domingo, 16 de noviembre de 2025

Jáchal frente al silencio oficial: la Asamblea que denuncia una nueva contaminación minera

La Asamblea Jáchal No Se Toca vuelve a alertar sobre una posible contaminación en el dique Cuesta del Viento y acusa a las autoridades de omisión y encubrimiento. Una década de resistencia frente a la megaminería en San Juan
Una década de resistencia en defensa del agua
Desde hace más de una década, en el norte de San Juan, una voz colectiva se mantiene firme frente al avance extractivo. Allí, donde el acuífero de Pampa del Chañar sostiene la vida de todo el pueblo de Jáchal, nació en febrero de 2015 la Asamblea Jáchal No Se Toca, un movimiento que convirtió la defensa del agua en una forma de resistencia persistente y organizada. Primero enfrentaron los derrames de cianuro y mercurio provenientes de la mina Veladero, operada por Barrick Gold en las nacientes del río Jáchal. Luego, ante el abandono estatal, impulsaron causas judiciales y exigieron controles ambientales serios, transparentes. Y en cada embate, la asamblea sostuvo una resistencia civil que, más de una vez, chocó con la represión de los gobiernos.

El origen del nuevo conflicto: miles de peces muertos
La historia continúa. En estos días, la asamblea denunció ante la Justicia que las causas oficiales sobre la muerte de peces en el dique Cuesta del Viento eran falsas. Aportaron pruebas y reclamaron que se investigue una posible contaminación. Para hablar de ello hablamos en Señales, con Saúl Zeballos, integrante del colectivo.

Apenas había terminado su presentación cuando Zeballos retomó la escena donde todo empezó: "La aparición de miles de peces muertos en el dique Cuesta del Viento fue el lunes 3 de noviembre", recordó. Apenas tres días después, el 6 de noviembre, la Secretaría de Ambiente de San Juan difundió –solo por los medios– que la mortandad se debía a "falta de oxígeno disuelto". Nada más. Ningún informe técnico, ninguna explicación ampliada.

Mediciones independientes que contradicen al Gobierno
La asamblea no se quedó con ese anuncio. Se organizaron, contrataron profesionales y el viernes 7 de noviembre pasaron casi todo el día—desde las once de la mañana hasta las siete de la tarde—midiendo el oxígeno disuelto en diferentes puntos del embalse. Los valores que obtuvieron, precisó Zeballos, fueron contundentes: el máximo llegó a 9,16 mg por litro y el mínimo a 7,84 mg por litro. Muy por encima de los 6 mg/l que los pejerreyes —la especie afectada— necesitan para sobrevivir sin problemas. "La falta de oxígeno disuelto no es la causa", afirmó. "Nos están ocultando una contaminación minera."

La denuncia penal y las primeras contradicciones oficiales
Con esa convicción, el martes siguiente se presentaron en la Fiscalía del Juzgado de Jáchal, en la Unidad Fiscal, para formalizar la denuncia penal. Allí se enteraron de que el fiscal ya había iniciado, una semana antes, una investigación de oficio por "envenenamiento de aguas". La Asamblea sumó entonces una declaración testimonial y fotografías que mostraban los valores detectados, tanto máximos como mínimos, además del registro de los profesionales realizando la toma de muestras. Para Zeballos, lo más revelador era la simultaneidad: mientras las mediciones confirmaban niveles óptimos de oxígeno, continuaban apareciendo peces muertos en la orilla. "La causa no es el oxígeno disuelto", insistió.
El riesgo de encubrimiento y un oficio sospechoso
La fiscalía, explicó, debía profundizar la investigación. Y en esa declaración testimonial les recalcaron que si no se realizaban análisis completos del agua, la situación podía derivar en un encubrimiento. Lo "tragicómico", como lo describió, fue descubrir que el 4 de noviembre —el mismo día en que el fiscal abrió la investigación de oficio— la Secretaría de Ambiente había enviado un oficio al Departamento de Hidráulica, responsable de las aguas superficiales y subterráneas de la provincia. Un oficio que, lejos de ser técnico, tenía forma de comunicado periodístico.

El pueblo se moviliza: productores y vecinos exigen controles
La sensación de ocultamiento creció. Al día siguiente, productores locales, dependientes del río Jáchal para sus cultivos y ganadería, convocaron a una manifestación en la plaza pública. Invitaron a la organización y la Asamblea los acompañó. La exigencia era clara: pedirle al intendente que realizara los análisis de agua. No era un pedido caprichoso. Existía una ordenanza, llamada "Agua Segura", que obligaba al municipio a realizar un análisis mensual. Pero, desde que asumió en diciembre de 2023, el intendente Matías Espejo no había realizado ninguno. Tenía a disposición 70 millones de pesos para hacerlo en 2024 y no los usó; tampoco los 123 millones presupuestados para 2025.

"Necesitamos los análisis ahora —explicaron en la plaza— para tranquilizar a la población o para tomar medidas si los resultados salen mal." No se podía seguir abasteciendo a la gente con agua sin saber qué contenía.

Las respuestas del intendente: dilaciones e indignación social
El intendente estuvo presente en la reunión, pero sus respuestas resultaron, según Zeballos, "absolutamente absurdas". Dijo que esperaba contar con resultados para montar una línea de base y luego organizar un monitoreo. La fecha que mencionó —6 de diciembre— despertó indignación. "La mortandad de peces es ahora", le advirtieron. El funcionario, señaló Zeballos, no parecía dimensionar la gravedad del momento.

El mercurio como amenaza histórica
Para la Asamblea, el panorama es claro: en la mina Veladero el proceso de obtención de metal dore —una aleación de oro, plata y otros metales valiosos que muchas veces, aseguran, se contrabandean— se realiza mediante lixiviación con cianuro. De ese mismo proceso surge mercurio, que no puede obtenerse de otra forma. Cuando ocurren derrames, se derraman ambos: cianuro y mercurio. Y este último, remarca Zeballos, es el contaminante más tóxico que ingresa en la cuenca del río Jáchal.

No hablaba en abstracto. Según sus registros, ya llevan confirmados por análisis dieciocho derrames mineros que incluyeron contaminación con mercurio. Recordó incluso que en el primer derrame de Barrick Gold, allá por el año 2000, la abogada de la empresa, Jimena del Valle Daneri, declaró que la compañía y el gobierno provincial habían decidido arrojar hipoclorito de sodio al río para neutralizar el cianuro. Y los análisis del expediente judicial de aquel entonces lo demostraron: cuarenta kilómetros río abajo, un día después, el cianuro ya no aparecía; pero el pico de mercurio sí.
Advertencias globales: la memoria de Minamata
La preocupación de Zeballos no se detiene en el presente; se sostiene sobre antecedentes históricos y alarmas globales. Mientras explicaba la gravedad de la situación, recordó que la contaminación persistente con mercurio no es un fenómeno menor. "Tenemos un antecedente mundial: la bahía de Minamata, en Japón", señaló, evocando aquel caso emblemático donde, durante décadas, la población consumió pequeñas cantidades de mercurio sin saberlo, hasta que la acumulación produjo la enfermedad de Minamata. Por eso, insistió, lo importante hoy no es solo analizar el dique Cuesta del Viento, sino también los ríos que alimentan toda la cuenca.

La propuesta técnica de la Asamblea y el presupuesto ignorado
Ese planteo fue uno de los reclamos que la Asamblea llevó al intendente el día anterior. Allí también se enfrentaron a nuevas excusas: había que definir puntos de muestreo, había que decidir qué elementos analizar. Para cerrar esa puerta, llegaron con un presupuesto completo: un muestreo integral de 14 puntos en aguas de río y 12 puntos en agua de consumo humano, con determinación de todos los elementos relevantes para la situación actual. El costo total era de 27 millones de pesos, y la exigencia era realizarlo de inmediato. Si se hacía recién a mediados de diciembre —como temían que sucediera— todo podría resultar inútil. "Suponemos que esa es la fecha que les ha dado Barrick Gold para estar tranquilos, para que ya no se detecte nada", dijo Zeballos con ironía amarga.

