miércoles, 8 de febrero de 2012

Luis Alberto Spinetta 1950 - 2012

Vía Vorterix
Por: Sergio Arboleya
El rock argentino perdió con la muerte de Luis Alberto Spinetta al máximo artista de un género al que dotó de magia, innovación y sensibilidad en más de cuatro décadas de consecuente trayectoria.
El músico falleció esta tarde en su casa, rodeado por sus hijos Dante, Catarina, Valentino y Vera, luego de haber pasado 25 días internado en el Instituto Cemic por divertículos.
 
Autor, guitarrista y cantante, pero también poeta y pintor, el “Flaco” supo colmar de una elevada concepción estética a cada uno de los pasos que dio desde su nacimiento, el 23 de enero de 1950 en el barrio porteño de Belgrano.
 
Mentor de grupos esenciales desde los que fue regalando su impronta como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade y Los Socios del Desierto y de un camino en solitario también signado por la belleza, falleció hoy en Buenos Aires a causa de un cáncer de pulmón que se le diagnosticó en julio de 2010.

Al filo de la Nochebuena de ese año y ante la carroña mediática acerca de su estado, utilizó la cuenta de Twitter de su hijo Dante para expresar: “desde el mes de julio sé que tengo cáncer de pulmón. Estoy muy cuidado por una familia amorosa, por los amigos del alma, y por los mejores médicos que tenemos en el país. Ante el aluvión de información inexacta, quiero aclarar públicamente las condiciones de mi estado de salud. Me encuentro muy bien, en pleno tratamiento hacia una curación definitiva”.

Trazando un camino personalísimo y prolífico, el creador dio forma a una obra volcada en más de 40 álbumes donde sus canciones constituyeron un alegato estético que signó al rock argentino y lo sostuvo como un espacio fértil para la creación.

Lejos de las modas y de los vaivenes de un género que pasó de marginado y prohibido a gozar de las mieles de la difusión masiva, Spinetta sostuvo un discurso que fue, al mismo tiempo, un ejemplo de libertad y de coherencia capaz de enseñar a una legión de escuchas la necesidad de no encasillarse.

La vida musical de Spinetta comenzó a sus 17 años cuando junto a su compañero del secundario Emilio del Güercio (bajo) y también con otros dos alumnos del Instituto San Román, Edelmiro Molinari (guitarra) y Rodolfo García (batería), dio forma a Almendra.

Un simple de 1968 conteniendo "Tema de Pototo" y "El mundo entre las manos", fue el aperitivo para el lanzamiento, en 1969, de un álbum debut que contuvo canciones como "Ana no duerme", "Plegaria para un niño dormido" y "Muchacha (ojos de papel)" y logró ubicar a Almendra -junto a Manal y Los Gatos- como emblema del naciente rock local.

La corta vida del cuarteto, que se separó en 1970 con la edición de un segundo disco, no menguó el buen nombre de su obra ni mucho menos le cortó las alas a un Spinetta que un año más tarde publicó en solitario "La búsqueda de la estrella" y "Spinettalandia y sus amigos" y enseguida impulsó el nacimiento de Pescado Rabioso.
sera que la canción llego hasta el sol... vía Gabi Rubí
El conjunto en el que el bajo recayó primero en Bocón Frascino y luego en David Lebón, con batería a cargo de Black Amaya y el agregado del teclado de Carlos Cutaia, mostró la lírica puesta al servicio de un sonido más duro plasmado en álbumes como “Desatormentándonos” y “Pescado Rabioso 2” que contuvieron gemas de la talla de “Blues de Cris” y “Credulidad”.

Por si esos pasos grupales con un repertorio casi íntegramente con su firma no bastaran, en 1973 y bajo la confusa denominación de Pescado porque se trató de una placa en solitario, publicó el magnífico “Artaud”, inspirado y en homenaje a uno de los poetas en los que abrevó y de la que trascendieron “Todas las hojas son del viento”, “Bajan”, “Superchería” y “Cantata de puentes amarillos”.

A mediados de ese mismo año convocó a Carlos Alberto Machi Rufino en bajo y Héctor “Pomo” Lorenzo en batería para dar forma a Invisible, una propuesta en la que retoma el melodismo de Almendra pero complejizado y puesto en comunicación con otros géneros.

Tres álbumes, temas como "Azafata del tren fantasma", "El anillo del Capitán Beto", "Durazno sangrando", "Los libros de la buena memoria" y "Las golondrinas de Plaza de Mayo” y la primera invitación a un tanguero como el bandoneonista Rodolfo Mederos que tomó parte en el último concierto de Invisible, formaron parte de otro legado atemporal.

En 1977 armó la Banda Spinetta, un eufemismo para otro paso individual plasmado en "A 18 minutos del sol", en 1979 se produjo el primer regreso de Almendra, luego viajó a los Estados Unidos donde registró la placa en inglés "Only love can sustain" y, luego, otra vuelta de Almendra.

Ya en los 80 convocó a los también fallecidos Beto Satragni (bajo) y Diego Rapoport (teclados), y a “Pomo” Lorenzo (batería) y Juan del Barrio (teclados) para exhibir su propia síntesis acerca del jazz-rock desde las placas “Alma de diamante”, “Los niños que escriben en el cielo”, “Bajo Belgrano” y “Madre en años luz”.

