El editor del diario Xornal José Sanclemente critica el artículo de los cuatro directores de 'El País' contra la huelga de firmas de los redactores
Por: José Sanclemente
Me ha resultado interesante el trasfondo del debate generado en el seno del diario El País en torno a la decisión de la mayoría de sus periodistas de no firmar sus crónicas, durante unos días, en protesta por la rebaja de sus condiciones salariales ante el nuevo convenio que están negociando.
Los cuatro directores que ha tenido el diario, Cebrián, Estefanía, Ceberio y Moreno, firmaron un artículo que se titulaba Transparencia frente a Fuenteovejuna en el que, muy resumidamente, denunciaban que nada tiene que ver un conflicto de carácter laboral entre los periodistas con los principios básicos de actuación profesional que se recogen en el Estatuto de Redacción del diario, y que ocultar a los lectores las firmas de las crónicas y reportajes daña a estos y a la calidad del periodismo. Solo, mantienen, se puede hacer individualmente apelando a la cláusula de conciencia y solo el director tiene competencias para dirimir en cómo se publica una información o si esta es o no publicable.
El comité de empresa reaccionó con una nota en la que sostenían que un profesional del periodismo mal pagado era menos independiente y libre. Decía, también, que en absoluto habían descuidado su profesionalidad en la elaboración de la información a pesar de la retirada de sus firmas en ella. Asimismo apuntaban a la dignidad que deben tener los informadores para que su papel en la sociedad no derive solo en el sostenimiento de una democracia puramente formal.
Esto último está de moda. Los del movimiento 15-M pretenden remover las bases de una democracia que tiene poco que ver con una representatividad real y ajustada a las aspiraciones y necesidades que tiene la sociedad actual. Los periodistas indignados podrían reconciliarse con este movimiento que, entre otros estamentos, también le han dado “caña”, como vulgarmente se dice, a la prensa y a sus intereses seguidistas y conformistas. Pienso que separar lo laboral de lo profesional, como pretenden los cuatro directores aunados como en Fuenteovejuna, es realmente complejo.
No entro en la dimensión del conflicto laboral. Seguramente aquí se dirime una rebaja salarial cuando en otros lugares de la prensa y, por descontado en multitud de sectores, simplemente lo que sucede es que desaparecen los salarios porque se despide a la gente y se cierran las empresas. No entro, tampoco, en lo duro que está el mercado para los medios de comunicación, sobre todo para los escritos, y en lo que, al parecer, estará en los próximos meses si la publicidad sigue menguando como lo está haciendo al no reactivarse el consumo. No entro, siquiera, en si firmar o no firmar una información ensalza o devalúa ésta. Ni en el debate de si otros prestigiosos medios acostumbran a no firmar nunca sus informaciones.
Pero sí me lleva todo esto a una reflexión: la diferencia entre lo laboral y lo profesional en un periodista debe radicar, supongo, en que en el primer caso el trabajador adquiere la capacitación para desarrollar su labor productiva –en el caso de un periodista imagino que debe ser escribir bien obteniendo las fuentes adecuadas y no faltando a la verdad – y en el segundo, el de la profesionalidad, debería ser la capacidad de análisis y toma de decisiones que permite la transmisión de la información incluyendo cierta estrategia en cómo comunicar mejor y más eficazmente con los lectores.
Si los cuatro directores se empeñan en que sin firma queda minusvalorada la profesionalidad periodística y se pone en peligro el eslabón de proximidad con el lector, es que hay que revisar las bases por las que ser rigen las empresas periodísticas. Los Estatutos de Redacción fueron un gran avance. La democratización de la toma de decisiones en las redacciones, sobre conflictos en la información, también, pero ¿no estará pasando algo similar a lo del 15-M en algunos núcleos de periodistas? ¿No será necesario reformar los pilares que sostuvieron a un sector que se inflaba a ganar dinero y a invertir, quizás alocadamente, en adquisiciones que los han puesto al pie de la ruina?
Eso si que está afectando a la calidad de la información porque los recursos para los periodistas van decreciendo y, los pocos que hay , se han de destinar a pagar intereses de las inversiones fallidas o a realizar operaciones de ajustes de plantillas y troceamiento de empresas y servicios.
No debería darles miedo a los cuatro directores y a varios más replantearse, todos a una como en Fuenteovejuna, cuáles han de ser los cambios profundos que hay que hacer para que la prensa conecte con el lector . Para que la relación con él deje de ser tan formal y se convierta en más real. Para eso lo de las firmas es más que secundario, pero lo del buen periodismo y con recursos es imprescindible.
Fuente: Diario Xornal