miércoles, 19 de noviembre de 2025

El Gobierno acelera el ajuste en Radio y Televisión Argentina y relanza un plan de retiros voluntarios

El Gobierno de Javier Milei avanza en una profunda reestructuración de Radio y Televisión Argentina y ultima los detalles de un nuevo plan de retiros voluntarios que abrirá en los próximos días, con el objetivo de reducir de manera significativa la plantilla de alrededor de 2400 trabajadores entre la TV Pública y Radio Nacional. La iniciativa forma parte del proceso de "achique y modernización" que la Casa Rosada impulsa desde el inicio de la gestión, y podría derivar en nuevas depuraciones antes de fin de año.
Radio y Televisión Argentina (RTA) es una Sociedad Anónima Unipersonal que tiene a su cargo la gestión de Televisión Pública, Radio Nacional, Canal 12 TV Pública Regional y el servicio Radiodifusión Argentina al Exterior.
La medida será instrumentada por Javier Lanari, titular de la Secretaría de Medios y Comunicación, que tras los últimos cambios quedó bajo la órbita del jefe de Gabinete, Manuel Adorni. Su desembarco coincidió con un reordenamiento interno para acelerar decisiones que, según reconocen en el Gobierno, "se demoraron más de lo previsto".

Hoy, la TV Pública tiene unos 1300 empleados y Radio Nacional cuenta con cerca de 1100. Según el Ejecutivo, estos números reflejan un "crecimiento desproporcionado" durante las gestiones kirchneristas. Sin embargo, la comparación oficial —que equipara la dotación de Radio Nacional con la de Radio Mitre— es cuestionada: Mitre tiene alrededor de 300 trabajadores concentrados en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que Radio Nacional administra 57 emisoras distribuidas en todo el país y opera además el sistema de Radiodifusión Argentina al Exterior (RAE). La emisora cabecera del sistema es LRA1 Buenos Aires, que articula la red de transmisión federal.

Pese a estas diferencias estructurales, el Gobierno mantiene la decisión de avanzar en un esquema de retiros voluntarios, cuyos montos serán "acordes al rango y a la antigüedad". El número final de la reducción se mantiene en reserva.

Un operativo demorado y una intervención que buscará estirarse
La apertura del plan depende de que la nueva Secretaría sea formalmente habilitada por decreto, algo que en el Ejecutivo esperan completar en los próximos días. Con ese paso cumplido, la implementación quedará en manos del interventor de los medios, Carlos Curci —exvocero de la Sociedad Rural—, quien asumió en julio tras la salida de Eduardo González, un funcionario de la órbita de Diego Chaher, responsable de los planes de privatización.

La intervención, aplicada desde el inicio del gobierno libertario, deberá renovarse nuevamente en febrero. Al tratarse de la segunda prórroga, el Gobierno necesitará justificarla ante los organismos de control. "Queremos mantener el control para normalizar", insisten en Casa Rosada. La falta de avances durante la gestión de González y de Héctor Caballero en Radio Nacional todavía genera malestar interno: "Se perdió mucho tiempo con ellos", afirman.

El desembarco de Curci se complementó con el nombramiento de Bárbara Pintelos en la Subsecretaría de Medios. De perfil técnico y formación económica —sin experiencia en comunicación—, fue seleccionada, según fuentes oficiales, por su capacidad para "ordenar y achicar".
Está claro que la "reorganización" – término que tanto usan y que remite a la época más oscura de nuestra Historia – es para este gobierno el vaciamiento del Estado. En este caso, de la radio pública que garantiza la soberanía informativa, la identidad cultural y el desarrollo económico de nuestra Patria, dijo la FATPren, en julio del 2024
El impacto ya visible en la red federal
Más allá del plan de retiros, los cambios en Radio Nacional ya son perceptibles en el aire. Por decisión del Gobierno, numerosas señales de FM de la red federal fueron transformadas en repetidoras de contenidos producidos desde Buenos Aires, lo que redujo drásticamente la generación de información local y desconectó a las emisoras de sus comunidades de referencia.

A esto se suma la eliminación de las redes sociales de cada radio local, que hasta entonces permitían difundir noticias de la región, mantener vínculo con oyentes y producir contenidos propios. Trabajadores y exdirectivos advierten que estos recortes comprometen la función federal del sistema público, cuya misión histórica es garantizar presencia informativa en todo el territorio, especialmente en zonas donde no operan emisoras privadas.