“Contra todos los males de este mundo”, “No te busques ya en el umbral”, “Maribel se durmió”, “Mapa de tu amor” y “Resumen porteño” fueron apenas algunos de los nuevos aportes de Luis a un cancionero de ensueño.

En paralelo publico dos vinilos: “Kamikaze” (en 1982 y con temas como “Y tu amor es una vieja medalla”, “Ella también” y “Barro tal vez”) y “Mondo di cromo” (en 1983, integrado por “Yo quiero ver un tren”, “Será que la canción llegó hasta el sol” y “No te alejes tanto de mí”).
A mediados de esa década quiso ponerse en contacto con otros grandes. Mientras la reunión con Charly García solamente generó el tema “Rezo por vos” que incluyó en el sorprendente álbum electrónico “Privé”, sí concretó el encuentro con Fito Páez que se apreció en “La la la” donde el único tema compuesto a cuatro manos fue “Hay otra canción”.
 
Otra cúspide de su labor solista se apreció en 1988 con el disco conceptual “Téster de violencia”, atravesado por gemas como “La bengala perdida”, “Siempre en la pared”, “Al ver verás”, “El marca piel”, “El mono tremendo” y “Organismo en el aire”.

Sin descanso, en el 89 sacó "Don Lucero" (donde registró "Fina ropa blanca") y un año después encaró su primer disco en vivo, registrado en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA que tituló "Exactas" y en diciembre
En 1991 con “Pelusón of milk" y el bello "Seguir viviendo sin tu amor" como bastión de un repertorio tranquilo, el “Flaco” clausuró una etapa cancionera que incluyó la banda sonora del filme "Fuego Gris", de Pablo César, para ingresar en otra etapa furiosa junto a Los Socios del Desierto, un trío que completaron Daniel "Tuerto" Wirzt (batería) y Marcelo Torres (bajo).

Al siglo XXI lo recibió con "Silver sorgo", el naturalista "Para los árboles" (2003), el ep “Camalotus” y otros dos álbumes como “Pan” y “Un mañana” que, aún ayunos de grandes éxitos, ratificaron el rumbo inspirado de un hacedor que no perdió ni el rumbo ni la inquietud.

A modo de síntesis de ese camino, el 4 diciembre de 2009 colmó el estadio de Vélez, un ámbito multitudinario que transformó en reducto íntimo para disfrutar de un recorrido por sus Bandas Eternas en un maratón artístico con más de 50 canciones “La frescura y el lirismo de Almendra, el grito oscuro y enloquecedor de Pescado Rabioso, la contundencia y experimentación de Invisible, el perfil sonoro particular y casi galáctico, como desprendido de materia, de Jade y las experiencias posteriores”, lo resumió la crónica de TelAm.

Un año después, para la edición del libro-cd y dvd que documentó aquella velada, Spinetta escribió que haber encarado ese trabajo "involucra una infinita responsabilidad. Responsabilidad.
 
Palabra soberana, palabra en la potencia de bancar la reunión de varios de los músicos más talentosos y diversos en una sola alma y en una simple premisa: Sonar Bien".

El “Flaco” no dejó nunca jamás de “Sonar Bien” y esa marca es un faro que no cesará de alumbrar los caminos por donde debe transitar una música de hermosura universal forjada en este lugar del mundo.
En primera persona
Luis Alberto Spinetta, capaz de reinventarse a partir de una obra inmensa atravesada por la belleza, esgrimió a lo largo de su vida frases que merecen el recuerdo.

"El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con sus ideas".

"La música es un lenguaje que está en el cosmos como todo lo que nos rodea. El músico que se pone en contacto con el cosmos, que sabe indagarlo con amor, que consigue la comunicación con otros ser y con dios...ese hombre músico podrá apoderarse y utilizar ese lenguaje como si leyera una clave que pareciera indescifrable y hará su música, sin detenerse jamás." -"Sé que mi misión es hacer buenos discos. Mi misión la tengo que fundamentar con mi propia existencia".

"La canción ya luchó contra todo lo que pudo haberla detenido hasta llegar. Tiene algo de esperamatozoide que atraviesa el alma y también la realidad de uno. Es como un óvulo fecundado por una nueva canción." -"No por intentar ir por lo estético estoy apartado de la mirada de la gente. Es imposible. Es viable poner, sutilmente, ciertos elementos en un tema, que luego no se conviertan solo en una canción de protesta".

"No me gusta que la gente me vea como un ideal o una cosa ficticia, por eso también escondo un poco la trucha".

"La música se parece más a un animal que al hombre. Es como si la música fuera una medusa o una mariposa. Tiene una animalidad, una cosa indomable. Por más que le escribimos o le combinemos lo que sea siempre abarca mucho más".

"Ustedes vieron que los paisajes pueden alterarse no solamente por una maniobra del cielo, sino por una maniobra que aunque también es del cielo porque de ahí venimos, es una maniobra de nosotros los seres humanos. Las ciudades se desvanecen, se pueden destruir, se pueden sepultar. Pero hay algo que es inefablemente no cambiante, que es nacer".

"Mientras encuentro ese acorde que busco me siento como un buzo que se sumergen y al colocarme las antiparras veo todo con claridad. O como si estuviera en la nieve y me dieran esas lentes ahumadas para poder verlo todo, no solamente el resplandor".

"La voz puede decir una sola nota a la vez, pero la cabeza es polifónica".

"No soy de esos músicos que viven para estar tocando su instrumento todos los días. Lo que sí, mi música está influida por mi experiencia de vida, eso es innegable. Está amarrada a lo que vivo. Muchas canciones no las puedo volver a cantar por lo que significaron para mí y para no sentir esa emoción dispuesta de otra manera.

"...cuando me veo a mí mismo veo a un flaco que tiene que bajar la panza de tanta cerveza que toma y que a veces es medio tarado..." -"En la época en que empezamos con Almendra, Piazzolla y Los Beatles eran para nosotros verdaderos guías."

"La gran desventaja para algunos es hacer música por ambición, casi como por obligación, para enriquecerse, o para figurar. A los dos compases sabés qué tipo de trabajo y artista estás oyendo, y ante quién se agacha y para qué."

"Un cana también es un ser humano, como un loco o un drogadicto. La raíz del mal está en aquellos cuyo vicio es el sufrimiento de los otros."
Cuando Spinetta cantó junto a Gustavo Cerati y Charly García
Por: Nazareno Brega
El 4 de diciembre de 2009 en el estadio de Vélez Sarsfield de Buenos Aires se produjo uno de los hitos más grandes de la historia del rock argentino. Luis Alberto Spinetta repasaba su carrera entera, incluyendo Invisible, Pescado Rabioso, Almendra y su etapa como solista, en un show inolvidable.

Sus hijos, sus amigos y sus músicos más admirados compartieron la noche con El Flaco, una noche fantástica por donde se la mira.
Hoy, que tenemos que seguir viviendo sin su amor, recordamos la última gran noche mágica de Luis Alberto Spinetta, que hoy puede leerse como una despedida que será recordada por toda la eternidad:
Spinetta y sus bandas eternas llenaron de estrellas la noche de Vélez

Sobraban las razones para festejar ese viernes: Luis Alberto Spinetta celebraba sus 40 años con la música y convocó a todas las bandas de su carrera, y a más de un compañero de ruta, en la magnífica noche de Vélez. Durante más de 5 horas, el Flaco se dio el gusto de hacer pequeños y emotivos mini shows de Invisible, Pescado Rabioso y Almendra –los tres platos fuertísimos de la noche- en un set que superó el medio centenar de canciones. Todo esto sucedió en la segunda mitad de un show que se dividió en dos partes.

A lo largo de todo el primer tramo, el Flaco se dedicó a repasar su etapa solista, Spinetta Jade y algunas perlitas ajenas que homenajearon a aquellos admirados por Luis Alberto (Miguel Abuelo, Pappo, Tanguito, Manal, Charly García, Fito Páez). Eso sí, el locuaz Spinetta se rodeó de tantos invitados especiales como le fue posible (todos presentados con gracia y tratados de genios absolutos, lo que hizo evidente que el genio más grande esa noche era él).

