En muchos países la mejor escuela de periodismo siempre ha sido una agencia de noticias. El dicho popular asegura que “la práctica hace maestros” y esto lo corroboran los estudiantes de las facultades de Ciencias de la Información. Las universidades permiten adquirir una base sólida de conocimientos, pero la falta de prácticas debe suplirse con becas en empresas. En España, EFE ha formado a magníficos profesionales y estos han comenzado de corresponsales.
La exigencia de ser los primeros en enviar la crónica de la noticia, obligaba a pensar rápido, a buscar las mejores fuentes, a estar antes que nadie allí donde había que estar. La necesidad de sintetizar en cuatro párrafos toda la información a nuestro alcance, enseñaba a saber ver de inmediato y plasmarlas sin pensar, las claves de lo que estaba ocurriendo.
El editor espera. La línea tiene que enviar antes que nadie la noticia. Cuando nadie tenía el ahora imprescindible móvil, aprendías a “colarte” en los sitios más insospechados buscando un medio por el que transmitir la información.
Lecciones prácticas muy alejadas de los y las actuales becarias que pasan su “aprendizaje” sentados delante de un ordenador “cortando y pegando” informaciones ajenas.
Patear la calle en una búsqueda constante de “la noticia”, cuidar a las fuentes de información, “saltarse” las trabas burocráticas y filtros para llegar directamente hasta ellas. Todo esto se aprendía como corresponsal de la Agencia EFE.
Lo ingrato y con lo que tenías que aprender a convivir era que por muy buena que fuera la crónica nunca verías tu firma en la información que publicaban los medios.
La mejor escuela que ha permitido a muchos y buenos periodistas aplicar estas enseñanzas a lo largo de sus carreras en prensa, radio, televisión o internet.
Una escuela que ahora ha decidido apostar por la precariedad, por la falta de compromiso con la profesión, arrinconando la calidad de la información y anteponiendo criterios económicos.
“Enfermedad” que sin duda pasará factura a una gran empresa, que fue pionera a la hora de formar grandes profesionales. Ya no hay teletipos que cortar, y los corresponsales están en vías de extinción. Con las actuales condiciones será muy difícil que los nuevos vengan con aquellas ansias de aprender, de ser los primeros, de conseguir la mejor información, de correr riesgos para sentirse orgullosos de nuestra profesión.
Fuente: Boletín de la Agrupación General de Periodistas de la Unión General de los Trabajadores (AGP-UGT)