Hacia una pantalla "más competitiva" y el fantasma de la privatización
En paralelo, el Gobierno trabaja en un cambio integral de imagen para la TV Pública, con modificaciones gráficas, tipográficas y de programación. "Queremos una pantalla más entretenida y competitiva con los canales privados", repiten en el Ejecutivo.

Solo después de estabilizar la estructura y el presupuesto, señalan, se reactivaría la discusión sobre una eventual privatización, una posibilidad que el oficialismo dejó trascender en distintas oportunidades pero que aún no tiene plazos definidos.

Con sindicatos en alerta y dudas sobre el alcance real del ajuste, la apertura del retiro voluntario marcará un punto de inflexión en el sistema de medios estatales: una red federal históricamente orientada a garantizar acceso a la información pública en todo el país enfrenta, probablemente, la mayor transformación desde su creación.

"Defender Radio Nacional es defender el federalismo": las provincias hablan en silencio
El miércoles 19 de febrero amaneció con un murmullo inquieto en las emisoras de Radio Nacional del interior. En varias redacciones, los periodistas llegaban a sus turnos para descubrir que la grilla local —esa que durante décadas fue la voz cotidiana de cada comunidad— había sido reemplazada por una única señal: la programación porteña que bajaba, incesante, desde Buenos Aires. Para muchos, fue un apagón que no necesitó cortar la luz: alcanzó con silenciar lo propio.

Ese mismo día, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPren) salió a denunciar lo que describió como un proceso acelerado de centralización dentro de RTA SE. El comunicado, difundido al mediodía, no hizo rodeos. Era un rechazo "enérgico" a la decisión de convertir todas las FM provinciales de Radio Nacional en repetidoras de la grilla capitalina. Una medida que, advirtieron, venía acompañada por otro proceso silencioso: las AM, desde hacía meses, también perdían espacio local en favor de contenidos producidos en Buenos Aires.

En los estudios de las radios provinciales, esa preocupación tenía rostro. Conductores que hasta hace semanas abrían micrófonos para hablar de la sequía, de los conflictos municipales o de una fiesta patronal, ahora debían limitarse a monitorear una señal lejana, ajena. "Las emisoras no son meros transmisores", insistió FATPren en el pasaje más citado del comunicado. "Son espacios construidos durante décadas para garantizar información pública de proximidad." En otras palabras: no basta con que el sonido llegue; importa quién lo produce, desde dónde y para quién.

La identidad regional, arrinconada
La federación alertó que la decisión de RTA SE arrastra consigo algo más profundo que un cambio de programación: el desplazamiento de las identidades culturales de cada región. En vez de la multiplicidad de voces que caracterizó históricamente a Radio Nacional, se impone —dicen— una sola agenda, "vertical y porteñocéntrica".

En las provincias, esa sensación se convirtió en una mezcla de extrañeza y desarraigo. Las mañanas ya no abrían con el parte del río, la actualización del clima en la montaña o la noticia del club de barrio. Todo eso cedió ante la marea de una ciudad que, aunque capital, está lejos de representar la vida cotidiana de los millones que habitan el resto del país.

Recortes, vaciamiento y micrófonos apagados
La denuncia de FATPren también enumeró una serie de decisiones que, según sostienen, profundizan el vaciamiento de la radio pública federal. Bajas salariales sin negociación, reducción de equipos, suspensión de horas extras —que dejó a varias provincias sin programación los fines de semana o feriados— y el fin de las transmisiones deportivas locales, uno de los últimos bastiones del relato propio.

En más de una emisora, el silencio del domingo fue más que simbólico: fue la señal evidente de que algo se estaba apagando en la estructura de la radio pública.

"La ciudadanía tiene derecho a informarse sobre lo que sucede en su propio territorio", recordó la federación, reforzando un principio que, para los trabajadores, está en el corazón de los medios públicos: la pluralidad y el acceso a información federal.

Un pedido urgente y un llamado al país
Por eso, FATPren exigió la inmediata revisión de la medida y la restitución de todos los espacios locales eliminados. El cierre del comunicado condensó el espíritu de la protesta y la preocupación que recorre al interior del país: "El país no se construye desde un solo punto del mapa."

Al caer la tarde, mientras las repetidoras seguían transmitiendo la señal porteña sin interrupciones, muchos trabajadores de Radio Nacional en el interior repetían la frase que dio título al documento y que, para ellos, es más que una consigna gremial: Defender Radio Nacional es defender el federalismo, la cultura y el derecho a la información de cada comunidad argentina.

Otras Señales

Quizás también le interese: