La tradicional firma rosarina, Empresa Argentina fue comprada, vaciada y concursada por el grupo Flecha Bus. “Arreglaron todo en el estudio de Menem”
Por: Juan Cruz Varela
La frase pertenece a alguien que por muchos años fue empresario del transporte automotor y por estos días se dedica a realizar trabajos como albañil y se refiere a la operación en la que se cerró la compra de la Empresa Argentina -perteneciente al poderoso grupo General Urquiza, que también pasó a manos de los hermanos Derudder- en el Estudio Jurídico de Talcahuano al 800 de Capital Federal. “Arreglaron todo en el estudio de los Menem”, señalan. De acuerdo a lo que pudo constatar la revista Análisis, en pocos meses, la empresa fue vendida, vaciada y concursada. El nuevo presidente es un tapicero de asientos de colectivos que desde hace tres meses “está en reunión”, según comentaron los antiguos prestadores a los que se les retuvieron colectivos y no se les pagaron los servicios. En medio de semejante escándalo, los principales beneficiarios son empresas ligadas a Flecha Bus, con acreencias que superan los 44 millones de pesos. Mientras sigue acumulando firmas, el grupo no cesa en su afán por quedarse con todo el transporte de media y larga distancia: hoteles para afectar a servicios turísticos, la conocida fábrica de carrozados que está edificando en Colón para instalar la filial local de la poderosa brasileña Marcopolo, el interés por construir y manejar las terminales y la importación de autopartes, son los nuevos negocios a los que apunta el círculo íntimo de la familia Derudder.
La frase pertenece a alguien que por muchos años fue empresario del transporte automotor y por estos días se dedica a realizar trabajos como albañil y se refiere a la operación en la que se cerró la compra de la Empresa Argentina -perteneciente al poderoso grupo General Urquiza, que también pasó a manos de los hermanos Derudder- en el Estudio Jurídico de Talcahuano al 800 de Capital Federal. “Arreglaron todo en el estudio de los Menem”, señalan. De acuerdo a lo que pudo constatar Análisis, en pocos meses, la empresa fue vendida, vaciada y concursada. El nuevo presidente es un tapicero de asientos de colectivos que desde hace tres meses “está en reunión”, según comentaron los antiguos prestadores a los que se les retuvieron colectivos y no se les pagaron los servicios. En medio de semejante escándalo, los principales beneficiarios son empresas ligadas a Flecha Bus, con acreencias que superan los 44 millones de pesos. Mientras sigue acumulando firmas, el grupo no cesa en su afán por quedarse con todo el transporte de media y larga distancia: hoteles para afectar a servicios turísticos, la conocida fábrica de carrozados que está edificando en Colón para instalar la filial local de la poderosa brasileña Marcopolo, el interés por construir y manejar las terminales y la importación de autopartes, son los nuevos negocios a los que apunta el círculo íntimo de la familia Derudder.
Empresa Argentina de Servicios Públicos Sociedad Anónima de Transporte Automotor es la compleja denominación de una de las firmas más antiguas y tradicionales del rubro en la ciudad de Rosario. Fundada en la década de 1940, comenzó recorriendo la Plaza Santa Rosa hasta Villa Diego, y más tarde se extendió hasta San Lorenzo. Corría el año 1948 cuando inauguró la línea a Mar del Plata, primero con servicios mensuales, luego quincenales y después semanales, hasta que lo hicieron en forma diaria, con una importante demanda especialmente en temporada alta. Con un elevado perfil comercial, disponía de las unidades más modernas, ofreciendo muchas frecuencias y viajes directos, descuentos para estudiantes y jubilados y, con el correr de los años y el avance tecnológico, modernas unidades. Inicialmente presentó los denominados súper lagartos de tres ejes que fueron los primeros en contar con aire acondicionado, baño y video a bordo; luego exhibió modernas carrocerías montadas sobre chasis viejos; y más cerca en el tiempo incorporó los coches doble piso, que revolucionaron el transporte automotor, opacando a sus competidores.
Sin embargo, su caída fue tan estrepitosa como escandalosa. Y su lodo, todavía salpica. En pocos meses, la empresa fue vendida, vaciada y concursada y la mayoría de los empleados fueron suspendidos aunque sus sueldos están al día. El nuevo presidente es un hombre que hasta hace poco era tapicero de asientos de colectivos y que desde hace tres meses “está en reunión”, según comentaron con una mezcla de fastidio e indignación los antiguos socios a los que se les retuvieron varios colectivos y no se les pagaron por servicios prestados. En medio de ese escándalo, los mismos que la compraron resultan ser los principales acreedores en un concurso por más de 44 millones de pesos.
A pocos días de entrar en 2007, la mayoría accionaria del Grupo General Urquiza (Argentina, Sierras de Córdoba, Monticas, La Unión Cooperativa Limitada, Godoy, San Cristobal y Almirante Brown, entre otras) fue adquirida por Flecha Bus. Como suele hacerse siempre en estos casos, la operación fue un secreto absoluto, e inclusive negada por las partes. La empresa siguió prestando servicios normalmente con colectivos que fueron puestos a nombre de Nueva Chevallier en leasing a favor de Argentina. La mayoría de los cerca de 300 trabajadores continuaron prestando servicios sin haber sido notificados de las novedades, mientras que otros fueron suspendidos en sus funciones.
El dueño de General Urquiza y Empresa Argentina era Juan El Linyera Martínez, titular original de la firma Almirante Brown y ligado al justicialismo. Surgió a principios de la década de 1960 al asociar su firma con Ablo, una empresa cordobesa líder en el mercado del transporte automotor, conformando entonces el poderoso grupo Ablo-General Urquiza, que se disolvió a principios de los años ‘90. Siempre ligado a prácticas oscuras y cuasimafiosas, Martínez es un empresario tradicional dentro del transporte automotor. En 1988 fue quien financió la construcción del menemóvil. También fue accionista de Chevallier, al asociarse con Juan Carlos Cobas, un acaudalado empresario estrechamente vinculado al ex secretario de la Presidencia de la Nación, Alberto Kohan; y con Marcelo Eduardo Kohan, allegado al ex funcionario.
General Urquiza y Flecha Bus conformaron una Unión Transitoria de Empresas (UTE) que en el año 2000 se quedó con Chevallier, tras la quiebra declarada en abril de 1999, por deudas de 70 millones de pesos. La UTE se hizo cargo de la tradicional compañía al ganar la licitación, luego de ofertar 20 millones de pesos.
Por tratarse de una compleja operación entre dos grandes grupos empresarios, antes de sellar los acuerdos ambas partes coincidieron en realizar una auditoría externa para determinar fehacientemente los activos y pasivos de General Urquiza. Durante tres meses Alberto Pumo -que hace trabajos similares para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)- auditó minuciosamente todo lo inherente a deudas y acuerdos que tenía la empresa tanto con proveedores como con terceros para su posterior pago. Sin embargo, los documentos y la información recabada desaparecieron misteriosamente y se desconoció el trabajo realizado.
La empresa estaba a cargo de Pablo Pinola, como presidente, y Enrique Bearzotti como gerente. El primero era uno de la decena de pequeños socios minoritarios de la firma que controlaba Martínez; y el otro era un empleado de Empresa Argentina. “Un día, Martínez apareció en Rosario diciendo: ‘Vendí’. No hubo tiempo de hacer nada. Pero lo que más molesta es que se contrató a un auditor externo que estuvo determinando la totalidad de la deuda, se tomó el compromiso de pagarla y en realidad se trató de una maniobra para ganar tiempo”, relató un ex empleado de la firma que por estos días no puede siquiera pisar los galpones de la calle Carrasco esquina Travesía, de Rosario.
El estudio jurídico que asiste al grupo es el PCG Consulting, de Eduardo Menem y su hijo Adrián Menem, en Capital Federal.
Fuente: Revista Análisis