Charly García, Gustavo Cerati, Fito Páez, Juanse y Ricardo Mollo fueron algunas de las infinitas estrellas que se mostraron en el escenario, casi tantas como las que brillaban en el despejado cielo de la ciudad. Fue una noche redonda, como esa luna gigantesca que se asomaba detrás de la repleta Popular Este del Fortín para ver bien de cerca y no perderse nada del gran regreso de las bandas eternas de Luis Alberto Spinetta.
Lista de temas
Mi Elemento
Tu Vuelo Al Fin (Baltasar Comotto en guitarra)
Ella También (Diego Rapoport en teclados)
No Te Busques Ya En El Umbral (Spinetta Jade) (Diego Rapoport en teclados)
Fina Ropa Blanca (Mono Fontana en teclados)
La Bengala Perdida (Mono Fontana en teclados)
Sombras En Los Álamos (Spinetta Jade) (Mono Fontana & Juan Del Barrio en teclados)
Alma De Diamante (Spinetta Jade) (Mono Fontana & Juan Del Barrio en teclados)
Cisne (Mono Fontana en teclados)
Al Ver Verás (Mono Fontana en teclados)
¿No Ves Que Ya No somos Chiquitos? (Spinetta Jade) (Mono Fontana en teclados)
Cielo De Tí (con Javier Malosetti)
Las Cosas Tienen Movimiento (con Fito Páez)
Asilo En Tu Corazón (con Fito Páez)
Mariposas De Madera (de Miguel Abuelo)
El Rey Lloró (de Los Gatos) (Beto Satragni en bajo)
Adónde Está La Libertad (de Pappo's Blues) (con Juanse)
Té Para Tres (de Soda Stereo) (con Gustavo Cerati)
Bajan (Pescado Rabioso) (con Gustavo Cerati) (Gustavo Spinetta en batería)
Cementerio Club (Pescado Rabioso) (Gustavo Spinetta en batería)
Era De Uranio / Vida Siempre / Maribel Se Durmió (Spinetta Jade) (Leo Sujatovich en teclados)
Necesito Un Amor (de Manal) (con Dante Spinetta) (Valentino Spinetta en voces)
Filosofía Barata Y Zapatos De Goma (de Charly García)
Rezo Por Vos (con Charly García)
Los Socios Del Concierto
San Cristóforo (Spinetta y Los Socios Del Desierto)
Bosnia (Spinetta y Los Socios Del Desierto)
Nasty People (Spinetta y Los Socios Del Desierto)
Invisible
Durazno Sangrando (Invisible)
Jugo De Lúcuma (Invisible)
Lo Que Nos Ocupa Es La Conciencia, Esa Abuela Que Regula El Mundo (Invisible)
Niño Condenado (Invisible)
Amor De Primavera (de Tanguito) (Lito Epumer en guitarra)
Pescado Rabioso
Poseído Del Alba (Pescado Rabioso)
Hola Dulce Viento (Pescado Rabioso)
Serpiente (Viaja Por La Sal) (Pescado Rabioso)
Credulidad (Pescado Rabioso)
Despiértate Nena (Pescado Rabioso)
Me Gusta Ese Tajo (Pescado Rabioso) (Bocón Frascino en guitarra)
Post-Crucifixión (Pescado Rabioso) (Bocón Frascino en guitarra)
Almendra
Color Humano (Almendra)
Fermín (Almendra)
A Estos Hombres Tristes (Almendra)
Hermano Perro (Almendra)
Muchacha (Ojos De Papel) (Almendra)
8 De Octubre (con Ricardo Mollo)
Retoño (Baltasar Comotto en guitarra)
Seguir Viviendo Sin Tu Amor (Baltasar Comotto en guitarra)
Yo Quiero Ver Un Tren (Baltasar Comotto en guitarra)
No Te Alejes Tanto De Mí (Baltasar Comotto en guitarra)
Discografía de Spinetta
La discografía completa de Spinetta, sin considerar recopilaciones y discos en vivo, es la siguiente:
Con Almendra:
“Almendra” (69), “Almendra II” (70), “El valle interior” (79), “Almendra en Obras” (80)
Con Pescado Rabioso:
“Desatormentándonos” (72); “Pescado 2” (72) y “Artaud” (73).
Con Invisible:
“Invisible” (74); “Durazno Sangrando” (75) y “El jardín de los presentes” (76).
Con Spinetta Jade:
“Alma de diamante” (80); “Los niños que escriben en el cielo” (82); “Bajo Belgrano” (83) y “Madre en años luz” (84).
Con Los Socios del Desierto:
“Spinetta y los socios del desierto” (97), “Estrelicia” (97), “San Cristóforo” (98) y “Los ojos” (99).
Como solista:
“Spinettalandia y sus amigos” (71); “A 18’ del sol” (77) y “Only love can sustain” (“Sólo el amor puede sostener”, 79), “Kamikaze” (82), “Mondo di Cromo” (83); “Privé” (85), “La la la” (con Fito Páez, 86), “Téster de Violencia” (88), “Don Lucero” (89) y “Exactas” (vivo, 90). “Pelusón of milk” (91) “Fuego Gris” (93), “Silver Sorgo” (01) y “Para los árboles” (03), “Camalotus” (04), “Pan” (06), “Un mañana” (08).
Fuentes: TelAm, PáginaI12, Terra




Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito
Pedro Aznar
Lloran los ojos de papel
Cristina Bustamante, la musa del himno de Spinetta, habló con este diario poco después de la muerte del músico
Por: Sergio Dattilo
Cristina Bustamante, la novia de la adolescencia de Luis Alberto Spinetta e inspiradora de "Muchacha ojos de papel". Hoy es profesora de español en Los Angeles y tiene dos nietos.

"Hablé por teléfono con Luis en octubre, y me contó que estaba muy enfermo. Yo antes le había mandado un mail y él, en su estilo críptico de toda la vida, me lo contestó y me pareció que algo andaba mal. Lo llamé y me confirmó que estaba muy enfermo, pero me dijo algo que me conmovió: Estoy preparado para esto, vengo preparándome toda la vida para este momento, y yo ya dije todo lo que tenía que decir".
 
Conmovida hasta el llanto, Cristina Bustamante habló con este diario de quien fue -según relata- "el primero de mi vida en muchísimas cosas". Cristina, (Cris), fue la novia de la adolescencia de Luis Alberto Spinetta, la que inspiró "Muchacha ojos de papel", ese himno que cantan chicos cuyos padres aún no habían nacido cuando estos dos jóvenes de 17 años se unieron.

"Tengo un dolor enorme, estoy rota por dentro. Luis fue el gran amor de mi vida; hace algunos años, de visita en Buenos Aires, una amiga me dijo Andate tranquila que acá te cuidamos la adolescencia. Con la muerte de Luis, se muere toda una etapa de mi vida...".

Cristina partió de la Argentina en 1978; vivió siete años en Venezuela, otros veinte en Boston y desde entonces está en Los Ángeles; es profesora de español en una exclusivísima secundaria de Santa Monica a la que concurren hijos de celebridades de Hollywood. La "Muchacha ojos de papel" es una bella abuela de dos nietos que le dio su hija Celeste.

Alguna vez, ya separada de su primer marido y hace una vida, este periodista la chicaneó: "¿Estás segura de que sos vos la muchacha de la canción del Flaco?" Ella, filosa, respondió: "Qué te pasa, querido: yo incluso ayudé a darle forma a la versión definitiva de la letra".

Ayer, conmovida por la muerte de quien para millones de amantes de su arte fue el más grande músico-poeta argentino de todos los tiempos, y para ella su primer amor, modifica la versión: "En realidad yo hice un solo cambio; en el original Luis había puesto senos de miel, y yo le dije que eso parecía un catálogo de corpiños... Estuvimos de acuerdo en que pechos quedaba mejor".

Reprimiendo en vano el llanto, agrega: "Yo nunca me di crédito por Muchacha... fue todo de Luis; el arte fluía a través de él". El periodista trata de convencerla de que muchas veces la musa es tan importante como el poeta. En vano. "La única letra que escribí para Almendra fue un tema, Chocolate, pero creo que nunca se grabó".

Almendra -Spinetta, Edelmiro Molinari, Rodolfo García, Emilio del Guercio- estrenaron el tema más cantado y recordado de la historia del rock argentino un viernes a la noche en el teatro Coliseo, en 1969. 

Era el tiempo en que el rock en castellano trataba de abrirse paso y el influjo del "flower power" californiano intentaba hacer pie en Buenos Aires.

La poesía de esa canción aparentemente simple (cuatro voces, una guitarra acústica, casi un "unplugged" como se lo llamaría décadas más tarde), pero complejísima en las armonías vocales de los cuatro integrantes del grupo paralizó a los 1.500 privilegiados que asistieron a ese pequeño milagro. 

Desde ese momento, la historia de la música local cambió para siempre.

Antes de esa noche Cris recuerda que Luis y ella se abrazaban en la cocina de la casa de sus padres (la portería del edificio donde vivía Del Guercio) para escuchar "la media hora de los Beatles de Modart en la noche", uno de los programas más populares de la época. Los dos cursaban el quinto año de secundario.

"Escuchábamos a los Beatles y dibujábamos; los tres dibujábamos bien: Luis, Emilio y yo. Y como yo sabía inglés y Luis no tanto, le traducía los temas de los Beatles; para él era una especie de heroína del inglés".

El padre de Cris, "con su ética de clase trabajadora, de encargado de edificio, no estaba para nada contento de que su nena saliera con un pibe de pelo largo. Pero después lo amó...".

¿Cómo era el "Flaco" en su relación con ella? "Luis era miel pura, y no sólo conmigo. Hace unos tres años, creo que en 2008, estaba en Buenos Aires tomando un café con él y lo llamó Mercedes, su pareja actual. Lo escuché hablar por teléfono con ella y me estremeció: abría la boca y de ella sólo salía poesía".

En esa charla telefónica en la que Cris se enteró de la grave enfermedad de Spinetta, ella le recomendó hacer meditación: un músico de jazz, maestro de su actual esposo (un músico estadounidense) también enfermó de cáncer y se volcó al misticismo oriental. El "Flaco" respondió con la frase que cuenta Cris: "Me preparé toda la vida para este momento". Ella está convencida de que "la filosofía fue la herramienta que le permitió irse tranquilo. Esa vez, que fue la última vez que charlé con él, lo escuché en absoluta paz consigo, tranquilo, fuerte para enfrentar lo que venía".

Cuando hace algún tiempo, y gracias a la red social, Cris y este periodista retomaron una amistad que había quedado trunca hace más de tres décadas, ella le confesó que la única razón que podría traerla de visita a Buenos Aires era verlo a Luis. "Ya no tengo familia, y me quedan pocos amigos ahí. Si voy es para verlo a Luis".

La historia de amor duró tres años; la letra de "Muchacha..." obviamente habla de la primera relación sexual del músico con su musa. Después cada uno siguió su camino, pero el vínculo que los unió (no sólo el musical) los mantuvo cerca pese a la distancia física que los separó.

Hacia el final de la charla, Cris estalla en llanto: "Luis no era una persona religiosa; ninguna de sus letras habla de Dios, pero desde chico estudió filosofía y estoy segura de que fue eso lo que lo preparó para la muerte. Y pese a ser agnóstico, estoy segura de que John y George van a estar esperándolo donde quiera que vaya su alma".
Fuente: Ámbito Financiero
Soy de las que crecieron acunadas por Almendra
Por: María Iribarren
Escribir sobre los muertos es fácil. En los renglones se apelmazan la metáfora común, la evocación exprés, el golpe al corazón. Ninguna información relampaguea en esos textos.

La única novedad es la muerte que –como ya sabemos– no puede ser considerada una novedad. Por eso, desde su voluntad periodística, suelen ser textos inútiles. Abusan de la primera persona hasta llevarla a un tamaño que llega a ensombrecer al que pretendían homenajear.

Cuando me contaron que el Flaco había muerto, el dolor me partió la cabeza y por ese agujero empezaron a fugarse canciones y sucesos que no sabía que recordaba. Soy de las y los que crecieron acunados por Almendra, adoctrinados por Pescado Rabioso e Invisible, embrujados por el Artaud de Spinetta.

De todas las cosas que aprendí del Flaco, voy a contar una sola. La anécdota ocurrió en el año 2000. Yo escribía en el suplemento Espectáculos de Clarín. Ese año, la patronal despidió a más de 20 compañeros. Esos (primeros) despidos quebraron el miedo que había congelado a la redacción durante décadas y se empezó a organizar un movimiento que culminó con la elección de delegados. A los pocos meses, en una nueva ofensiva, la patronal despidió a más de 120 compañeros, incluida la Comisión Interna y el departamento de correctores en pleno. Entre los despedidos, había un fotógrafo amigo de Spinetta. Durante los días que duró el conflicto (meses, a decir verdad) tuvimos que llamar al Flaco para pedirle una opinión sobre no recuerdo qué cosa. La respuesta fue categórica: “Si Clarín no reincorpora a los despedidos que se olvide de mí.” Desde entonces, no volvió a dar notas al diario. Por lo menos, no lo hizo durante muchos años. Lo cierto es que, aquel día, el poeta inaudito nos dio una lección y nos tiró por la cabeza una duda de diez toneladas. Ningún disco nuevo, ninguna crítica, ninguna nota valían, para él, el despido de un amigo. ¿Cuánto valía para cada uno de nosotros, los periodistas del diario Clarín, el despido de todos esos compañeros?
Fuente: Tiempo Argentino

Adiós muchacho ojos de papel
Por: Daniel Dussex
El 8 de febrero una noticia hizo cambiar la agenda periodística de los medios, a la mañana siguiente fue portada de los diarios más importantes del país desplazando a un segundo plano a todo lo demás. En las generaciones que nacieron y se educaron musicalmente con su impronta artística, una frase corría de boca en boca, se difundía a través de mensajes de textos y en las redes sociales: “se murió el Flaco”. El Flaco era Luis Alberto Spinetta.

La percepción de la noticia se centró en Buenos Aires, y los medios nacionales abundaron en crónicas, biografías y opiniones sobre su obra musical. Nosotros quisimos explorar cómo repercutió el fallecimiento de Luis Alberto Spinetta en nuestra ciudad, y también buscamos descubrir su paso por aquí, ya que su última relación de pareja la vivió con una chica de Santo Tomé.

Para eso, dialogamos con Daniel Caminiti y Enzo Bergesio quienes, durante años, fueron conductores de los dos únicos programas de radio que en la ciudad de Santa Fe promovieron la difusión del incipiente rock nacional en la década del ‘70. También con Hugo Trédici, músico y periodista que siguió de cerca la trayectoria de Spinetta en los distintos grupos musicales que formó.

El tunel del tiempo
Todos coinciden en que la primera vez que vieron tocar en vivo a Luis Alberto Spinetta en Santa Fe fue en el año 1969, cuando se realizó una exposición artística y cultural por la inauguración del Túnel Subfluvial. Dice Daniel Caminiti: “Era la Expo 69, durante una semana hubo varios artistas que llegaron a la ciudad: Mercedes Sosa, la Porteña Jazz Band, el Gato Barbieri y también Almendra. Ahí lo escuché por primera vez y descubrí lo que era la improvisación, la zapada en el rock, algo que no había visto nunca”. Enzo Bergesio señala el mismo episodio: “Éramos muy pocos los que habíamos ido a verlo especialmente; por ese año había empezado a hacer un programa de radio que se llamaba Progresivo, había asistido con músicos santafesinos de esa época, de grupos como Alma Pura, estaba Miguel Bertolino, Horacio Bidarra... Éramos un grupo muy unido y siempre concurríamos juntos a los primeros recitales que llegaban a la ciudad. Ahí lo vimos al Flaco y fue una cosa de locos, nos encantó”.

Hugo Trédici, más joven, hablando del mismo acontecimiento tiene otra mirada: “Estaba terminando la escuela primaria, muy enganchado con toda la movida beat de la época, Los Gatos, Pintura Fresca, Trocha Angosta, y fui a la Expo Túnel, en el escenario que se armó en la Costanera, a ver a Almendra como a un grupo más de esa movida. No reparé en que ese tipo que estaba cantando y tocando la guitarra luego iba a tener tanta influencia en mí. Yo conocía al grupo por un tema, ‘Gabinetes Espaciales’, que estaba en un disco que compilaba canciones de distintos grupos; recuerdo que al lado de ‘El Extraño de Pelo Largo’, o ‘Sobre un Vidrio Mojado’, de Cano y los Bulldogs, el tema aparecía como algo totalmente raro. Desde el sonido, desde la lírica de la poesía, uno se preguntaba ¿qué está cantando este tipo?”.

Tal vez por ese contraste con los demás grupos, en el recital de Almendra aquella vez hubo un momento de tensión, dice Caminiti: “Fue cuando se le cortó una de las cuerdas de la guitarra y dejaron de cantar, la gente empezó a abuchearlos y hubo algunos incidentes. Pero luego Luis Alberto Spinetta se impuso con su música, hicieron ‘El Tema de Pototo’ como nunca lo habíamos escuchado, duró cerca de quince minutos y terminaron aplaudiéndolos”.

Toda la vida tiene música
A nuestros tres entrevistados les hicimos la misma pregunta: ¿Cuál fue la importancia de Luis Alberto Spinetta en el rock argentino?

Daniel Caminiti fue categórico: “Luis Alberto ha sido la figura máxima del cantautor argentino, por un lado, y un músico que se atrevió a incorporar cosas a las que nadie se había animado. Él fue quien introdujo en la canción popular argentina el surrealismo lírico, lo cual le provocó cierta incomprensión en los primeros tiempos. Su obra va a quedar como quedó la de Astor Piazzola o la de Atahualpa Yupanqui. Son tres referentes para la música argentina: Yupanqui en el folclore, Piazzola renovando el tango y Spinetta que transforma el rock en arte”.

