El Juzgado Nacional en lo correccional N° 1 a cargo del Dr. Raúl J.E. García condenó a Gustavo Alejandro Vargas por el delito de lesiones contra Tomás Eliaschev –que lo enviaron al hospital y casi le cuestan la visión de un ojo-, en un hecho acaecido hace tres años en las instalaciones de la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) cuando el trabajador de prensa fue al gremio para solicitar apoyo del mismo en la lucha contra los despidos de Perfil
En el acta, la querella dejó en claro que Gustavo Vargas no es más que el brazo ejecutor de la violencia sindical organizada y que incluso la Secretaría de Derechos Humanos de la UTPBA, en aquel momento a cargo de la hoy Secretaria General Lidia Fagale y de Daniel Das Neves, entonces secretario general y que hoy también integra la conducción, comparecieron no para defender al agredido sino a los agresores.
En el Juzgado, Vargas mismo se reconoció culpable y, ante el inevitable fallo condenatorio, pidió una reducción de la pena (una probation y un mínimo resarcimiento monetario a Tomás, que el juez definió). Esto denuncia doblemente a la burocracia patotera de la UTPBA, que fue a defender al matón, además de condenarlos, adicionalmente, por falso testimonio.
Han pasado todos los límites. Amparan matones, son los Pedraza de Prensa, los autores intelectuales de la agresión. Se tienen que ir.
El mundo al revés
En su alegato, la defensora de Tomás, la doctora Marta Nercellas, señaló que “en este mundo al revés en donde el sindicato que tiene en su nomenclatura la palabra trabajadores se ha convertido en una organización empresarial que permite que en su sede se agreda precisamente a un trabajador encubriendo luego a los agresores determinando posteriormente entregar a Vargas en atención a la tarea desarrollada por el fiscal Orfila.”
Todas las agrupaciones de prensa que acompañamos a Tomás, hoy periodista de la Revista 23, nos solidarizamos con el compañero, saludamos la condena concientes de sus limitaciones porque deja afuera las responsabilidades de la conducción del sindicato que defendió y escondió a los agresores y nos comprometemos a difundir este resultado para evitar que la actual conducción del sindicato siga simulando un perfil “progresista y defensora de los derechos humanos” cuando en su seno esconde los mismos métodos violentos que, llevados al extremo por la Unión Ferroviaria, hace menos de un mes, costaron la vida del militante Mariano Ferreyra.
Agrupaciones La Gremial, Naranja, el Colectivo y la Violeta de Prensa