La red hídrica comprometida
La lista de cursos de agua que requiere análisis es amplia y vital: el río Potrerillos, el río Las Taguas, el río La Palca, el río Blanco, el río Jáchal, todos ellos alimentan el dique Cuesta del Viento. Y luego, aguas abajo, la misma agua llega a las zonas cultivables de Jáchal y a diversas poblaciones rurales que dependen de acuíferos conectados a esa misma cuenca.

Metales en el doré y un posible contrabando millonario
Mientras hablaba de las aguas, Zeballos retomó al pasar un dato que había mencionado antes: dentro de los lingotes de metal doré —la aleación de oro y plata que produce la minera— viajan también otros metales preciosos que no se declaran y, por lo tanto, se contrabandean. "Millones que van de regalo", apuntó el periodista. Zeballos asintió: "Totalmente". Y agregó un dato que, aunque no pueden probar, consideran altamente sugestivo: que la empresa que realiza la separación del oro y la plata —una refinadora ubicada fuera de Argentina— no le cobra a Barrick Gold por ese trabajo. Lo que se queda esa refinadora es todo lo que no es oro ni plata. "Muchísimo dinero", remarcó.

El agua que llega a Jáchal: pureza amenazada
La conversación sobre el agua llevó inevitablemente a la pregunta sobre qué bebe hoy la población de Jáchal. Zeballos explicó que, debido a la preocupación creciente desde que Veladero comenzó a extraer metales en 2005, en el año 2010 el gobierno provincial construyó un acueducto para abastecer al centro urbano. Él mismo recordó cómo creció tomando agua del río Jáchal, potabilizada apenas con cloro. Ese río siempre tuvo trazas naturales de oro y arsénico, pero nunca mercurio. El acueducto inaugurado en 2010 trae agua desde la cuenca de Pampa del Chañar —o Acuífero de Huachi, como lo llaman localmente— donde inicialmente se perforaron dos pozos y ahora son tres. El agua viaja por 22 kilómetros hasta el centro de Jáchal. "Esa agua es pura, apta para consumo humano", aclaró. También se clora, pero no contiene metaloides como boro y arsénico ni metales pesados como el mercurio.
El dique sigue arrojando peces muertos
El panorama en el dique, sin embargo, sigue siendo desolador. Zeballos confirmó que hasta el día anterior continuaban apareciendo peces muertos; un vecino incluso envió un video que lo demostraba. La mortandad persiste pese a que ya pasaron doce días desde la aparición de los primeros miles de peces sobre la orilla. Para Zeballos, la gravedad del cuadro hace aún más inexplicable —o más sospechosa— la pasividad municipal. "El intendente tendría que haber tomado la decisión de hacer los análisis el 4 de noviembre, apenas nos enteramos de la situación", señaló. Pero eso no ocurrió. "Es una inutilidad manifiesta con mayúsculas, o una traición manifiesta también con mayúsculas en contra del pueblo de Jáchal por no querer hacer los análisis."
Silencios oficiales y connivencia institucional
Mientras la mortandad de peces persistía y las respuestas oficiales seguían sin aparecer, la Asamblea comenzaba a preguntarse qué podía ocurrir en los próximos días. Zeballos lo dijo sin rodeos: esperaban que se descubriera la verdad. "No es posible que las autoridades provinciales mientan y que las municipales no quieran hacer los análisis", sostuvo. Y para explicar ese mecanismo de silencios, relató que el organismo encargado del agua potable en la provincia, OSE —Obras Sanitarias Sociedad del Estado—, había sido rebautizado irónicamente por la Asamblea como "Ocultamiento Sistemático Sociedad del Estado". A su entender, todas las instituciones provinciales operaban con un mismo objetivo: preservar los intereses de las corporaciones mineras, como Barrick Gold y Shandong Gold, socias en la mina Veladero. No los derechos de quienes habitan la región.

Una ofensiva política contra la Ley de Glaciares
En ese escenario, sostuvo, el avasallamiento de derechos se volvía cotidiano. El gobernador Marcelo Orrego, agregó, impulsa una modificación de la Ley de Glaciares para habilitar más proyectos megamineros en las nacientes de los ríos. "No les conforma haber generado contaminación intermitente con los derrames de Veladero; quieren meter más corporaciones para que contaminen más y nos dejen sin agua", dijo. Y recordó que los pueblos cordilleranos carecen de la abundancia hídrica que caracteriza a regiones como la Mesopotamia. El río Jáchal, explicó, debería traer un caudal normal de 10 metros cúbicos por segundo; en ese momento bajaba con apenas cuatro o cinco. "Peor si lo contaminan y peor si ocultan los derrames", afirmó.