Enzo Bergesio también lo destaca como una figura referencial en el rock nacional: “La importancia que le doy a Spinetta en la historia del rock nacional es la máxima. Yo tengo nombres claves: uno es Charly, el otro Luis Alberto. Siempre el Flaco fue más allá. Fue un tipo que pasó por todo. De pronto podía hacerte una zamba o sacar un disco como ‘El Jardín de los Presentes’ que es un tango porque tiene toda la tristeza de las golondrinas de Plaza de Mayo o la nostalgia del ‘Capitán Beto’ ”.

Hugo Trédici hace una valoración del músico desde el afecto: ”La verdad es que me golpeó la muerte de Spinetta, me di cuenta, cuando murió, de que era el músico que más quería. Porque desde Lennon, pasando por Harrison, Pappo, Miguel Abuelo, Moura y todos los que se han ido, nunca una muerte me pegó tanto como la del Flaco. Spinetta me hizo llorar, la verdad es que lloré, lloré por teléfono con amigos que me llamaban y ahí me di cuenta de que lo quería mucho y era, por lo tanto, mi referente dentro del rock argentino. Haciendo un parangón con el fútbol, es como si se hubieran muerto Messi o Maradona. Fue un tipo que marcó a una generación y a varias generaciones porque la influencia que ejerció en los músicos argentinos, dentro del estilo del rock, fue muy notoria”.

La Flor de Santo Tomé
Luis Alberto Spinetta le dedicó un tema a una chica de Santo Tomé con la que vivió una relación de pareja hasta el final. Mercedes “la Poli” Fernández lo conoció en 2003 y hacía ocho años que vivían una relación afectiva muy intensa. Quienes conocieron de cerca esa relación aseguran que “el Flaco estaba enamorado en serio”. En estos años era muy común verlo a Luis Alberto caminando por las calles de Santo Tomé, cerca de la plaza, ya que la familia de la novia vive a dos cuadras de allí. El papá de Mercedes no sólo se esmeraba con excelentes asados que le preparaba cada vez que llegaba; también lo llevaba a la quinta de Arroyo Leyes porque Don Mario Fernández es instructor de kayacs. Dice Mario: “a Spinetta no le interesaba mucho la exposición pública, prefería quedarse en casa, hacer vida hogareña. Yo lo llevaba a la costa porque suelo organizar tours en kayacs. Él iba con gusto; aunque era más urbano, le gustaba ir. Eso si, se quejaba mucho de los mosquitos”.
En una entrevista de Rodolfo Braceli publicada en La Nación, Luis Alberto Spinetta dijo: -Mi señora es de Santo Tomé y su familia duerme la siesta meticulosamente. Bueno, cuando yo voy allá me tiro pero siento... ¿remordimiento, quizá?, jaaa... Me pregunto qué me estoy perdiendo”.

Cuentan los vecinos de Santo Tomé que a veces el Flaco solía ir a una heladería céntrica, con su bolsito de hilo; tomaba helados y se ponía a charlar con los jóvenes que ocasionalmente estaban allí y lo reconocían. También se acercaban músicos de la ciudad a hablar con él o a acercarles sus “demos”. Tan cotidiano era el andar de Spinetta en Santo Tomé, que en un spot televisivo que filmaron para un supermercado, entre la gente que estaba comprando, aparecía el Flaco también.

Jorge “Archi” Basílico, un músico que vive en la vecina ciudad, nos contó que siempre sintió admiración por Spinetta: “Fue mi referente, a partir del modo de interpretar rock en castellano que tenía él, dejé de cantar en inglés”. Por eso fue muy mágico el día que lo escuchó cantar al lado de su casa: “Yo sabía que venía seguido a la ciudad pero, por respeto, nunca se me ocurrió hablar con él. Mi patio linda con el de la novia del Flaco, y una tarde empecé a escuchar la voz de Spinetta como venida del cielo, cantando ‘Gricel’, acompañado por su guitarra. Para mí fue un regalo, pude robarle al aire ese hermoso momento. Por supuesto que me quedé como dos horas en el patio para escuchar si cantaba otra, pero fue la única”.

Uno de los lugares frecuentados por Luis Alberto y Mercedes en Santa Fe, era el Bar “La Tasca”, que está en San Martín 2846. Nos dice “Pelusa” uno de sus dueños: ”Venían a la siesta, cuando había poca gente y buscaban sentarse en la mesa que siempre elegían, en la pared de la izquierda, cerca de una mampara que tiene el bar. Al principio no lo conocí. Recuerdo que una vez había extraviado un gorro con el que solía andar, había quedado escondido entre dos mesas. Cuando se lo encontramos dijo: ‘¡Me salvaste la vida!’ Siempre mantenía un perfil bajo y le gustaba venir acá porque no lo asediaban tanto como en Buenos Aires. En el lugar adonde el Flaco se sentaba con su novia, ahora los fines de semana ubicamos el escenario con los músicos que vienen a tocar y tenemos intenciones de intervenir artísticamente ese lugar para que quede como recuerdo del paso de Luis Alberto por nuestro bar”.

Mucho antes de su relación afectiva con Mercedes, Spinetta había demostrado su sencillez y apoyo a los músicos que recién empezaban, Darío, músico de un grupo de rock santafesino que se llamó “Aspergilius”, cuenta que en una oportunidad en que vino a Santa Fe fue al hotel donde paraba; el Flaco los atendió y estuvieron conversando mucho. Sin embargo, Darío se encontraba desalentado porque comparaba los equipos e instrumentos que ellos tenían con los que traía Spinetta y le parecía imposible seguir haciendo música. “Recuerdo que caminó unas cuadras conmigo por calle 25 de Mayo hacia el sur, me puso la mano en el hombro y me dijo: ‘no importa, vos tenés que seguir igual. A mí también me pasó lo mismo cuando fui a verlo tocar a Santana y me impresionaron los instrumentos que tenía’. Así, de ese modo me alentó a continuar en la música”.

