desprenden una serie de críticas de las rutinas actuales en el contexto de la posverdad. Entre ellas, que la mayor parte de los periodistas no tienen contacto directos con las fuentes institucionales y políticas de las cuales, además, desconfían.
“Las fuentes políticas no los atienden, mandan la información encapsulada. El trabajo del periodista se ha convertido en una tarea de procesamiento del material de relaciones públicas más que en una iniciativa periodística propia”, indicó la doctora en ciencias sociales y miembro de Poder Ciudadano Argentina. ¿Qué lugar le queda al periodista cuando depende de una fuente centralizada?, cuestionó.
Posverdad
“La posverdad viene a ser un concepto novedoso para algo que conocemos desde siempre: las noticias falsas, las imprecisiones y las operaciones de prensa”, define Adriana Amado en diálogo con El Diario en la puerta del auditorio Rodolfo Walsh. “Da cuenta del escepticismo con el que leemos las noticias. Hasta hace poco nosotros creíamos que una noticia deberían aceptarse porque era una noticia; ahora de lo que estamos dando cuenta es que ni las propias fuentes dicen que lo que hay en las noticias es verdad, y las audiencias tampoco. La posverdad es un concepto que recupera esta idea de la confianza como eje fundacional de las noticias. Podemos tener periodistas, fuentes, recursos, pero si no tenemos confianza no tenemos medios. Y hay tristes pruebas en la argentina de medios que en algún momento tuvieron mucha plata, acceso privilegiado a las fuentes de información, y no sobrevivieron porque no construyeron confianza en lo que hacían”, amplió.
En este escenario de la posverdad, “reducimos la discusión a que las audiencias se creen cualquier cosa o que los medios mienten, y en el medio hay un actor importante que es el periodista, un actor que tampoco ha tenido la dimensión, el cuidado y el trabajo que merece. Sabemos muy poco de las condiciones de trabajo de los periodistas de todo el país. Ni siquiera sabemos cuántos son. El periodismo es una profesión cada vez más débil, precarizada, con más urgencias y menos recursos”, argumentó. En este contexto, Amado también se refiere a la poscomunicación: “Es este escenario en el que todos comunicamos. Seguir culpando a un solo actor del asunto es no entender que todos estamos activos, discutiendo, conversando, no creyendo”, indicó.
Universo
El núcleo de los resultados expuestos combinó varias investigaciones, entre ellas dos centrales: una encuesta en 66 países del proyecto Worlds of Journalism, que permite establecer parámetros comparativos a nivel mundial; y un muestreo local a partir de los diarios Clarín, La Nación, Página 12 y Diario Popular. “Esos diarios fueron la específica de las noticias, pero la investigación de los periodistas fue en todo el país, o sea que las conclusiones que nosotros tenemos es para todos los medios”, indicó Amado sobre la muestra de 360 casos.
“El periodismo digital tiene baja presencia en cuanto al modelo profesional, es una constatación. La mayor parte de los entrevistados son de radio, diario y televisión; es decir, los medios tradicionales como fuente de trabajo siguen siendo los principales. Hay mucho periodismo digital pero amateur, por lo cual no lo incluimos porque la investigación era sobre periodismo profesional. Eso también es un diagnóstico, porque nos muestra que el lugar hacia el que va el periodismo no está profesionalizado”, agregó.
“Cada vez hay menos diferencia entre el papel y la versión web de los medios tradicionales. Antes salía el diario impreso y de ahí se levantaban las noticias al digital; hoy es al revés, el digital empieza a marcar la agenda del impreso del día siguiente, que se vuelve como una especie de fósil de lo que sobrevivió de la hecatombe de noticias del día anterior. Vemos que el soporte empieza a ser menos determinante, muchos incorporaron el componente audiovisual, entonces vos además de estar grabando la nota y desgrabándola, tenés que hacer un videíto, producir. Por eso planteaba también la cuestión sindical: ¿está entendiendo estos nuevos espacios que hay que conquistar?”, se preguntó. De sus investigaciones concluye que no hay tantas diferencias en cuanto a cultura periodística entre los diarios, la televisión y la radio.
Otro dato destacado es que solamente el 3 por ciento de la muestra nacional hacen una sola nota por día, y el promedio nacional es de 6 noticias producidas por periodista en una jornada.
Comparativas
“La constatación más interesante a la hora de dar la discusión es que el periodismo argentino se parece poco al periodismo latinoamericano. Tenemos menos factores en común con Chile, Brasil o Colombia que con Rumania. Nuestro periodismo tiene más similitudes en cuanto a prácticas, costumbres y condiciones de trabajo con Europa del este que con Latinoamérica”, señaló Amado.
Esas características tienen que ver, por ejemplo, con la dependencia de las fuentes oficiales y con la baja credibilidad de las fuentes institucionales (el Congreso Nacional aparece como el menos creíble por los propios periodistas). “La plurifunción y la flexibilización de las cuestiones éticas también: en Argentina como en Europa del este, es admisible que publiques algo por pedido de una fuente; en Finlandia eso es imposible”, expresó la profesional.
“Que no haya periodistas muertos como en México no significa que acá no haya problemas de libertad de expresión. En la censura indirecta estamos entre los niveles más altos. La censura indirecta se da en países que salieron de regímenes totalitarios, quiere decir que quizás nosotros tenemos que explorar un poco más la matriz cultural que hace que la autoridad se nos imponga en la declaración, en la versión de los hechos, en la pauta. Es una matriz de cultura”, concluyó.
Fuente: El Diario