La impunidad histórica de la megaminería
La memoria reciente del pueblo lo confirma. En septiembre de 2015, relató Zeballos, un técnico llamado Saúl Fabián Díaz firmó un análisis que indicaba cianuro cero en todos los puntos de muestreo. Fue recién cuando la Asamblea logró que el intendente de entonces encargara un estudio a la Universidad Nacional de Mendoza —cuyos resultados hicieron públicos— que aparecieron los metales pesados en exceso. Solo entonces Barrick Gold aportó los análisis reales: cianuro libre, cianuro total, mercurio total, y toda la contaminación hasta entonces silenciada. Aquella no fue la única omisión. La misma empresa y el gobierno de la provincia ocultaron el segundo derrame de 2016 durante una semana, y también el tercero, en marzo de 2017. Los tres episodios fueron confirmados por la propia minera y por las autoridades provinciales. Y aun así, Veladero continuó operando sin obstáculos.

Zeballos recordó que el propio Código de Minería, en su artículo 274 inciso E, establece que una mina debe ser cerrada de manera definitiva ante tres violaciones o accidentes graves. Para la Asamblea, la situación es clara: Barrick Gold incumple ese código, como también la Ley de Residuos Peligrosos, la Ley de Glaciares y la Ley General del Ambiente. "Es una corporación minera ilegal que desarrolla su actividad acá, y todos los organismos miran para otro lado", afirmó. En San Juan, nadie fue condenado por el derrame de septiembre de 2015.

La causa judicial que prescribió y la lucha por reabrirla
La causa judicial tampoco avanzó como esperaban. El juicio oral en Comodoro Py debía realizarse este año, bajo la responsabilidad de la jueza María Romilda Servini, quien recibió el expediente en 2018, luego de que el juez Casanello completara la instrucción y procesara a funcionarios. Nada ocurrió en esos seis años. Hace pocos meses, Servini declaró la prescripción de la causa. El abogado ad honorem de la Asamblea, Enrique Viale, trabaja ahora para que el tribunal de alzada revierta la decisión y permita finalmente la realización del juicio. "Acá hay impunidad garantizada para las corporaciones megamineras", lamentó Zeballos.

Un país que debate la Ley de Glaciares mientras crece el extractivismo
El debate sobre la Ley de Glaciares cobró todavía más relevancia cuando, el día anterior, el ministro del Interior, Diego Santilli, visitó la región de Cuyo y fue consultado por la prensa. Santilli se mostró cauteloso: dijo que era un reclamo de los gobernadores y que debía discutirse cuidando el ambiente, pero permitiendo producir. Afirmó que el potencial minero del país era enorme y que el debate se daría en el Congreso, aunque sin fecha ni borrador definido. Como ejemplo, mencionó lo que obtiene Chile en exportaciones —más de 40.000 millones de dólares— frente a los 4.000 millones de Argentina. El tema, afirmó, está en la agenda nacional y provincial.

"No hay grieta en la defensa de las corporaciones": la denuncia política
Para Zeballos, esa coincidencia política es reveladora. "En la protección a las corporaciones megamineras no hay grieta", aseguró. Presidente, gobernador e intendente —de distintos partidos— actuaban, en su opinión, como socios. Y en ninguna de esas discusiones aparecían las comunidades. "Esa modificación de la ley es a costa de nuestros derechos, a costa de pueblos sacrificables", dijo. Con 25.000 habitantes, Jáchal quizá no parezca importante para los grandes poderes, pero para quienes nacieron allí, seguir viviendo en su tierra es un derecho adquirido mucho antes que la llegada de cualquier corporación minera.

Una voz que persiste en medio de tanto silencio oficial, la voz de la Asamblea Jáchal No Se Toca continuara sosteniendo la memoria del agua.

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