Los músicos que trataron personalmente con Spinetta coinciden en que “el Flaco era sencillo, no se la creía, nosotros lo endiosábamos por lo grosso que era musicalmente, pero él era una persona muy generosa, tanto que una vez que un grupo fue a Buenos Aires a grabar en su estudio, no sólo que los dejó grabar el tiempo que quisieran sin cobrarles, sino que hasta se puso a amasar pizzas para todos; así era el Flaco.”

Esa sencillez que destacan en la personalidad de Luis Alberto Spinetta, también está reflejada en la letra de la canción que le dedicó a Mercedes. Allí, entre el paisaje de la costa, con ríos, sauces y juncos aparece el amor de quien asegura: “yo vine y no traje nada y lo mejor me llevé... porque ella es la flor más linda, la de Santo Tomé.”

La Gibson y unos anteojos rotos
Hugo Pereyra, músico de Santo Tomé, se lo encontró a Luis Alberto Spinetta en Santa Fe. Lo conocía personalmente al Flaco porque en los ‘80 le había comprado la Gibson con que hizo la gira de “Durazno Sangrando”. Claro que había pasado mucho tiempo. “Ahora trabajo como inspector de colectivos; vestido con mi uniforme de trabajo me lo encuentro al Flaco en calle San Martín y Crespo, le digo ‘Luis Alberto’, y él me responde ‘Sí, ¿que desea señor?’ Se habrá pensado que yo era un policía. Cuando le digo que le había comprado la Gibson, cambia de actitud y me da un abrazo tan fuerte que me rompe los anteojos de leer que llevaba colgados. No importa, ahora al lado de la guitarra del Flaco que está colgada en la habitación de mi casa, puse los anteojos rotos con un letrero que dice ‘rotos por Luis Alberto Spinetta’ “.

La palabra atesorada
El periodista, docente, artista plástico y experimentador sonoro, Daniel Caminiti, nos dijo sobre su relación con Luis Alberto Spinetta: “Tuve una larga conversación con él, en una entrevista que le hice cuando vino a Santa Fe, es una cinta grabada de más de una hora que todavía atesoro. A partir de esa conversación logré entender mejor su obra artística. Entendí, por ejemplo, algo que le criticaban al principio de su carrera artística los gramatocólogos: decían que deformaba las palabras, sin entender que utilizaba recursos que venían del jazz, del ska vocal en donde la palabra empieza a jugar como sonido puro y se confunde con el ritmo y la melodía”.

A todos lados
Enzo Bergesio, locutor y difusor del rock nacional en Santa Fe, cuenta su primer encuentro con Spinetta: “Lo conocí en Obras, cuando presentó ‘La, la, la’ con Fito Paez y estuvimos charlando informalmente. Siempre estuve en las conferencias de prensa cuando presentaba algún disco nuevo, pero una de las deudas que tengo conmigo es no haberle hecho una entrevista a solas. Fui a verlo cada vez que pude, cuando venía acá o iba a Rosario, o a Buenos Aires. Lo vi con Pescado Rabioso y también estuve en Buenos Aires cuando presentó ‘Durazno Sangrando’; tengo el afiche del recital que es un enorme durazno con una gota de sangre que caía... Lo vi con Jade. Varias veces vino al anfiteatro. También actuó en el Teatro Municipal, esa vez fue genial, pleno auge de los militares; cuando la gente salía, sorteaban cada tres uno de los asistentes al recital y los pasaban a la vereda de enfrente para, en larga cola, llevarlos a la Jefatura por averiguación de antecedentes. Todos los que no habíamos caído en la volteada, los acompañábamos al lado, charlando”.

Lágrimas en el teatro
Hugo Trédicci, periodista y musicalizador de LT9 menciona una anécdota sobre "el flaco": “Lo vi con el retorno de Almendra en Obras, en el ‘79, justo a diez años de la primera actuación en Santa Fe. También lo vi en el anfiteatro cuando vinieron a presentar ‘El Valle Interior’ que fue el disco de Almendra que sacaron después de aquella reunión. Ya era otra música, acorde a los tiempos que vivíamos a fines de los setenta, donde cada uno de ellos puso su impronta. Una vez, en Miramar, el Flaco Spinetta me dedicó un tema; eran Los Socios del Desierto, el único grupo que me faltaba ver del Flaco. Compré una entrada en primera fila. Empezó el show y yo lo tenía muy cerca. Entonces Luis Alberto dice: ‘ahora vamos a hacer una canción que seguramente les va a gustar mucho a los más veteranitos, a los que compraban el disquito e iban a la casa a escucharlo.’. Le digo a una amiga que estaba a mi lado: ‘ése soy yo’, porque yo era así. Entonces el Flaco me mira y dice: ‘por ejemplo para vos; si, para vos”, señalándome. La verdad es que se me caían las lágrimas, porque en un teatro repleto, el Flaco me dedicó un tema”.
Fuente: Diario El Litoral

Otras Señales

Quizás también le interese: