miércoles, 11 de marzo de 2009

Clarín le responde a Néstor Kirchner desde sus páginas

Editorial
Kirchner ante la libertad de prensa
Las recientes declaraciones del ex presidente Néstor Kirchner sobre la prensa en general y sobre Clarín en particular, vuelven a demostrar la indisimulada incomodidad del dirigente con la prensa independiente y su reiterada costumbre de atribuir a factores ajenos a su persona las consecuencias de sus errores y fracasos.
En el curso de su presidencia, Néstor Kirchner realizó reiteradas críticas a los medios de difusión que daban a conocer informaciones sobre déficit de su gestión u opiniones que la criticaban.
Las críticas de Kirchner formaban -y siguen formando- parte de un estilo de conducción y de relación con el resto de la sociedad caracterizado por el intento de negar realidades evidentes y por un tinte autoritario. Se trata de una posición en conflicto con un sistema basado en la libertad de información y de opinión y en la admisión y procesamiento de puntos de vista e intereses de los diferentes actores sociales.
En esta oportunidad, Néstor Kirchner, que acaba de ser sonoramente derrotado en las elecciones de Catamarca, acusó varias veces a Clarín de no informar en forma fidedigna sobre esa elección, presumiblemente con intereses políticos. Nuestros lectores pueden comprobar, en las ediciones de estos días que la cobertura de esos comicios incluyó toda la información pertinente así como análisis de la derrota del partido presidido por Kirchner que surgen de una realidad que el oficialismo encuentra, evidentemente, difícil de procesar.

El peligro del relato único
Por: Ricardo Kirschbaum
Por el sistema de decisión cerrado que han creado, fuera del alcance de otras opiniones que no sean ratificatorias o laudatorias, los Kirchner han ido construyendo su propio relato de la realidad, el único verídico y exento de contradicciones. Este relato se auto-legitima frente al otro "relato" que, según ellos, intenta imponer una ficción para debilitar al Gobierno.
Esta distorsión no es, justo es decirlo, propiedad exclusiva de los Kirchner, aunque es cierto que éstos la han perfeccionado. Otros que pasaron por el poder cayeron en la trampa de confundir la realidad con su interpretación subjetiva: la historia reciente está plagada de ejemplos.
Catamarca gatilló reacciones que mostraron ese tipo de conductas en el poder. Hubo una elección provincial en la que el peronismo desafió a un sector local que está en el gobierno desde que Saadi cayó en desgracia. Para tener posibilidades, el kirchnerismo se alió con Luis Barrionuevo, un archienemigo, y con el propio Saadi. Ambos abandonaron el barco aún antes de la elección en un caso de fuga prematura pocas veces vista.
El gobierno de Cristina y Kirchner jugaron fuerte pero no lograron torcer la tendencia. Y fueron derrotados. Hasta aquí lo que pasó.
Pero Kirchner decidió que no había perdido y que quienes así lo decían -todo el periodismo- faltaban a la verdad. Sobre todo, Clarín.
Los expertos en comunicación afirman que no es fácil cambiar la realidad pero sí persuadir al público sobre alguna de las características de una situación para desmerecerla o generar sospechas. Así, no sólo se amortigua el impacto negativo de las noticias que se intenta desconocer sino que se cambia el foco. Ya no es la derrota sino los intereses espurios que hicieron que se publiquen sus errores de cálculo y sus alianzas contranatura.

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