Solo un tonto o un distraído puede no advertir el boicot que se esta desarrollando en el diario Crítica.
Es una situación paradójica: la mayoría de los redactores están de acuerdo con fortalecer la calidad y el peso informativo del diario en este momento tan delicado y traumático por la salida de su creador, Jorge Lanata. Sin embargo, se dejan arrastrar a una situación de boicot por una minoría y pese a que no hay conflicto alguno declarado.
El boicot consiste en un estado de asamblea permanente que en realidad encubre paros de dos y hasta tres horas cotidianas. Sus mismos promotores extienden las charlas con redactores antes y después de las asambleas/paros para obstaculizar el trabajo.
Así, los redactores no pueden salir a buscar información ni tampoco producir en torno a las informaciones del día.
El segundo objetivo del boicot es demorar los horarios de cierre, de modo que el diario pierde llegada a lugares alejados de la ciudad de Buenos Aires.
Es la segunda paradoja: en un momento delicado, sabiendo que el diario tiene déficit, boicotean las ventas.
La excusa es que necesitan reflexionar colectivamente. Es una táctica ya utilizada por sectores trotskistas en otros medios gráficos.
Desvergonzadamente, en bares cercanos al diario, la comisión interna recibe asesoramiento de conocidos dirigentes del Partido Obrero y también coordina sus acciones según consejo de delegados del diario Perfil.
Es decir; la discusión interna y colectiva es un verso. Traen todo cocinado desde afuera.
A la estrategia politizada de la Interna se suman sectores minoritarios de Fotografía y Corrección cuya única intención es trabajar lo menos posible cada día.
Y se complementan con sectores, también minoritarios de la redacción que trabajan en medios oficialistas. Es decir, reciben instrucciones del Gobierno para hundir el diario. Se los reconoce fácilmente cuando hablan en la asamblea.
Otra excusa es que las autoridades empresarias rechazaron un aumento salarial.
No existe un solo medio grafico que haya otorgado aumentos y muchos de ellos pagan salarios inferiores a Critica.
Se oculta ese dato y se oculta también que en Clarín y Nación se están produciendo despidos, abiertos y encubiertos.
¿Hasta cuando vamos a permitir que nos usen, nos mientan y nos lleven a una situación de conflicto irracional sin salida, arriesgando irresponsablemente la fuente de trabajo que da sustento a nuestras familias.
*Correo recibido en las Señales